Charlotte y los chicos se acostaron muy tarde, conversando y riendo. Los muchachos tenían la expectativa de ir a ver a su padre ahora que sabían quién era en realidad.Sencillamente estaban felices.Al día siguiente Charlotte se levantó temprano como acostumbraba y se puso su ropa para correr, a veces le gustaba trotar por los alrededores de la propiedad. Eso la relajaba y complementaba el trabajo que hacía en el gimnasio.Estuvo recorriendo la periferia de la hacienda y luego regresó para darse una ducha. Los chicos querían ir temprano para reunirse con su padre, pero ella les había dicho que tuvieran un poquito más de paciencia. Se reunirían con él al mediodía para almorzar, porque Brian le había dicho que estaría muy ocupado en la mañana. Cuando ella le escribió, esa misma noche, le dijo que los niños y ella querían darle una sorpresa por lo que él estaba bastante ansioso por reunirse con ellos, y eso que no sabía el verdadero motivo, porque Charlotte no le había dicho que los c
—¡Estoy tan orgullosa de ustedes! —la emocionada voz de Charlotte se dejó escuchar en la sala mientras abrazaba a sus hijos apretadamente.—Y nosotros lo estamos de ti, mamá —dijeron casi simultáneamente los gemelos y casi con las mismas palabras, no en balde eran muy semejantes en mentalidad.Estuvieron así largo rato hasta que la voz del ama de llaves preguntando sobre sus preferencias para desayunar los hizo volver al presente práctico.—Sorpréndenos, Amy —le dijo Charlene hablando por todos los demás.Con una sonrisa todos se dirigieron al comedor para degustar el desayuno.Charlotte iba muy contenta pero también pensativa, estaba pensando que ya era hora de tomar algunas decisiones importantes.Después del enfrentamiento con su padre ya no había vuelta atrás para Charlotte. Estaba segura de que su padre se había enterado de todo por medio de Reginald, y ya era hora de que todo esto terminara, ya habían sido suficientes años soportando a un inútil como lo era su esposo.«Mi espos
Cuando Brian se enteró de que la secretaria de Reginald había contactado a Colton, una gran sonrisa iluminó su rostro.«La cosa marcha mucho mejor de lo que esperaba —se dijo contento— Reginald debe estar desesperado por dinero»Despidiendo a los ejecutivos se adentró en su habitación para asearse y para cambiarse de ropa, estaba a la expectativa de lo que Charlotte le iba a decir porque el último mensaje de ella la noche anterior sólo decía: “Discutimos con mi padre (los chicos y yo) y tengo algunas cosas que decirte y una sorpresa”Habían quedado que se reunirían en el centro comercial y de allí irían a algún restaurante para almorzar con los gemelos. Le encantaba la oportunidad de compartir con sus hijos aunque tenía que esperar que Charlotte encontrara el momento adecuado para decirles la verdad a ellos.Cuando estuvo listo salió de su habitación y se dirigió al estacionamiento del hotel, donde ya estaba aparcado su auto, el Bugatti “La voiture Noire” pero decidió no utilizarlo aú
Los chicos lloraban y reían al mismo tiempo mientras abrazaban a su padre y lo besaban en la cara repetidas veces. Charlotte, parada a los lejos, los miraba llorando abiertamente, sin poder disimular su emoción y alegría.Por su parte, Brian sentía una marejada de emociones que desbordaban sus sentimientos. Trataba de abarcar a los chicos con sus brazos y los apretaba con fuerza contra sí mismo, mientras su corazón latía desbocado por la emoción.Finalmente los chicos soltaron a su padre y lo miraron con los ojos anegados en lágrimas de felicidad.—Queríamos darte la sorpresa —dijo Charlene en primer lugar— Pero no pudimos aguantar la emoción al verte entrar aquí —Al decirlo lo abrazó de nuevo con fuerza.—Creo que no sabes por completo lo que esto representa para nosotros, padre —Un nudo se le puso en la garganta a Brian al escucharlo— Pero nos sentimos felices de tenerte, de saber que eres nuestro padre y de que estemos juntos de nuevo.—Me perdí sus primeros años —dijo Brian con la
