CAPÍTULO 4 + 5

CAPÍTULO 4 – ÉL

Estábamos en mi puerta, la abrí despacio, admirando como entraba detrás de mí y cerraba la puerta tras él, sin esperar invitación siquiera.

No paraba de preguntarme una y otra vez en que momento todo había acabado de aquella forma, no quería que estuviese allí, aquello no era lo que necesitaba en lo absoluto. Sabía que mi corazón no podría resistir un acercamiento, no con él. No después de todo lo que él me había hecho sentir, ya no podía ser su amiga.

Caminé hacia la sala, mientras él me seguía.

  • Al final no me llamaste – admitió, haciendo que me parase en seco. Esperó unos segundos a que respondiese algo, pero no lo hice, no estaba preparada para hablar sobre lo que sentía por él – esperaba que…
  • Deberías irte – le espeté, haciendo que me mirase, confundido, y que yo bajase la mirada, avergonzada, pues no quería sentir el contacto visual con él. – estoy cansada – mentí, dándome cuenta de que era cierto, estaba realmente cansada en aquel momento.
  • De acuerdo – aceptó, mientras se acercaba a mí y me besaba dulcemente en la frente, haciendo que me quedase embobada mirándole, por aquel gesto que había tenido conmigo. – te veré más tarde. – aseguró, mientras se daba la vuelta, dispuesto a marcharse, pero le agarré del brazo, para impedir que lo hiciese, haciendo que se diese la vuelta y mirase hacia mí sin comprender.
  • ¿Ella va a ponerse bien verdad? – pregunté asustada, intentando pensar en mi amiga, pues no quería volver a confundir mis sentimientos con él.
  • Ella va a estar bien – aseguró, mientras ponía su mano sobre mi hombro, para intentar transmitirme paz. Le miré embobada de nuevo, con la mirada fija en sus labios, subiendo luego a sus ojos.
  • Deberías irte – rogué, sintiendo como el miedo se expandía por cada poro de mi cuerpo, pues acababa de darme cuenta de que no quería que se marchase, y eso me asustaba bastante, no podía permitirme volver a dejarle entrar, era demasiado doloroso cuando se marchaba.
  • Debería irme – reconoció, mientras sujetaba mi cabeza y volvía a detenerse sobre mis ojos con su mirada, sin mover su cuerpo ni un palmo, como si en realidad no quisiese marcharse. Acercó su rostro al mío y cuando estábamos a tan sólo un palmo susurró – debería hacerlo ¿verdad? – le miré con detenimiento, temiendo lo que pasaría a continuación – David me matará si me encuentra aquí.
  • ¿David? – pregunté sin comprender, mientras él se separaba de mí y bajaba la mano.
  • Tu marido – respondía, mientras yo comprendía lo que quería decir. Él pensaba que me había casado con David. Quizás todos también lo pensaban. Ahora entendía su actuación, sus palabras, ahora lo entendía todo. Aquello era todo un alivio, si él pensaba que tenía a otro hombre nunca intentaría nada conmigo, estaba totalmente a salvo de él.

Me di la vuelta, dispuesta a marcharme a darme una ducha, ya que sabía que se marcharía de un momento a otro, pero él me lo impidió. Me agarró de la cintura con una mano y puso la otra sobre mi pecho, justo debajo de mi cuello, apoyando su barbilla sobre mi hombro, haciendo que ladease la cabeza para mirar hacia él, en acto reflejo.

Agarré su mano, muerta de miedo, y comencé a apartarla, cuando sentí como él se aferraba a mí con ella.

  • Hueles tan bien como antes – aseguró mientras levantaba la cabeza y acercaba su boca a mi mejilla, haciendo que escuchase su respiración entrecortada. – sé que debería irme - reconocía mientras me quedaba allí, incapaz de moverme, sintiendo su respiración sobre mi mejilla. Tenía tanto miedo de lo que pudiese pasar entre nosotros, pero al mismo tiempo el miedo que sentía de no volver a sentir aquello nunca más era mucho mayor. – tan sólo quería oler tu piel una última vez más. – aclaró, para luego separarse de mí y salir por la puerta, antes de que pudiese habérselo impedido.

CAPÍTULO 5 – POLICÍA CORRUPTO.

