Mat se suelta de los brazos de Velkan y corre con todas sus fuerzas hacia su humano, Jackin. Junto a él, su Luna Isis y los demás amigos de su manada sonríen. Incapaz de contener su alegría, Mat da un salto y se lanza a los brazos de Jackin, quien lo recibe asombrado pero sonriente.
Mat se da cuenta de que no puede comunicarse con ellos, pero le pasa la lengua por el rostro a Jackin, quien lo toma en sus brazos y lo observa con una sonrisa.
—¿Y este cachorro tan hermoso, de quién es, mi Alfa? —pregunta su Luna Isis, acariciando a Mat, quien ronronea en los brazos de Jackin. Por alguna razón, Jackin se siente feliz con él.
En ese momento aparecen Costel y Velkan corriendo. Velkan toma a Mat de los brazos de Jackin, quien emite un llanto lastimero.
—Disculpe usted, mi Alfa Supremo, es mi pequeño hijo Ionut —se disculpa Velkan, inclinando la cabeza.
—Bienvenidos a mi manada, mi Alfa Supremo —Costel se adelanta, saludando a todos—. Ellos son los Velkan Rojos, una manada de cazadores. Y él, es su pequeño hijo Ionut, quien me estaba contando que tiene un gran poder.
—¿Un gran poder? —Jacking muestra interés, sin dejar de mirar al cachorro.
—¿Cazadores? —Bennu se adelanta emocionado— ¿qué poder tiene?
—Pues, señor Celta —responde Velkan emocionado, al ver el interés que demuestra el gran Celta Bennu en su hijo—. Cuando veníamos, nos atacaron los vampiros demonios y mi pequeño hijo los pulverizó con electricidad que salió de sus ojos.
—¿Electricidad? —Bennu pregunta asombrado.
Mat observa con una mezcla de alegría a todos sus grandes amigos y familias de la manada La Maat Ra. Ve cómo se quedan asombrados, observándolo. Aunque no puede comunicarse con ellos como antes, siente una conexión profunda y sincera. A pesar de su nueva forma, sabe que sigue siendo parte de esta manada, de esta familia. Y eso le llena de una felicidad inmensa.
La princesa Merytnert, hermana de Jackin y por ende suya también, se adelanta y toca a Mat. Todos se asombran cuando un rayo de electricidad sale de la frente del pequeño lobo y se conecta con ella. Merytnert se queda mirándolo y luego lo carga; sin entender por qué, siente una gran conexión con el cachorro.
—Ru, no sé por qué, pero la electricidad de este cachorro es compatible con la mía —comenta Merytnert, mientras lo sostiene en sus brazos.
—Vaya, sí que eres poderoso, cachorro —dice Jackin y lo acaricia. Lo toma de los brazos de Merytnert y lo envuelve en los suyos. Por alguna razón, se siente conectado con el cachorro—. Vamos, pequeño, demuéstrale a tu Alfa Supremo qué más puedes hacer.
Mat se siente muy feliz. A pesar de que no puede comunicarse con ellos, le alegra ver que están todos bien. Se separa de Jackin, quien lo mira sonriente. Le recuerda a su lobo, piensa Jackin. Isis se da cuenta y lo abraza.
—Sí, se parece a nuestro Mat. Vamos a ver qué hace. Vamos, bebé, enséñanos qué más puedes hacer —Isis lo incita, acariciándolo con ternura.
Mat la mira, su Luna, tan hermosa. Luce radiante con su vientre abultado, signo de la nueva vida que crece dentro de ella. Puede oír a sus tres cachorros perfectamente, sus latidos pequeños y rápidos son como música para sus oídos.
Con un salto ágil, Mat se lanza a los brazos de Isis. La calidez y el aroma familiar de su Luna lo envuelven, haciéndolo sentir como en casa. Le lame la cara con cariño, cada trazo de su lengua es un gesto de amor y devoción.
Después, Mat roza su nariz contra la de Isis, un gesto íntimo y cariñoso que comparten desde siempre. Es un beso suave y dulce, una promesa silenciosa de amor eterno.
Isis ríe feliz, el sonido es como una melodía para los oídos de Mat. La risa de su Luna siempre ha tenido el poder de llenarlo de alegría y en ese momento no es la excepción.
Es un instante precioso, lleno de amor y felicidad. A pesar de su nueva forma y la barrera de comunicación, Mat sabe que su amor por Isis es inmutable. Y en ese instante, al volver a besar a su Luna, se siente más conectado con ella que nunca.
—¡Ja, ja, ja, qué cachorro tan adorable! —exclama Isis, riendo con alegría.
