Nadando hacia lo desconocido. Transformación.
Sobre las templadas aguas del río, un cisne blanco se encuentra, nadando en la espesura de la noche, sintiendo la tenue llamada de la luna.
Solo los patos miran hacia ella con indiferencia, pues el resto de aves están expectantes, saben que algo se acerca, pueden intuirlo, aunque no sepan lo que está por llegar.
El majestuoso cisne enerva la cabeza, y dirige su mirada hacia la luna, admirando toda su belleza, todo su esplendor, dándose cuenta de que ya ha sentido su presencia con anterioridad, aunque no puede recordar en que momento sucedió.
Levanta el ala, tranquilo, sosegado, intentando alcanzar aquella hermosa circunferencia, casi tan clara como sus propias plumas, cuando algo ocurre, algo que hace que todos presten toda su atención a lo que acontece a continuación.
Un resplandor aparece en el lago, una luz resplandeciente que emana directamente de aquel extraño cisne, que hace que todos a su alrededor bajen la cabeza y tapen sus ojos con temor, mientras algo sucede dentro de tan maravilloso ave, comienza la transformación.
Sus patas se alargan y se ensanchan hasta llegar a ser piernas humanas, sus alas se estiran y cambian hasta convertirse en bellos brazos de mujer, su cuerpo crece y se transforma, dando forma, despacio, a aquella hermosa mujer, que ha sido condenada a vivir en el cuerpo de un cisne, eternamente.
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CAPÍTULO 1 – FINGIENDO
David había vuelto, aunque no lo había hecho sólo: se había traído consigo a su ex mujer y ahora dormía en el cuarto de invitados. Su explicación fue sencilla para él y complicada para mí: Rachel estaba enferma y le necesitaba, no podía dejarla de lado, después de todo era parte de su familia, o así lo sentía él.
Los días en aquella casa eran cada vez más difíciles, sobre todo después de saber que no podía salir de casa, pues tenía que vigilar a Rachel y cuidar de ella cuando David no estaba, cosa que me estaba consumiendo más y más cada día.
Aquello me estaba matando, ver como él llegaba a casa e iba al cuarto de su ex mujer a desearle buenas noches para luego venir a acostarse a mi lado, como quien cuida de un niño pequeño… eso me estaba desgarrando cada vez más.
Parecía imposible seguir adelante, ya no me quedaba nada por lo que seguir. Seguía fingiendo que todo iba bien, pero eso era todo: mentiras.
Solía llorar casi todas las noches, encerrada en el baño, cuando me bañaba y mantenía el grifo encendido para que nadie pudiese escucharme.
Cuando el timbre sonó en aquella tarde soleada, un hilo de esperanza apareció en mi aburrida vida. Dejé la revista sobre el sofá, y miré a Rachel, que estaba entretenida tejiendo una bufanda para David, y me encaminé hacia la puerta.
Era Laia, que parecía agradecida de verme al fin, ya que desde que Rachel había llegado a aquella casa, no tenía tiempo de salir con otras personas, tan sólo me quedaba a cuidar de ella.
David llegó a penas unas horas más tarde, cuando preparaba la comida para el día siguiente, y Rachel seguía en el sofá, mirando hacia la nada, sonriendo como una tonta.
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Me puse un bello vestido aquella noche, porque seamos sinceros, esperaba encontrarle a él allí, pero cuando llegamos allí, él no estaba.
Y pasamos una noche de lo más aburrida, mientras todas las miradas se fijaban en Rachel y ella hacia todo lo posible por hablar con todos e importunarme. Sabía que no lo hacía adrede, pero en aquellos días todo sobre aquel asunto me molestaba, mirarla y ver que respiraba a mi lado me molestaba.
Aquella noche estaba realmente molesta, y me enervé más cuando a las once de la noche, David, se despedía de nuestros vecinos y el resto de invitados, porque fingía que estábamos cansados.
