9: 00 am.Al día siguiente, en la agencia AM MILLER. — Señor, hay alguien que le busca urgentemente, no tiene cita agendada, pero me pidió que le entregue esto. — Decía amablemente la secretaria de Mason, Ashley. — ¿Puedo saber por qué estás aceptando entregarme notas de extraños que simplemente vienen? — Preguntaba Mason de mal humor esa mañana sosteniendo en sus manos la tarjeta que le entregó la joven secretaria. Cuando el atractivo hombre de cabello rubio posó sus ojos grises en la tarjeta, se sorprendió de inmediato. — ¡Olvida lo que he dicho! Hazla pasar de inmediato. — Pidió Mason apurado. Fue entonces, que la secretaria hizo tal como él ordenó. …..Tap, tap~ Sonaban las zapatillas de la pequeña mujer con aspecto inocente sobre el mármol. — Pensé que no ibas a recibirme~ — Comentó ella de manera juguetona. Mason Miller suspiró con pesar aún sentado trás el escritorio, él apoyó su codo en el descansa brazos derecho de su cómoda silla y seguidamente su mandíbula sobre su
3: 30 pm. En la casa del doctor Parker. — Todo ha quedado arreglado. — Informó Patrick. — Un auto te está esperando fuera, Rouse, apenas llegues a mi mansión, mi mayordomo ahí, va a guiarte al avión privado; todo está listo para que vuelvas donde solías vivir antes en Costa Rica, yo mismo voy a ocuparme de darte el tiempo necesario e impedir que Leandro de contigo. — Oh Patrick muchas gracias, a ti también Annie… No se que haría sin ustedes dos. — Rouse entre lágrimas abrazó a sus amigos. — Es lo menos que podemos hacer. — Contestó Annie cabizbaja. — Después de todo hemos sido nosotros los que te metimos en esto. — No digas eso Annie. — Decía Rouse alejándose de ellos. — Han hecho demasiado, gracias a ustedes… Yo pude conocer mejor a Leandro… Me gustaría… Decirle… Pero… Antes de que Rouse dijera algo más. Los tres se quedaron viendo al niño que bajaba las escaleras junto a su abuela y a Alice, quien llevaba una maleta. — ¡Mamá! — Exclamó el pequeño James sonriente. — ¡Mira abu
Leandro Carletti recién llegaba a su mansión y fue recibido por su mayordomo. — Señor, que sorpresa que esté usted tan temprano en—— Ahórrate la palabrería Steven. — Le interrumpió Leandro. — ¿Dónde está Rouse? — Preguntó seriamente, exigiendo repuestas. El mayordomo se puso un poco nervioso en ese momento, sabía que no podía ocultarlo mucho tiempo. — No lo sé, señor… — ¡Ja! ¡¿Crees que soy un imbécil?! — Preguntó Leandro exaltado. — ¡Mi informante me ha dicho que Rouse salió junto a Alice y llevaba unas maletas! ¡Te pregunté! ¡¿Dónde está mi mujer?! — Exigía información, ese CEO furioso. El mayordomo exhaló sintiéndose mal por la mujer que hace pocas horas se había marchado. "Lo siento tanto señorita Becker" Pensó el señor rubio. — La señorita efectivamente salió de la mansión esta tarde. Leandro continúo caminando hacia la habit
8: 30 pm. — Por fin llegaste. — Sonrió Thomas a Leandro. — Tenemos algo muy importante que decirte sobre tu amad—— ¡Rouse desapareció! — Exclamó Leandro posando su mano derecha en el borde de su frente, en una señal de frustración. Los dos primos se quedaron sorprendidos viéndole. — ¿Qué has dicho? — Preguntó Mason con incredulidad. — ¡No está! Ella se fue y… Nadie sabe a dónde. — Leandro frunció el ceño en ese instante, acercándose rápidamente a dónde estaba sentado Mason. ¡PAM! El fuerte sonido de las manos puestas con irá de ese italiano, sacudió un poco la mesa causando que la bebida de Mason se terminara regando. — ¡¿Que diablos haces?! — Preguntó Mason enojado. — ¡No te hagas! ¡Tú debes saber dónde está ella! ¡Dijiste que tenías algo importante que decir! — Señalaba Leandro enojado a su mejor amigo. Thomas por otro lado solo veía la escena tomando de su bebida en paz. — ¿Yo? ¡No seas estúpido Leandro! ¡Estoy tan impactado como tú lo estás! Rouse está embarazada y ell
