A pesar de las palabras de Mat, Jacking no podía sentirlo. Había una ausencia, un vasto vacío donde antes residía el espíritu de su lobo. Era una sensación desconcertante, como si el hueco en su interior se hubiera expandido en lugar de llenarse.— Mat, mi lobo. ¿Por qué no te siento dentro de mí? —preguntó Jacking, su voz llena de preocupación.— No lo sé, Jacking —respondió Mat—. Creo que hay un dios jugando con nosotros. Debes convertirte en Horus y transferir la energía divina al cachorro. Tengo que regresar a él, Jacking. No puedo quedarme contigo.— ¿Por qué no, Mat? —preguntó Jacking, su corazón apretándose ante la idea de perder a su lobo.— Porque me castigarán de nuevo, Jacking. Quien está haciendo esto quiere descubrir nuestro secreto. Apresúrate, Jacking. Conéctate con nuestros ancestros.Jacking asintió, su rostro se endureció con determinación mientras su cuerpo se transformaba en el majestuoso Alfa Supremo. Respiró profundamente, llenándose de la energía ancestral que i
Finalmente, la manada entrega cuatro robustos búfalos a los leones, un regalo para su majestuoso rey, Kenjo. Marcus, el Zoántropo de la manada, su pelaje dorado brillando bajo el sol africano, se transforma en león y se acerca cautelosamente a la gran manada de leones que gobiernan la sabana. Su corazón late con fuerza en su pecho mientras deposita la ofrenda ante Kenjo.—Muchas gracias, gran Kenjo —dice Marcus, su voz temblorosa pero firme—. Apreciamos que nos permitas utilizar tu territorio hoy.Kenjo, un león de melena oscura y ojos penetrantes, asiente con gravedad. Su mirada se posa en Marcus con curiosidad.—Es temporada de búfalos, tienen mi permiso para utilizarlo con moderación —dice Kenjo—. Pero me pregunto, ¿dónde está tu Alfa?Marcus traga saliva, sintiendo el peso de la mirada de Kenjo sobre él.—Mi Alfa, el Alfa Supremo de los lobos, fue quien me envió con esta ofrenda —explica Marcus.Kenjo parece sorprendido por un momento antes de que su expresión se suavice.—¿Por qu
La soledad pesa sobre Jacking como una manta pesada y fría. El Alfa Supremo, acostumbrado a tener su lobo a su lado, se siente extrañamente vacío sin su presencia. Y la idea de que un dios está jugando con él, con ellos, hace que el vacío sea aún más profundo. No está dispuesto a abandonar a su lobo, a Mat. No ahora, no nunca.Con una determinación férrea, Jacking se dirige hacia las cuevas sagradas, un laberinto de pasadizos oscuros y húmedos que desembocan en la cueva de la luz de la luna. Allí, en el corazón de la tierra, convoca a la madre Yat. La diosa desciende a su llamado, su presencia llena la cueva con una luz suave y plateada.—¿Para qué me llamas, hijo? —pregunta la madre Yat, su voz es como una melodía en el aire fresco de la cueva—. Sabes que siempre estoy dispuesta a ofrecerte otra alma de lobo.—Madre, no vengo a solicitarle que me devuelva a mi lobo —responde Jacking, su voz es firme pero respetuosa.La madre Yat lo mira con sorpresa, sus ojos brillantes en la semi os
Los hombres hiena son criaturas temibles y misteriosas, un híbrido aterrador de hombre y bestia. A primera vista, parecen hombres normales, pero su apariencia es engañosa. Sus cuerpos son macizos y musculosos, con una postura encorvada que les da un aspecto amenazante. Su piel es áspera y cubierta de un pelaje corto y grueso que varía en tonos de marrón oscuro a grisáceo.Sus rostros son quizás la característica más inquietante: una mezcla grotesca de rasgos humanos e hienas. Tienen ojos brillantes y salvajes, llenos de una inteligencia astuta y feroz. Sus narices son anchas y aplanadas, y sus bocas están llenas de dientes afilados y fuertes como los de una hiena, perfectos para desgarrar carne.Los hombres hiena son criaturas nocturnas, prefieren cazar y moverse bajo el manto de la oscuridad. Son extremadamente fuertes y rápidos, y poseen una resistencia sobrehumana. Su agudo sentido del olfato los hace excelentes rastreadores, capaces de seguir el rastro de su presa a largas distanc
