EnzoNo importa cuan lejos esté de ella, si necesita de mi ayuda, voy a sentir su miedo y acudiré a su llamado. Escuchar su grito de terror me pone en alerta. Por fortuna no estoy tan lejos de donde ella se encuentra.—Alfa, ¿qué fue eso? —pregunta Conri, que está a mi lado.—Es ella —digo poniéndome tenso—, corre, busca al resto de la manada, yo me adelantaré.—Como ordene, Alfa.Sale disparado en la dirección opuesta al grito, mientras yo corro como un desquiciado a su encuentro.Cyrene me había echado una vez más, rechazando nuestro lazo. Cuando no nos habíamos unido, aquello no me habría dolido tanto, sin embargo ahora, la agonía pulsante en mi interior me grita que debo recuperarla.Acelero el paso andando en cuatro patas hasta que consigo acercarme lo suficiente a ella. Lo sé porque sus emociones están a flor de piel, la sensación de que está a punto de morir me desespera.En el ambiente puedo olfatear a su amiga Hailey, pero, además, hay otra cosa.Mi corazón retumba dentro de
—Por favor, no te duermas —escucho la voz de Enzo a lo lejos.Intento responderle, pero ni mi cuerpo, ni mi cerebro son capaces de hacerlo. Ya no siento los dedos de mis pies, solo los espasmos que me produce el frío azotando mi piel.Enzo me deja sobre el suelo helado. No sé cuanto tiempo pasa, lo siguiente que siento son sus brazos rodeando mi cuerpo, y un ligero calor chispeante a mi lado. Debe ser fuego.—Estarás bien, descuida. Yo te cuidaré —susurra en mi oído.Le contesto que tengo frío, o al menos creo haberlo hecho, no estoy segura de haber despegado bien mis labios. Su calor poco a poco me hace volver a la vida, sin embargo, el frío intenso de la noche no me deja en paz.Cierro los ojos del todo y me quedo así, sumida en un sueño que no lo es del todo. Soy consciente de que caímos al agua helada, y de que mi amiga estaba desangrándose desde lo alto de un árbol. Quisiera poder ponerme de pie e ir a buscarla ya mismo, mas, sé que eso es imposible ahora.Hailey ya debe estar mu
EnzoA decir verdad, no imaginé que esta noche acabaría así. No era consciente de las ganas que tenía de poseer a Cyrene, hacerla mía en todo sentido, hasta el momento en que mis labios tocaron los suyos y simplemente, mi lado animal desató toda esa necesidad contenida hasta ahora.Su cuerpo delicado y pequeño está debajo del mío y aunque sé que este no es el momento más adecuado, no quiero parar; y lo mejor de todo, es que ella tampoco.Deslizo mis manos por sus caderas mientras comienzo a subir su blusa. Puedo sentir cada pulsación acelerada de su corazón, que va errático a medida que me acerco a zonas prohibidas.Cyrene deja escapar un gemido suave entre mis labios y eso solo hace que pierda más el control, la deseo debajo de mí, sin ninguna tela que estorbe el tacto de nuestra piel. Quiero que ella sea mía para siempre.Beso su boca con mayor intensidad, entrelazo su lengua con la mía en una danza llena de frenesí, saboreo cada milímetro de sus labios dulces y me dedico a guardar
Enzo se quedó a mi lado todo el resto de la mañana. No sabía lo cansada que estaba hasta que mis ojos se cerraron sin que pudiera hacer nada al respecto. Cuando me vuelvo a despertar, él ya no está a mi lado.A mi memoria vuelven los recuerdos de todo lo que pasó la noche anterior. Esa criatura, la caída al río, y luego… Mis mejillas se encienden una vez más cuando recuerdo el roce de sus dedos sobre mi piel.No puedo creer que haya cedido a estar con él de esa manera. Hace unas cuantas semanas, algo así hubiese sido impensable en mí, pero ahora no me desagrada para nada la idea de pertenecerle en todos los sentidos.Enzo es un hombre maravilloso y es mi Alfa. No comprendo cómo, pero lo siento así, a pesar de que no soy como él.Sin embargo, ese momento de pequeña felicidad queda opacado con todo lo demás que está sucediendo. Creí que Hailey estaba muriendo, aunque bien podría ser lo mismo, porque convertirse en una mujer loba no es precisamente lo que ella quiere para su vida.La con
