La semana se pasó volando, aun no puedo creer que terminé la primera semana de mis clases universitarias. Les contaré un poco de lo que ha sucedió en estos días después del incidente del día martes.
Donato, los chicos y las chicas no volvieron a hablar de lo acontecido, pero he notado cierta tensión cuando por una u otra razón nos topamos con Franco, Federico, Gabriel y su grupo de amigos, son los únicos tres a los que les conozco el nombre de los 8 chicos, pero trato de ignorar la tensión para que no me afecte y para evitar roces innecesarios entre mi grupo y el de ellos.
Me he dado cuenta de que desde hace unos dos días he tenido cierta “atención especial” por parte de Guido, cosa que he notado que a Donato no le agrada, ambos tratan de llamar mi atención en cualquier momento y no entiendo cuál es el punto de ambos. Guido trataba de ser caballeroso conmigo todo el tiempo y Donato se comportaba como todo un “bad boy”, quizás piensa que me gusta que se comporte de esa manera, pues coqueteaba conmigo en la mayor parte del tiempo, pero para ser sincera, yo solamente quería que se mantuviera a una prudente distancia y cada vez que él volvía a hacer lo mismo yo trataba de escabullirme y de refugiarme en las chicas, más con Stella, con quien había comenzado a formar una hermosa y bonita amistad, me había dado cuenta que ambas teníamos cosas en común como la organización y responsabilidad en los estudios, nos gustan varias películas y series, amamos leer libros de romance, fantasía, suspenso y misterio, en lo que es comida ambas amamos la lasagna y el cavatini con salsa blanca. En verdad Stella se está convirtiendo en alguien importante para mí y si seguimos así no dudo que pueda llegar a convertirse en una gran amiga para mí, como dije antes yo ya soy una amiga para ella, pero para mí aún está en proceso y siento que está a punto de cruzar esa línea que permitirá que al fin logre llamarla mi amiga.
Siendo fin de semana me dediqué a distraerme un poco viendo algunas películas por Netflix de comedia y romance. Tenía mi bowl de palomitas de caramelo y mantequilla junto a un pequeño bowl que contenía dulces de chocolate m&m´s y dulces suaves como skittles, además de un vaso con jugo de melocotón, me dirán golosa pero incluí a mi menú de “cine en casa” un hot dog que me preparé en la cocina, ya que tenía todos los ingredientes para prepararlos y disfrutar para mi tiempo de películas, lo cual estando en clases se me haría muy difícil volver a hacerlo pronto y por ello disfruté la mañana del sábado de maratón de todo tipo de películas de comedia y romance en mi habitación.
No tenía casi nada por hacer de trabajos o tareas de la universidad por lo que más noche realizaría mis dos únicas tareas de esta semana y tenía tiempo, las fechas de entrega eran para el jueves y viernes de la siguiente semana por lo que tenía tiempo de más, pero como dicen por ahí, es mejor prevenir que lamentar, y ustedes se preguntarán ¿qué tiene que ver eso con tus tareas Cele?, pues simple, puedo aprovechar mi tiempo libre para realizar las tareas con anticipación y así no correr entre semana para hacerlas, además nunca sé cuándo puedo llegar a necesitar tener libre de lunes a viernes, por lo que mi cerebro lleva su propio itinerario que me permite llevar a cabo mis responsabilidades, obligaciones y diversión.
Cuando la película que había visto estaba pasando los créditos en la pantalla escuché algunos gritos que provenían de la planta baja de la casa por lo que apagué mi televisor y agarré los bowls y vaso para devolverlos a la cocina, lavarlos y dejarlos en sus estantes. Cuando salí de mi habitación bajé las escaleras y vi que en el vestíbulo se encontraban las causas de tanto escándalo en casa. Florentina y Martina, mis primas. Martina estaba dejando en manos de Orazio paquetes y bolsas de diferentes marcas de boutiques, zapaterías, salones de belleza y más, mientras Florentina estaba gritando que habían llegado a casa y que tenía mucha hambre.
-¡¡¡YA ESTOY ACÁ FAMIGLIA!!! ¿ALGUIEN PUEDE ALIMENTARME? –Gritaba dramáticamente, alzando sus brazos al aire como que necesitara ayuda o hubiera una emergencia y estuviera pidiendo auxilio.