Estaba claro que montaría un número cuando llegásemos a casa, y quería evitarlo, sabía que si volvía a discutir con él aquello se acabaría, sabía que, si volvíamos a hablar del tema y él volvía a anteponer a su ex mujer a mí, le abandonaría, porque estaba harta de fingir que todo iba bien, estaba harta de ser su segundo plato cuando para Jaume siempre sería el primero.
PLUF
Le crucé la cara sin pensármelo dos veces, haciendo que la mujer se tambalease y cayese hacia un lado, y que David la agarrase para evitar que llegase al suelo.
La sentó sobre el sofá, mientras miraba a su cachete colorado, para luego levantar la vista hacia mí con odio.
Esa mirada bastó para que me diese cuenta de que él nunca volvería a ser mi David, nunca se casaría conmigo, o si lo hacía nunca dejaría de ser el hombre de Rachel, aunque ya no estuviesen casados, nunca dejaría de cuidar de ella, yo nunca sería su mujer de nuevo, nunca volvería a ser lo más importante para él.
Tragué saliva dolida, mientras mil lágrimas salían por mis mejillas
Un trueno a las afueras de la casa me indicó que había tormenta, ahora comprendía porque Laia había hecho la barbacoa bajo el techo del jardín.
Negué con la cabeza, para indicarle que no quería hacerlo, mientras miles de lágrimas se arremolinaban, deseosas de salir por mis ojos.
CAPITULO 2 – Sin nadie a quien acudir.Corrí bajo la lluvia, mientras sentía como esta me empapaba, como los truenos resonaban a mi alrededor, como mis lágrimas se perdían entre las gotas de agua que caían sobre mi rostro, al mismo tiempo que dejaba mi dolor atrás con cada paso.Corrí más y más rápido, intentando que todo el dolor se marcharse, pero no parecía estar lográndolo.No tenía a donde ir, lo sabía muy bien, no tenía lugar alguna en el que resguardarme, ya que Carly estaba de viaje de novios, y tampoco me parecía oportuno molestarla con mis problemas. En cuanto a Laia, era demasiado independiente y chismosa como para explicarle lo que me había pasado, sin lugar a dudas lo comentaría con el resto de la gente a la que conocíamos, y no me apetecía mucho ser el hazmerreír de nuestro grupo,
Fue un día de lo más agotador, y para mi sorpresa, no volví a verle aparecer. Igual se había marchado.Caminé hacia la salida, encontrando en el aparcamiento a Chris, junto a Jess, sin lugar a dudas tendrían algo, eso fue lo que pensé al verlos allí juntos, pero no tenía nada que ver con aquello, como me enteré después, el tipo de relación que tenían era tan sólo profesional, aunque sabía muy bien que Jess pretendía que fuesen mucho más.Proseguí mi camino, calle abajo, hacia la casa de Carly, dejando el pub atrás, caminando por la acera de aquella larga avenida, hacia la urbanización, admirando como a mitad de camino, un coche se paraba justo al lado, y me pitaba.Sube – comenzó Jaume, mientras yo le miraba sin comprender, al mismo tiempo que escuchaba los truenos, indicando que la tormenta
Pasé la noche en casa de Charlotte, que muy amablemente me ofreció la casa de arriba, que solía alquilar a veraneantes. De momento solo me quedaría hasta que encontrase el valor necesario de enfrentar a David, de dejarle y volver a casa, a Colombia. Pero rápidamente los días se convirtieron en semanas, y en la tercera semana de estar allí, mi amiga me dijo que me descontaría el alquiler del sueldo. No me negué, pues era lo justo.Aquella noche se me estaba haciendo especialmente difícil, ya que trabajaba fuera de la barra, pues no había demasiada gente, y tenía que recoger los vasos de las mesas.Jaume y sus amigos acababan de llegar, pero yo estaba totalmente ajena a esto, tan sólo seguía haciendo mi trabajo, mientras ellos pedían unas copas en la barra.Tienes que hacerme un descuento – rogaba hacia Charlotte, que en aquel momento
