Jacking mantiene su mirada fija en Amet, su expresión es severa, pero sus ojos reflejan la tormenta emocional que está viviendo. Baja la vista hacia el pequeño cachorro que mueve la cola con alegría y lo levanta en sus brazos. El cachorro responde lamiéndole la cara con afecto. Jacking cierra los ojos, concentrándose en tratar de sentir la conexión con su lobo. Siente algo, pero parece que viene desde muy lejos.
— No Amet, no es mi lobo. No es mi Mat, lo siento muy lejos de aquí —dice con tristeza. Al escucharlo, el cachorro comienza a llorar, sus sollozos llenan el silencio.
— Jacking, puede que hayan hecho que siempre lo sientas lejos, pero confía en mí. Este es Mat —insiste Amet.
— Amet, sé que todos tenemos grandes deseos de que Mat regrese, pero ese cachorro no es mi lobo —responde Jacking con un tono final.
— Está bien, si no quieres creerme, haz algo que solo tú y Mat saben hacer —sugiere Amet. Pero antes de que Jacking pueda responder, son interrumpidos por Isis, que se acerca junto al Alfa Costel y Velkan.
— ¿Algún problema con el cachorro mi Alfa? —pregunta Isis con curiosidad.
— No mi Luna, todo lo contrario —responde Amet rápidamente— estábamos valorando la posibilidad de que el Alfa Velkan nos lo dé para entrenarlo bien. No queremos que sus enormes poderes caigan en manos erróneas y le enseñen a hacer el mal.
— Eso es verdad —asienten Isis y Costel en acuerdo, aunque Velkan parece no estar convencido.
— Con su permiso mi Alfa, yo cuidaré de mi cachorro —declara Velkan con firmeza, poniendo fin a la discusión.
Velkan se adelanta y toma a Mat en sus brazos, el cachorro llora, sus ojos se fijan en Jacking. Aunque Jacking está convencido de que no es su lobo, algo en su interior se resiste a dejar que el cachorro se quede con los cazadores.
— Alfa Velkan, no creo que usted tenga el poder de controlar a su hijo, y mucho menos de entrenarlo. ¿Cuántos son en su manada? —cuestiona Jacking.
— Somos una manada pequeña, mi Alfa —responde Velkan.
— Pues, hasta que su cachorro domine sus poderes a plenitud, se irán todos a mi manada. Es una orden, ya que no quiere separarse de él, eso es lo que haremos. Ustedes entrenarán con Bennu —dicta Jacking con autoridad.
— Muy bien mi Alfa Supremo, haremos como usted diga —acepta Velkan, aunque algo molesto.
Bennu se acerca a Velkan con una sonrisa y le extiende la mano.
—Será un placer entrenar a cazadores legítimos —dice Bennu.
La reacción de Velkan es de asombro. Es sabido que Bennu es reservado y apenas habla con nadie. A pesar de esto, todos lo admiran, lo respetan y le temen; es una leyenda entre los cazadores.
—Es un honor, Celta Bennu, entrenar con usted. Será un gran honor para mi manada —responde Velkan con respeto.
Al escuchar esto, Mat se pone feliz. Salta de los brazos de Velkan y vuelve junto a Jacking, quien lo mira pensativo. La presencia del cachorro a su lado parece despertar en él una mezcla de emociones; duda, preocupación, pero también una extraña sensación de alivio.
La boda de la hija del Alfa Costel es todo un éxito. Jacking, como Alfa Supremo, es quien los casa, un gran honor concedido a su amigo Costel. Lo ha hecho por la gran estima que le tiene y porque necesita que todos los Alfas de Rumanía sepan que Costel tiene todo su apoyo.
En la noche, los aullidos lastimeros de un cachorro no lo dejan dormir. Se levanta y sale de la casa silenciosamente hasta el centro de la plaza, donde Mat aúlla a la Luna. Jacking se sienta a su lado y el cachorro lo mira, pero no se alegra. Mat está triste porque Jacking no lo reconoce. Sabe que es parte de su castigo, pero su corazón se contrae de dolor.
—¿Qué tienes cachorro? ¿Por qué llamas a la madre Luna? —le pregunta Jacking, pasando su mano por la cabeza de Mat. El cachorro se echa a su lado, disfrutando de la caricia de su humano como en los viejos tiempos.
—Sabes cachorro, yo también extraño a mi lobo, lo extraño tanto que siento que mi alma está rota. ¿Quieres ir a correr conmigo? Yo no puedo transformarme en lobo, pero puedo correr a tu lado —le propone Jacking. Mat se levanta feliz, se le ha ocurrido una idea para que Jacking lo reconozca.