Mat se baja de sus brazos y se aleja un poco. Se coloca frente a Jacking, quien lo mira con una sonrisa en el rostro. De la frente del pequeño lobo sale un poderoso rayo que Jacking detiene, realmente sorprendido por el poder del cachorro.
—¡Vaya, cachorro, hasta pareces hijo mío! —exclama Jacking, claramente impresionado. La risa y la sorpresa en su voz son indicativos de su asombro ante la demostración de poder del pequeño Ionut.
Mat mueve su cola con satisfacción ante el elogio de Jacking, y mira con placer la sonrisa de su Luna. Luego se gira hacia Bennu y, desde su boca, lanza una poderosa llamarada de fuego que Bennu contiene con sus manos. Todos los presentes se asombran, pero Mat no se detiene. Está decidido a demostrarles su identidad de alguna manera.
—¡Ja, ja, ja! —ríe Bennu—. Eres un digno heredero de los grandes Celtas —le dice a Mat, y Velkan siente un gran orgullo al ver cómo elogian a su pequeño Ionut.
Pero Mat no se detiene ahí. Se gira hacia Horacio y se transforma en un niño. Comienza a hacer figuras con el agua, algo que Horacio y Juli observan con gran asombro. El agua se mueve al compás de sus manos, formando figuras y patrones que nunca antes habían visto. Es un espectáculo asombroso que deja a todos boquiabiertos.
—¡No lo puedo creer! —exclama Horacio—. Esas figuras las solíamos hacer de niños con Mat. ¿Te acuerdas, Jacking?
La asombrosa demostración de poderes del pequeño cachorro ha dejado a todos boquiabiertos. Finalmente, los ojos de Mat se posan en Amet, quien ha estado observándolo con una intensidad que va más allá de la simple curiosidad. Mat sabe que si hay alguien capaz de reconocerlo en cualquier forma, ese es Amet.
Amet está pasmado, un sentimiento de asombro y respeto se apodera de él al ver que el cachorro posee todos los poderos del Alfa Supremo. Mat lo mira directamente a los ojos, una mirada que trasciende la forma física y llega al alma. En respuesta, Ammyt hace que los ojos de Amet se iluminen con un dorado brillante, un reflejo del poder que reside en el pequeño cachorro.
Mat se transforma una vez más, ahora en un cachorro un poco más grande. Avanza con un paso lento pero decidido hacia Amet, cada movimiento lleno de una gracia y autoridad que desafía su apariencia juvenil. Entonces, con un gesto de su pequeña pata, empieza a abrir el inframundo.
El aire se llena de una energía palpable mientras el portal al inframundo se abre ante ellos. Todos quedan paralizados por el asombro, sus ojos fijos en el pequeño cachorro que ha demostrado ser mucho más de lo que aparenta. El silencio se apodera del lugar, solo roto por el sonido del portal al inframundo que se abre ante ellos.
—¡Mi Alfa! —Amet lo detiene y toma a Mat en sus brazos—. ¡Jacking, acompáñame!
—¿Qué pasa, Amet? —pregunta Jacking, pero sigue a Amet sin cuestionar—. ¿Qué sucede?
Avanzan, bajo la mirada interrogante de todos, quienes se han quedado muy asombrados con todos los poderes que ha demostrado el pequeño cachorro. Cuando ya están lo suficientemente lejos, Amet se detiene y se gira para su alfa..
—Jacking, este cachorro es Mat.
—¿Qué?! ¿Te volviste loco? ¡Lo hubiera sentido! ¡No puede ser él!
La afirmación de Amet golpea a Jacking como un rayo, dejándolo temporalmente sin aliento.
—Mi Alfa, este cachorro es Mat —dice Amet con una certeza que resuena en el aire.
Jacking parpadea, sus ojos azules profundos se ensanchan en shock. Siente como si el suelo debajo de él se hubiera movido, desestabilizándolo. Un sentimiento de incredulidad se apodera de él, haciendo eco en su voz cuando responde:
—¿Qué?! ¿Te volviste loco? ¡Lo hubiera sentido! ¡No puede ser él!
Su voz es casi un rugido, lleno de confusión y desesperación. La idea de que Mat, su querido amigo, podría estar en frente de él en la forma de un cachorro es tan incomprensible que le duele incluso considerarlo.
La cara de Jacking se endurece, la incredulidad se mezcla con una pizca de esperanza y una gran dosis de miedo. Miedo a creer, miedo a tener esperanza. Miedo a lo que significaría si Amet tuviera razón. Porque si el cachorro es Mat... entonces todo lo que creían saber sobre el mundo y ellos mismos podría estar equivocado.
El corazón de Jacking late con fuerza en su pecho, un tamborileo constante que parece resonar con las palabras de Amet. Cada latido es un recordatorio del amor que siente por Mat, del dolor de su pérdida y de la esperanza que ahora amenaza con desbordarse.
