Capítulo 52 —Juego de estrategiaNarrador:A las cinco en punto, Xavier llegó al restaurante del Hotel Carlton. El ambiente elegante y discreto del lugar era perfecto para la reunión que había planeado con precisión. Su traje oscuro, impecable, complementaba su porte decidido mientras avanzaba hacia la mesa reservada. Allí estaba Camila, sentada junto a una ventana, con una taza de té humeante entre las manos. Su postura relajada irradiaba una confianza tranquila, y sus ojos se alzaron al verlo acercarse.—Señor Donovan, que placer conocerlo —dijo, esbozando una sonrisa cordial mientras extendía su mano.Xavier la tomó con firmeza pero delicadeza, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de respeto.—El placer es mío, señora Verdier. Gracias por tomarse el tiempo para esta reunión.Camila esbozó una sonrisa ligera, con un brillo travieso en los ojos.—Por favor, llámame Camila. "Señora Verdier" suena demasiado formal, ¿no crees?, además ya pronto dejaré de serlo —dejó caer, para
Capítulo 53 —Las piezas del tableroNarrador:Xavier estaba sentado en su despacho, revisando algunos documentos cuando su teléfono vibró. Era el investigador. Había esperado esa llamada durante todo el día. Contestó de inmediato, apoyándose en el respaldo de su silla con una calma aparente.—¿Qué tienes para mí? —preguntó, sin molestarse en saludar.La voz al otro lado de la línea era firme y profesional, pero con un toque de intriga que dejó claro que la información era sustanciosa.—Camila Verdier. El apellido todavía le sirve de algo, pero no por mucho tiempo. Está en medio de un divorcio bastante escandaloso con Jean-Marc Verdier, el magnate. La razón… infidelidades. Y no una, sino dos, que su esposo descubrió personalmente, pero seguramente hay más.Xavier dejó escapar un leve sonido que podría haber sido una risa contenida o un suspiro de desdén.—Parece que esa chica no puede mantener las piernas cerradas —comentó con un sarcasmo seco, mientras tamborileaba los dedos sobre el
Capítulo 54 —Que empiece el juegoNarrador:La mansión Donovan brillaba con elegancia bajo las luces cálidas que iluminaban su fachada. El personal se movía con precisión, asegurándose de que cada detalle estuviera en su lugar. En el comedor, la mesa principal estaba decorada con arreglos florales impecables, candelabros antiguos y una vajilla que reflejaba el lujo inherente de la familia Donovan. Kael y Mickaela llegaron juntos, sus pasos resonando por el pasillo mientras eran guiados hacia el comedor principal. Mickaela lucía un vestido negro que destacaba su figura, mientras Kael caminaba junto a ella con una sonrisa tranquila que escondía su incomodidad. Xavier los esperaba en la entrada del comedor, impecable en un traje oscuro, con una copa de vino en la mano y una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.—Kael, Mickaela —saludó, inclinando ligeramente la cabeza antes de mirar a Mickaela con un destello en los ojos y al propinarle un cálido beso en la mejilla, le susurró —Estás deslum
Capítulo 55 —Bajo el peso de las lágrimasNarrador:Xavier no perdió tiempo. Dejó la copa en una mesa cercana y salió del comedor con pasos decididos. No se molestó en disculparse ni en dar explicaciones a los demás invitados. Su prioridad era llegar a ella. Mickaela estaba sentada en las escaleras frente al edificio, abrazándose las rodillas mientras la noche la envolvía con su frío. Había llegado hacía un rato y había enviado el mensaje a Xavier sin saber si respondería. Podía haberse ido a su departamento, o a lo de su amiga Sophie, pero en el fondo sabía que no lo haría hasta verlo, pues ese era el único lugar donde realmente quería estar. Los faros de un coche iluminaron la entrada, y su corazón se aceleró. Levantó la mirada justo cuando Xavier bajaba del auto, caminando hacia ella con pasos rápidos y decididos.—Mick —dijo con un tono firme, pero lleno de preocupación —¿Estás bien?¿Qué estás haciendo aquí?Ella levantó la cabeza lentamente, sus ojos enrojecidos por las lágrimas
Capítulo 56 —Agua para el almaNarrador:Mickaela dejó caer la cabeza en el respaldo del sofá, sus lágrimas finalmente detenidas, aunque sus ojos seguían enrojecidos y su rostro cansado. Xavier permaneció a su lado, en silencio, como un pilar sólido en medio del caos que la rodeaba. Finalmente, le acarició la mejilla.—Deberías tomar una ducha caliente. Te hará sentir mejor. —su voz era baja y calmada.Mickaela lo miró, dudando por un momento, pero asintió lentamente.—Tienes razón. Creo que lo necesito… pero no tengo ropa aquí.Xavier sonrió de manera tranquilizadora y se puso de pie.—Déjalo en mis manos. Algo encontraré para ti. —Ella lo observó mientras salía del salón, su figura desapareciendo por el pasillo. Unos minutos después, Xavier regresó con un par de toallas limpias dobladas sobre su brazo y algo de ropa que dejó sobre una silla cercana. —No es mucho, pero creo que esto servirá. Un jersey mío y unos pantalones cómodos. Te quedarán un poco grandes, pero harán el trabajo.
