4. ENCUENTRO

Mat se suelta de los brazos de Velkan y corre con todas sus fuerzas hacia su humano, Jackin. Junto a él, su Luna Isis y los demás amigos de su manada sonríen. Incapaz de contener su alegría, Mat da un salto y se lanza a los brazos de Jackin, quien lo recibe asombrado pero sonriente.

Mat se da cuenta de que no puede comunicarse con ellos, pero le pasa la lengua por el rostro a Jackin, quien lo toma en sus brazos y lo observa con una sonrisa.

—¿Y este cachorro tan hermoso, de quién es, mi Alfa? —pregunta su Luna Isis, acariciando a Mat, quien ronronea en los brazos de Jackin. Por alguna razón, Jackin se siente feliz con él.

En ese momento aparecen Costel y Velkan corriendo. Velkan toma a Mat de los brazos de Jackin, quien emite un llanto lastimero.

—Disculpe usted, mi Alfa Supremo, es mi pequeño hijo Ionut —se disculpa Velkan, inclinando la cabeza.

—Bienvenidos a mi manada, mi Alfa Supremo —Costel se adelanta, saludando a todos—. Ellos son los Velkan Rojos, una manada de cazadores. Y él, es su pequeño hijo Ionut, quien me estaba contando que tiene un gran poder.

—¿Un gran poder? —Jacking muestra interés, sin dejar de mirar al cachorro.

—¿Cazadores? —Bennu se adelanta emocionado— ¿qué poder tiene?

—Pues, señor Celta —responde Velkan emocionado, al ver el interés que demuestra el gran Celta Bennu en su hijo—. Cuando veníamos, nos atacaron los vampiros demonios y mi pequeño hijo los pulverizó con electricidad que salió de sus ojos.

—¿Electricidad? —Bennu pregunta asombrado.

Mat observa con una mezcla de alegría a todos sus grandes amigos y familias de la manada La Maat Ra. Ve cómo se quedan asombrados, observándolo. Aunque no puede comunicarse con ellos como antes, siente una conexión profunda y sincera. A pesar de su nueva forma, sabe que sigue siendo parte de esta manada, de esta familia. Y eso le llena de una felicidad inmensa.

La princesa Merytnert, hermana de Jackin y por ende suya también, se adelanta y toca a Mat. Todos se asombran cuando un rayo de electricidad sale de la frente del pequeño lobo y se conecta con ella. Merytnert se queda mirándolo y luego lo carga; sin entender por qué, siente una gran conexión con el cachorro.

—Ru, no sé por qué, pero la electricidad de este cachorro es compatible con la mía —comenta Merytnert, mientras lo sostiene en sus brazos.

—Vaya, sí que eres poderoso, cachorro —dice Jackin y lo acaricia. Lo toma de los brazos de Merytnert y lo envuelve en los suyos. Por alguna razón, se siente conectado con el cachorro—. Vamos, pequeño, demuéstrale a tu Alfa Supremo qué más puedes hacer.

Mat se siente muy feliz. A pesar de que no puede comunicarse con ellos, le alegra ver que están todos bien. Se separa de Jackin, quien lo mira sonriente. Le recuerda a su lobo, piensa Jackin. Isis se da cuenta y lo abraza.

—Sí, se parece a nuestro Mat. Vamos a ver qué hace. Vamos, bebé, enséñanos qué más puedes hacer —Isis lo incita, acariciándolo con ternura.

Mat la mira, su Luna, tan hermosa. Luce radiante con su vientre abultado, signo de la nueva vida que crece dentro de ella. Puede oír a sus tres cachorros perfectamente, sus latidos pequeños y rápidos son como música para sus oídos.

Con un salto ágil, Mat se lanza a los brazos de Isis. La calidez y el aroma familiar de su Luna lo envuelven, haciéndolo sentir como en casa. Le lame la cara con cariño, cada trazo de su lengua es un gesto de amor y devoción.

Después, Mat roza su nariz contra la de Isis, un gesto íntimo y cariñoso que comparten desde siempre. Es un beso suave y dulce, una promesa silenciosa de amor eterno.

Isis ríe feliz, el sonido es como una melodía para los oídos de Mat. La risa de su Luna siempre ha tenido el poder de llenarlo de alegría y en ese momento no es la excepción.

Es un instante precioso, lleno de amor y felicidad. A pesar de su nueva forma y la barrera de comunicación, Mat sabe que su amor por Isis es inmutable. Y en ese instante, al volver a besar a su Luna, se siente más conectado con ella que nunca.

—¡Ja, ja, ja, qué cachorro tan adorable! —exclama Isis, riendo con alegría.

Mat se baja de sus brazos y se aleja un poco. Se coloca frente a Jacking, quien lo mira con una sonrisa en el rostro. De la frente del pequeño lobo sale un poderoso rayo que Jacking detiene, realmente sorprendido por el poder del cachorro.

—¡Vaya, cachorro, hasta pareces hijo mío! —exclama Jacking, claramente impresionado. La risa y la sorpresa en su voz son indicativos de su asombro ante la demostración de poder del pequeño Ionut.

