—No te olvides que nosotros somos la autoridad aquí, Lancaster —le dijo un cada vez más rabioso agente Pete, se le notaba que se le estaba acabando la paciencia— ¡Y tú no eres nadie!—En eso podrías estar equivocado, PeteEl tono mordaz y la tranquilidad que exhibía Brian los tenía un poco desconcertados, pero tenían órdenes de su jefe, así que harían exactamente lo que esté les había ordenado: Detener a Brian Lancaster y llevarlo a la cabaña que utilizaban para cometer sus fechorías, cómo torturar a los detenidos que iba a “desaparecer”—Si estoy equivocado o no, no importa, Lancaster —dijo Pete con una risa tonta— Ya no volverás a molestar a nadie más aquí, en especial al jefe Brown y al Señor Reynolds.—Hmmm, eso quiere decir que mi suegro está metido en esto, ¿Eh? —dijo Brian en tono burlónLos dos agentes se miraron pensando que quizás habían hablado de más, pero fue solo por un momento, al fin y al cabo tenían órdenes de hacer desaparecer a Brian Lancaster.—Eso no importa, Lanc
Los conductores de los autos que circulaban por la carretera norte miraban extrañados la patrulla detenida en un lugar solitario y que, a todas luces, se veía abandonada. La mayoría simplemente se encogía de hombros, pero otros más preocupados esperaron a encontrarse con algún oficial de policía para darle la novedad.El comisario Brown estaba en su oficina como acostumbraba después del mediodía. Ya le parecía un poco raro que Pete y Joe no hubieran aparecido ni lo hubieran llamado para notificarle cómo iba la vigilancia de Lancaster. Normalmente llamaban para que otra patrulla los sustituyera mientras ellos almorzaran por allí o vinieran al comedor de la comisaría.Pero tampoco estaba muy preocupado, era posible que se hubieran quedado un poco más si veían la oportunidad de detener a Brian Lancaster. Sus instrucciones habían sido bastante precisas: Detenerlo y llevarlo a la “cabaña” que era como llamaba a una vivienda metida en una antigua hacienda abandonada que quedaba por la parte
Brian Lancaster regresó al hotel bastante satisfecho. Apenas entró en la suite, Colton, el vicepresidente se le acercó con ganas de conversar.—Señor Lancaster —le dijo con tono respetuoso— Le tengo buenas noticias, la junta de bienes aprobó la transacción de venta de las acciones sin ningún problema como habíamos previsto, aunque siempre se muestran reacios cuando se trata de compañías mineras.—Bueno, no es de extrañar, señor Colton —dijo sonriendo— Tenemos buena reputación.—Y también una terrible fama, jefe —le replicó Colton— Al menos usted, casi siempre prefieren aprobar antes que enfrentarse a usted en un litigio como el caso de las empresas Square Root.—Sí, lo recuerdo bien —sonrió— ¿Y para cuando tendrá la empresa la reunión de junta directiva y accionistas?—En un par de días, señor —Colton le mostró la invitación que le habían dirigido a Hughes, quien era la “cara oficial” de la empresa— Y limitaron la asistencia de ejecutivos nuestros, así que usted y yo asistiremos con H
Pero no todos los que miraban a la pareja con sus hijos sonreían por ello, un par de ojos inyectados en sangre, turbios por los efluvios del alcohol y una vida disipada, los miraban con rencor.Reginald Taylor despegó su cuerpo de la columna que lo medio ocultaba a la vista de los demás, y desde donde había estado viendo las conversaciones de Charlotte y Brian primero, y luego cuando llegaron los muchachos y se marcharon juntos a pasear con Brian.La torva mirada decía todo sin palabras, Reginald se debatía entre la rabia y la frustración, porque sabía que no podía hacer nada… Al menos eso creían los demás, porque el turbio carácter de Reginald siempre lo había orillado hacia lo peor.Caminó hacia la salida opuesta del centro comercial como si llevara el peso del mundo sobre los hombros. Sus pensamientos eran un torbellino de ideas que le bullían en la cabeza como un caldo espeso hirviendo y una idea se iba abriendo paso en su mente.«Me vengaré —repetía una y otra vez en su mente— El