Capítulo 57 —Cruce de límitesNarrador:El calor entre ellos todavía era palpable, sus respiraciones entrecortadas llenaban el espacio entre ambos. Pero Xavier, con una fuerza que no sabía que poseía, se separó de Mickaela, sus manos soltando su cintura aunque no con facilidad. Dio un paso hacia atrás, llevándose una mano al rostro como si intentara aclarar su mente.—Esto es una locura, Mickaela —murmuró, su voz todavía ronca por el momento compartido —No puedes dejarte llevar por el despecho.Ella lo miró fijamente, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de rabia y algo más profundo.—¿De verdad crees que esto es por despecho? —respondió, su voz firme, aunque aún temblaba un poco por la intensidad del momento —Sabes que no es así, Xavier. Esto empezó mucho antes. En la finca. Antes de que yo supiera cualquier cosa sobre la aventura de Kael con Camila.Xavier bajó la mano lentamente, observándola con una intensidad que la hizo estremecer.—Entonces, ¿por qué estás con él en primer
Capítulo 58 —Rendidos al deseoNarrador:Xavier no podía esperar más. Su mirada estaba fija en Mickaela, sus labios ligeramente entreabiertos, su respiración agitada, y los rastros de agua de la ducha todavía marcando su piel. Con un movimiento decidido, deslizó un brazo bajo sus rodillas y el otro alrededor de su cintura, levantándola en un solo gesto. Mickaela dejó escapar un suave jadeo de sorpresa, aferrándose a sus hombros mientras él la llevaba hacia el dormitorio. El ambiente cambió al cruzar la puerta. La luz tenue de una lámpara en la esquina iluminaba la habitación, llenándola de un resplandor cálido y acogedor. Xavier se detuvo junto a la cama, pero en lugar de acostarla, la dejó suavemente sobre sus pies. La miró fijamente, como si intentara grabar cada detalle de ese momento.—Eres hermosa —murmuró, su voz ronca y cargada de emoción, mientras sus manos subían con cuidado por sus brazos hasta sus hombros. Mickaela sintió que su piel se encendía bajo su toque, y cuando Xavi
Capítulo 59 — Caminos sin retornoNarrador:Xavier dejó que sus labios descendieran con lentitud, marcando un camino desde los suaves montes de Mickaela hacia su vientre. Sus movimientos eran deliberados, como si saboreara cada instante, cada reacción de su cuerpo bajo el suyo. Mientras lo hacía, sus manos permanecieron en sus pechos, dedicándose a acariciar y jugar con sus pezones endurecidos, provocándole pequeños jadeos que llenaban la habitación. Mickaela arqueó ligeramente la espalda cuando la calidez de sus labios se posó justo debajo de su esternón. La textura de su lengua, alternando entre caricias suaves y pequeños besos húmedos, encendía cada fibra de su ser. Su vientre temblaba bajo su toque, cada músculo reaccionando al contacto como si fuera la primera vez que alguien exploraba su cuerpo con tal devoción.—Xavier… —susurró, su voz entrecortada y cargada de emoción, mientras sus manos se enredaban en las sábanas.Él no respondió con palabras. Sus labios continuaron su desc