El general y el capitán cavaron tumbas suficientemente profundas, para dar la merecida sepultura a todos los caidos en batalla. Misem y Mino llevaban los cuerpos, colocándolos con cuidado en cada hueco.
Mino creaba lápidas con su magia y en cada una colocaba una pequeña leyenda, sobre todo de sus amigos caídos. Al enterrar a Elena junto a sus padres, el hechicero coloco una lápida de tamaño medio y con flores talladas y la inscripción rezaba: "HIJA EJEMPLAR, AMIGA EXCELENTE Y MUJER MARAVILLOSA.
Cuando terminaron de enterrar a los caídos, incluso a los curanders, aunque a estos los colocaron más alejados, se encaminaron al castillo y el Rey se dió cuenta que medio pueblo fué destruído y se había convertido en un cementerio.
Cada uno caminó en silencio, sumergidos en sus pensamientos, todos se sentían muy triste, por las perdidas de sus amigos y gente de
Durante aquellos tres años, no habìa aparecido ningun enemigo, luego de la derrota de los curanders, aunque de estos aun existía un grupo que se mantenía oculto. El rey Misem finalizó alianzas y convenios con los demás reinos, sobre todo con el castillo de plata que era el más cercano, y cuyo líder le tenía un afecto paternal a Misem.Al cementerio del pueblo, creado en la ùltima batalla contra el clan curanders, se le había contruido un muro, que lo separara de las reconstruidas casa de las familias que aún quedaban en el mismo.Mino, ya había cumplido sus 23 años, su cuerpo volvió a ser el mismo y aunque todavía le dolía recordar a Elena, trataba de recordar los mejores momentos con ella. El hechicero, seguía entrenando y preparaba pociones curativas, ya que al encontrarse en paz todo aquel territorio, solo usaba su
Luego del matrimonio de Misem y Cadelia, los años pasaron muy ràpido, los reyes del Castillo Dorado, se convirtieron en los mas queridos en aquel territorio y procuraron manener la Paz durante los siguientes 12 años que habìan pasado en un abrir y cerrar de ojos.El hechicero Mino, habìa crecido y Madurado, todos aquellos años, pero no se volvio a comprometer con ninguna mujer ya que, el recuerdo de lo ocurrido a Elena, no lo dejo poner en riesgo la vida de ninguna otra chica. El Gran maestro hechicero, entrenaba y habìa aumentado sus poderes, los cuales a su 35 años de edad, ya dominaba por completo, convirtiendolo en uno de los hechiceros màs poderosos del circulo, el Hechicero en su tiempo libre dada la paz que reinaba en el territorio, se dedicò a realizar posiones, con las que curaba a las personas en el pueblo.El General Fransè, tomò un tiempo para dedicarse a su familia, su padre enfermò y muriò durante aquellos años; Sin embargo, aunque per
En la época donde existían: reyes, caballeros, hechiceros, soldados y aldeanos. Los terrenos de la Europa del siglo XV estaban divididos por bosques frondosos con impredecible senderos y caminos que llegaban: a pueblos, aldeas y reinos lejanos. De estos reinos, los más grandes y conocidos eran; el del Castillo de plata, el cual pertenecía a una Condesa nacida en una lejana región llamada «True Bell», y que provenía de un linaje de poderosos hechiceros, a su vez poseedores de una gran cantidad de tierras.El otro reino era el del Castillo Dorado, ubicado al norte y a 500 millas del castillo de plata, el cual había pertenecido a una generación de reyes antiguos y, para la época pertenecía al Rey Milyus quien al igual que la Condesa de True Bell, era el poseedor de una cantidad considerable de tierras.El Rey Milyus, tenía 45 años de edad, sus ojos eran verdes y su cabello rubio tenía destellos blancos. Era compasivo, generoso y bondadoso. Su pueblo y las aldeas cercanas vivía
