Capítulo cincuenta y cuatro
Lo que me hace pensar que si se fue con su padre, justo ahora debe estar siendo maltratada por ese estúpido demonio.
Aprieto mis manos a los costados. No dejaré que la toque y si lo hace lo mataré.
Agarro el teléfono y busco la libreta donde estan apuntados los números de los alphas que he conocido en estos años.
Encuentro el número y rápido marco hasta escuchar su voz de otro lado—Buenas tardes —siempre con ese acento marcado en la voz.
—Buenas tardes, Alpha Ignacio, soy el Alpha Wade de la manada Black Day y le quiero pedir un favor.
—Dígame en que lo puedo ayudar.
Suspiro—Necesito que me resguarde en su casa mientras resuelvo unos pequeños problemitas con un demonio.
Capítulo cincuenta y cincoPov SaraTres días después.Una de las cosas que no tuve en cuenta al llegar aquí es que él posiblemente tuviese una novia.No lo pensé.El caso es que para ella trabajo día y noche, complaciendo sus deseos como una sirvienta.Si estuvieras con él esto no sería así.Lo sé, lo sé.—Sara, Sara—la escucho gritar desde arriba en el cuarto de los dos—Sara.Lavo mis manos y contesto—Ya voy patrona.Abro la puerta de su cuarto y siento el aroma característico a cigarro pegar en mi nariz, hago todo lo posible por no toser—¿Dígame, qué desea?Ella voltea
Capítulo cincuenta y seisComo puedo me voy arrastrando hasta la cama y tomar el móvil, busco contactos y la encuentro a ella, marco e inmediatamente me responde —Rosalía, no vengas, no vengas porque te llevarán a un prostíbulo.—Como sabes eso, estoy en la entrad... Hola niña, tendrás que salir y si no sales ella morirá —su tono de voz juguetón y psicópata me da un escalofrío que pasa desde mis pies hasta mi cabeza.Cuelgo. Tengo que salir, no hay de otra.Busco en mi ropa tirada algo que pueda ser flexible y cómodo para correr si se da la oportunidad de escapar y entre mis pocas cosas encuentro un pantalón un poco largo y una camisa algo ajustada, me coloco la ropa y salgo de mi guarida.Subo escalón por escalón y mis oídos captan ruidos de
Capítulo cincuenta y sieteNo dejar que mi boca hable lo ha enfadado mucho.—No sé qué te puedo decir, no soy nadie—digo mirando el panorama.Golpea el volante—Sara Poezyn, tu eres más que todo para mí —lo miro espectativa a la situación.Tengo que decirle.Lo malo es que se aleje de mí.—Pues la verdad es que recordé ciertas cosas de mi pasado y ahora se que soy—observa la carretera y luego a mi en actos seguidos queriendo decir que prosiga—soy una mujer demonio.Su cara relajada me demuestra que el ya lo sabía —Yo lo sabía desde que te ví en la mansión, tu eres tan palida y tus ojos tan profundos, pero tu riquísimo olor me descompuso y no pude pensar en otra cosa que no fu
Siento como toma mi labio inferior y lo muerde, en mí se forma otra sonrisa aun más grande—Solo cuando amo mis cosas.Él me levanta y yo enredo mis piernas en su cuerpo, aun caminando me sigue besando y me deposita en la cama que tiene ese rico olor a lavanda, característico de él.Se inclina hacia mí y da un último beso —Como quisiera lo siguiente, pero ahora me tiene que revisar un doctor o estaré mal luego—observo como quita su camisa y el arañazo proporcionado por el idiota de el señor Alcibíades sigue ahí ahora más infectado y rojo.Me levanto e inspecciono su herida—No es algo casi grave porque no se ve profunda, pero debes hacer que venga un doctor para que diga las cosas que debes hacer para que sanes rápido y no te quede cicatriz.—Que buena
Capítulo cincuenta y nueveAdvertencia: Contenido +18.{Este capítulo puede contener material vulgar y/u desagradable para algunas personas [cuando veas esta señal (****) detente y no continúes leyendo]. No me hago responsable por las mentes traumadas}.Capítulo veintiochoAsustada me quito de abajo suyo y le doy un último beso en su mejilla—Quiero irme y ver como estan todos, mamá y la manada —por sus ojos pasa un destello amarillo.Se levanta de la cama—Ve a bañarte—me señala una puerta detrás de él —yo iré a dar las gracias al alpha por su alojamiento y ayuda a rescatarte —camina a la puerta y le lanzo una franela blanca.—No quiero que nadie te vea Ricky Ricón esculpido—niega sonriendo y se la pone, sale del cu
Capítulo sesentaNos separamos al escuchar una tos falsa y Wade me aprieta más a sus piernas para no pararme y golpear a la tipa—Disculpen que interrumpa, pero ya vamos a despegar y necesito que la señorita tome asiento en un lugar y abrochen sus cinturones —sin más se pierde detrás de la cabina de control.—Ojala se caiga—me levanto de las piernas del ricachón y rápidamente coloco todo en su lugar.De un momento a otro el avión empieza a moverse e ir tomando velocidad. Una de las cosas que me da enojo son las personas que suben a un avión y cuando este va a despegar se ponen histéricas; esto es lo más normal del mundo. Si el avión tienen una falla técnica y estas en medio de la nada te tocará morir, si igual, de ese día no pasarás.Miro por la ventana como
Capítulo sesenta y unoEl rico aroma de huevos revueltos y tocineta me despiertan y me levanto de golpe.Mala idea.Agarro mi cabeza tratando de hacer que el dolor se vaya, pero no es tan práctico.Me enfoco en donde estoy. Una cama gigante, un ventanal del tamaño de una pared con cortinas verdes, una puerta diferente en cada extremo y lo más peculiar: El techo pintado de blanco.Dirijo la vista a mi cuerpo y me encuentro con un pantalon gigante negro y una franela blanca.Esto es de Wade definitivamente... Pero, ¿por qué el avión cambió tanto?—Yo ire a verla te guste o no, es mi hija y por lo tanto soy tu suegra y no me lo puedes prohibir—junto mis cejas.Hasta la voz de mi madre estoy escuchando, miro todo a mi alrededor
Capítulo sesenta y dosEntro a la cocina y el olor a tocineta llega a mis fosas nasales haciendo estragos en mi paladar. Con cuidado y en extremo silencio destapo el sartén.Después de todo, ¿Dónde estará el ricachón?—Que hermosa—dejo caer la apa del susto y siento sus manos rodear mi cuerpo. Subo la mirada a su cuello y ahí veo mi marca.SPMe doy vuelta y apego mis brazos a su cintura —¿Mejor?Sonríe y da un beso corto en mis labios—¿No tienes hambre? —me suelta y recoge la tapa—Deberiamos almorzar fuera.Muerdo mis labios y me separo un poco de él alzando mis cejas —no es mala idea hasta que me acuerdo de los paparazzis, mis estudios, mi edad ante el mundo y todo lo demás.&n