- Pero ¿qué son esos gritos Florentina?
-¡¡¡HASTA QUE AL FIN TE DIGNAS A RECIBIRME ANTONELLA!!! Aunque no lo haces como deberías –Dijo cruzando sus brazos luego de haberse parado unos pasos frente a mí con un rostro y mirada seria, yo bajé el último escalón y le sonreí para luego lanzarme a sus brazos y abrazarla, aun con los platos y vaso en mis manos, ella me devolvió el abrazo gustosa –Debería quejarme con mi adorada tía de tu decadente trato para conmigo cugina de mi corazón, además de las pésimas recibidas en tu casa cuando estoy de visita y de no saciar mis necesidades como se debe –Dijo bromeando con un tono lastimero de damisela en apuros y haciendo el ademán de querer desmayarse -¿DÓNDE PUEDO COMER? –Volvió a gritar con dramatismo exagerado.
-En verdad que contigo no se puede Flor, a donde sea que vamos me vas dejando en ridículo con tus escenitas de teatro mal interpretado –Dijo Mar acercándose a nosotras y saludándome con un gran abrazo y un beso en mi mejilla.
- ¿Qué no ves que muero sin comida sorella? ¿Es que a ti no te importa lo que me pase verdad? Simplemente quieres que muera para ya no tener que dejarte en ridículo –Volvió a dramatizar exageradamente con todo de estar dolida –Y para quedarte con toda la herencia de nuestro padre…-Hizo una pausa con rostro pensativo y añadió- Aunque deberás compartirlo con Michael, aun así… ¡NO ME QUIERES! –Terminó su gran drama con la simulación de un desmayo en los brazos de su hermana.
Era increíble el amor y la paciencia que le teníamos todos a Florentina, era una chica muy dulce y amorosa, pero también su drama no tenía fin, ella no era una drama queen, ella era LA DRAMA QUEEN de toda la familia y creo que de toda Italia.
-Bueno, ya basta Flor, ven te alimentaré, espero que eso te baje tu drama, aunque que sea por un momento.
-¡¡¡WUUUU!!! –Gritó y dio un salto de los brazos de Mar para aplaudir emocionada, y salir corriendo dando saltitos de emoción hacia la cocina para buscar qué comer, y sonriendo como que fuera el gato de Alicia y el país de las maravillas. Mar y yo rodamos los ojos y caminamos a la cocina, cuando llegamos Flor ya estaba hostigando a la pobre de Sharon quien estaba tratando de calmar a mi ansiosa y emocionada prima que estaba saltando por toda la cocina como niña de cinco años para que le dieran de comer algo.
-Lamento que esta piccola intrusa se meta en tu cocina Sharon, pero ¿podrías darle algo ligero de comer para que deje de molestarte? Créeme, no dejará de saltar o molestar si no le das algo de comida –Dijo Mar con cansancio en su voz.
-No se preocupe signorina Lombardi, yo me encargo de sua sorella –Dijo Sharon mientras le sonreía con cariño a Martina y viendo saltar a Flor por toda la cocina como loca.
Mis primas son hijas de mis tíos Marleny y Benjamín Lombardi. El tío Ben es hermano menor de mi padre y aunque papá es el presidente general de la empresa de la familia que fue pasado por mi abuelo Luca a sus manos, mi padre decidió que su hermano menor podría sustentar un puesto importante y elevado en la empresa familiar, por lo que aparte de haber compartido la herencia monetaria, dividiendo el monto para que cada uno tuviera la mitad, que el abuelo les dejó como sus dos hijos, también comparten el liderazgo general de la organización, esto decidido y otorgado por mi padre a mi tío luego de haberse graduado de la universidad, por lo tanto el tío Ben es el vice-presidente de la empresa familiar. Papá y él son muy unidos, siempre lo fueron desde pequeños, según lo que él nos contó a Giorgio y a mí, y se nota el cariño, amor y respeto de hermanos que se tienen, tanto papá como el tío Ben se han ayudado y cuidado mutuamente, por eso es que la relación que mis padres, hermano y yo tenemos con él, mi tía Marleny y mis primos es muy estrecha y bonita. Aparte de Flor y Mar tengo un primo que es el hijo mayor de mis tíos y hermano mayor de las chicas, mi primo Michael, nos llevamos de maravilla junto a mi primo Nathanael, pero ya luego les contaré de él. Michael es seis meses mayor que yo y luego sigue Martina a quien le llevo 1 año y por último, Florentina a quien le llevo tres años, por lo tanto ellas están en las edades de 16 y 14 años y Michael tiene mí misma edad pero dentro de pocos meses cumplirá los 18 años.