Me encontraba en el club, como cada noche, aquella noche fue diferente a cualquier otra. Para empezar James, mi jefe, me obligó a bailar un privado para un cliente pesado, tenía bastante dinero, pero también tenían las manos muy largas, tuve que avisar a Ralph, el de seguridad, dos veces.

Cuando salí del reservado ya casi era hora de mi actuación, pero de nuevo, James tenía otros planes…

  • ¿A dónde vas? – me preguntó, cuando me vio caminando por el pasillo en dirección a los camerinos.
  • Mi número es en dos minutos – le expliqué, bastante confusa, ya que suponía que él debía saber aquella información.
  • Martha puede sustituirte – comenzó, haciendo que le prestase gran atención, pues si él estaba dispuesto a perder dinero en el show de aquella noche, sólo quería decir una cosa, quería pedirme algo que le haría ganar mucha más pasta – en la sala VIP han pedido tu presencia.
  • No puedo quedarme hasta el cierre, ya te lo dije – le espeté, haciendo que el negase con la cabeza, en señal de que le importaba un bledo lo que le hubiese dicho - ¿Qué tengo que hacer? – Pregunté, exasperada, mientras él sonreía con malicia.
  • Están jugando una partida de póker…- comenzaba haciendo que le mirase sorprendida, pues él siempre solía hacer negocios dentro de la legalidad, pero me olía a que aquello no era muy legal que dijésemos - … he llamado a Cindy – me informaba, haciendo que comprendiese que clase de reunión era, pues aquella mujer a la que había llamado, era una de las pocas bailarinas que accedían a acostarse con sus clientes por dinero.
  • No pienso acostarme con…
  • No es eso lo que necesito de ti – me cortaba – necesito que les ofrezcas un buen espectáculo en la pausa que justo es dentro de dos minutos, podrás irte cuando termines.

Y allí estaba yo, con poca ropa, entrando en la sala vip, admirando el número que tenían preparado: había 5 hombres en la sala, dos de ellos eran hombres de avanzada edad (unos 68 años) y los otros tres eran mucho más jóvenes, incluso uno de ellos no podía ser mayor que yo.

Cindy estaba allí, sentada en el sofá, junto a dos de ellos, con las piernas abiertas, y la mano de uno de ellos sobre su pierna derecha.

Caminé algo nerviosa hacia el pequeño escenario que habían improvisado, admirando tres pequeñas mangueras sobre él, a modo de duchas improvisadas, sin lugar a dudas querían un baile con agua. Odiaba esa clase de bailes, pues siempre se marcaba bien el cuerpo, y hacía que los clientes te deseasen mucho más.

Miré hacia la salida, admirando como no había ni un solo guarda, aquello no me daba buena espina, pues si alguno de aquellos hombres intentaba propasarse no tenía forma alguna de escapar.

Me puse en posición, tan pronto como escuché la música, bastante sensual, cabe destacar.

Tan pronto como sentí el agua sobre mí, me percaté como el vestido blanco que llevaba comenzaba a transparentarse y a mostrarle a los presentes que no tenía sujetador.

Levanté la vista hacia mi público, tan pronto como la canción terminó, percatándome de que Cindy estaba de pie, frente al escenario, mientras el muchacho de mi edad, le acariciaba el sexo mientras la besaba en la boca.

Aquello se estaba descontrolando, y no podía dejar que me involucrase a mí de ninguna forma.

Me bajé del escenario y caminé hacia la puerta, admirando como el hombre que había estado metiéndole mano a mi compañera miraba hacia mí. Me quedé de piedra al percatarme de que le conocía, y me quedé aún más sorprendida al reconocerle, era David.

  • ¿David? – Pregunté, atónita, mientras Cindy le agarraba de la mano y le conducía hacia la habitación contigua, sin lugar a dudas para tirárselo, pues pensaría que yo se lo podría quitar, pero no tenía intención alguna de hacer eso.
  • ¿Eres Isabel? – Preguntó otro de los hombres, mientras caminaba hacia mí, era bastante apuesto, tengo que reconocer – Soy Alex, compañero de David.
  • ¿Qué le ha pasado? – Pregunté, sin comprender que era lo que estaba sucediendo con él, pues él no era así para nada, él solía ser una persona muy correcta.
  • Su prometida le abandonó y su ex mujer se suicidó, eso le pasó.

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