—Mi Alfa, soy su beta desde que nacimos, y reconozco a mi alfa lobo en cualquier forma que me lo pongan delante. Este es su lobo Mat —afirma Amet, la solemnidad de sus palabras envuelve el aire.
Jacking se queda mirándolo, su expresión es un torbellino de emociones: incredulidad, esperanza, miedo y asombro. Las palabras de Amet son como un golpe directo a su corazón.
—Solo el Alfa Supremo domina todos los elementos —continúa Amet, su voz se eleva con cada palabra, cargada de emoción—. Te digo que es Mat. No sé por qué no puedes sentirlo ni por qué él no puede comunicarse con nosotros. Quizás es el castigo que le dieron. ¡Pero este cachorro es tu lobo Mat!
Jacking mantiene su mirada fija en Amet, su expresión es severa, pero sus ojos reflejan la tormenta emocional que está viviendo. Baja la vista hacia el pequeño cachorro que mueve la cola con alegría y lo levanta en sus brazos. El cachorro responde lamiéndole la cara con afecto. Jacking cierra los ojos, concentrándose en tratar de sentir la conexión con su lobo. Siente algo, pero parece que viene desde muy lejos.— No Amet, no es mi lobo. No es mi Mat, lo siento muy lejos de aquí —dice con tristeza. Al escucharlo, el cachorro comienza a llorar, sus sollozos llenan el silencio.— Jacking, puede que hayan hecho que siempre lo sientas lejos, pero confía en mí. Este es Mat —insiste Amet.— Amet, sé que todos tenemos grandes deseos de que Mat regrese, pero ese cachorro no es mi lobo —responde Jacking con un tono final.— Está bien, si no quieres creerme, haz algo que solo tú y Mat saben hacer —sugiere Amet. Pero antes de que Jacking pueda responder, son interrumpidos por Isis, que se acerca
Las emociones de Mat son un torbellino de tristeza, confusión, determinación y esperanza. Aunque la incertidumbre del futuro pesa sobre él, también está lleno de resiliencia. Se enfrentará a lo que venga y se mantendrá firme por aquellos que ama.Pero a pesar del dolor y la confusión, Mat también siente una determinación feroz. No importa lo que pase, protegerá a su familia. Se asegurará de que estén seguros en esta nueva manada. Si Jacking no puede o no quiere reconocerlo, entonces Mat se enfrentará a ese desafío. Aprenderá a vivir sin esa conexión.Además, hay una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, con el tiempo, Jacking pueda volver a reconocerlo. Tal vez puedan reconstruir su vínculo. Pero por ahora, se concentrará en el presente y en cuidar a los que ama. Pero también sabe que Isis tiene un fuerte vínculo con Jacking. Son pareja y han estado juntos durante mucho tiempo. Mat no puede evitar sentir un doloroso pellizco de celos al pensar en ellos juntos, pero también quiere que
Mat está muy feliz, Jacking lo trae siempre con él para todas partes, hasta le ha pedido a su padre que lo deje dormir algunas noches en su casa. Cuando entra en las cuevas siempre lo lleva consigo. Y aunque Jacking sigue sin poder conectarse con él, Amet le asegura que es su lobo. También Mat, ha tratado de conectarse con sus cachorros y se ha dado cuenta de que no puede. Eso lo entristece, porque siente que no son lo fuertes y poderosos que pudieran ser, si tuvieran la conexión. Su padre Velkan está muy feliz en la manada, Bennu lo lleva con él de cacería y practica muy fuerte. Ha desarrollado una gran habilidad. Bennu por orden de Jacking, le ha transmitido un poco del poder de fuerza, agilidad y visibilidad aumentada en las noches y como detener el fuego que pueda lanzarle su hijo. Lo entrena personalmente. Por su parte la princesa Merytner hermana del alfa, hace otro tanto con la Luna Oana de la manada "Los Velkans rojos”. Le ha enseñado cómo aguantar los rayos de electricidad
Con un cuidado infinito, Jacking se acuesta al lado de Mat, envolviéndolo en un abrazo protector. La sensación del pelaje suave del cachorro contra su piel solo intensifica la felicidad que siente. Es un recordatorio tangible de lo que ha ganado, de lo que ahora tiene para proteger.Es una sensación que no había experimentado en mucho tiempo, una felicidad pura y sin restricciones que le hace sentir más vivo que nunca.Con Mat a su lado, Jacking siente como si todas las piezas de su vida finalmente encajaran en su lugar. El cachorro es su otra mitad, la pieza que faltaba en el rompecabezas de su existencia. Y ahora que lo tiene con él, Jacking se promete a sí mismo que hará todo lo que esté a su alcance para protegerlo.Permanece allí, vigilante y atento, mientras su lobo se recupera. Pero a pesar de la gravedad de la situación, Jacking no puede evitar sentirse inundado por la alegría. Porque a pesar de todo, a pesar del peligro y la incertidumbre, tiene a Mat con él. Y eso es todo lo