Luego de ello fui a dejar los trastos a la lavavajilla y me dirigí a la sala de estar junto a Martina, ella encendió la televisión para luego sentarse en el sofá y comenzar a buscar algún programa que le interesara. Yo mientras tanto revise los mensajes que tenía en W******p.
Contesté los mensajes de Donato, Pía y los demás en el grupo que teníamos en dicha app en donde estaban viendo la posibilidad de dirigirse a un bar que se encontraba cerca de la universidad luego de las clases el día viernes, yo les contesté rápidamente que ese día no pensaba salir porque ya tenía planes con mi familia y aunque no era del todo cierto, pero habían veces que mis padres y yo hacíamos noche de películas o noche de juegos de mesa los viernes, así como ayer que habíamos visto una película de acción y romance en esta misma sala, además no les voy a mentir, tampoco se me antojaba ir a ese bar, como les mencioné al principio, no soy de salir, prefiero quedarme en casa y hacer cualquier cosa menos estar en un lugar lleno de gente, con música retumbando por todo el lugar, con gente sudorosa bailando por todos lados, con el desagradable olor a alcohol en el ambiente, simplemente pensarlo me provocaba un estremecimiento, por lo que mientras estuviera más lejos de esos lugares mucho que mejor. Y esperen, no me mal interpreten, tampoco es que sea una aburrida, pero prefiero divertirme de otra forma y más sanamente, agregando que es mejor si me divierto de una forma en la que no me ponga en peligro de extinción o algo similar, aunque cuando digo eso todo mundo piensa que soy una exagerada, y quizás lo sea, pero simplemente quiero evitarme todo tipo de problemas y esa es mi forma de pensar sobre esos lugares en los cuales nunca me sentiré cómoda, por lo que si no me siento cómoda prefiero evitarlos a toda costa.
-Y bien caríssima cugina, ¿qué tal te fue en la primera semana de universidad?
Suspiré como que, si hubiera vivido el mayor peligro de mi vida en esta semana, pero simplemente me sentí algo agotada con todo lo que sucedió con Franco y sus amigos.
-Nada del otro mundo Mar, pero sí he tenido que terminar un pequeño enfrentamiento entre mi grupo de compañeros y otro grupo de chicos… si te contara cugina –Dije suspirando.
-Pues cuenta, quizás eso te alivie de la frustración.
-Pues sucedió que…-Le conté todo lo que aconteció desde que conocí a Stella hasta la “ofrenda de paz” de Fede y los chicos para mí.
- ¡Wow! Cugina, en verdad tu primera semana ha sido más intensa e interesante de lo que pudieron ser las competencias de romanos y griegos en los tiempos de antaño.
-Ni me lo digas Mar, estoy que quiero revertir la situación, pero al menos no volvieron a dar problemas ni ellos, ni Stella y los demás.
-Ten paciencia Anto, estoy segura de que todo irá mejor, entonces… se puede decir que tienes a dos galanes interesados detrás de ti –Me dijo Martina con su sonrisa pícara en su cara, yo solté una risita y luego vi hacia la televisión.
-No Mar, solamente están tratando de que me sienta mejor y cómoda dentro de su grupo, eso es todo –Le había contado sobre los extraños comportamientos de Guido y Donato a lo que ella dedujo que ellos estaban interesados en mí y por ello buscaban mi atención.
-Si aja, y tú eres la regina de Inglaterra, vamos Anto, es obvio que le gustas a ambos, por lo que me cuentas puedo decirte que esas son algunas de las cosas que los chicos hacen para llamar la atención de su amada –Dijo dramáticamente, creo que no solo Flor era una drama queen al final, hermanas tenían que ser.