— ¿Quieres? Está bien, vamos —dice Jacking y comienza a correr despacio para no dejar al cachorro atrás. Pero Mat, con una energía sorprendente, le pasa a gran velocidad por el lado. El juego de persecución acaba de comenzar y con él, una nueva oportunidad para que Mat demuestre quién es realmente.
Mat se sienta jadeando frente a Jacking, quien se detiene para mirarlo. Era algo que Mat solía hacer cuando corrían juntos. Pero Jacking le pasa por el lado esta vez, acelerando su ritmo. Mat vuelve a correr y se sienta delante de Jacking, quien se acerca a gran velocidad. Pero esta vez, Mat lanza un rayo de luz directamente a los ojos de Jacking, algo que también solía hacer. Esta vez, Jacking se detiene.
—¿Eres tú, Mat? ¿Eres mi lobo? ¿Por qué no puedo sentirte? —le pregunta, agachándose frente al cachorro.
Se le ocurre algo a Jacking y recita el conjuro de unión. Sin embargo, solo consigue que Mat se eleve y comience a llorar como si algo le doliera mucho. Jacking lo abraza, lo abraza fuertemente contra su pecho, llorando.
—No sé si eres tú, mi lobo, pero te cuidaré, te mantendré a mi lado —promete.
Mat está exhausto, habiendo gastado mucha energía vital. Se duerme en los brazos de Jacking, quien lo lleva de vuelta a la casa y lo acuesta entre Isis y él. Mat coloca la cabeza en el vientre de Isis, quien murmura dormida.
—Te amo, mi lobo —le susurra.
Mat ronronea felizmente al escuchar las palabras de Isis. Aunque todavía hay incertidumbre y dolor en su corazón, por ahora se siente seguro y amado en los brazos de aquellos que una vez fueron su familia.
Mat despierta en los brazos de su madre, Oana. Su padre, Velkan, no está y se encuentra en un lugar desconocido. Mirando a su alrededor, se concentra tratando de sentir a Jacking, pero lo siente muy lejos.
Jacking se fue y me dejó, no me reconoció, piensa Mat con tristeza y se echa en el suelo al lado de su madre que se ha sentado. Ve cómo sus dos hermanas vienen corriendo y comienzan a morderle la cola y las orejas, intentando que vaya a jugar con ellas. Le recuerdan a su hermanita Merytnert cuando era niña. Pero se alegra cuando las entiende perfectamente.
—Dale Ionut, vamos a jugar. Enséñanos cómo sacar también electricidad de la frente —le dice la mayor.
—Déjalo Viorica, que no quiere, está muy cansado —lo defiende la más pequeña.
—Jenica, tú eres la que tienes que dejarlo —le grita la mayor mordiéndola.
Mat se levanta y le gruñe a su hermana mayor. Se pone delante de Jenica, que se acurruca del miedo a su hermana, detrás de Mat.
—Viorica, deja a Jenica tranquila y a mí también, si no quieres que te demuestre quién es el que manda.
—Ja, ja, ja, ja, te crees que porque aprendiste esos trucos te tengo miedo —le grita Viorica enseñando sus colmillos.
Oana solo los mira. Eso quiere decir que ella quiere ver si Mat es capaz de dominar a su hermana. Viorica se lanza contra Mat, que la esquiva de un salto y se le prende del cuello mordiéndola duro, sujetándola contra el piso mientras gruñe furioso. Ella se resiste, pero él no la suelta hasta que oye la voz de Oana.
—Ya está bien Ionut, ya aprendió la lección. Viorica, eso es para que te des cuenta de que tu hermano es el futuro Alfa. Si vuelves a retarlo, no lo detendré. Bravo Ionut, pero no olvides que debes defender a tus hermanas —le dice Oana mientras le pasa la mano por el lomo a Mat.
Este se transforma en niño, pero un poco más fornido.
—Vaya hijo, creces por horas —comenta Oana con una sonrisa en su rostro. Por un momento, Mat siente un poco de alivio en medio de la confusión y el dolor de su separación de Jacking. Aunque su mundo ha cambiado drásticamente, aún tiene familia que lo ama y protege.
—Mamá, ¿dónde estamos? —se atreve a preguntar Mat.
—Estamos en la manada La Maat Ra —responde Oana.
—¡¿De veras?! —exclama Mat, lleno de alegría.
—Sí, el Alfa Supremo nos teletransportó bien temprano. Pero todavía no pueden andar por ahí. Tienen que esperar a que Velkan venga por nosotros. El Beta Amet vino a buscarlo.