La mayor parte del resto del paseo de Brian con Charlotte y los chicos fue del mismo tono. Charlotte, ya ni siquiera protestaba, solo trataba de disfrutar el momento y lo hacía con regocijo, porque al fin sus hijos estaban disfrutando de su padre, aunque no lo supieran.Brian le había pedido que tuviera paciencia, eso les evitaba tocar cualquier tema que Brian no quisiera mencionar aún, y ella estaba dispuesta a hacerlo, estaba dispuesta a esperar lo que Brian decidiera.Y de pronto se dio cuenta de que Brian no había dicho nada concerniente a los chicos, en particular sobre cuando revelarle que él era su padre. Eso se lo había dejado en manos de ella, porque según Brian, ella era quien tenía el plano derecho a decirle la verdad a los muchachos.Mientras estaban en la terraza de un restaurante esperando para comer, y Brian conversaba agradablemente con los chicos, ella pensaba en este asunto. No le costó mucho tomar una decisión.«Les diré la verdad a los chicos —pensó mientras sonreí
Charlotte se había quedado sin habla también, pero en medio del desconcierto y el furor su mente trabajó rápidamente, en especial al ver a Charlene parada detrás de Reginald con la cara de sorpresa por haber escuchado las palabras de Reginald con toda claridad.Se levantó como movida por un resorte y le pasó el brazo por los hombros a su hijo en actitud protectora.—¡Por supuesto que no son tus hijos, desgraciado! —le gritó con furia— Ellos no hubieran podido ser hijos de un estúpido como tú.La cara de de Junior y la de Charlene eran un poema al desconcierto, pero sólo por unos segundos, porque cuando digirieron la información su rostro se tornó en satisfacción, alegría y orgullo al mismo tiempo.—¡Lo sabía! —exclamó Charlene con alegría incontenible.—¡Ja! —se burló Junior de Reginald— Jamás podrás igualar a mi padre, tonto.Ahora el sorprendido era Reginald, había dicho las cosas sin pensar, solo para lastimar, pero la cosa se había vuelto contra él de una manera que no esperaba. F
Charlotte y los chicos se acostaron muy tarde, conversando y riendo. Los muchachos tenían la expectativa de ir a ver a su padre ahora que sabían quién era en realidad.Sencillamente estaban felices.Al día siguiente Charlotte se levantó temprano como acostumbraba y se puso su ropa para correr, a veces le gustaba trotar por los alrededores de la propiedad. Eso la relajaba y complementaba el trabajo que hacía en el gimnasio.Estuvo recorriendo la periferia de la hacienda y luego regresó para darse una ducha. Los chicos querían ir temprano para reunirse con su padre, pero ella les había dicho que tuvieran un poquito más de paciencia. Se reunirían con él al mediodía para almorzar, porque Brian le había dicho que estaría muy ocupado en la mañana. Cuando ella le escribió, esa misma noche, le dijo que los niños y ella querían darle una sorpresa por lo que él estaba bastante ansioso por reunirse con ellos, y eso que no sabía el verdadero motivo, porque Charlotte no le había dicho que los c
—¡Estoy tan orgullosa de ustedes! —la emocionada voz de Charlotte se dejó escuchar en la sala mientras abrazaba a sus hijos apretadamente.—Y nosotros lo estamos de ti, mamá —dijeron casi simultáneamente los gemelos y casi con las mismas palabras, no en balde eran muy semejantes en mentalidad.Estuvieron así largo rato hasta que la voz del ama de llaves preguntando sobre sus preferencias para desayunar los hizo volver al presente práctico.—Sorpréndenos, Amy —le dijo Charlene hablando por todos los demás.Con una sonrisa todos se dirigieron al comedor para degustar el desayuno.Charlotte iba muy contenta pero también pensativa, estaba pensando que ya era hora de tomar algunas decisiones importantes.Después del enfrentamiento con su padre ya no había vuelta atrás para Charlotte. Estaba segura de que su padre se había enterado de todo por medio de Reginald, y ya era hora de que todo esto terminara, ya habían sido suficientes años soportando a un inútil como lo era su esposo.«Mi espos