-En serio que no puedo ni con Flor, ni contigo, Mar –Dije riendo –y no digas más, mejor veamos si Sharon ya pudo domar a la pequeña fierecilla hambrienta que tienes como sorella
Ella se paró del sofá riendo y yo la acompañé hasta la cocina para salvar a Sharon si lo necesitaba.
(…)
El día lunes comenzaba la segunda semana de clases. Llegué temprano para comprar un chocolate en Starbucks. Cuando lo recibí, pagué y me dirigí de inmediato al edificio, entré y me di cuenta que Franco, Federico y Gabriel estaban en unas bancas junto a sus demás amigos en la primera planta cerca de las escaleras que iba a subir por lo que tenía que pasar frente a ellos para dirigirme hacia mi clase, no sabía qué hacer, ni siquiera sabía si haber terminado en buenos términos el pequeño problemilla de la semana pasada era motivo para que les hablara, por lo que decidí pasar rápidamente, no verlos, ignorarlos y actuar como que no los hubiera visto y subir las escaleras, ese era mi plan y esperaba que todo saliera bien y no me notaran. Pero como las cosas a veces no son como las queremos o las esperamos no sucedió como lo planeé.
Iba caminando lo más rápido posible siguiendo mi improvisado, y al parecer, fallido plan. Cuando iba a subir las escaleras escuché una voz detrás de mí que me hizo quedarme estática en la primera grada.
-Pero miren lo que nos trajo el viento chicos –Creí que podrían estar hablando entre ellos y subí la segunda grada cuando volví a escuchar la misma voz –y parece que nos quiere ignorar.
- ¿Qué le hicimos ahora para que no nos quiera ni dirigir la mirada? –Dijo otro de ellos cuya voz no logré identificar a quién pertenecía pero sabía que era parte del grupo - ¡Ah! Ya sé, seguramente el idiota de Donato la debe haber advertido de nosotros, una de dos, o le ha mentido hablando tonterías y falsos contra nosotros o la amenazó de sacarla de su grupito si volvía a hablarnos por alguna razón -Comenzaron a reír.
Al terminar de escuchar los tontos argumentos y teorías del chico sobre no querer verlos o hablarles me giré lentamente sobre mi eje para así poder darme cuenta de que ya todos los chicos estaban cerca de las escaleras. Sonreí levemente y bajé las únicas dos escaleras que había logrado subir antes de la interrupción.
-No, ninguna de tus teorías o argumentos dichos es cierto, primero porque no me dejo amenazar por nadie, mucho menos por alguien que apenas conozco, añadiendo que no me afectaría en absoluto que me sacaran de su grupo y dos, es falso, porque ni Donato, ni nadie más me ha hablado absolutamente nada de ustedes desde que “cerramos” el pequeño gran incidente que tuvimos.
- ¿Y entonces? ¿Por qué ibas tratando de huir de nosotros? –Dijo el mismo chico que dio los argumentos, era pelirrojo con una mirada azulada clara y pecoso, le sonreí con suficiencia y me crucé de brazos con cuidado de no derramar mi chocolate por segunda vez.
-Primero, creo que el hecho de habernos conocido hace una semana y de haber hablado por el incidente chocolatoso no significa que yo tenga que hablarles siempre, tampoco significaba que seamos amigos o vayamos a serlo –Contesté de manera borde, sin siquiera proponérmelo, era algo “automático” y en ese momento me encontraba a la defensiva, pero era algo que sucedía de manera natural en mí, no porque lo planeara hacer.
-Va bene, calma fierecilla, si no te agradamos simplemente dilo y nos alejaremos, solo creímos que te gustaría tener una mejor compañía de la que ya tienes –Dijo Federico con un poco de molestia en su voz y veía en los rostros de ellos que se sentían molestos y algo ofendidos, pero lo que dije fue la verdad, no creía poder ser su amiga, apenas estaba tratando de hacer a Stella mi amiga y que ellos vengan a querer simplemente entrar en mi vida de un tirón cuando ni siquiera en el mismo salón estamos me parece algo inesperado y demasiado rápido.