Mat mueve su cola con satisfacción ante el elogio de Jacking, y mira con placer la sonrisa de su Luna. Luego se gira hacia Bennu y, desde su boca, lanza una poderosa llamarada de fuego que Bennu contiene con sus manos. Todos los presentes se asombran, pero Mat no se detiene. Está decidido a demostrarles su identidad de alguna manera.

—¡Ja, ja, ja! —ríe Bennu—. Eres un digno heredero de los grandes Celtas —le dice a Mat, y Velkan siente un gran orgullo al ver cómo elogian a su pequeño Ionut.

Pero Mat no se detiene ahí. Se gira hacia Horacio y se transforma en un niño. Comienza a hacer figuras con el agua, algo que Horacio y Juli observan con gran asombro. El agua se mueve al compás de sus manos, formando figuras y patrones que nunca antes habían visto. Es un espectáculo asombroso que deja a todos boquiabiertos.

—¡No lo puedo creer! —exclama Horacio—. Esas figuras las solíamos hacer de niños con Mat. ¿Te acuerdas, Jacking?

La asombrosa demostración de poderes del pequeño cachorro ha dejado a todos boquiabiertos. Finalmente, los ojos de Mat se posan en Amet, quien ha estado observándolo con una intensidad que va más allá de la simple curiosidad. Mat sabe que si hay alguien capaz de reconocerlo en cualquier forma, ese es Amet.

Amet está pasmado, un sentimiento de asombro y respeto se apodera de él al ver que el cachorro posee todos los poderos del Alfa Supremo. Mat lo mira directamente a los ojos, una mirada que trasciende la forma física y llega al alma. En respuesta, Ammyt hace que los ojos de Amet se iluminen con un dorado brillante, un reflejo del poder que reside en el pequeño cachorro.

Mat se transforma una vez más, ahora en un cachorro un poco más grande. Avanza con un paso lento pero decidido hacia Amet, cada movimiento lleno de una gracia y autoridad que desafía su apariencia juvenil. Entonces, con un gesto de su pequeña pata, empieza a abrir el inframundo.

El aire se llena de una energía palpable mientras el portal al inframundo se abre ante ellos. Todos quedan paralizados por el asombro, sus ojos fijos en el pequeño cachorro que ha demostrado ser mucho más de lo que aparenta. El silencio se apodera del lugar, solo roto por el sonido del portal al inframundo que se abre ante ellos.

—¡Mi Alfa! —Amet lo detiene y toma a Mat en sus brazos—. ¡Jacking, acompáñame!

—¿Qué pasa, Amet? —pregunta Jacking, pero sigue a Amet sin cuestionar—. ¿Qué sucede?

Avanzan, bajo la mirada interrogante de todos, quienes se han quedado muy asombrados con todos los poderes que ha demostrado el pequeño cachorro. Cuando ya están lo suficientemente lejos, Amet se detiene y se gira para su alfa..

—Jacking, este cachorro es Mat.

—¿Qué?! ¿Te volviste loco? ¡Lo hubiera sentido! ¡No puede ser él!

La afirmación de Amet golpea a Jacking como un rayo, dejándolo temporalmente sin aliento.

—Mi Alfa, este cachorro es Mat —dice Amet con una certeza que resuena en el aire.

Jacking parpadea, sus ojos azules profundos se ensanchan en shock. Siente como si el suelo debajo de él se hubiera movido, desestabilizándolo. Un sentimiento de incredulidad se apodera de él, haciendo eco en su voz cuando responde:

—¿Qué?! ¿Te volviste loco? ¡Lo hubiera sentido! ¡No puede ser él!

Su voz es casi un rugido, lleno de confusión y desesperación. La idea de que Mat, su querido amigo, podría estar en frente de él en la forma de un cachorro es tan incomprensible que le duele incluso considerarlo.

La cara de Jacking se endurece, la incredulidad se mezcla con una pizca de esperanza y una gran dosis de miedo. Miedo a creer, miedo a tener esperanza. Miedo a lo que significaría si Amet tuviera razón. Porque si el cachorro es Mat... entonces todo lo que creían saber sobre el mundo y ellos mismos podría estar equivocado.

El corazón de Jacking late con fuerza en su pecho, un tamborileo constante que parece resonar con las palabras de Amet. Cada latido es un recordatorio del amor que siente por Mat, del dolor de su pérdida y de la esperanza que ahora amenaza con desbordarse.

—Mi Alfa, soy su beta desde que nacimos, y reconozco a mi alfa lobo en cualquier forma que me lo pongan delante. Este es su lobo Mat —afirma Amet, la solemnidad de sus palabras envuelve el aire.

Jacking se queda mirándolo, su expresión es un torbellino de emociones: incredulidad, esperanza, miedo y asombro. Las palabras de Amet son como un golpe directo a su corazón.

—Solo el Alfa Supremo domina todos los elementos —continúa Amet, su voz se eleva con cada palabra, cargada de emoción—. Te digo que es Mat. No sé por qué no puedes sentirlo ni por qué él no puede comunicarse con nosotros. Quizás es el castigo que le dieron. ¡Pero este cachorro es tu lobo Mat!

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