Predestinados
Por la mañana desperté y me moleste al darme cuenta de que aún estoy aquí. Me di una ducha, para luego ir a hablar con Alfred, no puedo quedarme aquí.

Me dirigí a su despecho, me quedé parada en su puerta por los nervios que me causa hablar con él, pero estoy molesta.

-Pasa Elizabeth, escuchó decir. ¿Cómo lo sabe?, ¡maldición!

Abrí bruscamente y me encontré con muchos hombres a su alrededor, al parecer estaban en una reunión. Me sentí avergonzada, quise retroceder, pero... tomé aire.

-Estamos en una reunión, toma asiento, después de todo, ya eres parte de nosotros. Me dijo, está mañana lo veo muy serio, tenía tantas cosas que decirle, pero me puse muy nerviosa que decidí sentarme.

Él me presento a cada uno de ellos, luego prosiguieron hablando, con esfuerzo trato de entender de que hablan y buscando alguna razón por la que estoy aquí.

-No fue casualidad lo que sucedió anoche fue una advertencia.

-Hemos revisado las cámaras, muchos han pasado por ese lugar, además de la baja luz
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