Se encontraban reunidos en la sala de juntas, mirando el balance general de la empresa, Cris se había sentado al lado derecho de Paola, mientras Armando se encontraba al otro lado. El primero no dejó pasar la oportunidad, puso su mano sobre la pierna de ella, sentir su simple calor la hizo desear más, más que unos simples besos que se habían dado en la mañana.—Como vez las finanzas van sanas— habló Armando— si seguimos así, pronto será la mejor empresa de Latinoamérica.—Parece que voy a cumplir la promesa que le hice a mi papá— replicó con el nudo en la garganta, pues recordarlo siempre la ponía nostálgica, muchas veces deseaba que aquel accidente no hubiera ocurrido y él estuviera al frente de la empresa y ella junto a él.—Si amor, tu papá se hubiera sentido muy orgullo de ti, al ver todo lo que estás logrando— se tenso al ver la expresión de furia y celos de Cris cuando Armando puso su mano sobre la suya, ella retiro la mano y siguió hablando.—Bueno ahora que estamos reunidos, e
Cristopher estaba pensativo, después de la petición de Armando se molestó consigo mismo, pues no había tenido el valor de decirle quien era, que sí, Paola tenía un amante y era él; un hombre de verdad que la hacía sentir mujer, que la hacía feliz algo que él nunca había hecho.Pero lo pensó, debía seguir callando, por la seguridad de ella, y porque no quería que lo despidiera y lo mantuviera lejos de ella.Hasta que fuera libre mantendría en secreto su relación, sería su amante eterno si era necesario.—¿Qué quería Armando? — la voz de Paola lo sacó de sus pensamientos, no se había dado cuenta que había entrado a su oficina— no pongas esa cara, te vi salir de ella, dime que quería— se levantó de su silla y fue con ella, la tomo en sus brazos y le dio un beso con ardor.—Me pidió que le informará si te encontrabas con algún hombre— sonrió de lado— si supiera que yo iré contigo y no me portare nada bien— bajo su cabeza, besando su cuello con una seductora lentitud— que te voy hacer el a
Armando toco la puerta de madera, sin Paola, ni Ivette en casa la sentía muy grande para él, así que había decidido que esos días no los pasaría solos, tenía tantas mujeres que estarían gustosas de recibirlo en su casa y en su cama.Pero él quería a una, y fue a buscarla, toco una y otra vez la puerta, sin obtener que está se abriera, si tenía que quedarse toda la noche tocando lo haría, pero quería estar de nuevo en sus brazos, revivir las veces que fueron felices en la cama, recordar lo bien que la pasaban haciendo el amor, lo torpes que fueron y lo divertido que fue hacerlo por primera vez.—¡Emma! — grito esperando ver que la luz de la casa se encendiera, pero no ocurría— ¡Emma abre la puerta! — no era una súplica, era una orden— ¡Emma!Sin embargo, parecía que Emma no tenía intensión alguna de abrir la puerta, grito con más fuerza sin importar despertar a los vecinos, él quería estar con ella, y nadie se lo iba a impedir. Gritó una y otra vez, pero las últimas si suplicaba.—Seño
Los días que pasaron fuera de la ciudad, fueron los mejores de sus vidas, que deseaban no tener que volver y enfrentar la realidad, ella estaba casada con un hombre que no quería y él tendría que volver a su departamento sin ella.Cris estaba más preocupado al saber que ella estaría sola en su casa con Armando, que no dudaba fuera capaz de intentar de nuevo hacerle daño y él no estuviera para salvarla, de solo pensarlo le hervía la sangre.Él abogado de Paola ya había interpuesto la demanda de divorcio, y lo que le había dicho su abogado fue que estaba estancado porque simplemente él se negaba a firmar, Paola estaba tan desesperada que hasta había pedido al abogado que si Armando quería dinero incluyera acciones de la empresa y una de sus propiedades, esperando que fuera más fuerte su ambición, pero aun así se negaba.—De verdad no podemos quedarnos aquí— Cris se puso detrás de ella mientras terminaba de empacar su maleta.—No amor mío— puso su mano sobre su mejilla— no creas que a mi
