Cynthia siente el mundo darle vueltas, cree que de un momento a otro va a desmayarse, las lágrimas se acumulan en sus ojos y comienza a retroceder poco a poco para esconderse en medio de la multitud, hasta que logra salir de la casa y se va al jardín trasero, en donde cae de rodillas y llora amargamente.
Todo ese año que le entregó a Blake fue en vano, se siente miserable y burlada, porque hasta el último momento él le dijo que la elegiría su compañera.
—¡¿Por qué, Diosa Luna?! —pregunta al cielo sintiendo el desgarro de su alma—. ¿Por qué…? Si yo lo he amado siempre, me entregué a él con todo mi corazón y creí en su palabra… ¿Por qué?
—Por mentirosa —la voz de Blake le llega molesta y profunda, ella se gira, se arrastra hasta él y se aferra a sus piernas.
—¡Yo nunca te he mentido! ¡¡Pero tú sí, me mentiste!! Me engañaste todo este tiempo haciéndome creer que…
—¿En verdad creíste que serías mi luna? —le pregunta con una sonrisa llena de burla y Cynthia sólo llora más—. Una simple sirvienta, capaz de acostarse con cualquiera con tal de salir de la servidumbre.
—¡Sabes que has sido el único! ¡Antes de ti nunca estuve con otro hombre!
—Puede ser cierto que fui tu primer hombre, pero después de eso nadie me dice que no lo hayas hecho con otros miembros de la manada… —el odio que puede ver en los ojos de Blake la estremecen y la hieren como una filosa daga—. Como mi padre, por ejemplo
—Eso es mentira… —le dice Cynthia en un susurro sorprendido—. ¡Es mentira! ¿Cómo podría traicionarte, si yo te amo? ¡Menos con tu padre! —una carcajada cargada de sarcasmo escapa de la boca de Blake y la toma por el cabello para apartarla de él.
La mira con odio, rabia y decepción, su lobo por dentro se agita, pero por razones diferentes.
“No me parece que ella esté mintiendo, Blake. En la manada no hay chica más pura que ella, algo que no se puede decir de la luna que has elegido.”
«¡No te metas, Ryan! Sabes que ella es la amante de mi padre.»
“No la apartes de nosotros, sabes que ella es nuestra luna, la Diosa nos lo dijo”
Pero desoyendo los consejos de su lobo, Blake arrastra a Cynthia fuera de la propiedad y la lanza al fango que se ha formado por el riego del jardín.
—Los vi… en el río, la noche de tu cumpleaños —ella abre los ojos y un miedo la recorre, porque él no tiene idea de lo que ocurrió en verdad esa noche—. Quiero que te vayas —le dice Blake y ella niega sin dejar de llorar.
—Por favor, tienes que creerme —solloza en una súplica—. ¡No ha pasado nada con tu padre! ¡No puedes correrme ahora, porque estoy…!
—¡Cállate! —le dice dándole una bofetada y Cynthia lo mira horrorizada mientras lleva ambas manos al lugar donde la ha golpeado.
—Sólo… sólo hablamos, él llegó de la nada… —Cynthia mira el piso en absoluta sumisión.
—¿Y de qué hablaron? —ella lo mira con terror y niega.
—No puedo… ¡No puedo decírtelo!
En ese momento llega el Alfa Leif, se acerca a ellos y mira a Cynthia con desprecio, luego se acerca a su hijo y le dice.
—Tu prometida te está buscando.
—Estoy ocupado con esta…
—Ve adentro, yo me encargaré de ella —Cynthia se encoge por el miedo y ve los pies de Blake desaparecer. De pronto el hombre la toma por el brazo con violencia y la arrastra hasta una vieja bodega en donde la deja tirada—. Te quedarás allí hasta que se termine la ceremonia, ni creas que le contarás la verdad a mi hijo.
Cynthia se sobresalta cuando el Alfa cierra la puerta con brusquedad y aquella noche junto al río llega a su mente.
«Mientras el extraño da un par de pasos delante, ella retrocede con el temblor afectando su cuerpo. Nunca se encontró a nadie en ese lugar, pero seguramente la mala suerte que la sigue desde hace tiempo hizo que justo aquella noche uno de los patrulleros de la manada enemiga se acercara a los límites que los separa.
—L-lo siento… no quería ofenderlo con mi presencia —le dice ella con una ligera reverencia—. Me iré de inmediato.
—No es necesario… no soy de la manada enemiga —un hombre mayor sale de entre los árboles y ella logra calmarse sólo un poco cuando ve al Alfa Leif—. ¿Qué haces aquí muchacha? Es peligroso, deberías ir a casa.
—Es una tradición para mí, venir al lugar que mis padres se conocieron el día de mi cumpleaños, ¡pero ya me estaba yendo!
—¿Y no deberías estar celebrando con tus amigos en lugar de estar aquí? —la presencia del Alfa la hace sentir miedo, su presencia siempre le ha causado terror.
—Yo no tengo amigos, nadie me quiere en la manada.
—Debe ser porque sólo eres una esclava que compré para distraer a mi hijo, ¿acaso lo olvidaste? —toma su barbilla para obligarla a verlo a los ojos y se acerca a Cynthia.
—Por supuesto que no, Alfa… no podría.
—Y dime, ¿conseguiste enamorarlo?
—N-no lo sé… no lo creo, él sólo me exige que esté en su cama.
—Y te ha prometido que serás su luna —Cynthia niega y él le muestra los colmillos—. ¡No me mientas! Yo mismo lo oí decírtelo —sus colmillos se acercan al cuello de Cynthia—. Podría marcarte ahora y destrozar a mi hijo… pero sería quitar la diversión.
No se te olvide, tú estás para distraerlo, para enamorarlo y cuando él quiera elegirte su luna, debes rechazarlo o le diré nuestro pequeño secreto.
—Por favor… —suplica ella y el Alfa la mira a los ojos.
—Te compré con un propósito, alargar mi estadía como Alfa y eso no será posible si mi hijo cumple con las tradiciones de la manada. Blake no está preparado para ser un líder, no está listo para ser Alfa, le falta ser más despiadado… pero una decepción amorosa seguro que lo vuelve más fuerte.
La muchacha ve al Alfa alejarse de ella, se queda con los ojos cerrados mientras su presencia se pierde, sin saber que ni siquiera será necesario que rechace a Blake.»
Los sollozos se apagan poco a poco, se abraza a sí misma y se siente miserable, sin entender por qué le está pasando todo eso, hasta que una voz llega a ella.
“Tranquila, Cynthia, nunca más estarás sola, te lo prometo”
Y la muchacha tiembla por el miedo al escuchar aquella voz, creyendo que ya se volvió loca de tanto dolor.