-Además de que son pésimas compañías, tienen un carácter horrible del cual me temo te vas a contagiar dentro de poco, y es una pena –Habló otro de ellos que tenía un cabello cobrizo, ojos verdes y con una pequeña barba que le quedaba muy bien, a decir verdad - Tú eres un ángel que no debería estar rodeada de monstruos traicioneros
-Pero…no entiendo…ustedes vienen diciendo eso desde la semana pasada –Les dije con mi voz seria y confundida –Explíquenme, si me dicen cuál es el contexto podré entender mejor y quizás…quizás los apoyaría –Dije tratando de convencerlos.
Comenzaron a reírse todos en mi cara, ¡EN MI CARA!, me crucé de brazos molesta, porque quería entenderlos, pero en vez de colaborar, simplemente se reían en mi cara y de mi desgracia seguramente. Ya molesta por la situación decidí retomar mi camino, pero cuando se percataron de ello me llamaron a gritos y me siguieron escaleras arriba al ver que no me detuve.
-¡¡¡Aspetta Cele!!! –Gritó Federico
-¡Wow! Alto ahí –Paré de inmediato y alzando mi mano en señal de “stop”- “Cele” solo me lo pueden decir personas de mi confianza, y ustedes no lo son –Dije cruzando mis brazos y alzando mi ceja, los chicos sonrieron viéndose unos a otros.
-Ya veo que la ególatra de tu amiguita, la fierecilla que peleó por tu chocolate te está pasando su carácter pesado y engreído –Dijo Franco –Mejor hay que actuar pronto o este ángel va a parar convirtiéndose en uno más de ellos y sería un desperdicio total –Habló Franco con los demás como que, si yo no estuviera presente, decidí subir otra vez las escaleras dando un suspiro y dejando el asunto estancado, pero ellos volvieron a seguirme de cerca sin hablarme.
-Bien, si no quieres que te llamemos “Cele”, ¿Cómo se supone que te llamaremos? –Preguntó un chico pelinegro con ojos café claro.
-Pues como todo mundo me llama…Celestia…MI nombre –Hablé remarcando “MI” y volteándolo a ver con una cara como diciendo “Obvio”.
- ¡Ay no! Eso es muy formal. Mejor te llamaré ángel –Dijo Gabriel y al instante el chico con la pequeña barba se quejó.
-Oye fratello, eso no se vale, por si no lo recuerdas, yo la llamé ángel antes que tú o Franco, por lo tanto, ese es mi apodo para ella.
-Lo siento fratello, pero yo ya me adueñé de ese apodo –Dijo guiñando un ojo, a lo que el chico de la barba solo le sacó la lengua. Más infantiles no pueden ser, pensé mientras rodaba los ojos.
-Va bene, voy yo, te llamaré ojitos grises –Dijo Franco sonriendo para poner su brazo alrededor de mis hombros, yo me le quedé viendo con los ojos entrecerrados y decidí apartarme de su brazo por lo que avancé más rápido, haciendo que se riera de mi acción y yo no pude reprimir una pequeña sonrisa.
-Bene, es mi turno, te llamaré piccola –Dijo Fede sonriéndome abiertamente, yo solo quería escuchar qué más dirían, por lo que no hablé, ni dije nada. –Es que eres tan piccola y tan tierna –Dijo tratando de agarrar uno de mis cachetes a lo que yo hice el ademán de morderlo y eso hizo que se apartara de inmediato y que riera.
-Yo te llamaré…-Dijo pensativo el chico de la barba –No tengo idea…-Dijo con una voz de frustración.
-Pues quita que yo si tengo una idea, primero que nada, mi nombre es Leonardo –Dijo extendiendo su mano hacia mí, la cual tomé –Leonardo Sartori, ya que no nos habíamos presentado adecuadamente, y creo que te empezaré a llamar dolcezza, te preguntarás el por qué, pues el incidente se volvió agridulce, el “agri” por tu amiguita y el grupito de metiches y el “dulce” por ti, y además tu amiguita se ha puesto a pelear por tu chocolate, pero como no se escucha muy bien llamarte “cioccolato” pues decidí colocarte el apodo de lo que te transmite el chocolate, la dolcezza –Cuando terminó de dar su gran explicación yo me quedé con una expresión de “estás loco”, pero debo admitir que eso fue lindo, al menos no se le ocurrió ponerme un apodo que fuera referente al accidente sino que ha sido respecto a mi bebida, lo que no me molestó en lo absoluto. Le sonreí y asentí con la cabeza.
