Apenas eran las 8 de la tarde y ya habíamos terminado. No me apetecía volver a casa, pues sabía que David seguiría dándome la paliza sobre aquel trabajo que había aceptado, lo sabía muy bien.
Seguía montada en el coche junto a él, mientras conducía hacia casa, cuando mi móvil comenzó a sonar, haciendo que lo cogiese y le rogase que se mantuviese en silencio, ya que aún no había podido contarles a mis amigas que estaba trabajando para Jaume…Isa ¿dónde estás? – Preguntaba Laia, parecía que se escuchaba mucho jaleo por detrás de ella.Cerca de casaVente, estamos en el club de Charlotte – comenzó, mientras yo le aseguraba que iría y colgaba el teléfono.¿puedes llevarme al club de Charlotte? – rogó, mientras él sonreía divertido.Por lo que parece no te has cansado de bailar.Reí al escuchar su broma, haciendo que me diese cuenta de algo, era la primera vez que reía desde hace mucho, desde que David y yo estábamos en aque
Al despertar aquella mañana me percaté de que no me encontraba en casa, tampoco en casa de mi vecina Laia, era un lugar que no podía reconocer. Estaba recostada sobre una reconfortarle cama, mientras el sol me alumbraba, indicándome que ya era hora de despertar.Me levanté despacio, percatándome de que estaba un poco mareada y tenía nauseas, sin lugar a dudas a causa de las cantidades inmensurables que había ingerido de alcohol, la noche anterior. Miré hacia un lado de la habitación, admirando como unas gachas de avenas se hallaban sobre la mesita junto a la cama. Fue en ese justo momento en el que me percaté de que tenía hambre.Caminé hacia la mesa, me senté en la silla y comencé a devorar la comida.Aún no sabía dónde estaba, ni quien había sido la persona que había preparado aquel manjar para mí, ni
Llevaba una semana sin ir a trabajar, ya que David no me dejaba hacerlo y tenía miedo de que volviese a pagar sus celos con Jaume. No comprendía que le sucedía, él no era así para nada, pero se había convertido en alguien diferente en los últimos meses.Aquella tarde David llegó temprano del trabajo, más temprano de lo habitual, me dispuse a hacer como si nada hubiese pasado entre nosotros, a fingir que todo estaba bien. Así que corrí a la puerta, observando cómo me cogía del brazo al llegar hasta mí, y me acercaba a él, para luego sacar su teléfono móvil y ponerlo frente a mi cara.Explícame ¿qué es esto? – Preguntó, haciendo que prestase atención hacia la pantalla del celular, y descubriese una fotografía donde había una mujer sin ropa, bailando sobre un escenario, con un anti
Estaba en casa, aburrida, como un día más, pues de costumbre David estaba de viaje, y ahora sabía que no era por trabajo, pero aun así no me importaba, estaba mucho más tranquila con él fuera que cuando estaba en casa. Quizás estuviese pensando en dejarme, quizás… Y Jaume… aún no podía quitarme de la cabeza aquel beso, aunque intentaba no pensar demasiado en ello.Me levanté del sillón cansada de pensar en todo aquello y sacudí la cabeza, intentando alejar todos aquellos pensamientos de mi cabeza.Tenía que hacer algo para evitar volverme una paranoica, tenía que alejarme de aquella casa, y a algún lugar en el que no pudiera pensar en él, un lugar en el que no pudiera llamarle como una loca.Me asomé a la ventana, descubriendo a Jaume junto a mi casa, al parecer estaba dejando una
Jaume no había vuelto a casa, comí sola, aquella deliciosa sopa de pescado, aunque sin poder mojar pan en ella.Me encontraba en el porche, sobre la mecedora, mirando hacia la luna que se reflejaba sobre el agua del lago, cuando escuché la camioneta de Jaume.No entendía que era lo que le había llevado tanto tiempo, no entendía por qué no había vuelto a casa, tan sólo había ido a por pan, ¿qué le había retenido tanto tiempo?Me levanté y caminé hacia él, que seguía metido dentro de la camioneta, aunque ya había apagado el motor, pero parecía que no quería salir de allí.Levanté el brazo, intentando que los focos no me encandilasen, y le llamé.Jaume – le llamé, mientras corría hacia el coche, abriendo la puerta del piloto y encontrándole all&ia
Aquella noche estábamos de celebración, pues era el cumpleaños de Laia, y tanto ella como Josh, como el resto de nuestros amigos estaban allí.Jaume estaba mucho mejor con sus heridas, y como de costumbre no me dejaba que me acercase demasiado, aun así, solía fingir que no me importaba.Achuché a Laia al verla aparecer junto a JoshNo teníais que haberos molestado – decía hacia mí, mientras volvía la vista para buscar a su hermano, encontrándolo junto al taller, tonteando con una de las hijas del panadero. Eso volvería a traerle problemas con su padre, pensaba mi amiga. - por cierto, tengo que hablar contigo – dijo volviendo la vista hacia mí – he oído que David volverá la semana que viene.¿cómo te has enterado?Uno de los chicos de comisaría se lo dijo a Josh.
Casi había anochecido, aquella misma noche, podía escuchar a Jaume despidiendo a los invitados, mantenía los ojos cerrados mientras mi cuerpo miraba el lago, por la parte trasera de la casa.Había refrescado, podía sentir el frío sobre mí.Él venía hacia mí, podía escuchar sus pasos, y eso me aterraba, que pudiese reprocharme el haber estado a punto de estropear el día de su hermana. Sinceramente, no quería que la única persona que me quedaba se alejase de mí también, ya me sentía demasiado sola en aquel momento.Lo siento…- comencé, al mismo tiempo que él hablaba.¿Te apetece ir a dar una vuelta? – Preguntó mientras señalaba hacia el bote que él mismo había construido.¿no es peligroso navegar de noche? – Pregunté, mientras &e
Habían pasado dos días desde el regreso de David, y todo se había ido al cuerno con él. Era imposible mantener una conversación con él sin que acabáramos lanzándonos los trastos a la cabeza.Necesitaba dejar de sentir eso, necesitaba volver al lago, al único lugar donde todo parecía solucionarse, al único lugar que me traía paz en aquel momento.Apenas eran las seis de la mañana, cuando salí a caminar, sabía que no podía ir hacia el lago en coche, pues no tenía uno que manejar, así que tan sólo podía caminar.Casi una hora después llegaba hasta su casa, su coche estaba allí, así que él aún estaba allí.Estaba cortando leña, como de costumbre. Miró hacia mí al verme aparecer sola, y sudando, podía intuir que había venido caminand