Señor Loredo ¿está bien? — un hombre de seguridad que se encontraba haciendo sus rondines por las oficinas, se encontró con la sorpresa que la puerta de la oficina principal estaba abierta, se acercó para ver qué no hubiera nadie adentro. Al entrar vio a Armando tirado en el suelo, su rostro lleno de sangre que emanaba de la nariz, ceja derecha, su ojo izquierdo estaba hinchado y su pómulo derecho tenía un gran moretón, era claro que le había dado una buena paliza. —¡Señor Loredo! — se acercó el hombre al verlo ahí tirado, cerciorándose que aun respiraba. Armando poco a poco fue abriendo los ojos, se sentía un poco confundido, sin recordar muy bien quien lo había interrumpido, sintió la viscosidad de la sangre que salía por su labio inferior— ¿Quién lo golpeó? — esa era una muy buena pregunta, ¿Quién lo había golpeado?, solo recordaba que tenía a Paola nuevamente, que la estaba besando, cuando alguien entro y lo tomo del cuello apartándolo de ella, la lampara se cayó y la única luz
Con la respiración entrecortada se dejó caer de espaldas a la cama, con sus dedos toco sus hinchados labios que estaban así por los besos que Cris le acaba de dar. No sabía quién habido a interrumpir, pero quien fuera solo deseaba que se fuera pronto para que ella y Cris pudiera reanudar en donde se habían quedado. De pronto escuchó la voz de él alegando con una persona, frunció el ceño a escuchar como se iban acercando a la puerta de la habitación. —Te juró que está bien, está en mi habitación— la puerta de la habitación se abrió, en un principio tuvo miedo que fuera Armando que descubriera donde estaba y con quien, pero su miedo se disipo al ver a Eli— ves te dije que estaba bien…—Paola que bueno que estás bien— se acercó a ella, la abrazó con fuerza, pareciera que había estado muy preocupada por ella, pero no entendía porque, que había pasado para verlas así angustiada— cuando me dijeron que no habías llegado a dormir a tu casa me preocupé— se separó un poco mirándola de la cabez
La estaba besando como solamente él sabía hacerlo, sé olvido del mundo que había fuera, solo en ese instante solamente podía pensar en ellos, envueltos en un fuego que había una sola manera de apagar, la beso con un roce suave y seco, poco a poco sus labios cálidos fueron aumentando la presión hasta abrirle despacito la boca. Ella sintió la invasión sutil de su lengua que la exploraba suavemente, despacio hasta que hubo una danza con sus lenguas. Echo atrás la cabeza para apoyarla en la palma de su mano, mientras el desordenado corazón le bombeaba la sangré a toda velocidad; Cris la beso con ardor, su mano quitó el trozo de blusa y busco uno de sus pechos que acarició suavemente mientras su pulgar le buscaba el p3zón. Ansioso separó los labios de su boca y se deslizó por el cuello hasta donde estaba su pulsó, la hizo recostarse en la cama, se hincó en la cama mientras le quitaba la falda, se veía tan hermosa con los labios hinchados, su pecho subiendo y bajando y su mirada llena de
—¿Te gusta el lugar? — Armando había convencido a Ivette para que se escaparán ese fin de semana, quería que Paola se sintiera libre para que guiará al investigador a la casa donde iba a revolcarse con su amante, después de instalarse en el hotel subió con Ivette a la habitación y le hizo el amor como ella quería.Cuando terminó la dejo dormida en la cama, mientras llamaba al investigador para saber a qué hora regresó Paola, había sido todo el día fuera, apretó con fuerza el vaso de Whisky, imaginándola revolcándose en una cama con un hombre que no era él. Los celos lo inundaron, lo mataban por dentro, tenía que calmar su cabeza. Por la mañana despertó con una fingida calma, llevó a Ivette al restaurante del hotel, tomando una mesa discreta.—Si, es discreto— contestó Ivette— pero lo que más me gusta es estar contigo— sonrió sin muchas ganas, había decido salir de la ciudad, porque no quería que nadie los viera juntos. Además, que le quería dar a Paola la libertad para que terminara