Mat se sienta, sus pensamientos girando en su cabeza. A pesar de la alegría de estar en la manada La Maat Ra, no puede evitar sentir un vacío en su pecho. La conexión que una vez compartió con Jacking, una conexión que era tan vital como el aire que respiraba, ahora estaba ausente. Se sentía como si una parte de él estuviera perdida, arrancada. ¿Acaso Jacking realmente no lo reconocía? ¿O era algo más?
Se pregunta si Jacking también siente esta desconexión. ¿Está también Jacking luchando con la ausencia de su vínculo? ¿O ha encontrado a otro lobo para compartir su vida? Las preguntas son como cuchillas que cortan su corazón. Y su Luna, ¿se habrá olvidado de él? ¿Será feliz solo con el humano Jacking?
Las emociones de Mat son un torbellino de tristeza, confusión, determinación y esperanza. Aunque la incertidumbre del futuro pesa sobre él, también está lleno de resiliencia. Se enfrentará a lo que venga y se mantendrá firme por aquellos que ama.Pero a pesar del dolor y la confusión, Mat también siente una determinación feroz. No importa lo que pase, protegerá a su familia. Se asegurará de que estén seguros en esta nueva manada. Si Jacking no puede o no quiere reconocerlo, entonces Mat se enfrentará a ese desafío. Aprenderá a vivir sin esa conexión.Además, hay una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, con el tiempo, Jacking pueda volver a reconocerlo. Tal vez puedan reconstruir su vínculo. Pero por ahora, se concentrará en el presente y en cuidar a los que ama. Pero también sabe que Isis tiene un fuerte vínculo con Jacking. Son pareja y han estado juntos durante mucho tiempo. Mat no puede evitar sentir un doloroso pellizco de celos al pensar en ellos juntos, pero también quiere que
Mat está muy feliz, Jacking lo trae siempre con él para todas partes, hasta le ha pedido a su padre que lo deje dormir algunas noches en su casa. Cuando entra en las cuevas siempre lo lleva consigo. Y aunque Jacking sigue sin poder conectarse con él, Amet le asegura que es su lobo. También Mat, ha tratado de conectarse con sus cachorros y se ha dado cuenta de que no puede. Eso lo entristece, porque siente que no son lo fuertes y poderosos que pudieran ser, si tuvieran la conexión. Su padre Velkan está muy feliz en la manada, Bennu lo lleva con él de cacería y practica muy fuerte. Ha desarrollado una gran habilidad. Bennu por orden de Jacking, le ha transmitido un poco del poder de fuerza, agilidad y visibilidad aumentada en las noches y como detener el fuego que pueda lanzarle su hijo. Lo entrena personalmente. Por su parte la princesa Merytner hermana del alfa, hace otro tanto con la Luna Oana de la manada "Los Velkans rojos”. Le ha enseñado cómo aguantar los rayos de electricidad
Con un cuidado infinito, Jacking se acuesta al lado de Mat, envolviéndolo en un abrazo protector. La sensación del pelaje suave del cachorro contra su piel solo intensifica la felicidad que siente. Es un recordatorio tangible de lo que ha ganado, de lo que ahora tiene para proteger.Es una sensación que no había experimentado en mucho tiempo, una felicidad pura y sin restricciones que le hace sentir más vivo que nunca.Con Mat a su lado, Jacking siente como si todas las piezas de su vida finalmente encajaran en su lugar. El cachorro es su otra mitad, la pieza que faltaba en el rompecabezas de su existencia. Y ahora que lo tiene con él, Jacking se promete a sí mismo que hará todo lo que esté a su alcance para protegerlo.Permanece allí, vigilante y atento, mientras su lobo se recupera. Pero a pesar de la gravedad de la situación, Jacking no puede evitar sentirse inundado por la alegría. Porque a pesar de todo, a pesar del peligro y la incertidumbre, tiene a Mat con él. Y eso es todo lo
La poderosa Luna Suprema de la manada "La Maat Ra" se queda observando a su esposo, quien la mira felizmente y, sobre todo, sonríe sin protestar mientras ella deposita un beso lobuno en el pequeño cachorro Ionut. Esto le llama mucho la atención, ya que a su esposo nunca le ha gustado que ella haga eso con otro que no sea su lobo Mat. Por ello, lo observa con intriga.— Mi Alfa, ¿qué te hace tan feliz? —pregunta.— ¿Qué quieres decir, mi Luna? Tu mera presencia me hace feliz. Lamento no haber ido a dormir contigo anoche. Quedé muy agotado y me dormí luego de transmitirle mi energía al cachorro.— ¿En serio, mi Alfa? ¿Le hicimos tanto daño? Ven aquí, pequeño Ionut, deja que tu Luna te dé mucha, pero mucha energía para que no estés enfermo. Te curaré, mi lindo cachorro.— ¡No! —grita Jacking y corre a quitarle a Mat de los brazos.Isis observa a Jacking con una mezcla de sorpresa y comprensión. Ve cómo toma a Mat en sus brazos, su rostro endureciéndose en un gesto protector. La intensida
