Capítulo ochenta y nueve
Un mes después...
Todo a ocurrido con normalidad en la mansión día tras día y yo por mi parte me he mantenido al márgen con todo lo que ha sucedido en los medios locales e internacionales.
El teléfono de la oficina suena y escucho a Sofia hablar—Señorita Sara, los inversionistas están en la sala de juntas, todo está preparado, puede bajar—cuelgo y me levanto de la enorme silla giratoria, mi aspecto general es de un vestido negro holgado y bailarinas blancas de correa al tobillo.
Es lo más cómodo que puedo usar.
Coloco la silla en su lugar y camino hasta la puerta, giro para ver que no se me quede nada y cierro la puerta. Sofia me espera a un lado del elevador y entramos, las puertas se cierran y ella toca la planta número siete.
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Capítulo noventaTrago grueso y diluyo todas las palabras de mi boca, doy un largo suspiro y muerdo mis labios sin saber que hacer o decir. Mis pies se mueven solos y mis brazos acarician el corto pelaje que tiene —gracias—creo que el lado sentimental esta empezando a salir.Acuéstate, que te quiero decir algo.Hago caso a sus palabras y dejo que mi espalda toque las suaves sábanas.Tienes que decirme que hacer con la señora Serafina y Natalia, ¿cuándo serán ejecutadas?Muevo mis dedos sobre mi estómago y suspiro—Mañana por la mañana, creo que ya es suficiente tortura, además para que alargar más las cosas.Así será.El cuarto queda en silencio—Tenemos que hablar—digo sin mirarlo&mdash
Capítulo noventa y unoMuerdo y desgarro cada pedazo de idiota que se coloca en frente mío.La casa está llena de niños, las pocas madres que hay estan alrededor de la mansión protegiendo cada rincón visible.Algunos vampiros se van huyendo mientras que otros dan su vida solo por seguir ordenes, como por arte de magia aparece un grupo de diez al frente mío, cada uno en perfecto estado. Lauryn gruñe y el líder alza la mano en son de paz.—Mira a tu al rededor, lobos siendo matados, familias destruidas, casas destrozadas y todo esto es por lo que llevas en tu vientre—observo el panorama y en un instante está a mi lado sobando mi lomo—Yo soy la reencarnación del que mandaste a las tinieblas hace poco—como no reconocer ese asqueroso aroma.Gruño—Deja a tod
Capítulo noventa y dosLa señora Serafina sonríe —Ellos están bien—señala a nana—¿la quieres viva?—apunta en mi dirección— dame a Sara—Natalia aparece a mi costado y Wade se coloca a la defensiva.—No le hagas caso hijo, yo ya estoy bien mayor como para saber que debo morir en algún momento—tomo su brazo y jalo de él.—Confia en mí —susurro en su oído, sus manos aprietan las mías.No te quiero perder.Y no lo harás, confía en mí.Totalmente desnuda me coloco frente a ella—Liberala—suelta a nana de su agarre y me toma del brazo.Cierro mis ojos para realizar mi primer movimiento, pero mi piel se eriza al instante—Ni te atrevas a hac
Capítulo noventa y tresMi piel agradece la suavidad de la cama en donde estoy. Mi madre debe estar durmiendo todavía dado a que son las cinco de la mañana, tengo que levantarme para llegar temprano al instituto.Me levanto y quedo desorientada por un minuto.Un momento.¿No se supone que yo debería estar durmiendo en el piso?Junto mis cejas, trato de recordar que paso el día de ayer y es como si mi pasado se borrará totalmente, como si mi conciencia me juega una mala pasada. El cuarto en donde estoy es negro, amplio y pulcro en lo que cabe.Tal vez este en alguna habitación distinta a las que conozco.Veo mi cuerpo cubierto por una camisa negra que tapa solo lo necesario, abro los ojos como platos y veo un boxer cubriendo mi parte baja.
Capítulo noventa y cuatroLauryn...LAURYN...NO GRITES QUE ES COMO SI ME CLAVARAN MIL AGUJAS, ¿QUÉ DESEAS?No le digas nada a Yoshua, ni hables con él, quiero hacer sufrir un poco a Wade. Quiero verlo celoso.Si es por mí está bien, ahora cállate.Como si nada agarro de la mano al estúpido y lo llevo hasta su auto, entro y tomo su mano—Mírame a los ojos —hace contacto con los míos y suspiro.Siento como una ola de calor sube por mi espalda y reposa en mis mejillas para luego hacer arder mis ojos. Su mano me aprieta y trata de salir del auto, pero mientras más se mueve más lo sujeto.—Suéltame —dice asustado y sonrío.Niego y le tapo la b
Capítulo noventa y cincoPov WadeTodavía no puedo creer que ella piense que es una humana.Y mucho menos que me echara de su casa.Aprieto el volante del auto, el estúpido sabor a sangre en mi boca es desagradable. No sé como ella reunio las fuerzas para tirarme lejos de su cuerpo si me pedía a gritos que la hiciera mía. Aún sin recordar lo que en realidad es tiene la suficientemente fuerza para mandarme lejos.Sonrío, esa es mi chica.Llego a la entrada de la mansión y nana me espera en la puerta. Tiene que haber algo muy importante como para que ella este ahí.Bajo del auto, paso adentro con ella y el camino a la sala se hace evidente, antes de llegar veo a mi padre con los puños apretados y lágrimas corriendo por su cara, pasa a m
Capítulo noventa y seisEl bar está hoy abarrotado. Me estaciono cerca y bajo del auto con seguridad, camino a la puerta trasera del local y toco tres veces antes de entrar. Escucho los mandatos de Aruna en todos lados y doy una señal para que entre al cuarto de gerencia.—¿Qué desea, Señor?Wade, no lo hagas.—Se mi entretenimiento —tomo asiento y me cruzo de brasos.Ella cierra la puerta y con extrema seducción empieza a desabrochar su camisa en frente de mí, sus manos recorren su cuerpo y yo solo miro la escena con cierto asco y repulsión. Mis ojos neutros viajan a mi amigo que ni siquiera se a tomado la molestia de despertar.Dirijo mi vista a su baile mientras termina de quitar su camisa y hago una mueca con mi cara, tiro la silla hacia atrás y doy un
Capítulo noventa y sietePov SaraTodo iba jodidamente perfecto y el viene a hablar.Por supuesto me tuve que hacer la desentendida e asustada y correr escaleras arriba y encerrarme en mi cuarto a escuchar como dice que le abra la puerta desde hace una hora.Me asiento en el piso al frente de la puerta y él deja de hablar para acomodarse igual que yo—Sé que me estás escuchando, te digo esto porqué lo necesito. Te quiero y me gustaría que vuelvas a mí, toda tú me pertence, absolutamente toda, desde tus pies hasta el último pelo de tu cabeza —lo escucho quitarse los zapatos y tirarlos lejos—y escúchame bien, no me rendiré —se levanta.Sonrío, el ricachón es insistente.Su aroma desaparece y observo por la ventana como arranca el aut