En cuanto entro a la oficina sintió como unos brazos fuertes le rodeaban la cintura y la atraían hacía un pecho sólido— no sabes cuánto te extrañé princesa— escucho la voz ronca de Cris sobre su oído— quería ir a tu casa y entrar por tu ventana para hacerte el amor como un loco, y despertar pegado a tu cálido cuerpo, pero no quise provocarte problemas.Paola también deseaba lo mismo, solo que no podía continuar, no sabiendo que Armando ya debía estar viendo la manera de cobrarle lo que le había hecho, aunque pensará que era gay, no creía que perdonaría que lo hubiera golpeado. Tembló al sentir sus labios calientes sobre su cuello, debía hacer que parará porque en cualquier momento alguien podría entrar y descubrir lo que estaba pasando entre ellos.—Cris— dijo con un suspiro al sentir su mano entrar por debajo de su blusa— Cris aquí no, alguien…— no le importó que estuviera hablando, había extrañado tanto esos labios que quería tomarlos, sus dedos se hundieron en su cabello castaño, si
De camino a ascensor puede notar como Cris aun le guiña un ojo, aprieta con fuerza el haza de la bolsa que traía en la mano, como era posible que dijera que la quería a ella y se ponía a coquetear en sus narices con la recepcionista. De pronto siente sus pasos casi pisándole los talones, suben al ascensor sin decir nada, quería esperar hasta que estuvieran solos en la oficina, aquí en cualquier momento podrían ser interrumpidos. Percibe la mirada intensa de Cris, no podía negar que estaba celosa y se lo dejaría muy claro que no podía hablar con ninguna mujer, sabía que se contradecía así misma, pero había sido un error pensar que pudiera verlo con otras y no sentir los celos que sentía en ese momento. Las puertas del elevador se abren al llegar al piso de la oficina, la primera en salir es Paola que es seguida muy de cerca de Cris; —Hola Sandy ya regresé— le dice con amabilidad a su secretaría— ¿algún pendiente? —No licenciada— responde con una sonrisa.—Muy bien, tengo que revisa
Armando no había dejado de pensar en ella, era un fantasma que había vuelto para atormentarlo, le ordenó a uno de sus hombres que investigaran si se había registrado con su nombre y así fue, si había hecho eso entonces debía seguir viviendo en el mismo lugar, sin pensarlo más fue aquella casa donde fue feliz con su primer amor. Ahora miraba la fachada de esa casa, si no hubiera seguido con su venganza tal vez hubiera sido feliz ahí, se acercó con el corazón latiendo con fuerza a la puerta, con su mano temblorosa tocó el timbre, los segundos que espero se hicieron eternos hasta que se abrió y delante de él estaba ella, la vio a los ojos y no encontró sorpresa en ellos. —Sabía que me buscarías, pero no tan pronto— cuando se presentó ante Ivette y el, no noto que seguía igual de bella, o más tenía un tinte de madurez que lo atraía— ¿Qué quieres?—A ti— dijo solamente antes de abalanzarse sobre ella, la tomo entre sus brazos y la besó fuerte y duro como a ella siempre le había gustado.
Los días siguientes Paola estaba más feliz de lo habitual, y eso era gracias a Cristopher, que no dejaba de recordarle cuanto la quería, al llegar a la oficina se encontraba con un detalle, un chocolate, una flor o algo que la hacía sonreír sin querer todo el día. Por el momento parecía conforme con la relación que llevaban, teniendo unos cuantos besos furtivos en la oficina, yendo a su departamento donde le hacía el amor la mayor parte de la noche, donde le dejaba claro que era suya, que le pertenecía en cuerpo y alma. Delante de todos se comportaban como dos extraños algo que se le hacía difícil porque sus cuerpos y sus corazones se llamaban para estar juntos, se limitaban a sonreír discretamente cuando sus miradas chocaban, no podían evitar no revivir algún momento cuando estaban solos, cuando Cris la hacía entrar a su departamento y en cuanto estaba la puerta cerrada el comenzaba a besarla como si hubiera estado en el desierto, como si fuera su oasis para poder vivir.Fueron var