Sebastian

Mis garras atraviesan el cuello del hombre. Su carne cede cuando la sangre comienza a chisporrotear del chorro. Estaba enojado. Completamente furioso de que se atrevieran a atacar a mi pareja.

El hecho de que decidieran atacarla ahora significa que pensaron que estaría sola. Eso deja solo una conclusión: que la están vigilando.

Monitoreando cada movimiento de ella, esperando el momento perfecto para atacar. Lástima para ellos porque parecía que no esperaban que apareciera. O si sabían que estaba aquí, pensaron que podrían contra mí.

Era el mejor por una razón. Hasta ahora, la única que puede desafiarme es Sylvia.

Un gruñido sale de mi garganta cuando noto que un hombre escapa. Es peligroso dejar a Red sola, pero también tengo que asegurarme de que nadie se escape.

Me cambio a Fang y persigo al hombre. Nuestras patas golpean el duro suelo. Olfateó el miedo del hombre y es una esencia dulce para nuestra nariz.

“No lo pierdas”, dije.

“No planeaba hacerlo”, responde Fang