Fue un día de lo más agotador, y para mi sorpresa, no volví a verle aparecer. Igual se había marchado.
Caminé hacia la salida, encontrando en el aparcamiento a Chris, junto a Jess, sin lugar a dudas tendrían algo, eso fue lo que pensé al verlos allí juntos, pero no tenía nada que ver con aquello, como me enteré después, el tipo de relación que tenían era tan sólo profesional, aunque sabía muy bien que Jess pretendía que fuesen mucho más.
Proseguí mi camino, calle abajo, hacia la casa de Carly, dejando el pub atrás, caminando por la acera de aquella larga avenida, hacia la urbanización, admirando como a mitad de camino, un coche se paraba justo al lado, y me pitaba.
Le ignoré completamente, y seguí caminando calle abajo, mientras sentía como la lluvia me empapaba en ese justo instante. Me tapé como pude y seguí mi camino, a paso ligero, mientras él me seguía de cerca, y yo me negaba a subir a su camioneta, pues después de lo que había pasado entre nosotros no quería volver a involucrarle en mi vida.
Tan pronto como llegó hasta mí, me agarró del brazo para darme la vuelta, mirándome con detenimiento, mientras yo miraba hacia él de aquella forma que solía hacerlo en el pasado.
Levantó su mano, despacio, y la posó delicadamente sobre mi mejilla, haciendo que le mirase sobrecogida, ya que hacía bastante que no le sentía de aquella forma. En aquel momento tuve realmente miedo, de que descubriese lo que sentía por él, de que se aferrase a mí de esa forma que me aterraba.
Sucedió antes de que me diese cuenta, acercó su rostro a mí, sin apenas pedir permiso y me besó, mientras la lluvia seguía cayendo sobre nosotros, y sentía su mano sobre mi cintura, aferrándose a mí.
Me separé tan sólo unos minutos después, preocupada por lo que podría suceder entonces, y admiré su rostro de nuevo, estaba realmente apuesto desde aquel punto.
Sonreí como una idiota, mientras él me miraba desconcertado, pues tenerle de nuevo allí era algo que hacía calmar mi corazón de una forma que nunca habría pensado que alguien pudiese hacerlo.
Me monté en el coche con él, sin saber muy bien qué hacer cuando llegásemos a casa de David, ya que no quería entrar. Dejamos la casa de Carly atrás, y admiré sorprendida como las luces estaban encendidas, por lo que mi amiga ya estaría allí. En aquel momento me di cuenta, de que realmente no tenía lugar alguno al que ir.
Pasé la noche en casa de Charlotte, que muy amablemente me ofreció la casa de arriba, que solía alquilar a veraneantes. De momento solo me quedaría hasta que encontrase el valor necesario de enfrentar a David, de dejarle y volver a casa, a Colombia. Pero rápidamente los días se convirtieron en semanas, y en la tercera semana de estar allí, mi amiga me dijo que me descontaría el alquiler del sueldo. No me negué, pues era lo justo.Aquella noche se me estaba haciendo especialmente difícil, ya que trabajaba fuera de la barra, pues no había demasiada gente, y tenía que recoger los vasos de las mesas.Jaume y sus amigos acababan de llegar, pero yo estaba totalmente ajena a esto, tan sólo seguía haciendo mi trabajo, mientras ellos pedían unas copas en la barra.Tienes que hacerme un descuento – rogaba hacia Charlotte, que en aquel momento
Capítulo 6 – Secreto.De camino a casa, en el coche, junto a Charlotte, mantenía la mirada fija en la lluvia que caía de nuevo, sobre la acera, cuando mi amiga comenzó a hablar sobre aquello que temía que hiciese.Entonces… ¿ha pasado algo con David? – preguntó, mientras yo dejaba de prestar atención al asfalto y miraba hacia ella.Es complicado – comencé, haciendo que ella me prestase toda su atención – él ha cambiado demasiado.Ya no estás segura de querer casarte ¿no?Eso es, necesito tiempo para…Puedes quedarte en casa el tiempo que necesites – aclaró – y tranquila, no se lo diré a las chicas – me tranquilizó, haciendo que mirase hacia ella agradecida – Por cierto – añadió, con curiosidad, haciendo que volviese a mi