El eficiente Larry Colton había estado reunido con Reginald Taylor por tan solo quince minutos, los cuales había utilizado tan eficientemente para pintarle un panorama oscuro a su interlocutor, si no se decidía a vender sus acciones, que al final de ese tiempo, Reginald ya estaba convencido de que tenía que venderlas.Y él también sabía que lo que más le convenía era deshacerse de unas acciones que no le reportaban ninguna ganancia, y menos conociendo, como conocía, la situación crítica por la que atravesaba la empresa minera. De hecho en la última junta de liquidación de ganancias nadie, ninguno de los accionistas, había ganado ni siquiera cinco mil dólares por lo que todos decidieron no tocar ese activo para dejarlo en las arcas de la empresa.Para Reginald, que era un pésimo administrador, esa fue una nefasta noticia porque las deudas se le habían acumulado peligrosamente y con algunas personas que no eran nada honorables. Por todo eso, estaba decidido a vender su parte de accion
—Hola, Reginald —lo saludó Brian con una sonrisa medio sardónica en la boca— O debo llamarte “señor Taylor” —enunció remarcando las palabras.—P - pe - pero… ¿Cómo es posible? —logró farfullar completamente desconcertado.—¿Me lo estás preguntando en serio? —Brian no había dejado de moverse, ahora firmaba los documentos que lo acreditaban como el dueño de uno de los grupos de acciones más importantes de la empresa minera Mining Star Corp— Entonces te lo diré —se volteó para encarar completamente de frente a Reginald— Esto se logra con mucho sacrificio, con esfuerzos casi sobrehumanos, negándote casi cualquier placer para lograr tus objetivos, manteniendo el enfoque aunque no estés cómodo, y con una gran dosis de astucia y determinación… ¿Me entiendes?Reginald escuchaba las palabras pero apenas si lograba captar algo de significado que pudiera aprovechar, porque la sorpresa lo tenía casi paralizado y absolutamente conmocionado.—No puede ser —fue lo único que logró contestar, al mismo
Cuando Reginald Taylor firmó las actas del divorcio, el juez hizo entrar a Charlotte, quien apenas si miró en dirección de Reginald. Con elegancia y clase caminó hasta el escritorio donde estaba el juez y firmó el acta de divorcio con soltura y luego levantó la vista y miró hacia donde estaba Brian, quien le sonreía con cariño.Los chicos se habían quedado en la puerta que daba a la habitación donde ellos estaban esperando, desde allí le hicieron señas de saludo a su padre quien les dedicó una cálida sonrisa. Luego Charlotte salió de la sala, dando las gracias.—Hay algo que debo notificarle, señor Taylor —la voz de Robert Harris era formal— Debe saber que sus… “amigos” no se quedarán quietos, sabemos de buena fuente que van a intentar atacarle muy pronto. Así que le aconsejo salir lo más pronto de la ciudad.—Pero usted no puede decirle eso a mi cliente —alegó el abogado poniéndose de pie— Eso no lo puede usted asegurar.—Bueno —dijo Richard encogiéndose de hombros y haciendo una mue
El comisario Brown se sentía inquieto. Brian Lancaster volvía a ser un dolor de cabeza para él, jamás se le había ocurrido que lancaster volviera a la ciudad, de hecho siempre había acariciado la idea de que este hubiera muerto tirado en cualquier callejón de alguna ciudad lejana.Pero no había sido así… y ahora con la desaparición de sus dos agentes más cercanos, las cosas se le estaban poniendo color castaño oscuro.«Pero qué demonios habrá ocurrido con ellos —se preguntaba»El comisario había puesto una alerta a nivel nacional sobre la desaparición de sus dos hombres y había mandado a fijar carteles por todo el condado con las fotos de ellos por si acaso alguien los hubiera visto.Pero ya habían pasado muchos días y no había ni la menor noticia acerca de ellos. Incluso le había escrito la policía nacional indicándole que enviarían a uno o dos agentes para abrir una investigación por parte de la policía federal.Sin embargo, nada de esto tranquilizaba a veterano policía. Y estaba ca