La poderosa Luna Suprema de la manada "La Maat Ra" se queda observando a su esposo, quien la mira felizmente y, sobre todo, sonríe sin protestar mientras ella deposita un beso lobuno en el pequeño cachorro Ionut. Esto le llama mucho la atención, ya que a su esposo nunca le ha gustado que ella haga eso con otro que no sea su lobo Mat. Por ello, lo observa con intriga.— Mi Alfa, ¿qué te hace tan feliz? —pregunta.— ¿Qué quieres decir, mi Luna? Tu mera presencia me hace feliz. Lamento no haber ido a dormir contigo anoche. Quedé muy agotado y me dormí luego de transmitirle mi energía al cachorro.— ¿En serio, mi Alfa? ¿Le hicimos tanto daño? Ven aquí, pequeño Ionut, deja que tu Luna te dé mucha, pero mucha energía para que no estés enfermo. Te curaré, mi lindo cachorro.— ¡No! —grita Jacking y corre a quitarle a Mat de los brazos.Isis observa a Jacking con una mezcla de sorpresa y comprensión. Ve cómo toma a Mat en sus brazos, su rostro endureciéndose en un gesto protector. La intensida
El Alfa Supremo observó atentamente al pequeño cachorro, que movía curiosamente sus orejas y examinaba todo el despacho con ojos inquisitivos. Luego, Jacking se levantó sobre dos patas, acercándose al cachorro como si temiera que alguien pudiera escuchar su conversación mental. — Fue por lo que hicimos en la colina —respondió Mat con cautela. Jacking frunció el ceño. — ¿En la colina? ¿Te refieres a lo de... — Shhh... —Mat interrumpió rápidamente—. No debes mencionarlo. Creo que algún dios me envió aquí contigo para descubrir cómo lo hice. Debes mantener el secreto, Jacking. Nunca debes revelarlo a nadie. Todos corremos un gran peligro si se descubre. Jacking asintió con seriedad. — No lo diré, mi lobo, no lo diré. — Ni siquiera lo menciones en voz alta. Creo que deberíamos borrarlo de tu memoria —Mat sugirió, su voz llena de preocupación. — No tengas miedo, Mat. No dejaré que nadie lo descubra —Jacking le aseguró. — Bueno, ahora le daré el control al humano de mi cachorro para
Las ramas de los árboles se separan, para dar paso a una horripilante criatura verde y negra, que al verlos se agiganta. Su presencia es tan abrumadora que parece que incluso la naturaleza se aparta para cederle paso. Su piel, una mezcla de tonos verdes y negros, parece oscilar y crecer ante mis ojos, dominando todo mi campo de visión.Tiene el cuerpo de un humano, pero con detalles que revelan su verdadera naturaleza divina. En medio de su cabeza, una cresta de cabello rojo se alza como un estandarte ardiente, un faro solitario en la penumbra. Sus orejas son largas y puntiagudas, al igual que su nariz, ambas características que destacan en su rostro.De cada lado de su boca asoman colmillos intimidantes, tan grandes y amenazantes como las garras afiladas que veo en sus manos. Sus ojos son de un amarillo intenso, surcados por cicatrices negras que brillan con una luz ominosa. Parecen contener la furia de las tormentas que él mismo controla.Sus patas negras poseen solo dos dedos. Es u
A pesar de las palabras de Mat, Jacking no podía sentirlo. Había una ausencia, un vasto vacío donde antes residía el espíritu de su lobo. Era una sensación desconcertante, como si el hueco en su interior se hubiera expandido en lugar de llenarse.— Mat, mi lobo. ¿Por qué no te siento dentro de mí? —preguntó Jacking, su voz llena de preocupación.— No lo sé, Jacking —respondió Mat—. Creo que hay un dios jugando con nosotros. Debes convertirte en Horus y transferir la energía divina al cachorro. Tengo que regresar a él, Jacking. No puedo quedarme contigo.— ¿Por qué no, Mat? —preguntó Jacking, su corazón apretándose ante la idea de perder a su lobo.— Porque me castigarán de nuevo, Jacking. Quien está haciendo esto quiere descubrir nuestro secreto. Apresúrate, Jacking. Conéctate con nuestros ancestros.Jacking asintió, su rostro se endureció con determinación mientras su cuerpo se transformaba en el majestuoso Alfa Supremo. Respiró profundamente, llenándose de la energía ancestral que i