El gran altar de los ancestros, antes un santuario de paz y respeto, ahora estaba cubierto de horripilantes y oscuros símbolos negros. La esencia maligna que emanaba del altar era casi palpable, como una serpiente acechando en la oscuridad. Sin embargo, en cuanto sintió la presencia del Alfa Supremo, esta oscuridad se disipó como si nunca hubiera existido.Fue una demostración de poder impresionante. La luz del Alfa Supremo se extendió por toda la cueva, iluminando cada rincón y desvaneciendo las sombras. Los símbolos oscuros en el altar se desvanecieron ante su resplandor, como si fueran simples pinturas al agua expuestas a la lluvia.Los ancestros, en sus formas etéreas, observaban la escena con terror y asombro. Nunca habían visto tal demostración de poder y conexión con la energía divina. Miraban al dios que tenía a Mat levitando en el aire, su presencia imponente llenando la cueva.Algunos de los ancestros más antiguos del dios Mat estaban sosteniéndolo con una estela de energía
El aura de Jacking, transformado en el Alfa Supremo, resplandecía con una luz intensa y divina frente al gran altar. El ambiente se llenó de un poder antiguo y sagrado mientras el altar cobraba vida, iluminándose con un resplandor místico. Estelas de energías azules y blancas, como corrientes de un río celestial, comenzaron a recorrer el altar. Se movían y danzaban en un ballet etéreo hasta unirse en el signo del círculo solar.En el epicentro de este espectáculo de luz y energía, Jacking sostenía a Mat en sus brazos. Las energías convergieron en ellos, envolviéndolos en un manto de luz azul y blanca. Se introdujeron en su ser, recorriendo cada fibra de su existencia, uniendo al Alfa y al cachorro en una conexión sagrada.Entonces, Jacking se transformó nuevamente en Horus. Sus ojos brillaron con la luz del sol y de su ojo derecho, conocido como el Ojo de Horus, símbolo de protección y poder, salió un potente rayo de luz. Este rayo de luz divina se introdujo por la frente del cachorro
El beta Amet observa desconcertado a su Alfa, cuyo rostro refleja miedo y desconcierto. Puede ver y sentir cómo su líder se hunde en la desesperación, mientras continúa intentando encontrar o sentir el alma de su lobo sin éxito.—Se fue, no lo puedo sentir, tampoco su energía es la misma,— confiesa Horus, su voz llena de desesperación.—Pero no podemos dejar a Ionut sin poderes, sospecharían mucho. Llama a Bennu, para que le transfiera poderes de los grandes Celtas,— sugiere Amet, intentando encontrar una solución.—Yo puedo hacerlo Amet,— interviene Jacking.Amet niega con la cabeza, —Prefiero que lo haga Bennu, Jacking tú no estás completo. Deja que lo haga él.Jacking asiente, —Está bien.— Llama a Bennu y le ordena que le transfiera algunos poderes a Ionut, pero no demasiados. Al finalizar, le concede un poco del poder de la electricidad. Y salen con él que todavía está inconsciente.La luna Oana y el Alfa Velkan vienen a su encuentro. —¿Cómo está mi Ionut?— pregunta la loba con mi
La impotencia y la culpabilidad inundan a Jacking. Se siente responsable por lo que le ha sucedido a Mat. Se reprocha a sí mismo por no haberlo protegido mejor cuando Mat estaba dentro de Ionut. Sabía que su lobo era testarudo, pero nunca pensó que su desobediencia podría llevar a tal desastre.Se sienta en el último escalón antes de llegar a su habitación, tratando de controlar sus emociones. No quiere preocupar a su Luna. Aunque ella trata de aparentar fortaleza, él puede oír sus sollozos silenciosos. Si solo pudiera estar con Ast, pero no puede. Isis está embarazada y convertirse en lobo podría poner en peligro a sus cachorros.La frustración y la tristeza lo abruman y, sin poder contenerse más, deja escapar unos sollozos. Cada lágrima que cae es un recordatorio de su fracaso para proteger a Mat, de su incapacidad para ayudarlo. Pero sabe que debe ser fuerte, por su Luna, por sus cachorros, y por él mismo. Con un último suspiro, se pone de pie y entra en su habitación, preparándose