CAPÍTULO 6 + 7

CAPÍTULO 6 – Mentiras.

Cuando salí de trabajar, bastante más pronto de lo que esperaba, ya había alguien esperándome en el aparcamiento.

  • ¿qué haces aquí? – Pregunté, enfadada, mientras intentaba evitarle, ya que no quería volver a tener nada que ver con él.
  • He venido a avisarte, Josh dice que el doctor ha prohibido las visitas nocturnas y…
  • ¿no me lo podías decir por teléfono?
  • Tu teléfono está apagado. Venga, te llevo a casa.
  • ¿y quién te ha dicho que quiero ir contigo a casa?

++++++

Llegamos a mi piso casi una hora más tarde, el tráfico aquella noche era horrible.

De nuevo se auto invitó y entró en la casa sin ser invitado.

  • Siempre he tenido dudas sobre algo…- comenzó, haciendo que mirase hacia él sin comprender, justo después de dejar el bolso sobre la mesa - … ¿te acuestas con tus clientes o…?
  • Solo bailo – le corté, haciendo que me mirase con calma – incluso en los reservados. – concluí, mientras él me miraba con atención, poniéndome bastante nerviosa con ello. – Deberías irte.
  • ¿Debería? – preguntó, mientras yo le miraba atónita, sin comprender la razón por la que me estaba haciendo. Pero antes de que pudiese descubrirlo el teléfono comenzó a sonar, e hizo que él se apartase de mí, nervioso, como si hubiese hecho algo que no debía. – Dime – dijo, justo después de coger el teléfono y llevarlo a su oreja – aún estoy en el hospital – mintió, mientras yo le miraba atónita, sin saber por qué lo hacía y quien era la persona con la que estaba hablando – sí, claro que puedes venir – admitió, para luego colgar el teléfono y mirar hacia mí con desgana - ¿puedes coger luego un taxi para ir al hospital? – me preguntó, dejando claro que él no podía llevarme – Tengo que irme ya. – dijo, tajante, haciendo que comprendiese algo: él tenía novia, pues esa era la única opción para que se comportase de aquella forma, y para que mintiese.

Me senté sobre el sofá, mientras escuchaba la puerta. Se había marchado sin decir ni una sola palabra más, sin tan siquiera volver a mirarme. Me sentía como una idiota, por haber vuelto a pensar en la mínima posibilidad de besarle. Ya no había nada entre nosotros, y él parecía haber seguido adelante con su vida.

El móvil me sacó de mis pensamientos, haciendo que lo cogiese, admirando el número de David en la pantalla, ya que él no solía llamarme a menudo, y después de haberle visto en aquel estado, estaba bastante preocupada, y para qué negarlo, también me sentía bastante culpable.

  • ¿Eres Isabel? – Preguntó su compañero al otro lado del teléfono – Necesito tu ayuda.

Capítulo 7 – Se detiene mi corazón

Cuando desperté, a la mañana siguiente, no podía dejar de pensar en David, que dormía sobre mi sofá, pues había perdido las llaves de su casa y no tenía forma alguna de entrar, y puesto que su amigo se marchaba al día siguiente de la ciudad, no tenía donde más quedarse.

Me levanté y llegué hasta el salón, admirando como tomaba un poco de café, con la camisa entre abierta, mirando hacia la televisión.

  • Siento todo esto – comenzó, cuando se hubo dado cuenta de mi presencia – siento el numerito de ayer y… - proseguía, arrepentido, mientras yo sonreía, calmada, intentando transmitirle paz.
  • Está bien, David – aclaré, haciendo que él dejase de hablar y mirase hacia mí, que acababa de posicionarme frente a él y le abotonaba la camisa – podemos ser amigos.
  • Isabel… - comenzó, intentando hacerme entender que aquello no era buena idea.
  • Es lo mínimo que puedo hacer – aseguré, admirando como él miraba directamente hacia mi rostro, haciendo que yo hiciese todo lo posible por no mirar hacia el suyo.
  • Hay algo que no entiendo – comenzó, haciendo que levantase la cabeza para mirarle – si me dejaste por él… ¿por qué estás aquí? – Preguntó, haciendo que yo bajase la cabeza, de nuevo, dolida, por sus palabras, pues tenía razón. Pero yo era tan cobarde que nunca admitiría la verdad.
  • Oh dios mío – dije, sin responder a su pregunta, admirando la hora que era en el reloj de pulsera – tengo que ir al hospital, Carly tuvo un accidente ayer y…
  • Te llevo – aseguró, haciendo que perdiese el hilo de lo que estaba diciendo y riese a carcajadas, al pensar en su situación.
  • ¿cómo vas a llevarme? – Pregunté incrédula, haciendo que él pusiese cara de pocos amigos – ni siquiera tienes coche.
  • Tienes razón – admitió, divertido, riéndose el también de su penosa suerte.

Casi dos horas más tarde, llegamos al hospital, como siempre me había dejado convencer por David que insistía en que él me llevaría, pues quería saber cómo estaba mi amiga, por supuesto nos habíamos aseado y cambiado de ropa.

Cuando Charlotte me vio aparecer con David me miró con ojos como platos, para luego informarme de la situación: al parecer Carly había empeorado, y por eso sus padres y sus suegros también se encontraban allí. Todos parecían preocupados de que la joven aún no hubiese recuperado el conocimiento, pues los médicos aseguraban que, si aquello seguía así, no habría otra opción que desconectarla.

Pero no fue eso lo que hizo que se me detuviese el corazón y que dejase de respirar e introducir aire en mis pulmones. No. Nada más entrar en la sala de espera, pude ver claramente aquello que había estado temiendo durante todo el camino: Jaume tenía novia, pues había una joven abrazada a él, mientras este le acariciaba la cabeza, intentando calmar a la joven.

Nuestras miradas se cruzaron, apenas una décima de segundo, pues me obligué a mí misma a mirar a otro lado, a hacer como si no me molestase ni lo más mínimo el verlo con otra. Pero no había nada que pudiese hacer, había sido aquella mi elección desde el principio.

Sentí como David me cogía de la cintura, intentando transmitirme paz, haciendo que le mirase sobrecogida, olvidando a Jaume, por un minuto.

  • Así que es por eso por lo que no estás con él…- comenzó, entre susurros en mi oído, haciendo que le prestase toda mi atención a sus palabras, mientras llegábamos a nuestros asientos y nos sentábamos junto a Josh, que parecía totalmente muerto de desesperanza - … al final él ha elegido a otra.

Me negué a contestarle, pues tenía la mirada fija en Josh que agarraba fuertemente la mano de su suegra, intentando transmitirle fuerzas.

  • Ella es fuerte – decía, con voz quebradiza, mientras la mujer lloraba desconsoladamente junto a su nuero. – seguro que sale de esta.
  • ¿Podemos pasar a verla? – pregunté, mientras Josh miraba hacia mí, para luego asentir despacio.
  • Laia está dentro, en cuanto salga, puedes entrar. – me informaba, haciendo que mi corazón se calentara un poco, al menos podría pasar a ver a mi mejor amiga.

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