Y así terminaron bajando en la pista junto a un lujoso hotel en medio de una isla paradisiaca de esas que Kate había visto más de una vez en películas y anuncios pero que nunca había podido ir. Lo que era estar forrado en dinero en pleno siglo 21. Bueno... en el pasado su padre no solo tenía una isla, tenía tres, pero era para los negocios y se llegaba a ellas por barco, no por avión, mas no lo diría.-Nos quedaremos aquí al menos tres días hasta que las aguas se calmen. Y tú querida te me relajas porque si no tendré que aguantar al imbécil de Nicolae por no sé qué tiempo y que me esté llamando 24/7 para que te cuide ese trasero lindo que tienes.Ante todo, aquello Kate no pudo evitar sonrojarse y llevar las manos a su trasero para cubrirlo.-Nicolae no está tan obsesionado conmigo para que te mande a cuidarme tanto y mi trasero es pomposo, pero no lo llames lindo- refunfuñó Kate.Hellene soltó una carcajada mirando por el rabillo del ojo como los empleados del hotel recién llegados y
Hellene asintió ante la pregunta de Kate.-Y dejé ya todo preparado así que no creo que se demoren más de 15 minutos en llegar aquí así que- la repasó con la mirada de arriba abajo- ¿qué harás?Kate no entendió al inicio, para después caer en su pregunta y sus mejillas se volvieron completamente rojas.-Demonios- exclamó la vampira agarrando las cosas que descansaban arriba de la cama y las guardó dentro de la bolsa y esta... la llevó al baño para esconderla en uno de los estantes, solo escuchando la risa de Hellene. Cómo que le gustaba reírse mucho de ella.Luego intentó quitarse el corsé, pero no tuvo éxito, de por si Hellene era á que lo había amarrado detrás, y le había comentado que justo era para eso... para que la pareja se sintiera más caliente mientras lo quitaba después.Vaya momento para ponerse creativa. Pal carajo, no podía dejar que Nicolae la viera así entrando al cuarto o lo tendría burlándose también de ella. Primero lo recibiría y después ya se encargaría de quitarlo
El humano soltó un suspiro dejando caer su peso en la cama, aun sin ser soltado. Realmente necesitaba dormir. Reunir todo el trabajo y hacerlo en tiempo record le había sacado todas las energías y todavía tenía que lidiar con la vampira pegado a él.Vio a Speicer olisqueando su maleta con mucha atención y recordó.-Oye Kate, suéltame- intentó soltarse, pero la vampira gruñó y mostró sus colmillos. No quería que su pedazo de carne calentita y fresca desapareciera de delante de ella- Déjame al menos cambiarme y revisa la maleta, Domic compró una cosa para ti.Ante aquello Kate inclinó su rostro a un lado intrigada ¿Domic, comprándole algo a ella? No recordaba que fueran tan cercanos... a menos qué. Soltó con pesar a Nicolae que hizo tronar su cuello y se sobó la nuca en un intento de quitar la tensión sobre sus músculos. Ni siquiera el baño que se había dado en el jet privado durante el vuelo había ayudado lo necesario.Y él sabía muy bien las formas de quitar ese tipo de tensión. Una d
Kate, después de mirarse completo en el espejo del baño había tomado una muy seria decisión, que podía garantizar la seguridad de su trasero.NO SALDRÍA CON ESO PUESTONO, NO Y NOOOOOO.O eso era lo que ella tenía en mente.¿Por qué demonios le había gustado a Nicolae este tipo de cosas? Normalmente era un hombre bastante anticuado, muy anticuado, que le gustaba lo blanco, negro y clásico, no un conjunto de encaje y peluchito de color rosa barbie.Todavía resonaba en su cabeza las palabras muy serias de él cuando le dijo «póntelo completo», por poco se le caía la quijada de la impresión. Póntelo completo su trasero, se lo iba a quitar y que fuera el mismo Nicolae el que se lo pusiera. Una cosa era que le quedara bien y otra muy diferente que modelara con aquello.Su propio descaro tenía un límite y eso... era demasiado.Es que hasta medias de encaje a mitad de muslo con ligas tenía puesto, las guantillas, y esos pompones en su cabeza... que eran unas malditas orejas a juego con la gar
