Quedarme en vela toda la noche no fue precisamente la mejor estrategia, pero no pude conciliar el sueño el resto de la madrugada.Al final no pude avisarle a Enzo sobre los cazadores, por alguna razón su celular estuvo sin señal todo el rato. Es por esa razón que voy a tener que hacer algo bastante estúpido y arriesgado.A penas sale el sol me levanto de la cama y me cambio a toda prisa. Necesito verlo antes de que salga la luna llena. No importa lo enojada que pueda estar con él, no quiero que salga lastimado.Cierro la puerta del hotel con el mayor cuidado de evitar hacer ruido, sé muy bien que Max tiene un oído agudo y sueño ligero.Todavía no puedo creer que anoche me coqueteara de esa manera, no sé qué es lo que está buscando con todo eso, cuando sabe muy bien que jamás lo perdonaría. A pesar de eso, me es difícil dejar de pensar en lo que dijo.Me nota diferente, ¿acaso tendrá que ver con que ahora soy parte de una manada? Se supone que nada en mí debería haber cambiado, sin emb
Voy mirando hacia atrás cada cinco minutos como si esperase que él me siguiera, sin embargo, sé muy bien que no lo hace.A la distancia está el hotel donde se supone que me esperan los cazadores, pero estoy demasiado distraída pensando en lo último que me dijo Enzo antes de salir huyendo como una loca, que no me doy cuenta de a quien tengo en frente sino hasta que tropiezo de lleno con su cuerpo.—¡Oh! Lo siento. —Levanto la mirada y Vincent está ahí sonriendo como siempre.Esa forma tan peculiar en la que suelo encontrármelo ya me está comenzando a parecer un poco… extraña.—Tenemos que dejar de toparnos así —dice sacudiéndose la ropa.—¿Qué haces aquí?—Vine a buscarte y te vi andando hacia acá, pero parece que venías muy distraída.—Sí, lo sé, es…—¿Luna llena? ¿Ellos están por aquí?—¿Qué? No.Me distrae ver a Max y los demás viniendo hacia mí.—Quiero ayudarte, entre más seamos, mejor, ¿no lo crees?—Gracias por tu ofrecimiento Vincent, y no quiero ofenderte, pero no creo que pue
La noche cae tan pronto que ni siquiera me doy cuenta. Llevo todo el día en el bosque intentando hacer que Max se desvíe de los rastros de la manada, pero no he tenido el éxito esperado. Por mucho que odie admitirlo, es mejor que yo rastreando.—Creo que ya hemos puesto suficientes trampas, volvamos al punto de reunión.—Esto es una pérdida de tiempo. Te estás centrando en cazar a los equivocados, esa cosa es lo que importa, y créeme, es demasiado astuta como para caer en esto.Hemos puesto trampas de sogas con acónito, bombas de luz e incluso las de gas de acónito. A decir verdad, sospecho enormemente que ese monstruo tenga debilidad con estas cosas. Todavía ni siquiera he tenido la oportunidad de atacarlo.—¿Qué dices? Esa manada es nuestra prioridad, sabes que debemos acabar con todos.—¿Por qué? ¿Quién lo dice?Max se detiene en seco ante mi cuestionamiento.—¿Cómo que quién? El gremio, la organización a la que le sirves desde que naciste y quien ha cuidado de ti. Sabes que no pod
—¡Cuidado! —grito de nuevo.Me pongo de pie con un poco de dificultad y tomo la ballesta. Tal vez si le disparo cuando esté distraído podré darle sin que lo detenga.Max lucha contra él con todo lo que tiene, yo intento ir por detrás para que no me note, sin embargo, veo como su mirada se desvía hacia mi dirección.—¡Hazlo ahora! —ordena Max.Le disparo con la ballesta, sé que él lo detendrá, pero sirve como distracción para que Max lo ataque. Le da un tajo con la espada que consigue herirlo en el pecho. Ver que brota sangre de su pelaje me da el alivio que necesito. No es inmune a todo.No obstante, ese ataque solo lo enfurece más. Abro los ojos hasta el límite cuando veo como su herida se sana en un dos por tres.—No es posible —murmuro.Le da un zarpazo a Max que le desgarra la pierna. Este da un alarido de dolor.—¡Max! —grito.Corro hacia él para ponerme en frente y protegerlo, cuando esa cosa se acerca a mí a toda velocidad. De pronto lo tengo tan cerca que puedo oler su aliento