Ver a mi amiga transformarse en un lobo es algo que quisiera borrar de mi mente, sin embargo, está sucediendo justo frente a mis ojos sin que pueda hacer nada al respecto.Hailey se contractura todos los huesos de su cuerpo hasta que de su piel comienza a brotar pelo, de un momento a otro su forma cambia por completo, como si la piel de la bestia la envolviera y se la tragase hacia lo profundo de un abismo.Ya no es mi amiga, ahora es un enorme lobo de pelaje gris. Parece uno común, de no ser por el tamaño descomunal. Su cabeza llega al techo y sus enormes patas pesadas pisan la cama y la hacen trizas.Todos dan un paso hacia atrás, es claro que ninguno de ellos esperaba que mi amiga se transformase ahí mismo y ahora.—Hailey, soy yo, Cyrene, tranquila.Ella me gruñe en respuesta. Sus ojos están fijos en mí, como si quisiera asesinarme.—Cyrene, no te muevas —advierte Enzo—, ella no te reconoce, todo lo que puede ver es que tú eres una humana. No nos atacará a los demás.Había olvidad
EnzoLlevar a Cyrene en mi espalda es como cargar una pluma ligera. Ni siquiera porque mi fuerza supera a más de cien veces la de un humano; a pesar de eso, estoy seguro que no representa ningún esfuerzo cargarla.Corro a toda velocidad para llegar hasta la parte de arriba de la montaña.Los bosques de Numore son mucho más inmensos de lo que conocen los pobladores, para estos lados casi nunca se acercan humanos, primero porque es zona inexplorada, y segundo porque de algún modo saben que es territorio prohibido.Este lugar casi en su totalidad le ha pertenecido a la familia Volk desde hace más de quinientos años. Eso hasta que aparecieron los cazadores.Sé muy bien que el apellido de Cyrene desciende de ese primer gremio de cazadores, sin embargo, no suelo pensar mucho en eso, porque si lo hago me volveré loco.Si mi padre viera quién terminó siendo mi luna, creo que volvería a morirse.Consigo alcanzar la cima en menos de cinco minutos. Aquí puedo ser yo mismo, y no me atemoriza demo
Estar debajo de el calor de su cuerpo me hace sentir viva.Nunca imaginé que Enzo y yo terminaríamos así, ni en mis sueños más húmedos me habría pintado perteneciéndole a un hombre lobo, y, sin embargo, aquí estoy, dejando que haga con mi cuerpo lo que quiera.Después de darme una pequeña probada del placer que es capaz de ofrecer, nos volvemos a vestir. Sé que él lo hace solo para acompañarme, pero yo sí que me estoy muriendo de frío.Nos quedamos recostados sobre el tronco caído un poco más. Sin darnos cuenta ya el sol está abriendo paso a la tarde, eso solo significa que la temperatura seguirá aumentando hasta que ya no sea capaz de soportarla.Enzo me abraza con fuerza, es como mi enorme horno personal, a su lado ya no siento tanto la inclemencia del clima.—Ojalá pudiésemos quedarnos así, sin preocuparnos por hombres lobos misteriosos y salidos de una película de Joe Johnston —bromeo.Él se echa a reír por mi referencia a la película del 2010.—Es gracioso ver como nos retratan,
Siento la mirada intensa de Enzo sobre mi espalda hasta que me alejo con la moto. No quiero imaginar lo que pueda estar pensando, y no me interesa tampoco. Ha cruzado una línea que no pienso tolerar.Si es verdad que puedo escoger no estar a su lado, entonces creo que eso es lo que haré.Me siento tan furiosa, que sin querer una lágrima escapa de mis ojos. La limpio con el dorso de mi mano y freno de golpe cuando me doy cuenta de que estoy a punto de chocar contra el tronco de un árbol.Conducir por el bosque con la moto no es tan sencillo como él lo hace parecer.Vuelvo a reanudar la marcha, esta vez con más calma, hasta que alcanzo la carretera. La nevada de la noche anterior ya ha parado, por suerte, sin embargo, el asfalto todavía se siente bastante resbaloso debido al hielo.No quiero volver a estrellarme como aquella vez, así que tengo extra de cuidado. Cuando finalmente alcanzo a divisar las casas más cercanas del pueblo, relajo un poco el agarre a los manubrios.Todo aquí se v