El Alfa Supremo observó atentamente al pequeño cachorro, que movía curiosamente sus orejas y examinaba todo el despacho con ojos inquisitivos. Luego, Jacking se levantó sobre dos patas, acercándose al cachorro como si temiera que alguien pudiera escuchar su conversación mental. — Fue por lo que hicimos en la colina —respondió Mat con cautela. Jacking frunció el ceño. — ¿En la colina? ¿Te refieres a lo de... — Shhh... —Mat interrumpió rápidamente—. No debes mencionarlo. Creo que algún dios me envió aquí contigo para descubrir cómo lo hice. Debes mantener el secreto, Jacking. Nunca debes revelarlo a nadie. Todos corremos un gran peligro si se descubre. Jacking asintió con seriedad. — No lo diré, mi lobo, no lo diré. — Ni siquiera lo menciones en voz alta. Creo que deberíamos borrarlo de tu memoria —Mat sugirió, su voz llena de preocupación. — No tengas miedo, Mat. No dejaré que nadie lo descubra —Jacking le aseguró. — Bueno, ahora le daré el control al humano de mi cachorro para
Las ramas de los árboles se separan, para dar paso a una horripilante criatura verde y negra, que al verlos se agiganta. Su presencia es tan abrumadora que parece que incluso la naturaleza se aparta para cederle paso. Su piel, una mezcla de tonos verdes y negros, parece oscilar y crecer ante mis ojos, dominando todo mi campo de visión.Tiene el cuerpo de un humano, pero con detalles que revelan su verdadera naturaleza divina. En medio de su cabeza, una cresta de cabello rojo se alza como un estandarte ardiente, un faro solitario en la penumbra. Sus orejas son largas y puntiagudas, al igual que su nariz, ambas características que destacan en su rostro.De cada lado de su boca asoman colmillos intimidantes, tan grandes y amenazantes como las garras afiladas que veo en sus manos. Sus ojos son de un amarillo intenso, surcados por cicatrices negras que brillan con una luz ominosa. Parecen contener la furia de las tormentas que él mismo controla.Sus patas negras poseen solo dos dedos. Es u
A pesar de las palabras de Mat, Jacking no podía sentirlo. Había una ausencia, un vasto vacío donde antes residía el espíritu de su lobo. Era una sensación desconcertante, como si el hueco en su interior se hubiera expandido en lugar de llenarse.— Mat, mi lobo. ¿Por qué no te siento dentro de mí? —preguntó Jacking, su voz llena de preocupación.— No lo sé, Jacking —respondió Mat—. Creo que hay un dios jugando con nosotros. Debes convertirte en Horus y transferir la energía divina al cachorro. Tengo que regresar a él, Jacking. No puedo quedarme contigo.— ¿Por qué no, Mat? —preguntó Jacking, su corazón apretándose ante la idea de perder a su lobo.— Porque me castigarán de nuevo, Jacking. Quien está haciendo esto quiere descubrir nuestro secreto. Apresúrate, Jacking. Conéctate con nuestros ancestros.Jacking asintió, su rostro se endureció con determinación mientras su cuerpo se transformaba en el majestuoso Alfa Supremo. Respiró profundamente, llenándose de la energía ancestral que i
Finalmente, la manada entrega cuatro robustos búfalos a los leones, un regalo para su majestuoso rey, Kenjo. Marcus, el Zoántropo de la manada, su pelaje dorado brillando bajo el sol africano, se transforma en león y se acerca cautelosamente a la gran manada de leones que gobiernan la sabana. Su corazón late con fuerza en su pecho mientras deposita la ofrenda ante Kenjo.—Muchas gracias, gran Kenjo —dice Marcus, su voz temblorosa pero firme—. Apreciamos que nos permitas utilizar tu territorio hoy.Kenjo, un león de melena oscura y ojos penetrantes, asiente con gravedad. Su mirada se posa en Marcus con curiosidad.—Es temporada de búfalos, tienen mi permiso para utilizarlo con moderación —dice Kenjo—. Pero me pregunto, ¿dónde está tu Alfa?Marcus traga saliva, sintiendo el peso de la mirada de Kenjo sobre él.—Mi Alfa, el Alfa Supremo de los lobos, fue quien me envió con esta ofrenda —explica Marcus.Kenjo parece sorprendido por un momento antes de que su expresión se suavice.—¿Por qu