Capítulo ochenta y tres
Pov Wade
Siento como Natalia se desliza por mi cuerpo y en vez de disfrutar de su compañía estoy yo aquí pensando en ella.
¿Por qué lo hizo?
Ese día actúe por mero impulso y sinceramente me arrepiento de no haber preguntado cual era la verdad. Tarde años y años para poder encontrarla y cuando lo hago la tengo encerrada en el calabozo.
¿Soy gilipollas?
Yoshua me dejo de hablar desde ayer cuando retomé el control de mi cuerpo. Ver su cuerpo ahí, colgando, desnuda, llena de olores que no son de ella me cabreó como nunca y sentí arder, no obstante sentir esos pequeños latidos en su vientre me dejaron helado, está embarazada, pero la rabia que había en mi interior deseo molerla a golpes y as&iac
Capítulo ochenta y cuatro—Te permito que me golpees como a ti te de la gana, pero no te permito que me insultes más, vuelve a decirmelo otra vez y te juro que quedarás peor—sus mejillas se vuelven rojas y sus cejas se juntan.—¿Qué harás mujerzu... —siento como mi cuerpo es derribado y ella se coloca encima de mí.Sus pechos se endurecen y su cuerpo se amolda a mí, mi amigo empieza a despertar y si no fuera por esa asquerosa medicina que tomo todos los días para quitarme lo caliente ya la estaría follando.Toma mi cara con una de sus manos y siento como toda mi energía fluye a ese punto haciendo que me de un tremendo dolor de cabeza—¿Así o más fuerte?—sonríe irónica.Doy un gruñido y ella se detiene—Esper
Capítulo ochenta y cincoPov SaraSus caras de pánico.De esas caras nunca me voy a olvidar y menos de como las brujas le rogaban a Wade tratando de pedirle un momento para decir su explicación.Si no lo hizo conmigo, menos con ellas.Abro los ojos y me encuentro con la triste realidad, tengo dos semanas de estar en el hospital siendo examinada.No negaré que el olor a hospital me agrada solo que hace mucho frío. Desvío la mirada a mi abdomen y siento algo extraño en el, junto mis cejas y veo hacia el doctor que me está atendiendo —¿Doctor cuáles son los resultados de todos mis exámenes finales? —suspira y me entrega los resultados de los análisis, frunzo el ceño.Hospital Regional Melissa Matos<
Capítulo ochenta y seis—Yo también me alegro de verla, señorita Sara—da palmadas en mi espalda y me separa de él para abrirme la puerta.—Que gentil —sonrío y subo al auto, la puerta se cierra y como por arte de magia recuerdo a Wade aquí conmigo.No. Sara, no. No pienses en él.La prado arranca y rápido nos colocamos en la ciudad. Observo los coches pasar a nuestro lado, la gente, el ruido y en lo único que mi mente está enfocada ahorita es en una sola persona.Adiós.A la mierda todo.—Y Wade, ¿dónde está?—Andrews me mira por el retrovisor.—Cuando salió del hospital se fue rumbo al aereopuerto, va a abrir otra empresa y quiere examinar
Capítulo ochenta y siete—Wade Adlen Dhall—digo y la desinteresada enfermera me mira a través de sus lentes.—¿Es usted algún familiar?Niego —Sí, tiene que dejarme verlo—una mentira que otra siempre vale.—Habitación trescientos doce, suba al tercer piso a mano izquierda —camino como puedo con el señor Fernando jalandome hasta el elevador. Él toca los botones rápidamente como si eso lo hiciese bajar más rápido.Después de que me desmayé encontraron su cuerpo con moretones e hinchado por la calor y el golpe de impacto. Mi cuerpo tenso se relajo al escuchar eso y de la nada otra voz en mi cabeza apareció.FlashbackQue bien que Yoshua no haya muerto. Ese es mi lobo.&
Todos corren hacia mí y me llenan de preguntas. Suspiro—Él está... No es Wade—a mi mente llega mi recuerdo de él todo quemado, golpeado y quebrado.—¿Cómo que no es Wade? —mi madre es la primera en hablar dejando a Matías tragándose sus palabras.—Él está casi casi irreconocible, no parece él —digo sin despegar mi vista de todos—Pero todavía no lo harán moverse a menos que él decida venir aquí.—Es el Alpha, tiene que estar aquí para dirigir todo—giro y veo a un hombre algo canoso con una mirada fría.—Yo lo haré. Esas fueron sus palabras.—¿Una mujer dirigiendo? ¿Es una broma, cierto? —habla con dejadez y junto mis cejas.<
Capítulo ochenta y nueveUn mes después...Todo a ocurrido con normalidad en la mansión día tras día y yo por mi parte me he mantenido al márgen con todo lo que ha sucedido en los medios locales e internacionales.El teléfono de la oficina suena y escucho a Sofia hablar—Señorita Sara, los inversionistas están en la sala de juntas, todo está preparado, puede bajar—cuelgo y me levanto de la enorme silla giratoria, mi aspecto general es de un vestido negro holgado y bailarinas blancas de correa al tobillo.Es lo más cómodo que puedo usar.Coloco la silla en su lugar y camino hasta la puerta, giro para ver que no se me quede nada y cierro la puerta. Sofia me espera a un lado del elevador y entramos, las puertas se cierran y ella toca la planta número siete.&n
Capítulo noventaTrago grueso y diluyo todas las palabras de mi boca, doy un largo suspiro y muerdo mis labios sin saber que hacer o decir. Mis pies se mueven solos y mis brazos acarician el corto pelaje que tiene —gracias—creo que el lado sentimental esta empezando a salir.Acuéstate, que te quiero decir algo.Hago caso a sus palabras y dejo que mi espalda toque las suaves sábanas.Tienes que decirme que hacer con la señora Serafina y Natalia, ¿cuándo serán ejecutadas?Muevo mis dedos sobre mi estómago y suspiro—Mañana por la mañana, creo que ya es suficiente tortura, además para que alargar más las cosas.Así será.El cuarto queda en silencio—Tenemos que hablar—digo sin mirarlo&mdash
Capítulo noventa y unoMuerdo y desgarro cada pedazo de idiota que se coloca en frente mío.La casa está llena de niños, las pocas madres que hay estan alrededor de la mansión protegiendo cada rincón visible.Algunos vampiros se van huyendo mientras que otros dan su vida solo por seguir ordenes, como por arte de magia aparece un grupo de diez al frente mío, cada uno en perfecto estado. Lauryn gruñe y el líder alza la mano en son de paz.—Mira a tu al rededor, lobos siendo matados, familias destruidas, casas destrozadas y todo esto es por lo que llevas en tu vientre—observo el panorama y en un instante está a mi lado sobando mi lomo—Yo soy la reencarnación del que mandaste a las tinieblas hace poco—como no reconocer ese asqueroso aroma.Gruño—Deja a tod