— Esto… No… No puede ser cierto… ¿Por qué bromean con algo así? — Preguntó Leandro incrédulo dejando de inmediato la carpeta sobre la mesa. Él vio molesto hacia Mason, quien simplemente continúo con una expresión seria mientras tomaba de su copa, seguidamente Leandro vio a su amigo Thomas, quien también estaba viéndole con total seriedad. — Lo siento hermano, no es ninguna broma, debiste tener alguna sospecha en todos esos cinco meses viviendo con ella, ¿No es así? — Preguntó el hombre de ojos celestes. Leandro posó sus codos en la mesa y sus manos en su rostro. Estaba atónito. No sabía que decir, que pensar, ni como reaccionar. ¿Ella le mintió? ¿Ella solo jugó con él como en el pasado y le sacó provecho para después irse? ¿Todo fue un engaño? Las imágenes de Rouse sonriendo, contándole sobre ella, viéndole con cariño, disfrutando mientras hacían el amor. ¿Todo fue simplemente una mentira? ¡Él seguía sin poder creerlo! Rouse era la misma modelo top de AM MILLER que fue un
3: 00 am. La lluvia continuaba cayendo fuertemente acompañada de ráfagas de viento. En las afueras de la mansión del CEO Carletti, un automóvil oscuro se hacia presente. El mayordomo estaba en las afueras dispuesto a recibir de inmediato al señor de la mansión. Steven acompañado de otros de sus asistentes, abrieron la puerta, Leandro bajó por su propia cuenta. "Pensé que el señor Carletti, vendría en muy malas condiciones" Pensó el mayordomo. Leandro continúo caminando al interior de su mansión siendo cubierto por un paraguas que sostenía uno de sus sirvientes. Atrás de él también siendo escoltado, venía uno de los amigos de ese hombre, Thomas Davis. …..En la oficina de la mansión, el mayordomo de inmediato puso al tanto de la situación a su jefe. — Agregué en el té de la señorita Jhons un poco de medicina para dormir, no pasó mucho tiempo para que ella se sintiera somnolienta y se fuera a acostar. — ¿Dónde se encuentra en estos momentos? — Preguntó Leandro sentado tras su
Una semana después. — ¿No ha recibido ninguna noticia por parte de sus amigos, señorita? — Preguntó Alice preocupada. — No… Lo último que supe es que Leandro no los había buscado, ni se había contactado con ellos, pero eso fue hace cuatro días atrás, tú, ¿Crees que él se molestó tanto que no le importa saber de mí y sus hijos? — Preguntó Rouse decaída mientras sostenía su vaso con jugo frutal esa mañana. — No conozco muy bien al señor Carletti, pero no me parece alguien que actúe de esa manera, usted que ha convivido más con el por cinco meses, debería saberlo mejor que yo. — Contestó Alice, para después darle un sorbo a su café, compartiendo mesa con Rouse. Rouse se quedó viendo seriamente a su amiga Alice, para después hacer una expresión cabizbaja. — Lo extraño… — Susurró ella. — ¿Por qué no vuelve? Quizá él la perdone, nunca se sabe. — ¿Tú crees? Cuando recuerdo cómo hizo sacada a Miranda de su vida… Cómo pasó de intentar enamorarse de ella a no quererla en lo absoluto, me
— ¡Maldición, Leandro! — Exclamó Thomas molesto siguiendo a ese amigo Italiano. — Te digo que estás cometiendo un grave error, no debes ir a verlos, házme caso hermano, nada bueno saldrá de esto, ellos ya recibieron daños por parte de nosotros, créeme, no querrán decirnos nada. Sin embargo, el CEO Carletti ignoraba las palabras de su amigo mientras se dirigía a la salida de su restaurante. Una vez ambos hombres estaban en el estacionamiento, Thomas recibió una llamada telefónica. — Ahorita no, estoy muy ocupa— ¿Qué? — Preguntó el hombre de cabello oscuro molesto. — ¿Otra vez? ¡Maldición! ¡¿Que diablos le pasa a esa gente?! — Gritó exaltado Thomas viendo como Leandro subía a su automóvil. — Después te llamo. — Colgó la llamada. Thomas subió al asiento del copiloto mientras Leandro estaba encendiendo su automóvil. — ¿Vas a conducir? — Preguntó Thomas. — No sueles hacerlo seguido. Leandro volvió a ver hacia su amigo y seguidamente desvío su mirada de él. — ¡Oye! No me voltees los