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Hellene no socorrió a Kate, estaba segura que si intervenía esta se pondría mucho más recia y reservada dado que no confiaba del todo en alguien para contar su pasado, ni siquiera en su esclavo. Simplemente la siguió en silencio mientras esta seguía paseando a su perro perdida en sus pensamientos.

La había visto sentarse en un banco y acariciar la cabeza del familiar y alzarle la piel de la boca para mirar los huecos donde debían haber estado los colmillos, después lo había abrazado tan fuerte que Hellene pensó que el perro se volvería azul.

Kate parecía que no, y tenía una lengua suelta, filosa, llevaba su vida como quería, pero tenía un corazón demasiado inocente, no un corazón perteneciente a un vampiro, seres fríos como ellos. Y por primera vez Hellene quiso cuidar y proteger algo más que no fuera a su propio esclavo.

***

Kate volvió a la casa cuando había anochecido. Hablar con Nicolae aunque fuera escuchar su voz y no recordar casi nada después de la información, había hecho que
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