Capítulo setenta y cinco
Pov Sara
—¡Wadeeeeeeee, protégeme! —me coloco atrás de él usándolo como escudo.
—¿Por qué yo?—cruza sus brazos evitando que las albóndigas den en su cara.
—Porque tú me puedes tapar mientras yo ataco—tiro de los macarrones en mi plato a Isaac que está justo al frente.
Me muevo a su costado derecho y apunto directo a Elizabeth, pero antes de que la albóndiga de en su cara ella baja rápido haciendo que esta de directo a la cara de la abuela.
Sonrío nerviosa y me escondo otra vez.
Que no me odie, que no me odie, que no me odie.
—Que mala puntería —Ricky Rincón ríe a todo pulmón y yo gruño.&nb
Capítulo setenta y seisRuedo los ojos y me pongo las cosas—Necesitamos pasar a la mansión para llevar mis cuadernos y apuntes—jalo de sus brazos y lo saco del cuarto.Bajamos las escaleras y llego hasta la puerta donde está la abuela con el abuelo agarrados de la mano—Hija, que te vaya bien, cuida al muchacho por mí y que tengan un buen viaje.Los abrazo —Igual ustedes, no esten haciendo tantas cosas no apropiadas para su edad y no se preocupen, yo cuidaré muy bien al señor Wade—ellos asienten y me dan paso para salir con él afuera. Veo el auto estacionado en la entrada y camino hasta el, Ricky Ricón abre la puerta por mí y rodea el auto rápidamente.Abrocho mi cinturón de seguridad —Solo es una hora de aquí hasta allá debido a que no hay tráfico —asie
Capítulo setenta y siete—¿Es cierto que usted es la luna del Alpha? —no muy segura asiento—Ya que lo es, usted debe mantener un bajo perfil ante todo esto, de ninguna manera será privilegiada —levanto mi mano y lo freno de golpe.—Yo no vengo aquí para tener privilegios, yo vengo aquí para estudiar y aprender de lo que más necesito, no se confunda—me cruzo de brazos mientras le doy una de mis tantas caras neutrales.—Me parece bien que lo tenga en cuenta señorita Sara, ahora, como sabrá usted debe esforzarse mucho para recuperar sus notas.Asiento—Eso nunca ha sido algún problema para mí, sé que debo poner de mi mayor esfuerzo y dedicación y todo estará bien—me levanto de la silla—si no tiene más nada que decir, me retiro. Tengo pocos minut
Capítulo setenta y ochoSuspira—Está bien—abro la puerta y la hago subir, tiro mis cosas adentro y me acomodo en el asiento, cierro la puerta y Andrews me observa desde el retrovisor.—Señorita Sara el Señor—alzo mis brazos para que no diga nada y él entiende el mensaje — aquí le manda—tomo la tarjeta y saco el celular de mi bolsillo, entro a mensajería y ahí ésta la clave.Borro el mensaje y salgo—Al centro comercial, Andrews—la prado toma marcha y rápidamente nos instalamos en la ciudad.—¿A ti te vienen a buscar al instituto? Vaya, que importante debes ser.Niego—No soy nada importante para nadie.Mentirosa.Tienes una manada que daría la vida por ti.&n
Capítulo setenta y nueveMi cuerpo se siente relajado, descansado, feliz en pocas palabras.Me levanto de la cama y entro al baño para hacer mi rutina matutina: cepillarme los dientes, bañarme y salir. Una vez hecho todo esto voy hasta el armario y me pongo lo primero que veo.Saco un collar de la estantería y me pongo el mismo reloj que he tenido estos días. Me obervo en el espejo antes de salir y busco por todo el lugar mi bolsa, tomo el móvil de la mesa de noche y lo meto al bosillo del pantalón.Mochila, mochila, mochila, ¿dónde estás? Mochila... Tareas...Busco por todas partes desordenando todo a mi paso, salgo corriendo hacia el segundo piso y entro a el despacho del señor ricachón.—¿Wade, no has visto mi bolsa?—mi voz se va apagando
Capítulo ochentaLa miro a ella y luego a él—Hola Sara, te presento a mi novio—junto mis cejas.¿Este patán no la trataba mal?Mi mirada se desvía a él y me sonríe coqueto.Ya entiendo.Observo a Julieta y niego, cómo es que después de tantas cosas que él le hizo ahora esté con ese payaso. Las niñas en ocaciones son masoquitas, o más bien, tontas.—Uno es compañía, pero dos son bultos—dejo la bandeja de comida y tomo solamente el agua.—¡Hey! —Julieta toma mi brazo y lo safo de su agarre—¿qué pasa? —sinceramente quiero decirle mil y unas palabras por hacer esa locura, pero eso a mi no me compete.Que lo descubra el
Capítulo ochenta y unoSu mirada me escanea de arriba a abajo con furia, baja los escalones y llega hasta quedar al frente de mí —¿Es cierto eso? —bajo la mirada, pero él toma mi barbilla con fuerza y me obliga a mirarlo a los ojos—¿Es verdad que tu fuiste la que atacó a mi madre y mato a mi hermano? —asiento como puedo por la presión ejercida en la mandíbula.De un momento a otro estoy tirada en el suelo con tremendos raspones en mis brazos y rostro, mi cara arde por el contacto con las piedras. Coloco mis manos en el suelo para apoyarme y siento una patada directo al estómago que me saca el aire.—¿Así es como tú la pateaste, no? —mi corazón se rompe en mil pedazos cuando empieza a golpearme una y otra vez haciendo que de mi boca salga sangre. Pensé que me amaba y llegué a pen
Capítulo ochenta y dosMis ojos brotan lágrimas amargas que quiero quitar con mis manos, pero no puedo, en cada lugar donde me golpeó siento como si me hiriera internamente cortándome toda, —Tengo un trato para ti. Eres fuerte y si no quieres pasar toda tu vida aquí, si no es que te mato antes, dirigirás a los guerreros ante todas las batallas —niego y sonrío.—Mátame, total no me importa, allá en el mundo demoníaco tendré a mi otro mate y me casaré con él, lo que estoy es esperando mi muer...—toma mi barbilla con fuerza —mientras más lo haces, más me matas, mientras no coma, mas rápido moriré, más rápido estaré con él —crece de una manera impresionante y agarra mi mandíbula entera—Eres extremadamente terca y necia, ¿Por q
Capítulo ochenta y tresPov WadeSiento como Natalia se desliza por mi cuerpo y en vez de disfrutar de su compañía estoy yo aquí pensando en ella.¿Por qué lo hizo?Ese día actúe por mero impulso y sinceramente me arrepiento de no haber preguntado cual era la verdad. Tarde años y años para poder encontrarla y cuando lo hago la tengo encerrada en el calabozo.¿Soy gilipollas?Yoshua me dejo de hablar desde ayer cuando retomé el control de mi cuerpo. Ver su cuerpo ahí, colgando, desnuda, llena de olores que no son de ella me cabreó como nunca y sentí arder, no obstante sentir esos pequeños latidos en su vientre me dejaron helado, está embarazada, pero la rabia que había en mi interior deseo molerla a golpes y as&iac