-Espera que tengo uno…-Volvió a decir el chico de la barba –Ay no…olvídalo, creo que es nombre para un cachorro –lo vi haciéndome la ofendida.
-Tú me haces recordar a una principessa, por eso así te llamaré –Dijo un castaño con ojos azul intensamente claros – Y, por cierto, soy Massimo –dijo guiñando el ojo, dicen que Stella es ególatra pero incluso ellos sienten que pueden derretirme con sus gestos o que son dioses griegos, pero en realidad solo hacen que me quiera tirar de la ventana, aún no llegaba al salón y comenzaba a acelerar el paso.
-Oye heart, mi nombre es Luciano y así te llamaré de ahora en adelante, se nota que eres de nobles sentimientos…aunque deberé comprobarlo o no serás digna de ese apodo –Dijo el chico rubio de ojos azules verdosos de manera burlona, pero no pude aguantarme la pregunta que mi cerebro formuló al escucharlo hablar.
- ¿Comprobar si soy de nobles sentimientos? Y ¿Cómo piensas hacerlo caríssimo?
-No lo sé todavía, pero lo haré, tenlo por seguro –Dijo sonriendo y tomando mi mano como todo un caballero y depositando un beso en ella lo que me hizo sonrojar, y tuve que ocultar mi rostro viendo hacia el suelo. Quité mi mano rápidamente y le sonreí para volver a retomar mi camino.
Escuché un chasquido de dedos – ¡YA LO TENGO! – Gritó el chico de la barba sobresaltándome -Te diré glitter –Todos los chicos se le quedaron viendo al chico como si estuviera loco, y yo no me quedé atrás.
- ¿Glitter? –Preguntaron todos los chicos en el mismo momento.
- ¿Qué tiene que ver el glitter con ella? –Dijo señalándome Gabriel.
-Chicos, creo que el golpe con la pelota que le dimos ayer le ha afectado –Habló Franco viendo al chico como si necesitara ir a un manicomio y rascándose la nuca.
-Ay chicos, por favor, ¿qué no han notado ese detalle en ciertas cosas?
Esa pregunta hizo que todos voltearan a verme y yo me sintiera tímida por ser ahora el foco de atención de los ocho chicos, todos comenzaron a escanear mi vestuario y mis cosas. Y sucede que llevo cosas con brillos, amo los brillos como les comenté antes y quizás no ando con vestuario o cosas a simple vista que lleve brillantina, pero al parecer el chico era muy buen observador y se había fijado.
-Pero yo no veo lo que dices fratello –Contestó Luciano viéndome todavía de pies a cabeza y con una expresión confundida, yo ya estaba nerviosa y comencé a sentir la desesperación, pues no quería que me siguieran viendo, me sentía incómoda y además odiaba la atención.
- ¡Ay por favor! Es fácil, habla del estuche de su celular, la pulserita en su mano derecha que brilla y la pequeña bolsita que lleva en sus cosas –Habló una chica castaña con ojos azules, creo que la mayoría tiene ojos azules y verdes en esta universidad.
- ¡Hey! Qué bueno verlas por acá belleze –Dijo Federico acercándose a la chica para luego saludarla con una sonrisa y los demás hicieron lo mismo para saludar a las chicas que venían con la castaña dándome la oportunidad de deshacerme de ellos y llegar pronto a la clase, no las conocía por lo que intuía que pertenecían al salón de los chicos. Retomé mi camino cuando me percaté que comenzaron a hablar con ellas y me fui lo más sigilosamente posible avanzando rápido por el pasillo. Di vuelta a la esquina y escuché que me llamaban a gritos, pero yo seguí mi camino sin voltear atrás hasta que llegué a mi salón, refugiándome por fin de esos ocho chicos. Agradecía que esas chicas llegaran a salvarme de ellos. Podía hablarles, no me molestaba, pero no quería tener problemas con mi grupo y el de ellos, además no creía poder tener oportunidad de hacerme amiga de ellos, ya que yo estaba en un salón diferente al suyo y era lo mejor. Cuando llegué Stella y las chicas ya habían llegado por lo que las saludé y comencé a hablar de trivialidades con ellas.
