Capítulo setenta y ocho
Suspira—Está bien—abro la puerta y la hago subir, tiro mis cosas adentro y me acomodo en el asiento, cierro la puerta y Andrews me observa desde el retrovisor.
—Señorita Sara el Señor—alzo mis brazos para que no diga nada y él entiende el mensaje — aquí le manda—tomo la tarjeta y saco el celular de mi bolsillo, entro a mensajería y ahí ésta la clave.
Borro el mensaje y salgo—Al centro comercial, Andrews—la prado toma marcha y rápidamente nos instalamos en la ciudad.
—¿A ti te vienen a buscar al instituto? Vaya, que importante debes ser.
Niego—No soy nada importante para nadie.
Mentirosa.
Tienes una manada que daría la vida por ti.
&n
Capítulo setenta y nueveMi cuerpo se siente relajado, descansado, feliz en pocas palabras.Me levanto de la cama y entro al baño para hacer mi rutina matutina: cepillarme los dientes, bañarme y salir. Una vez hecho todo esto voy hasta el armario y me pongo lo primero que veo.Saco un collar de la estantería y me pongo el mismo reloj que he tenido estos días. Me obervo en el espejo antes de salir y busco por todo el lugar mi bolsa, tomo el móvil de la mesa de noche y lo meto al bosillo del pantalón.Mochila, mochila, mochila, ¿dónde estás? Mochila... Tareas...Busco por todas partes desordenando todo a mi paso, salgo corriendo hacia el segundo piso y entro a el despacho del señor ricachón.—¿Wade, no has visto mi bolsa?—mi voz se va apagando
Capítulo ochentaLa miro a ella y luego a él—Hola Sara, te presento a mi novio—junto mis cejas.¿Este patán no la trataba mal?Mi mirada se desvía a él y me sonríe coqueto.Ya entiendo.Observo a Julieta y niego, cómo es que después de tantas cosas que él le hizo ahora esté con ese payaso. Las niñas en ocaciones son masoquitas, o más bien, tontas.—Uno es compañía, pero dos son bultos—dejo la bandeja de comida y tomo solamente el agua.—¡Hey! —Julieta toma mi brazo y lo safo de su agarre—¿qué pasa? —sinceramente quiero decirle mil y unas palabras por hacer esa locura, pero eso a mi no me compete.Que lo descubra el
Capítulo ochenta y unoSu mirada me escanea de arriba a abajo con furia, baja los escalones y llega hasta quedar al frente de mí —¿Es cierto eso? —bajo la mirada, pero él toma mi barbilla con fuerza y me obliga a mirarlo a los ojos—¿Es verdad que tu fuiste la que atacó a mi madre y mato a mi hermano? —asiento como puedo por la presión ejercida en la mandíbula.De un momento a otro estoy tirada en el suelo con tremendos raspones en mis brazos y rostro, mi cara arde por el contacto con las piedras. Coloco mis manos en el suelo para apoyarme y siento una patada directo al estómago que me saca el aire.—¿Así es como tú la pateaste, no? —mi corazón se rompe en mil pedazos cuando empieza a golpearme una y otra vez haciendo que de mi boca salga sangre. Pensé que me amaba y llegué a pen
Capítulo ochenta y dosMis ojos brotan lágrimas amargas que quiero quitar con mis manos, pero no puedo, en cada lugar donde me golpeó siento como si me hiriera internamente cortándome toda, —Tengo un trato para ti. Eres fuerte y si no quieres pasar toda tu vida aquí, si no es que te mato antes, dirigirás a los guerreros ante todas las batallas —niego y sonrío.—Mátame, total no me importa, allá en el mundo demoníaco tendré a mi otro mate y me casaré con él, lo que estoy es esperando mi muer...—toma mi barbilla con fuerza —mientras más lo haces, más me matas, mientras no coma, mas rápido moriré, más rápido estaré con él —crece de una manera impresionante y agarra mi mandíbula entera—Eres extremadamente terca y necia, ¿Por q
Capítulo ochenta y tresPov WadeSiento como Natalia se desliza por mi cuerpo y en vez de disfrutar de su compañía estoy yo aquí pensando en ella.¿Por qué lo hizo?Ese día actúe por mero impulso y sinceramente me arrepiento de no haber preguntado cual era la verdad. Tarde años y años para poder encontrarla y cuando lo hago la tengo encerrada en el calabozo.¿Soy gilipollas?Yoshua me dejo de hablar desde ayer cuando retomé el control de mi cuerpo. Ver su cuerpo ahí, colgando, desnuda, llena de olores que no son de ella me cabreó como nunca y sentí arder, no obstante sentir esos pequeños latidos en su vientre me dejaron helado, está embarazada, pero la rabia que había en mi interior deseo molerla a golpes y as&iac
Capítulo ochenta y cuatro—Te permito que me golpees como a ti te de la gana, pero no te permito que me insultes más, vuelve a decirmelo otra vez y te juro que quedarás peor—sus mejillas se vuelven rojas y sus cejas se juntan.—¿Qué harás mujerzu... —siento como mi cuerpo es derribado y ella se coloca encima de mí.Sus pechos se endurecen y su cuerpo se amolda a mí, mi amigo empieza a despertar y si no fuera por esa asquerosa medicina que tomo todos los días para quitarme lo caliente ya la estaría follando.Toma mi cara con una de sus manos y siento como toda mi energía fluye a ese punto haciendo que me de un tremendo dolor de cabeza—¿Así o más fuerte?—sonríe irónica.Doy un gruñido y ella se detiene—Esper
Capítulo ochenta y cincoPov SaraSus caras de pánico.De esas caras nunca me voy a olvidar y menos de como las brujas le rogaban a Wade tratando de pedirle un momento para decir su explicación.Si no lo hizo conmigo, menos con ellas.Abro los ojos y me encuentro con la triste realidad, tengo dos semanas de estar en el hospital siendo examinada.No negaré que el olor a hospital me agrada solo que hace mucho frío. Desvío la mirada a mi abdomen y siento algo extraño en el, junto mis cejas y veo hacia el doctor que me está atendiendo —¿Doctor cuáles son los resultados de todos mis exámenes finales? —suspira y me entrega los resultados de los análisis, frunzo el ceño.Hospital Regional Melissa Matos<
Capítulo ochenta y seis—Yo también me alegro de verla, señorita Sara—da palmadas en mi espalda y me separa de él para abrirme la puerta.—Que gentil —sonrío y subo al auto, la puerta se cierra y como por arte de magia recuerdo a Wade aquí conmigo.No. Sara, no. No pienses en él.La prado arranca y rápido nos colocamos en la ciudad. Observo los coches pasar a nuestro lado, la gente, el ruido y en lo único que mi mente está enfocada ahorita es en una sola persona.Adiós.A la mierda todo.—Y Wade, ¿dónde está?—Andrews me mira por el retrovisor.—Cuando salió del hospital se fue rumbo al aereopuerto, va a abrir otra empresa y quiere examinar