EnzoNunca en toda mi vida imaginé que estaría bajo la luna llena con tres cazadores frente a mí sin que intenten asesinarme. Las vueltas que da el destino son curiosas y un poco crueles a veces. Al menos dos de ellos están heridos de gravedad y no representan un peligro. Cyrene tampoco, de hecho, las ganas que tengo de tomarla entre mis brazos y alejarla de todo esto son demasiado difíciles de contener.—No confío en ese lobo —responde el cazador de cabello negro que está discutiendo con Cyrene.—No necesitas confiar en él, basta con que no se maten mutuamente —refuta ella.—Bueno, entonces vámonos de aquí de una vez —pide Max.Todavía me cuesta trabajo creer que le salvé la vida. A decir verdad, estuve a punto de dejar que esa bestia lo asesinara, pero lo pensé mejor, y creo que una alianza con los cazadores es mejor alternativa que simplemente hacer las cosas por separado.Esta noche me ha quedado claro una cosa, ese monstruo es mucho más poderoso que yo, que todos en realidad. Y n
Me quedo el resto de la madrugada esperando saber alguna noticia sobre Conri, Hailey o los demás.Estoy por perder las esperanzas de que lleguen cuando los diviso caminando a la distancia. Les hago una seña con la mano y apresuran el paso. Kent, Jean y Vincent no se ven tan bien como parecía anoche.—Al fin llegan.—Claro, como tú no tuviste que caminar medio bosque para llegar aquí —espeta Kent con desagrado.—¿Dónde están los demás? —pregunta Jean.—Adentro, están estables, pero necesitan atención médica.Vincent no dice ni una palabra, evita mirarme, creo que está avergonzado por lo que hizo anoche. Casi muere por ser tan testarudo. Al menos estuvo inconsciente todo el rato que la bestia nos atacó.Los tres me siguen hasta la habitación, donde Max ya se encuentra despierto. Está sentado intentando curar los zarpazos que le propinó la bestia en la pierna.—Me alegra ver que todos están bien —murmura cuando los ve entrar.—Yo no diría que bien, pero al menos vivos —responde Kent.—¿C
No pensé demasiado bien las cosas cuando le dije a Enzo que no me iría con él. Tuve que caminar dado que se habían llevado todos los transportes. No sabía lo agotada que me encontraba hasta que llegué al hotel.Para mi sorpresa, una patrulla de policía está aparcada afuera. Abro los ojos hasta el límite y me obligo a guardar el agotamiento dentro de mi cuerpo. Que ellos estén ahí solo puede significar que el caso avanzó y de algún modo yo estoy involucrada.Trato de disimular el hecho de que vengo desde el bosque, dejo las armas que traigo conmigo escondidas entre la maleza, sería demasiado sospechoso que me encuentren con ellas después de todo lo que ha pasado.Un oficial está dentro revisando mi habitación y la de mis compañeros cazadores, mientras el sheriff habla con el encargado.—¡Ahí está! —apunta con el dedo.El Sheriff se voltea y me mira de pies a cabeza. Estoy desaliñada, y creo que todavía tengo costras de sangre en el rostro.—Señorita Dagger, temo que tendrá que acompaña
“Sí, los Dagger. Recuerdo que se creían los dueños del pueblo, hasta que tuvieron que salir corriendo, arruinados…” Las palabras del Sheriff no dejan de darme vueltas en la cabeza.A decir verdad, no se me había despertado la curiosidad sobre el pasado de mi familia hasta ahora. En el gremio, Simon siempre se encargó de hablarme de mis padres, de cómo habían sido unos de los mejores cazadores de todos los tiempos. Tanto mi madre como mi padre pertenecieron al consejo, y se supone que yo debo dejar en alto el apellido como la última descendiente. Al menos hasta que tenga hijos.La idea de ver un retoñito que salga de mis entrañas me da escalofríos. No me imagino siendo madre, mucho menos ahora que Enzo y yo estamos juntos.Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos, no es lo que me compete en este momento.Sin embargo, sí que quiero saber sobre los Dagger.Según Simon, a mis padres lo mató el hombre lobo original. Ruslan. Hace veinticuatro años, cuando yo era solo un bebé. Ellos i