La poderosa Luna Suprema de la manada "La Maat Ra" se queda observando a su esposo, quien la mira felizmente y, sobre todo, sonríe sin protestar mientras ella deposita un beso lobuno en el pequeño cachorro Ionut. Esto le llama mucho la atención, ya que a su esposo nunca le ha gustado que ella haga eso con otro que no sea su lobo Mat. Por ello, lo observa con intriga.— Mi Alfa, ¿qué te hace tan feliz? —pregunta.— ¿Qué quieres decir, mi Luna? Tu mera presencia me hace feliz. Lamento no haber ido a dormir contigo anoche. Quedé muy agotado y me dormí luego de transmitirle mi energía al cachorro.— ¿En serio, mi Alfa? ¿Le hicimos tanto daño? Ven aquí, pequeño Ionut, deja que tu Luna te dé mucha, pero mucha energía para que no estés enfermo. Te curaré, mi lindo cachorro.— ¡No! —grita Jacking y corre a quitarle a Mat de los brazos.Isis observa a Jacking con una mezcla de sorpresa y comprensión. Ve cómo toma a Mat en sus brazos, su rostro endureciéndose en un gesto protector. La intensida
El Alfa Supremo observó atentamente al pequeño cachorro, que movía curiosamente sus orejas y examinaba todo el despacho con ojos inquisitivos. Luego, Jacking se levantó sobre dos patas, acercándose al cachorro como si temiera que alguien pudiera escuchar su conversación mental. — Fue por lo que hicimos en la colina —respondió Mat con cautela. Jacking frunció el ceño. — ¿En la colina? ¿Te refieres a lo de... — Shhh... —Mat interrumpió rápidamente—. No debes mencionarlo. Creo que algún dios me envió aquí contigo para descubrir cómo lo hice. Debes mantener el secreto, Jacking. Nunca debes revelarlo a nadie. Todos corremos un gran peligro si se descubre. Jacking asintió con seriedad. — No lo diré, mi lobo, no lo diré. — Ni siquiera lo menciones en voz alta. Creo que deberíamos borrarlo de tu memoria —Mat sugirió, su voz llena de preocupación. — No tengas miedo, Mat. No dejaré que nadie lo descubra —Jacking le aseguró. — Bueno, ahora le daré el control al humano de mi cachorro para
Las ramas de los árboles se separan, para dar paso a una horripilante criatura verde y negra, que al verlos se agiganta. Su presencia es tan abrumadora que parece que incluso la naturaleza se aparta para cederle paso. Su piel, una mezcla de tonos verdes y negros, parece oscilar y crecer ante mis ojos, dominando todo mi campo de visión.Tiene el cuerpo de un humano, pero con detalles que revelan su verdadera naturaleza divina. En medio de su cabeza, una cresta de cabello rojo se alza como un estandarte ardiente, un faro solitario en la penumbra. Sus orejas son largas y puntiagudas, al igual que su nariz, ambas características que destacan en su rostro.De cada lado de su boca asoman colmillos intimidantes, tan grandes y amenazantes como las garras afiladas que veo en sus manos. Sus ojos son de un amarillo intenso, surcados por cicatrices negras que brillan con una luz ominosa. Parecen contener la furia de las tormentas que él mismo controla.Sus patas negras poseen solo dos dedos. Es u
A pesar de las palabras de Mat, Jacking no podía sentirlo. Había una ausencia, un vasto vacío donde antes residía el espíritu de su lobo. Era una sensación desconcertante, como si el hueco en su interior se hubiera expandido en lugar de llenarse.— Mat, mi lobo. ¿Por qué no te siento dentro de mí? —preguntó Jacking, su voz llena de preocupación.— No lo sé, Jacking —respondió Mat—. Creo que hay un dios jugando con nosotros. Debes convertirte en Horus y transferir la energía divina al cachorro. Tengo que regresar a él, Jacking. No puedo quedarme contigo.— ¿Por qué no, Mat? —preguntó Jacking, su corazón apretándose ante la idea de perder a su lobo.— Porque me castigarán de nuevo, Jacking. Quien está haciendo esto quiere descubrir nuestro secreto. Apresúrate, Jacking. Conéctate con nuestros ancestros.Jacking asintió, su rostro se endureció con determinación mientras su cuerpo se transformaba en el majestuoso Alfa Supremo. Respiró profundamente, llenándose de la energía ancestral que i