Armando no había dejado de pensar en ella, era un fantasma que había vuelto para atormentarlo, le ordenó a uno de sus hombres que investigaran si se había registrado con su nombre y así fue, si había hecho eso entonces debía seguir viviendo en el mismo lugar, sin pensarlo más fue aquella casa donde fue feliz con su primer amor. Ahora miraba la fachada de esa casa, si no hubiera seguido con su venganza tal vez hubiera sido feliz ahí, se acercó con el corazón latiendo con fuerza a la puerta, con su mano temblorosa tocó el timbre, los segundos que espero se hicieron eternos hasta que se abrió y delante de él estaba ella, la vio a los ojos y no encontró sorpresa en ellos. —Sabía que me buscarías, pero no tan pronto— cuando se presentó ante Ivette y el, no noto que seguía igual de bella, o más tenía un tinte de madurez que lo atraía— ¿Qué quieres?—A ti— dijo solamente antes de abalanzarse sobre ella, la tomo entre sus brazos y la besó fuerte y duro como a ella siempre le había gustado.
Los días siguientes Paola estaba más feliz de lo habitual, y eso era gracias a Cristopher, que no dejaba de recordarle cuanto la quería, al llegar a la oficina se encontraba con un detalle, un chocolate, una flor o algo que la hacía sonreír sin querer todo el día. Por el momento parecía conforme con la relación que llevaban, teniendo unos cuantos besos furtivos en la oficina, yendo a su departamento donde le hacía el amor la mayor parte de la noche, donde le dejaba claro que era suya, que le pertenecía en cuerpo y alma. Delante de todos se comportaban como dos extraños algo que se le hacía difícil porque sus cuerpos y sus corazones se llamaban para estar juntos, se limitaban a sonreír discretamente cuando sus miradas chocaban, no podían evitar no revivir algún momento cuando estaban solos, cuando Cris la hacía entrar a su departamento y en cuanto estaba la puerta cerrada el comenzaba a besarla como si hubiera estado en el desierto, como si fuera su oasis para poder vivir.Fueron var
Después de ver a Emma se encontraba pensativo, ¿su madre había sido capaz de mandar hacerle daño al amor de su vida con tal que no dudara en su venganza? Y la respuesta era sí, ella no iba a descansar hasta ver arruinada la empresa. Por su lado comenzó a investigar que había pasado esa noche, pero sus hombres no habían encontrado nada, como si hubieran destruido el expediente de Emma. Se preguntaba porque ese médico la ayudaba, tal vez la había vuelto su amante, no tenía que dar con ella, alejarla de él y hacerla suya, había sentido como aun le correspondía. Pero después de su encuentro se fue de la casa sin dejar ningún rastro de nuevo. Un hombre de traje se sentó junto a él en el bar donde lo había citado. —¿Qué me tienes? — Armando le preguntó al investigador que había seguido a Paola toda la semana, esperaba que en estos días de libertad hubiera cometido un error, de ir a llorar en los brazos de su amante. Si el investigador llegaba con buenas noticias, ya tenía pensado como le
Antes de ir al centro nocturno que Ivette le había propuesto ir, se detuvo en una casa que estaba en el centro de la ciudad, la fachada era de una gran casa antigua del tiempo de la colonia, sus puertas de madera talladas con románticos querubines de sonrisa maliciosas, en su interior se guardaba un secreto.Contaba con varias habitaciones, algunas siendo usadas; en medio de la gran casa se encontraba un jardín hermoso, desde donde se puede escuchar el sonido de la sala donde está en apogeo una fiesta, música, hombres brindando, gritando, riendo en las penumbras, mientras unas chicas casi niñas bailan arriba de una mesa que está en medio de los divanes, deleitando los ojos libidinosos que se encuentra sentados;—Al fin llegas— un hombre alto, sin cabello se acerca a Armando que ha entrado a ese lugar— pensé que no te habrías olvidado de nuestro trato—Eso jamás, ahora más que nunca quiero llevar a la ruina la empresa Alcaraz— estrecha la mano del sujeto que deja de lado el puro que tr
Armando besaba a Ivette, sin mucho entusiasmo, pero quería mantenerla tranquila estos días, mientras organizaba todo para destruir a la empresa y a Paola con ella.No había sido mala idea ir a ese lugar, mientras le hacía el amor no la veía e imaginaba que estaba con Paola, que seguramente estaba en casa de su amiga llorando porque ya no tendría a su amante, pero él se iba a encargar de que nunca volviera.Sin querer recordó a la mujer que había chocado con él cuando entro, tenía una figura hermosa, una que se antojaba mucho.—No sabes cuanto te extrañe— le dijo al oído— me hice mil ideas en la cabeza, pensando que esa mujer fuera una antigua amante y que al volver a ver tu me dejas de querer.Miró al techo, si supiera que de verdad si había ido a buscarla, no se podía engañar la seguía queriendo de una forma diferente que a Paola.—No digas tonterías, tu eres la única— beso su cabeza—no te he demostrado hoy, te complací al venir aquí aun con el riesgo que alguien nos pueda descubrir.