Capítulo 8 – Miradas.Cuando salí de su habitación la partida de la wii ya había empezado, todos estaban impacientes por que les tocase el turno de jugar a aquel divertido juego de baile que él había comprado.Charlotte bailaba junto a Jaume, con su mando, intentando seguir los pasos de baile, pero Jaume era mucho mejor que ella, eso estaba claro.Has hecho trampa – comenzó hacia Jaume, mientras este sonreía, tan pronto como había terminado el baile y se había percatado de que había perdido por diez puntos.Isabel – me llamó, haciendo que todos mirasen hacia mí, y yo mirase hacia él sin comprender que era lo que quería de mí – es tu turno.Caminé hacia ellos, con desgana, para luego agarrar el mando que mi amiga me daba, y comenzar a bailar frente a ellos. La verdad es que aqu
CAPÍTULO 10– ABRIENDO LAS ALAS.Intenté calmarme, intentando no pensar en lo que acababa de escuchar. No me preocupaba que David me estuviese buscando, no, aquello había quedado en segundo plano, me asustaba que él estuviese enamorado de mí, porque no quería hacerle daño y sabía que el amor tan sólo traía eso, dolor.Él te está buscando – comenzó, entrando en la habitación, mientras me lanzaba mi vestido, ya seco – vístete, te llevaré a casa.Negué con la cabeza, mirando hacia él, con el vestido en la mano, mientras él me miraba lleno de reproches.Es culpa mía, por involucrarme con mujeres que tienen dueño – me espetó, mientras caminaba hacia él y levantaba la mano para cruzarle la cara, pero me agarró antes de que lo hubiese hech
En las últimas semanas las cosas habían cambiado bastante. Para empezar, David y yo ya habíamos hablado sobre lo nuestro, o al menos, lo habíamos intentado, porque aún no habíamos decidido que era lo que íbamos a hacer con nuestra relación, aunque yo tenía bastante claro que lo mío con él ya no tenía arreglo.En cuanto al otro gran asunto: Rachel, David la había internado en un famoso centro de ayuda, no lejos de la urbanización, pues pretendía seguir visitándola, aunque había comprendido que vivir con nosotros no había sido una buena idea.No paraba de rogarme que volviese a casa, de prometerme que Rachel no se metería en medio de nosotros jamás, pero yo ya no podía creerle, ya no me importaba.Lo cierto es que me importaba un bledo que Rachel ya no estuviese allí, ya no me importab
Capítulo 13 – El final de la noche.Me paré al lado de la barra, justo donde estaba la pared, al lado de los baños, y apoyé mi cabeza sobre ella, intentando pensar con claridad, despejar la mente, alejar todos aquellos pensamientos sobre Jaume de mi mente, pues no quería volver a recordarle rodeado de chicas, pues aquello dañaba enormemente mi corazón.Entonces algo totalmente sorprendente para mí sucedió, alguien me agarró de la mano, y tiró de mí hacia el pasillo que daba a los manos, mientras avanzaba entre la multitud pude darme cuenta de quien era, pero no hice nada para detenerle, tan sólo quería saber que era lo que tenía que decirme. Me metió en el baño de los hombres, haciendo que varios chicos que se hallaban allí dentro se quejasen al sentir la presencia de una mujer, pero lejos de disgustarse o de responder, &e
Capítulo 15 – Entre sábanas blancas.Cuando desperté a la mañana siguiente, con los rayos solares incidiendo sobre mí, me percaté de que nos encontrábamos en la playa, aunque parecía ser la única que tenía una manta sobre mí, el resto dormía acurrucado como podía, arrimado a los restos que quedaban de la hoguera.Me levanté, y entrelacé la manta alrededor de mi cuerpo, mientras caminaba hacia la casa, entre abierta. Entré sin llamar, admirando como Beta miraba hacia mí, recostada sobre su cama, y seguí caminando más y más, hacia su habitación, pero no era él el que se encontraba en su interior, si no, Daniel acurrucado a Charlotte, aunque aún estaban en ropa interior, parecía que no habían echo nada.Cerré la puerta, despacio, para luego caminar hacia el sal&oa
Había llegado el gran día, y estaba discutiendo con David en la cocina, como de costumbre, mientras me ponía los pendientes…Me prometiste que ella no volvería a meterse entre nosotros – le espeté mientras él se ponía el abrigo.Ha tenido una re-caída, Isabel – me explicóMe prometiste que estarías aquí para la boda. Y de nuevo ella vuelve a meterse en medio.No seas egoísta, Isabel, deja de pensar sólo en ti. Rachel ha estado a punto de morir, y tu tan sólo piensas en la boda. Deberías de ser tú la que propusiera venir al hospital conmigo, y no ser yo el que lo sugiera.No voy a dejar de ir a la boda de mi amiga, por tu ex mujer.Haz lo que quieras, estaré en el hospital hasta que ella se recupere – me informó, antes de salir por la puerta y dejarme allí c