A los cinco minutos del viaje, frunzo el ceño al ver un coche abandonado. Mi ceño fruncido se profundiza cuando me doy cuenta de que es el mismo modelo y color que conduce Mayra.

"No me gusta esto", Kai comienza a caminar agitado. No puedo culparlo porque yo estaba sintiendo lo mismo.

"Tú tampoco lo hagas".

Estaciono mi coche y salgo. En unos pocos pasos estoy frente al coche. La matrícula confirma que es efectivamente el coche de Mayra.

Mi corazón comienza a latir con fuerza cuando veo la puerta del conductor abierta. No solo eso, sino que todo lo que posee todavía está dentro del coche. Es como si se hubiera ido a toda prisa.

"Algo o alguien la asustó".

Asiento ante la deducción de Kai, luego cierro los ojos y huelo el aire. Huelo su aroma, pero junto a él está el repugnante olor a carne podrida.

Señalando con precisión la dirección en la que se fue, estoy a punto de seguir su olor cuando suena mi teléfono.

Gruño por la interrupción. La necesidad de aplastar mi teléfono era m