Finalmente, la manada entrega cuatro robustos búfalos a los leones, un regalo para su majestuoso rey, Kenjo. Marcus, el Zoántropo de la manada, su pelaje dorado brillando bajo el sol africano, se transforma en león y se acerca cautelosamente a la gran manada de leones que gobiernan la sabana. Su corazón late con fuerza en su pecho mientras deposita la ofrenda ante Kenjo.—Muchas gracias, gran Kenjo —dice Marcus, su voz temblorosa pero firme—. Apreciamos que nos permitas utilizar tu territorio hoy.Kenjo, un león de melena oscura y ojos penetrantes, asiente con gravedad. Su mirada se posa en Marcus con curiosidad.—Es temporada de búfalos, tienen mi permiso para utilizarlo con moderación —dice Kenjo—. Pero me pregunto, ¿dónde está tu Alfa?Marcus traga saliva, sintiendo el peso de la mirada de Kenjo sobre él.—Mi Alfa, el Alfa Supremo de los lobos, fue quien me envió con esta ofrenda —explica Marcus.Kenjo parece sorprendido por un momento antes de que su expresión se suavice.—¿Por qu
La soledad pesa sobre Jacking como una manta pesada y fría. El Alfa Supremo, acostumbrado a tener su lobo a su lado, se siente extrañamente vacío sin su presencia. Y la idea de que un dios está jugando con él, con ellos, hace que el vacío sea aún más profundo. No está dispuesto a abandonar a su lobo, a Mat. No ahora, no nunca.Con una determinación férrea, Jacking se dirige hacia las cuevas sagradas, un laberinto de pasadizos oscuros y húmedos que desembocan en la cueva de la luz de la luna. Allí, en el corazón de la tierra, convoca a la madre Yat. La diosa desciende a su llamado, su presencia llena la cueva con una luz suave y plateada.—¿Para qué me llamas, hijo? —pregunta la madre Yat, su voz es como una melodía en el aire fresco de la cueva—. Sabes que siempre estoy dispuesta a ofrecerte otra alma de lobo.—Madre, no vengo a solicitarle que me devuelva a mi lobo —responde Jacking, su voz es firme pero respetuosa.La madre Yat lo mira con sorpresa, sus ojos brillantes en la semi os
Los hombres hiena son criaturas temibles y misteriosas, un híbrido aterrador de hombre y bestia. A primera vista, parecen hombres normales, pero su apariencia es engañosa. Sus cuerpos son macizos y musculosos, con una postura encorvada que les da un aspecto amenazante. Su piel es áspera y cubierta de un pelaje corto y grueso que varía en tonos de marrón oscuro a grisáceo.Sus rostros son quizás la característica más inquietante: una mezcla grotesca de rasgos humanos e hienas. Tienen ojos brillantes y salvajes, llenos de una inteligencia astuta y feroz. Sus narices son anchas y aplanadas, y sus bocas están llenas de dientes afilados y fuertes como los de una hiena, perfectos para desgarrar carne.Los hombres hiena son criaturas nocturnas, prefieren cazar y moverse bajo el manto de la oscuridad. Son extremadamente fuertes y rápidos, y poseen una resistencia sobrehumana. Su agudo sentido del olfato los hace excelentes rastreadores, capaces de seguir el rastro de su presa a largas distanc
El gran altar de los ancestros, antes un santuario de paz y respeto, ahora estaba cubierto de horripilantes y oscuros símbolos negros. La esencia maligna que emanaba del altar era casi palpable, como una serpiente acechando en la oscuridad. Sin embargo, en cuanto sintió la presencia del Alfa Supremo, esta oscuridad se disipó como si nunca hubiera existido.Fue una demostración de poder impresionante. La luz del Alfa Supremo se extendió por toda la cueva, iluminando cada rincón y desvaneciendo las sombras. Los símbolos oscuros en el altar se desvanecieron ante su resplandor, como si fueran simples pinturas al agua expuestas a la lluvia.Los ancestros, en sus formas etéreas, observaban la escena con terror y asombro. Nunca habían visto tal demostración de poder y conexión con la energía divina. Miraban al dios que tenía a Mat levitando en el aire, su presencia imponente llenando la cueva.Algunos de los ancestros más antiguos del dios Mat estaban sosteniéndolo con una estela de energía