Tres semanas después…
No hay una sola persona que no sienta la emoción por la fiesta de ascenso del futuro Alfa, en donde además elegirá a su luna y futura compañera para guiar a la manada, a pesar de que no se le ha conocido novia al heredero porque el trabajo ha sido lo más importante que las relaciones amorosas.
Cynthia se ha levantado incluso más temprano aquel día, a pesar del cansancio extremo y los malestares estomacales que tiene desde hace unos días. El trabajo ha sido arduo la última semana, en donde Ivania ha sido su peor pesadilla y no se ha cansado de decir que ella conoce perfectamente quién será la elegida de su hermano.
Algo que a Cynthia la hace sonreír, porque ella sabe que nadie tiene idea de cuál es la mujer elegida por Blake para que sea su luna.
A media mañana está subida en una escalera terminando de limpiar una de las hermosas lámparas de la casa, cuando un mareo la obliga a sostenerse para no caer. Respira profundo, se baja con cuidado y una de las señoras del servicio tira de ella.
—Ven conmigo —la lleva hasta la cocina y le dice con molestia—. ¿Qué demonios pasa contigo, mocosa?
—N-no… no entiendo…
—No creas que soy tonta, te vengo viendo desde hace días y me huele a que eres de esas moscas muertas que cuando no las ven se mete a la cama de cualquier hombre —Cynthia niega asustada y la mujer le gruñe—. Soy vieja, a mí no me engañas… tú tienes un cachorro en tu vientre.
—No…
Cynthia niega con vehemencia, la mujer la deja sola y ella lleva la mano a su vientre, con una mezcla de temor y alegría. Regresa a sus labores, pero cuando llega el momento de un breve descanso, va con el médico de la manada, la única persona que no muestra odio hacia ella, aunque tampoco interés.
Le explica cuáles son sus síntomas, sus sospechas y tras una revisión, el médico confirma la noticia.
—Cynthia, estás embarazada —ella se lleva las manos a la boca sorprendida, embargada por el miedo y la alegría a partes iguales—. Ahora la pregunta es, ¿quién es el padre de tu hijo?
—No… no puedo decirle, doctor. Es un secreto que no puedo revelar.
—¿Es casado?
—Si me disculpa, creo que eso no es del interés de nadie. Sólo el padre de mi bebé debería saberlo, gracias por darme la noticia.
Ella sale de allí emocionada, no puede creer que el mismo día de la ceremonia de ascenso y compromiso, tenga la dicha de decirle a Blake que será padre. Regresa a la casa con rapidez, se apresura a terminar con sus tareas para luego ir a prepararse para la ceremonia.
Blake le ha regalado un hermoso vestido negro que le ha pedido use, se lo coloca con mucha ilusión, sin dejar de pensar en lo feliz que estará por la noticia. Sale a la cocina para terminar de llevar algunas bandejas, pero allí se encuentra a Ivania, quien al verla tan elegante no duda en lanzarse sobre ella.
—¡Pero miren nada más! ¿Quién te crees para vestirte así, como si fueras invitada de honor?
—Es el vestido que el señor Blake me dio para que usara esta noche —le dice ella sin mirarla a los ojos.
—¡No me importa! ¡No eres más que una sirvienta! ¡Ve a cambiarte por el uniforme!
—No lo haré —le dice la muchacha por primera vez desafiándola, Ivania siente que la ira la invade y sus garras salen filosas, lista para atacar. Con dos movimientos rompe el vestido de Cynthia, quien no puede creer lo que ha hecho.
—Así aprendes a nunca más desobedecerme, mocosa estúpida —le dice con una sonrisa cargada de satisfacción.
Se va de allí, dejando a la muchacha con el vestido roto, una herida en uno de sus brazos y las lágrimas cayendo por su rostro. Así la encuentra el Alfa Leif, quien ha ido a supervisar algunos detalles.
—¡¿Pero qué demonios pasó?! —dice molesto y la chica sin mirarlo le dice.
—Su hijo me mandó a usar este vestido, pero a su hija no le agradó y la desobedecí cuando me mandó a cambiarlo por el uniforme.
—¡Deja de llorar! Ve a mi cuarto y saca uno de los vestidos de mi difunta esposa. ¡Pero hazlo rápido, que no tenemos tiempo que perder!
Cynthia se apresura a cumplir la orden del Alfa, se queda impresionada con la cantidad de vestidos hermosos que hay allí y se decide por uno de color blanco de falda acampanada. Se cambia rápidamente y corre para cumplir con el resto de las tareas que quedan por hacer antes de la fiesta.
Una vez que termina de acomodar todas las bandejas con comida en el gran salón, se esconde un par de horas para que Ivania no vaya a estropear aquel vestido también. Cuando se acerca la hora, sale para reunirse con el resto de los invitados que presenciarán los acontecimientos más importantes de la manada.
Se asegura de quedar en primera fila, porque cuando Blake la anuncie como su luna no quiere hacerlo esperar. Todos están emocionados, hablando de lo importante del momento, hasta un silencio profundo se hace en el lugar cuando ven llegar al Alfa Leif acompañado de sus dos hijos.
A Cynthia no le pasa desapercibida la mirada de odio de Ivania, mientras que Blake sólo mira al frente con ese porte imponente de un Alfa joven.
El Alfa Leif agradece a todos por estar allí acompañando a su hijo en aquel momento y cuando se hace el traspaso de mando, todos aplauden y aúllan. Cynthia lo ve con adoración y, por un breve momento, sus ojos se cruzan con los de Blake, quien se mantiene sin expresión en su rostro.
—Y bien, todos sabe que un Alfa no puede guiar una manda sin su luna a un lado, él entrega protección y fuerza, mientras que ella entrega paz y bienestar —el Alfa Leif se hace a un lado y le señala todo el salón a Blake—. Hijo, que la Diosa Luna te haya guiado lo suficiente para que sepas quién es tu luna.
Blake se para en medio del salón, mirando a todos, hasta que por fin habla con voz profunda.
—La Diosa Luna me ha hablado y estoy dispuesto a hacer lo mejor para mi manada. La mujer elegida para que sea mi compañera y luna es… —Cynthia siente cómo su corazón salta de emoción e intenta dar un paso al frente, pero se detiene cuando el nombre que sale de la boca de Blake es otro—. Alexa.
Una hermosa mujer camina con seguridad al centro, tomando la mano que el nuevo Alfa le extiende, mientras él le dedica una mirada oscura a Cynthia y ella siente que cae en una oscuridad abrumadora.