Kate apenas podía contener los gemidos salían de sus labios.Estaba en una posición bastante desfavorecedora para ella, sobre todo porque no podía moverse en absoluto. No solo por su posición, sino por la mano sobre su espalda y la otra que además de jugar con las perlitas incorporadas en la braga, si a eso se le podía llamar así, colaba sus dedos dentro del agujero de su sexo estirándolo a conveniencia.Y no era que eso lo molestase, sino se preparaba, después de tanto tiempo sin meter nada dentro, dolería como el infierno, el problema radicaba que el muy cabrón de su esclavo ni siquiera tocaba sus puntos más sensibles dentro de ella o su clítoris. Solo la torturaba jugando con la parte más superficial y estirando sus labios vaginales, y humedeciendo toda la parte peluda de la mini braga, si es que se podía más.-Oye Nicolae, deja que me sueltes, te haré gritar tanto que incluso drenado no podrás pedir ayuda- amenazó Kate para después ser ella la que gritó cuando dos dedos de Nicolae
Un gemido, una caricia, el sonido de las sábanas cayendo de la cama, de las pieles frotándose entre sí por el constante vaivén de las caderas. De labios devorándose hasta sangrar.De colmillos asomándose, de la piel siendo rota y de la sangre siendo tragada.-Eres delicioso- la voz femenina sonó jadeante y complacida-Lo sé- una masculina respondió con seguridad y prepotencia.***Kate se revolvió en la mullida cama. Su cuerpo estaba pesado. Sus labios hinchados y dolían, sus muslos todos pegajosos por no mencionar lo que salía de entre ellos. Su interior estaba hinchado y palpitante debido a la actividad nocturna, y su trasero que de seguro estaba rojo porque el muy maldito latía como mil demonios, como si hubiera sido azotado sin ninguna consideración.Gruñó contra la almohada. No quería levantarse. Deseaba seguir durmiendo, pero los martilleos de la resaca en su cabeza hacían que una vez consiente no pudiera volverse a dormir.-Maldición- murmuró con voz muy ronca, su garganta era
Su pullover de rayas blancas y rojas, su jean azul desgastado y zapatillas deportivas, ese era el conjunto preferido de Kate para ir al trabajo. La razón, no llamar la atención en ningún sentido debido a lo oculto que tenían que vivir los vampiros. Ya les habían dado caza en el pasado y los pocos que quedaban tenían que tener un perfil bajo para sobrevivir. Al menos su área como era de diseño hacía que su vestuario pasara desapercibido. Aunque en la noche prefería la ropa más ajustada y sexy y unos provocativos labios rojos. Quien la viera no la reconocería.Se dio una última revisión en el espejo. Sus ojos todavía estaban exaltados e hinchados, por lo ocurrido esa mañana en el hotel. Los había tenido que cubrir con sus acostumbrados espejuelos grandes. También lo hacía porque estos tenían la tendencia a cambiar de color cuando menos se lo imaginaba. Ah problemas por todos lados.Por último, se pasó la mano por el cabello de color rubio cenizo, que hacía juego con sus ojos muchos más
¿Quién demonios no había dormido por tener que entregar trabajo? Pues, ese día, KateSus ojos ardían y caminaba embobada por toda la casa sin querer soltar su mullida almohada con ganas de recostarse a dormir sobre ella. Por dios, era una vampira, bastante que había habituado su horario al de un humano para tener energía para trabajar por el día. Era un ser nocturno por naturaleza. Maldito el buenazo de su jefe. Le había exigido esperar en los bajos de su edificio a las 5:30 de la mañana donde la pasarían a recoger. Suspiró acomodando su cabello medianamente con una bolsa de sangre en su boca chupando de sorbito en sorbito para no vomitar. Estaba tan sedienta que era doloroso. Deseaba que llegara el otro día. Necesitaba ir de nuevo al mismo bar donde se había emborrachado. Seguro que su ahora esclavo volvía de nuevo intentando saber de ella. Le pondría una gruesa correa para que no se escapara. Ah. Deseaba tanto beber de él. La sangre que tomaba en ese momento sabía asquerosa y su