Me encontraba en casa de Carly, ayudándola con los preparativos de la boda, ya que había prometido que lo haría y ahora no podía echarme atrás. Laia también estaba allí, contándonos los últimos cotilleos de los vecinos del barrio, como siempre, mi amiga y yo no le echábamos mucha cuenta.
Había sido una gran noche, me lo había pasado realmente bien, me había hartado de bailar, de beber y de reír.Estábamos en la puerta de la discoteca, esperando a que vinieran a recogernos, Laia había llamado a su marido para que viniese, pero él parecía estar ya acostado y tenía que madrugar al día siguiente, así que estaba descartado, Paul (el futuro marido de Carly) también había salido por ahí con unos amigos y no escuchaba el móvil, así que tan sólo nos quedaba esperar a un taxi, pero no parecía haber ni un maldito taxi aquel día.Laia se puso a charlar con Charlotte sobre la increíble noche que habíamos tenido y por supuesto le daba las gracias por invitarnos a las copas, y demásEn ese momento, en el que Carly y yo hablábamos sobre la resaca que tendríamos al día siguien
David había vuelto a marcharse, ya llevaba casi una semana fuera, pero no me importaba, pues tenía trabajo, y me sentía realmente realizada con él, aunque aún echaba de menos sentirme deseada, ya que llevaba semanas sin hacerlo con mi novio. Cuando trabajada de estríper no necesitaba el sexo tanto como algunas mujeres, ya que, al sentirme deseada por los clientes, podía cubrir esa necesidad u olvidarme de ella, pero en aquel momento, no tenía nada de eso.Aquella mañana de duro trabajo, fue bastante productiva, me dio tiempo a terminar de pintar y decorar una cuna, y a ponerme con una mecedora que había pintado en tono azul intenso y planeaba decorar con un blanco perlado. Pero no llegué a hacerlo, pues unos gritos en el porche de la casa me hicieron salir del taller, y caminar hacia aquel punto, preocupada por lo que podía estar sucediendo, ya que Jaume, el hermano
No había vuelto a mencionar el tema de las drogas con Jaume, ya que quería dejar aquel tema enterrado, aunque sabía que sería difícil, pues él opinaba que debía hacerlo público para darles un escarmiento, pero yo tenía mis propias razones, no quería que David se enterase de aquello, quería evitar sus miradas, sus preguntas, todo aquello.Así que tan sólo lo hice a un lado, como solía hacer cuando algo me molestaba.Aquel día trabajábamos en el taller, duramente, yo estaba terminando de decorar una puerta y Jaume, bueno, él estaba como siempre, inmerso en su trabajo y sin prestar atención a nada que no fuese su trabajo, sin prestar apenas atención al terrible calor que hacía.Me sequé el sudor de la frente con el brazo y continué dibujando aquellas flores rojas en el fondo blanco, mientras é
Cuando terminamos el trabajo, aquel día, casi había anochecido. Cogí mi bolsa y comencé a caminar hacia casa, pues no estábamos tan lejos de la urbanización después de todo, a aproximadamente 1 hora andando.¿quieres que te lleve? – Preguntó él, mientras dejaba el mandril sobre la mesa de trabajo y me miraba preocupado – hoy es un poco tarde, puedo llevarte, si quieres.Solo si tienes que ir para ver a tu hermana o algo. – le dije, admirando como él negaba con la cabeza, en señal de que no tenía que hacer ningún recado cerca de mi casa. - Entonces caminaré.Cuando llegué a casa, ya eran cerca de las once, pero no me preocupaba, puesto que David no estaba y no tenía prisa por comer pronto. Aunque, tan pronto como entré en la casa y vi a David cruzado de brazos frente a mí,
Apenas eran las 8 de la tarde y ya habíamos terminado. No me apetecía volver a casa, pues sabía que David seguiría dándome la paliza sobre aquel trabajo que había aceptado, lo sabía muy bien.¿Te vas ya? – Preguntó hacia mí, mientras yo asentía. No iba a ir a casa, por el contrario, quería aprovechar y coger el toro por los cuernos. Es decir, llevaba varios días pensando en ir al club, pero siempre me acobardaba y me ponía mil escusas por las que no podía ir. Así que aquel día parecía ser el día perfecto. – entonces te llevo, tengo que ir a llevarle a mi hermana…No voy a casa – le corté, mientras él me miraba divertido y se acercaba a mí un poco más – tengo que pasarme por el pueblo.Tengo que pasar por allí de camino a…- comenzó
Seguía montada en el coche junto a él, mientras conducía hacia casa, cuando mi móvil comenzó a sonar, haciendo que lo cogiese y le rogase que se mantuviese en silencio, ya que aún no había podido contarles a mis amigas que estaba trabajando para Jaume…Isa ¿dónde estás? – Preguntaba Laia, parecía que se escuchaba mucho jaleo por detrás de ella.Cerca de casaVente, estamos en el club de Charlotte – comenzó, mientras yo le aseguraba que iría y colgaba el teléfono.¿puedes llevarme al club de Charlotte? – rogó, mientras él sonreía divertido.Por lo que parece no te has cansado de bailar.Reí al escuchar su broma, haciendo que me diese cuenta de algo, era la primera vez que reía desde hace mucho, desde que David y yo estábamos en aque
Al despertar aquella mañana me percaté de que no me encontraba en casa, tampoco en casa de mi vecina Laia, era un lugar que no podía reconocer. Estaba recostada sobre una reconfortarle cama, mientras el sol me alumbraba, indicándome que ya era hora de despertar.Me levanté despacio, percatándome de que estaba un poco mareada y tenía nauseas, sin lugar a dudas a causa de las cantidades inmensurables que había ingerido de alcohol, la noche anterior. Miré hacia un lado de la habitación, admirando como unas gachas de avenas se hallaban sobre la mesita junto a la cama. Fue en ese justo momento en el que me percaté de que tenía hambre.Caminé hacia la mesa, me senté en la silla y comencé a devorar la comida.Aún no sabía dónde estaba, ni quien había sido la persona que había preparado aquel manjar para mí, ni
Llevaba una semana sin ir a trabajar, ya que David no me dejaba hacerlo y tenía miedo de que volviese a pagar sus celos con Jaume. No comprendía que le sucedía, él no era así para nada, pero se había convertido en alguien diferente en los últimos meses.Aquella tarde David llegó temprano del trabajo, más temprano de lo habitual, me dispuse a hacer como si nada hubiese pasado entre nosotros, a fingir que todo estaba bien. Así que corrí a la puerta, observando cómo me cogía del brazo al llegar hasta mí, y me acercaba a él, para luego sacar su teléfono móvil y ponerlo frente a mi cara.Explícame ¿qué es esto? – Preguntó, haciendo que prestase atención hacia la pantalla del celular, y descubriese una fotografía donde había una mujer sin ropa, bailando sobre un escenario, con un anti