CAPÍTULO 19 – SEÑALES.
Jaume se dio la vuelta, listo para volver a entrar al club, percatándose de que ya había alguien en su camino, impidiéndole el paso. Se trataba de Carly, que estaba mucho mejor de la pierna, aunque aún usaba un bastón para caminar.
Pasó demasiado deprisa, y antes de que él pudiese haberse dado cuenta de lo que ocurría, la mujer ya le había dado un bofetón en la cara.
CAPÍTULO 21 – RADIANTE DE FELICIDADEstaba sentada sobre la mesa del taller, viéndole trabajar, totalmente concentrado en lo que hacía, estaba construyendo una caseta de madera para Beta.Reí divertida cuando sentí a Beta debajo de mí, pues me hacía cosquillas con sus pelos en los pies. Esto hizo que el levantase la vista, desconcertándose de lo que estaba haciendo y mirase hacia mí con una sonrisa en el rostro.Moví los pies, intentando espantarla, pero a la perra parecía gustarle el sonido de mis risas, porque no se movió ni un milímetro.Jaume se levantó de su silla y dejó lo que estaba haciendo, caminando hacia mí, agarrando a la perra del collar para apartarla de mí, haciendo que le mirase agradecida, dejando de reír en ese justo instante.Me encanta el sonido de tu risa – asegur&oacut
Me encontraba en la discoteca, había salido con las chicas, pues no quería despertar sospechas, ya que ellas aún seguían sin saber nada en concreto sobre Jaume y yo, pues él había convencido a su hermana de que sólo éramos amigos, así que todo parecía estar en calma.Bailaba sensualmente, al ritmo de una canción de mi tierra, con Carly intentando seguir mis pasos, haciendo que Charlotte riese por lo mal que lo estaba haciendo y que Laia dejase de prestarnos atención, pues siempre solía decir que éramos unas payasas.Mi hermano parece haber encontrado novia nueva – comenzó, haciendo que dejase de prestar atención a mis amigas, y mirase hacia ella.Sólo está bailando con ella – recalcó Carly, al darse cuenta de que Jaume parecía estar bastante cerca de aquella chica con la que bailaba, sin lug
EL CISNEBLANCOAlzando Mis Quebradizas Alas.Capítulo 1 – Cambio de planes.Un rayo nos asustó, en aquella lluviosa noche, haciendo que ambos, que estábamos sentados en el sofá, el uno frente al otro, con las piernas entrelazadas las unas con las del otro, mirásemos hacia la ventana, por donde se vislumbraba la espeluznante tormenta.Deberías quedarte – rogó él, intentando convencerme de que ir a aquella reunión de chicas en casa de Carly, no era buena idea en una noche como aquella.Tengo que ir a vestirme – le dije, mientras bajaba las piernas del sofá y sonreía hacia él, con calma, admirando como él me cogía de la mano, para retenerme un poco más.Sólo te dejaré marchar si soy yo el que te lleva allí – rogó,
Capítulo 3 – Una visita inesperada.Charlotte se portó como una verdadera amiga, fue la única que supo estar ahí para mí en un momento como aquel, cuando tanto necesitaba a alguien en quien apoyarme.Apenas me preguntó mucho sobre lo que había pasado, tan sólo me preparó algo de cenar y me ayudó a ducharme, lloré hasta altas horas de la noche, y luego me quedé dormida, mientras mi amiga me arropaba con cariño.Jaume no volvió a casa al día siguiente, aunque me escribió un mensaje desde un número que no conocía y me puse que no me preocupara, que tenía trabajo que hacer.Deberías de venir a casa por unos días – me decía Charlotte, mientras nos tomábamos un té en el porche.Ni siquiera pude contestarle a su insinuación, pues de nuevo el
Capítulo 5 – Ni una sola lágrima más.Llevaba tan sólo unos pocos días en casa de mi amiga, y ya sentía que me ahogaba allí dentro, necesitaba salir, necesitaba saber que era lo que estaba ocurriendo, aún me sentía tan perdida, parecía todo aquello tan irreal. Una parte de mí quería creer en él, quería creer que todo aquello tan sólo era una equivocación, Jaume no podía estar haciéndome aquello.Salí de casa de Charlotte y me encaminé hacia la tienda 24 horas más cercana, ya que con la excusa de que iría a comprar un poco de café había logrado salir de casa. Odiaba aquella situación, mi amiga me controlaba todo el tiempo, y no me dejaba salir de casa, según ella aún estaba demasiado débil como para salir de casa. Pero lo cierto es que yo me
Capítulo 6 – Cuando pierdes a alguien tu corazón ya no siente nada.Llevábamos más de dos horas desempaquetando sus cosas, y ninguno de los dos había mencionado lo que había sucedido en la tienda 24 horas, tan sólo hablábamos de cosas mundanas.Aquel tema que manteníamos en aquel momento era realmente interesante…… y gracias a ti pude hacerlo, me diste fuerzas todos esos meses, y pude abandonar la bebida – aclaraba, provocando que dejase de desenvolver la cafetera y mirase hacia él con una amplia sonrisa en el rostro – no lo habría conseguido sin ti.Para eso están los amigos – le dije, provocando que él agarrase la cafetera de mis manos, posándola sobre la mesa, para luego agarrar mi mano para acercarme un poco más a él. Me acarició el rostro, apartándome algunos cabe
Capítulo 7 – Un buen amigo.No supe como pero mi cerebro desconectó el resto de la noche, parecía que lo que había sucedido era tan irreal, tan insoportable para mi mente, que tan sólo desconecté, sin apenas darme cuenta de lo que sucedía.David me lavó, me dio de cenar y me metió en la cama, sin tan siquiera decir una palabra sobre aquello.Cuando desperté al día siguiente, con tan sólo una sábana sobre mi cuerpo, me asusté bastante, ante la posibilidad de que hubiese pasado algo entre él y yo, aunque no podía recordarlo.¿qué hago aquí? ¿ha pasado algo entre nosotros? – Pregunté al verle aparecer en la habitación con una bandeja que tenía el desayuno sobre ella.Charlotte te ha traído algo de ropa – comenzó él,
Capítulo 8 – Blanco como un cisneCaminaba por la calle junto a David, con aquel hermoso vestido blanco que me había regalado por mi cumpleaños, porque si, aquel día era mi cumpleaños y él había tenido un detalle precioso.Lo cierto era que gracias a los detalles que tenía conmigo, estaba logrando que mi dolor después de la ruptura con Jaume, fuese más llevadero, y apenas me acordase de él.Me detuvo antes de cruzar la calle, y me agarró de la mano tan pronto como hubo pasado el peligro y no había ningún coche cerca, tirando de mí para que le acompañase. Miré hacia su mano, algo confusa, pues no había esperado que me gustase aquella sensación al sentir su mano sobre la mía.Jaume caminaba por la calle de camino hacia su camioneta, pues acababa de repartir una mecedora en su domicilio y ahora se