Capítulo treinta
Pov Elián
Siento su nerviosismo en el aire y bajo una mano hasta su cintura para pegarla totalmente a mi cuerpo.
Con que no eres inmune a mis encantos, eh.
—Suel... Suéltame —tartamudea y muerdo mis labios sin poder evitar reír, tomo su barbilla con cuidado y delineó sus lindos labios rosados.
—¿y si no quiero? —susurro viendo sus ojos más brillosos de lo normal, bajo a sus labios y concentró toda mi atención en ellos —justo ahora solo estamos tú y yo solos en esta —miro hacia arriba tratando es escuchar a alguien más en los pisos de arriba, pero no noto a nadie—gran mansión, —bajo a sus ojos —y tú desventaja es que estás en mi territorio y no en el tuyo.
Traga grueso y sus labios
Capítulo treinta y unoPov JexiMe besó.Lo besé.Y lo peor del caso es que aún nos seguimos besando como si no hubiese un mañana.Sus labios suaves y al mismo tiempo calientes son como una droga que quieres seguir probando una y otra vez sin parar y aquí me encuentro metida en mi nuevo vicio.Sus manos se aventuran por mi espalda debajo de mi suéter y me separo ligeramente al sentir un cosquilleo pasar por mi columna, abro mis ojos lentamente y observo lo dilatados que están los suyos —¿alguna vez te he dicho lo hermosa que eres? —su voz ronca hace erizar mi piel y empiezan a salir a flote todas esas emociones de euforia que nunca creí tener en la vida real.¡AHHHHHH!Quiero gritar.Intento soltarme de su cuer
Capítulo treinta y dosEscucho sin ánimos a Quero quien me cuenta animadamente como fue que Yannick le pidió que fueran al baile juntos.—Entonces yo solté de la nada que no tendría pareja para la fiesta de graduación y uno de los chicos guapos de la empresa se ofreció a ir conmigo y Yannick solo me dio una rápida mirada —parpadea varias veces y suspira —en ese momento no dije nada, pero luego, cuando estábamos solos en el ascensor me arrincono contra una de las cuatro paredes y me dijo que yo tenía la obligación de ir con él —se tira en la cama y cubre su rostro con la almohada para ahogar uno de sus tantos gritos.Dejo caer mi cuerpo a su lado y ella se quita la almohada de la cara —Me alegra que hayas conseguido pareja de una forma cliché en libros —habló sin ánimos y pas&o
Capítulo treinta y tresSonrío mordiendo mis labios y niego, sigo el recorrido hasta la puerta y tocó el timbre indicándole a la única que está despierta viendo novelas en la televisión que acabo de llegar.Observo de reojo como él está parado en la acera esperando a que entre y dejo que mis pies vayan a donde quieren ir, agarro su sudadera con fuerza y dejo un corto beso en sus labios, lo suelto al escuchar la puerta abrirse y esos bonitos ojos me miran de forma divertida y coqueta.Con que me saliste picarona, eh, cara chancla.Retrocedo y entro corriendo a la casa como si eso fuera a cambiar lo que acabo de hacer, mi corazón late fuerte y escucho como la puerta se cierra automáticamente, me pongo una mano en la frente y mi madrastra me observa preocupada y a la vez sorprendida por lo que acaba de ver.
Capítulo treinta y cuatroLas luces detrás de nosotros se encienden y escucho la voz de mi papá llamarme aún sin salir de casa.Mierda, mierda, mierda!La puerta hace un sonido fuerte que lastima mis oídos y por la ventana puedo ver como Derly me hace señas para que me largue.El sonido se detiene y escucho las llaves abrir la cerradura, volteo asustada hacia Elián y este toma mi mano con rapidez, empezamos a correr con dirección a su auto y giro la cabeza mirando como mi madrastra agarra de los hombros a mi papá quien no para de gritarme que regrese a casa.No le tomo importancia a lo que diga y me concentro en la mano cálida y fuerte de él guiándome.Abre la puerta de copiloto para mí y escucho los gritos de ella desde casa —¡Vete! ¡Corre
¡Advertencia!Este capítulo entero contiene material +18.No me hago responsable por las mentes traumadas.Capítulo treinta y cinco—No calientes cosas que no te vas a comer —habla con un tono de voz demandante y sonrió mordiendo su pulgar, llevo las manos por debajo de su camiseta y toco su abdomen esculpido de arriba a abajo.¡Oh por la diosa!¿Qué estoy haciendo?»—Jex —advierte y bajo hasta tomar el tiro de su pantalón, de la nada soy alzada por los aires y enredo mis piernas a su cadera, llevo mis manos a su cabello y busco con desesperación mi droga natural.Cada beso que nos damos es demandante y cargado de deseo, Elián aprieta mis piernas suavemente y sube sus grandes manos por dentro de su abrigo hasta meterlas dentro de mi camisa, arqueo l
Capítulo treinta y seisDespierto gracias a unos murmuros provenientes de mi acompañante y me giro en el puesto dándole la espalda para seguir durmiendo.—Joven, usted sabe que lo que hicieron está penalizado, ya que está prohibido ingresar a los estacionamientos de un hotel privado sin siquiera pedir una reservación.—Dígame cuanto quiere y olvidamos este asunto —la voz de Elián se alza —por favor, no quiero tener problemas y tampoco usted.—Lastimosamente reglas son reglas y tiene que venir conmigo, así que le pido amablemente, caballero, que baje del vehículo junto a su acompañante y me acompañe a recepción —el tono de voz del señor suena fuerte y demandante.Me giro juntando mis cejas y pongo un brazo encima de mis ojos —¡CALL
Capítulo treinta y siete—Jex, escúchame —Elián habla con un tono de voz suave e intenta tomar nuevamente mi mano, pero la aparto —Jexi, te juro que con esa loca yo no he tenido nada —señala a su ex y está intenta hablar, pero le doy una mirada dura y regresa a su lugar.Me cruzo de brazos y señaló a mi vecina la rebuscada con la cabeza —¿Y que me dices de ella? ¿Me vas a negar el hecho de que te vi saliendo de su casa el día que justo supiste que yo era tu mate?—¡Yo ni siquiera recuerdo haberme acostado con ella! Solo sé que desperté en su cama, porque justo la noche anterior había tomado demasiado y ya había perdido la línea de cordura que tenía, así que no puedo afirmar con seguridad que ese hijo sea mío.Sube lentamente una de sus
Capítulo treinta y ochoYa he tomado un baño, me siento más tranquila y relajada, pero con una tremenda hambre que siento que me comería una ballena y no sería suficiente.Lo que me recuerda el hecho de que tengo que volver a casa.Que miedo.Salgo de la ducha con la ropa sucia en mis manos —¿Dónde la dejo? —le pregunto al verlo sentado en su cama.—¿Ya te he dicho que mi ropa se ve mejor en ti que en mí? —muerde sus labios escaneandome de arriba a bajo y veo mi atuendo.Una camisa negra gigante y una pantaloneta blanca que me queda justo arriba de las rodillas, mis piernas son cubiertas por un par de medias largas y estas son protegidas por un par de pantuflas del mismo color que la pantaloneta.No entiendo que él v