Al salir completamente el sol del día siguiente, sus rayos dieron sobre los ladrillos dorados del Castillo hiciendo brillar la imponente estructura y darle un realce maravilloso. Cuando el reloj del pueblo anunciaban las ocho de la mañana, los cocineros del castillo tenían listo el desayuno. Los mayordomos, avisaban al rey y al príncipe, mientras las amas de llaves llamaban a los soldados; para que fueran al gran comedor.Una vez más los habitantes del castillos se reunían en la larga mesa del comedor que disponía de veinticuatro sillas. En el día se podía distinguir mejor aquella habitación la cual, era amplia, sobre la mesa colgaba un candelabro labrado que funcionaba a gas. En las paredes colgaban cuadros con diferentes paisajes; detrás del asiento del Rey Milyus, había una chimenea y sobre la encimera de estas colgaba un retrato de la Reina Amelia la madre de Misem. Al termin
Cuando el capitán Trino, llego al lado del príncipe y el general, realizó dos saludos, una reverencia a Misem y se puso firme con la mano derecha en la cien, y solicitó a Fransé permiso para hablar. El general se lo concedió y el príncipe sonrió ampliamente, luego Trino dijo:—General, recibimos información de uno de nuestros espías dice que ha detectado movimiento en algunas aldeas lejanas, explosiones, saqueos y asesinatos; estos enemigos llegan atacan con poderes oscuros y destruyen a su paso todo.—Había escuchado de esos hechiceros me parece que son de un clan que se llama "Los Curanders”, son gente terrible- dijo Fransé.—Debemos estar alerta mi general—continuó Trino. Fransé y Misem asintieron, Trino, entregó la carta al general y se retiró. el príncipe y el general lo vieron alejarse. El Capitán Trino era un año menor que Fransé, también estaba casado, era alto con el cabello castaño oscuro y los ojos verdes. Su aldea que
Ya había salido y la imponente estructura del Castillo Dorado, se iluminaba con sus destellos. Misem regresaba del pueblo. El príncipe había salido temprano a visitar a su amiga Cadelia, cuya madre había decaído, pero ya se encontraba mejor. Cuando llegaba al portón del castillo, el chico se detuvo en seco, pues vio que cerca del gran portón de hierro de su Castillo, se encontraba parado un hombre, viendo la estructura fijamente. El joven frunció el ceño y se acercó lentamente y colocándose al lado de aquel hombre, dandose cuenta que era también joven, le pregunto:—¿Buscas algo del castillo?.—Solo Ofrecer mis servicios como hechicero— contestó sin titubear el hombre joven.—¿Sabes quien soy, hechicero?—interrogó Misem nuevamente.—Por supuesto, joven alteza, mi aldea es...—se interrumpió el hombre—quiero decir era parte de su reino.—¿Era?—preguntó con c
Cuando Mino llego al sitio en el que se había ocasionado el aparatoso golpe, vio un caballo en el suelo luchando por colocarse en pie y junto a este yacía un hombre inmovil, el hechicero se acercó hacia el, y levantó medianamente la cabeza del sujeto, le tomó el pulso, era debil. De pronto el hombre reaccionó y tomando fuertemente a Mino por la camisa acercándolo hacia él dijo desesperado:—¡Ya vienen, ellos ya vienen!—¿quienes vienen?—preguntó Mino confundido, pero al mismo tiempo preocupado.—Debo entregar la carta al rey—continuó el hombre sin responderle al chico.Sacó un sobre del sucio y quemado pantalón e hizo una acción para levantarse. Pero fue inutil, pues volvió a caer en los brazos de Mino que lo sujetó, tenía heridas de mucha pr
Con la llegada de las próximas fiestas navideñas, en el pueblo habían colocado luces de colores que colgaban de los faroles, y dentro de las casa cada familia colocaba sus adornos u objetos sagrados, conforme a sus creencias.El Castillo Dorado se mantenía impecable y lo habían adornado con girnaldas, y cintas de diversos colores. Los miembros de aquel Castillo celebraban las navidades en familia, pero la fiesta en la que reunían a todo el pueblo en un solo lugar era la de fin de año, la cual seguían preparando y planificando.Misem el príncipe y el hechicero Mino, seguían sus entrenamientos, usaban sus trajes de invierno ya que comensaba a sentirse la llegada del invierno, el Capitán trino, les enseñaba técnicas de lucha cuerpo a cuerpo, ya que el General tuvo que marcharse a una misión. Temporalmente se les había unido, un joven hechicero llamado Ebon, un extraño y un poco sombrío chico, quien ya tenía una semana en el castillo y era aprendiz de Mino, aunqu