Esperaba poder sentirme parte de este grupo pronto, poder sentirlos como mis amigos, quería realmente poder tener amigos que me quisieran y a quienes yo pudiera querer, quería tener amistades verdaderas y esperaba que duraran mucho más allá de la universidad.
Aún no entendía por qué esos ocho chicos querían hablarme cada vez de que me veían, incluso estando con Donato y los chicos, ellos estaban ahí saludándome de lejos, sonriéndome, tratando de acercarse cuando mi grupo no estaba conmigo. No sabía qué podían ganar de ello. Además Francesco, el último de los chicos que no pudo presentarse y darme mi apodo el día que se les ocurrió la gran idea de ponerme un apodo diferente cada uno porque no querían llamarme Celestia porque yo no les permitía llamarme Cele porque aún no son de mi confianza, y como para ellos llamarme por mi nombre y no por mi pseudónimo era “muy formal”, pues me paró diciendo que su apodo para mí sería “Bella” y me explicó que a sus ojos era una chica muy hermosa y que por ello ese sería mi apodo de su parte. Debo confesarl
- ¡NO! ¿QUÉ SE SUPONE QUE HACEN? -Grité asustada. - ¡TÁPALE LA BOCA MILÁN! -NO DEJEN QUE GRITE -Lo siento principessa -Me dijo Mássimo cuando intento colocarme un pedazo de tape en la boca para que no pudiera seguir gritando. -¡NO TE ATREVAS A PONERME ESO MÁSSIMO! -Grité de nuevo con furia -¡SUÉLTENME! ¿POR QUÉ ME HACEN ESTO? -Grité al mismo tiempo que pataleaba tratando de bajarme de los fuertes brazos de Luciano quien me tenía cargada como un saco de papas. -No lograras nada, aunque patalees heart -Dijo Luciano riendo. Mássimo logró colocar el tape en mi boca logrando así que mis gritos cesaran y fueran ahora solo quejidos amortiguados, traté de seguir pataleando para ver si lograba algo, pero fue en vano. (...) Se preguntarán qué sucedió. Pues bien, estaba tranquilamente en clases, era la mañana de lunes de la cuarta semana, ya casi cumplía un mes de haber entrado en la
Los días pasaron y logré detener un poco a Donato. Yo sé que estarán preguntándose cómo logré que se calmara y por qué no paró totalmente. Luego de la charla que tuve con los chicos seguí tratando de parar a Donato y su pantomima creada por él mismo donde yo salía perjudicada por su culpa, por lo que decidí al fin hablar con él, me llené de valor y en el receso de la tarde me acerqué al él y le pedí que habláramos, no sé qué se imaginaría o creería, pero acepto gustoso y hasta feliz de que le solicitara hablar a solas. (FLASHBACK) Le pedí a Donato que habláramos en uno de los laterales del campo de soccer de la facultad donde había un poco de privacidad. -Y bien dolcezza, ¿qué deseas que hablemos? -Preguntó recargándose en la pared, cruzó una de sus piernas y con su mano derecha comenzó a jugar con uno de los mechones de mi largo cabello. -Necesito que esto pare ya Donato -Le dije seriamente y con toda l
Amo poder estar en casa, disfrutar de un buen día de lectura y chocolate caliente mientras me siento en mi silla colgante favorita en mi balcón. Martina y Florentina están a mi lado tomando té de manzanilla mientras están en su laptop y celular haciendo no sé qué. -El clima está genial, amo que no haya demasiado frío -Dijo Martina mientras veía el cielo y respiraba. -Yo también, por eso amo otoño y primavera, porque no son tan fríos ni tan calientes como invierno y verano -Aportó Florentina mientras se recostaba en el respaldo del sofá en donde estaban sentadas ambas. -Yo amo todas las estaciones, cada una tiene lo suyo -Me encogí de hombros mientras volvía a mi libro. -No lo negamos, pero esas dos estaciones son el extremo, y ya estamos a finales de septiembre, lo que significa que falta poco para diciembre y en ese mes ya son las fiestas de fin de año y luego viene el otro…-Se quejaba Flor. - ¿Y qué tiene que ya viene el otro año? No sé tú,