Capítulo 6 – Secreto.De camino a casa, en el coche, junto a Charlotte, mantenía la mirada fija en la lluvia que caía de nuevo, sobre la acera, cuando mi amiga comenzó a hablar sobre aquello que temía que hiciese.Entonces… ¿ha pasado algo con David? – preguntó, mientras yo dejaba de prestar atención al asfalto y miraba hacia ella.Es complicado – comencé, haciendo que ella me prestase toda su atención – él ha cambiado demasiado.Ya no estás segura de querer casarte ¿no?Eso es, necesito tiempo para…Puedes quedarte en casa el tiempo que necesites – aclaró – y tranquila, no se lo diré a las chicas – me tranquilizó, haciendo que mirase hacia ella agradecida – Por cierto – añadió, con curiosidad, haciendo que volviese a mi
Capítulo 8 – Miradas.Cuando salí de su habitación la partida de la wii ya había empezado, todos estaban impacientes por que les tocase el turno de jugar a aquel divertido juego de baile que él había comprado.Charlotte bailaba junto a Jaume, con su mando, intentando seguir los pasos de baile, pero Jaume era mucho mejor que ella, eso estaba claro.Has hecho trampa – comenzó hacia Jaume, mientras este sonreía, tan pronto como había terminado el baile y se había percatado de que había perdido por diez puntos.Isabel – me llamó, haciendo que todos mirasen hacia mí, y yo mirase hacia él sin comprender que era lo que quería de mí – es tu turno.Caminé hacia ellos, con desgana, para luego agarrar el mando que mi amiga me daba, y comenzar a bailar frente a ellos. La verdad es que aqu
CAPÍTULO 10– ABRIENDO LAS ALAS.Intenté calmarme, intentando no pensar en lo que acababa de escuchar. No me preocupaba que David me estuviese buscando, no, aquello había quedado en segundo plano, me asustaba que él estuviese enamorado de mí, porque no quería hacerle daño y sabía que el amor tan sólo traía eso, dolor.Él te está buscando – comenzó, entrando en la habitación, mientras me lanzaba mi vestido, ya seco – vístete, te llevaré a casa.Negué con la cabeza, mirando hacia él, con el vestido en la mano, mientras él me miraba lleno de reproches.Es culpa mía, por involucrarme con mujeres que tienen dueño – me espetó, mientras caminaba hacia él y levantaba la mano para cruzarle la cara, pero me agarró antes de que lo hubiese hech
En las últimas semanas las cosas habían cambiado bastante. Para empezar, David y yo ya habíamos hablado sobre lo nuestro, o al menos, lo habíamos intentado, porque aún no habíamos decidido que era lo que íbamos a hacer con nuestra relación, aunque yo tenía bastante claro que lo mío con él ya no tenía arreglo.En cuanto al otro gran asunto: Rachel, David la había internado en un famoso centro de ayuda, no lejos de la urbanización, pues pretendía seguir visitándola, aunque había comprendido que vivir con nosotros no había sido una buena idea.No paraba de rogarme que volviese a casa, de prometerme que Rachel no se metería en medio de nosotros jamás, pero yo ya no podía creerle, ya no me importaba.Lo cierto es que me importaba un bledo que Rachel ya no estuviese allí, ya no me importab
Capítulo 13 – El final de la noche.Me paré al lado de la barra, justo donde estaba la pared, al lado de los baños, y apoyé mi cabeza sobre ella, intentando pensar con claridad, despejar la mente, alejar todos aquellos pensamientos sobre Jaume de mi mente, pues no quería volver a recordarle rodeado de chicas, pues aquello dañaba enormemente mi corazón.Entonces algo totalmente sorprendente para mí sucedió, alguien me agarró de la mano, y tiró de mí hacia el pasillo que daba a los manos, mientras avanzaba entre la multitud pude darme cuenta de quien era, pero no hice nada para detenerle, tan sólo quería saber que era lo que tenía que decirme. Me metió en el baño de los hombres, haciendo que varios chicos que se hallaban allí dentro se quejasen al sentir la presencia de una mujer, pero lejos de disgustarse o de responder, &e