Durante el fin de semana Cris no dejó sola ni un momento a Paola, él sábado por la mañana al verla ahí junto a él no resistió comenzó a besar sus labios, su cara, su cuello y fue bajando por su cuerpo besando sobre la tela del camisón, se detuvo en aquel lugar secreto, la beso lentamente hasta que sintió como ella despertaba sin dejar de besar y chupar la miró a los ojos, le sonrió ladinamente.—Princesa eres muy difícil de despertar— hundió su lengua en sus pliegues, ella respondió levantando su cadera mientras se mordía la mano para evitar que un g3mido saliera de su boca.—De verdad te has vuelto loco— escuchó que le decía con dificultad, como si no quisiera hablar por temor que alguien los escuchara— Cris no puse seguro a la puerta al…— se mordió el labio y se estremeció con otra oleada de placer que invadían su cuerpo.—No te preocupes por eso Princesa ya me encargué que nadie entre— por la madrugada lo despertó la luz que entró por el pasillo, al abrir un ojo vio a Armando salir
¿Quién te mando esa canasta de flores? — miró a la puerta donde estaba Cris mirando con frialdad las rosas rojas que se asomaban por la canasta, parecía que se había regado como polvorín en la empresa que había recibido flores— ¿es verdad que fue Armando? — seguramente eso era lo que decía en los pasillos.—Creo que será mejor que me vaya— replicó Eli que tomaba sus cosas, al pasar a un lado de su hermano le susurro algo— no seas tan celoso, porque se van a dar cuenta de lo que hay entre ustedes— Cris ni siquiera la miró, estaba esperando la respuesta de Paola, se veía un poco molesto.—No me veas así— le dijo al estar solos— yo pensé que habías sido tú quien las mando— él se acercó la tomo por la cintura y la beso con posesividad, nunca antes había sentido a este Cristopher.—Nadie puede mandarte flores me entiendes— hablo sobre sus labios— y menos ese que se dice tu esposo, no es nadie para ti— ella no pudo dejar de sentir un sentimiento de jubilo al verlo así de posesivo— solo pued
Con un gruñido Armando se separó de Camila, miró a la puerta para ver a su madre que lo miraba con reproche, sin importarle que estuviera ahí se abrocho los botones de la camisa y se acomodó el pantalón a pesar de su firmeza.—¿Qué haces aquí? — preguntó con rudeza, ella sabía muy bien que no le gustaba que se presentara en la empresa, para todos él era un pobre huérfano, que gracias a Adolfo era un hombre exitoso.—Como no has ido a visitarme, pues yo he tenido que venir a ver como estabas— miró con desprecio a Camila que se bajaba la falda, e intentaba acomodarse la blusa al igual que su ropa interior— querida ve al baño y retócate tu vulgar maquillaje, pareces una…—¡Cállate! — grito con severidad— Camila por favor regresa a tu lugar, después terminamos donde nos quedamos— la chica obedeció sin mirar a la mujer que no dejaba de verla como si fuera basura— te he dicho un millón de veces que tienes prohibido venir a mi oficina, recuerda que la última vez Marcos te reconoció…— ella af
Miró el lugar con una sonrisa, porque no pensó que a donde la llevaría era a su departamento.—Me imaginó que vas a pedir de cenar— él negó con la cabeza, dos dedos tomaron su barbilla y miró sus labios como si fueran dos frutas apetecibles.—Yo voy a preparar la cena— ella abrió los nunca se imagino que pudiera tener esa virtud de saber cocinar.—Tú, no me digas que sabes cocinar— él afirmo con la cabeza, a pesar que dudo un poco quiso subir con él para comprobarlo.Al entrar Cris se quitó el sacó, la corbata y se desabrocho algunos botones de la camisa, y las mangas se las dobló hasta la altura del codo— te aseguro que heredé la sazón de mi mamá— dijo poniéndose el delantal negro; desde que había llegado a vivir ahí no lo había usado—No te creo, pero veamos si es verdad— replicó entre cerrando los ojos.—Pues tu boca será la que diga la última palabra— se acercó a besar sus labios— ¿quieres una copa de vino?—Si, me encantaría— Cris saco dos copas y una botella que había guardado e