Se encontraban reunidos en la sala de juntas, mirando el balance general de la empresa, Cris se había sentado al lado derecho de Paola, mientras Armando se encontraba al otro lado. El primero no dejó pasar la oportunidad, puso su mano sobre la pierna de ella, sentir su simple calor la hizo desear más, más que unos simples besos que se habían dado en la mañana.—Como vez las finanzas van sanas— habló Armando— si seguimos así, pronto será la mejor empresa de Latinoamérica.—Parece que voy a cumplir la promesa que le hice a mi papá— replicó con el nudo en la garganta, pues recordarlo siempre la ponía nostálgica, muchas veces deseaba que aquel accidente no hubiera ocurrido y él estuviera al frente de la empresa y ella junto a él.—Si amor, tu papá se hubiera sentido muy orgullo de ti, al ver todo lo que estás logrando— se tenso al ver la expresión de furia y celos de Cris cuando Armando puso su mano sobre la suya, ella retiro la mano y siguió hablando.—Bueno ahora que estamos reunidos, e
Cristopher estaba pensativo, después de la petición de Armando se molestó consigo mismo, pues no había tenido el valor de decirle quien era, que sí, Paola tenía un amante y era él; un hombre de verdad que la hacía sentir mujer, que la hacía feliz algo que él nunca había hecho.Pero lo pensó, debía seguir callando, por la seguridad de ella, y porque no quería que lo despidiera y lo mantuviera lejos de ella.Hasta que fuera libre mantendría en secreto su relación, sería su amante eterno si era necesario.—¿Qué quería Armando? — la voz de Paola lo sacó de sus pensamientos, no se había dado cuenta que había entrado a su oficina— no pongas esa cara, te vi salir de ella, dime que quería— se levantó de su silla y fue con ella, la tomo en sus brazos y le dio un beso con ardor.—Me pidió que le informará si te encontrabas con algún hombre— sonrió de lado— si supiera que yo iré contigo y no me portare nada bien— bajo su cabeza, besando su cuello con una seductora lentitud— que te voy hacer el a
Armando toco la puerta de madera, sin Paola, ni Ivette en casa la sentía muy grande para él, así que había decidido que esos días no los pasaría solos, tenía tantas mujeres que estarían gustosas de recibirlo en su casa y en su cama.Pero él quería a una, y fue a buscarla, toco una y otra vez la puerta, sin obtener que está se abriera, si tenía que quedarse toda la noche tocando lo haría, pero quería estar de nuevo en sus brazos, revivir las veces que fueron felices en la cama, recordar lo bien que la pasaban haciendo el amor, lo torpes que fueron y lo divertido que fue hacerlo por primera vez.—¡Emma! — grito esperando ver que la luz de la casa se encendiera, pero no ocurría— ¡Emma abre la puerta! — no era una súplica, era una orden— ¡Emma!Sin embargo, parecía que Emma no tenía intensión alguna de abrir la puerta, grito con más fuerza sin importar despertar a los vecinos, él quería estar con ella, y nadie se lo iba a impedir. Gritó una y otra vez, pero las últimas si suplicaba.—Seño