Últimamente he pensado que mi vida se ha convertido en toda una aventura y las emociones las siento como que estuvieran en una montaña rusa, algo que no había pasado nunca a lo largo de mis 17 años. Ha sido bueno conocer personas nuevas en mi etapa universitaria, pero jamás creí que estas personas fueran a involucrarme en su absurda guerra. -Yo no creo que debería reconocerte de nada -Habló una segunda voz que hizo que sintiera escalofríos. Me giré rápidamente para confirmar mis sospechas sobre esa conocida voz. Mis primas se pararon de sus sillas confundidas por mi actuar. - ¿Qué sucede cugina? -Preguntó Flor llamando mi atención y haciendo que la vea algo nerviosa por la presencia inesperada de ambos chicos que, a la vista de todos, querían matarse. -Nada, todo está bien -Hablé con mi respiración inestable. – Donato, Mássimo, ¿qué hacen acá? – Me acerqué unos pasos a ellos. -Estaba realizando algunas compras y pasé a comprarme un helado cua
Flor y Mar me ayudaron a bajar del auto y subir las escaleras hasta llegar a la puerta. Solo entrar a mi casa junto a mis primas me sentía mejor y hasta protegida luego de la gran repartida de premios dolorosos en mi honor que causó estragos en mí. Cuando di unos pasos para entrar sentí al instante dos pares de abrazos rodeándome con fuerza por unos minutos en los cuales yo solo respiré y devolví el gesto amoroso. -Oh mía figlia, mía principessa, mía bambina – Habló papá todavía abrazándome – Estábamos tan preocupados por ti – Besó mi cabeza. -Mía bellísima farfalla – Se separaron ambos y mamá tomó mi rostro acariciando mis mejillas con sus bellos ojos llenos de preocupación y tristeza. – Lamento tanto lo que ha sucedido, mía vita, tus primas nos contaron lo que pasó, ¿cómo te sientes? -Sinceramente madre, quiero ir a mi habitación y dormir, no quiero nada más, me siento como si me hubiera pasado un camión encima –
No puedo apartar mi vista de la fotografía a través de la pantalla y sigo sin poder creer que nuestra protegida será nada más y nada menos que ella. - ¿Acaso esto es alguna broma? – Preguntó Gabriel con asombro. -Para nada Gabriel, ella es su nueva protegida, su nueva misión es, como ya dijo Lucio, cuidar de sua figlia sin que ella se entere – Señaló el signor Olivare la pantalla con su mano donde aparece una fotografía de ella, sonriendo con esa cara de ángel que tiene, realmente pensé que cuidaríamos de una niña mimada, pero resulta que cuidaremos de uma principessa, mía principessa – Y buscar las pistas e información necesaria hasta dar con los responsables de las amenazas de secuestro y muerte a la Mariposa Monarca de Lucio – Terminó con firmeza. -Bene ragazzos, les presento a Celestia Antonella Lombardi Diamantis, mía figlia. - ¿Ella es sua figlia? – Preguntó Federico en susurro con la boca se
-Celestia, bella, escúchame, solo quiero que me dejes explicarte – Suplicó una vez más Donato, creí que estaría enojado, que no me hablaría o que ni siquiera me dejaría acercarme a los chicos, pero estaba equivocada, estaba esperándome en la entrada del edificio de la facultad junto a Romeo, Flavio y Guido cuando Marco me dejó en el campus. Marco junto a los guardaespaldas se fueron a los segundos de haberme bajado de la camioneta, creí que mis guardaespaldas se quedarían, pero decidí no poner atención a ese detalle, quizás papá había dado órdenes para que me cuidaran cuando fuera en el tráfico, igualmente el campus no es peligroso, hay seguridad en todo el territorio de la universidad y mucha gente ronda por todo el lugar como para que nadie se dé cuenta de están atacando a alguien. -No quiero escucharte más Donato, déjame en paz – Hablé enojada con él y tratando de pasar por su lado para entrar a la facultad. Tenía claro que no se daría por vencido así que m