Capítulo noventa y siete
Pov Sara
Todo iba jodidamente perfecto y el viene a hablar.
Por supuesto me tuve que hacer la desentendida e asustada y correr escaleras arriba y encerrarme en mi cuarto a escuchar como dice que le abra la puerta desde hace una hora.
Me asiento en el piso al frente de la puerta y él deja de hablar para acomodarse igual que yo—Sé que me estás escuchando, te digo esto porqué lo necesito. Te quiero y me gustaría que vuelvas a mí, toda tú me pertence, absolutamente toda, desde tus pies hasta el último pelo de tu cabeza —lo escucho quitarse los zapatos y tirarlos lejos—y escúchame bien, no me rendiré —se levanta.
Sonrío, el ricachón es insistente.
Su aroma desaparece y observo por la ventana como arranca el aut
Capítulo noventa y ocho—Sara levántate, tienes que ir al instituto —mi madre me zarandea de un lado a otro y me tapo con la colcha.—No quiero ir—mi voz suena ronca y chillona.—¿La gran Sara está diciendo qué no quiere ir? Vaya, que novedad—me quejo y quito la colcha de mi cara.—¿Por qué mejor no me haces el desayuno? Quiero fresas —niega sonriendo.—Supe que Wade estuvo aquí, ¿estás bien? —soba mi cabeza y suspiro cansada mirando el azul de mi habitación.—Creo que lo lastimé por que le dije que le tenía miedo y pues, solo se fue —ella hace un espacio en mi cama.—¿Por qué no le dices la verdad? Mira que estás embarazada
Capítulo noventa y nueveSiento mi mundo desfallecer, todo se vuelve tan pesado y observo a Wade horrorizado mirando como caigo al suelo. Antes de sentir el impacto me dejo llevar por la oscuridad.Trato de abrir los ojos, pero no puedo, escucho la voz de nana gritando de un lado para otro y pasos distintos sonando por todos lados.—Tengo que abrirla para poder salvarla, su vida corre peligro, Alpha. El bebé está robando casi toda su energía por eso creció rápido estos últimos días —reconozco la voz del doctor.—HAGA LO QUE TENGA QUE HACER RÁPIDO, SI ELLA MUERE USTED TAMBIÉN—ameneza el ricachón.—¿Cómo está? —la voz de Henrry me saca de mi lucha interna y procedo a escuchar.—TODO ESTO ES TU MA
Capítulo cienSonríe grandemente y alzo una ceja, giro la mirada a Valentina y ella parece captar mi enojo casi impredecible.—Tranquila Sara, tengo mate. Además, él nunca me ha llamado la atención, siempre lo he visto como mi hermano, lejano, pero mi hermano—muerdo mis labios nerviosa y una ráfaga de calor pasa a mis mejillas.Siento otro flash en mi cara —La primera foto sonrojada como madre—Elizabeth hace todo un bullicio y niego en desaprobación.—Madre, deja de tomarme fotos que no soy fotogénica, y —siento la presencia de Henrry detrás de puerta y Wade da un pequeño gruñido de advertencia —lo siento, pero tengo que hablar con él —me levanto con Amir en mis brazos.Antes de abrir la puerta veo a Wade y abro una comunicació
Capítulo ciento unoCamino detrás de ella y subimos a una de sus gigantescas habitaciones, azota la puerta y los chicos que hay arriba de la cama caen al suelo inmediatamente, su voz llena el cuarto de carcajadas y niego sonriendo.Me jala del brazo y me presenta con cada uno de sus primos y por último su otra mitad, le doy la mano a cada uno y guardo mi distancia.—Bueno chicos, fuera de mi habitación ya que falta poco para la fiesta y ustedes ni siquiera se han arreglado —empuja a sus primos fuera.—Ya entendimos, ya—cada uno de ellos reprocha y ella rueda los ojos.—Entonces salgan—les da un último empujón y cierra la puerta de un portazo.Ella gira su cabeza a un lado y mira como su mate busca una oportunidad para entrar al baño.<
Capítulo ciento dosEscucho el grito de Elizabeth y corro hasta ella—¿Qué pasa? ¿Por qué gritaste... —mi voz se va apagando cada vez más y más a medida que veo la cantidad de accesorios y maquillaje que hay en una de las gabetas, como si oyera sus pensamientos niego—no vas a tomar nada que no es tuyo, Elizabeth deja eso quieto porqué no es tuyo—sin escucharme agarra una cartera, comienza a tirar todo tipo de cosas y me arrastra hacia los sillones.—Cierra los ojos, te maquillaré y no quiero que te veas hasta que termine —doy un largo suspiro y cierro los ojos dejándome llevar por sus manos.Después de media hora ella termina conmigo y se va al baño cerrando la puerta rápidamente para que no me vea en el espejo.Me cruzo de brazos. Que infantil.
Capítulo ciento tres—Buenas noches— me separo un poco de él y tomo a Amir en brazos que juega con los botones de la camisa que tiene puesta.Wade llama mi atención jalando mi brazo y alzo la mirada donde mi madre toma la foto con su móvil, cierro los ojos por inercia ante el flash y giro hacia el ricachón totalmente ciega, con los ojos cerrados le doy el bebé a él.—Pasa algo, ¿te sientes mal? —niego y recobro la vista nuevamente, fulmino con la mirada a Elizabeth.Veo al padre de Valentina al inicio de las escaleras despampanantes del salón, junto mis cejas—él no estaba aquí —alzo mi mirada a Wade.—Te quedaste diez minutos pensando y mirando a Amir, él se excuso diciendo que tenía que recibir a su hija al pie de las escaleras&mdas
Capítulo ciento cuatroSu cuerpo fornido se pega a mi espalda y me da un suave beso en la mejilla—No puedo creer que seamos padres—toma mi cintura y me gira frente a frente—Te extrañé, Sara—y por segunda vez en todo este tiempo puedo ver un rastro de vulnerabilidad en su rostro.Sus labios se posan en mi frente y deja un suave beso —Y yo a ti, Wade—desordeno su cabello. Su mano atrapa la mía y la posa en su cintura.Nuestros rostros solo están a centímetros. Su mirada llena de lujuría me hace temblar en sus brazos y su sonrisa ladina me hace saber de inmediato que es lo que desea.Aquí no.Me safo de su agarre y me coloco atrás de él —Ven, mejor quítate esto y ponte cómodo. Debes estar agotado—jalo su saco y lo pongo sobre la me
Capítulo ciento cincoEn un intento de valentia reuno las fuerzas para llegar hasta él y darle un fuerte golpe por el costado, miro como rápidamente se levanta y fija su vista en mí, pero mi error fue creer que la perra que tengo a un lado no interferiría en nuestro combate.—Pensé que éste era un duelo de dos, no de tres—chupo la sangre que sale de mi labio roto.Sonríe falsamente —Tú error siempre será creer que todo es justo—salgo impulsada por los aires.Alcibíades antes de caer se asegura que me rompa unas costillas y recibo una patada en la cara y otra en el estómago.—DÉJENLA, MALDITA SEA SI LE HACEN ALGO MÁS LOS MATO, JURO QUE LOS MATO—su voz suena caragada de odio y rencor. Observo su rostro que se deforma cuando me ve en e