Finalmente amanece. Mat sale sigilosamente de la cueva junto a sus juguetonas hermanas, observando su alrededor. La manada no es grande, pero el Alfa es poderoso. Todos se transforman en humanos y es entonces cuando Mat se da cuenta de que está en una manada de cazadores. Maldice a Ra por hacerle pasar por esto.
Sin embargo, también comprende que ya puede entenderlos perfectamente y que su poder de curación funciona; su pata está sana. Lo que le confunde es por qué es un lobo y no un bebé humano.
— Oana, recoge a los cachorros y vamos —le grita el que parece ser el Alfa. Mat se da cuenta de que es el hijo del Alfa de la manada—. Dame a Ionut, el inútil, necesita endurecerse.
— Velkan, no te daré a Ionut. Es un cachorro, fue el último en nacer. Tienes que darle tiempo —responde Oana.
Mat, ahora conocido como Ionut, observa cómo los ojos de Velkan se tornan rojos. Se desprende de los brazos de su madre y corre hacia él. Ve cómo el mismo cachorro de la noche anterior intenta interponerse en su camino, pero arremete con todas sus fuerzas contra él y lo lanza lejos. Luego se sienta frente a su padre.
— Ja, ja, ja, ja… Ese es mi hijo. Bravo, Ionut. Ven, te llevaré conmigo. No debes temer a nadie. Eres mi hijo, el futuro Alfa de la manada de los Velkan Rojos. Hoy te enseñaré a rastrear vampiros, hijo —le dice Velkan mientras avanza con Ionut (Mat) en sus brazos hasta llegar a un sendero. Toda la manada los sigue, observándolos.
Luna Oana se acerca con las niñas. Junto a ella están el beta, su esposa y dos hijos que miran a Ionut con burla.
— Vamos, Ionut. Muéstrales a los demás que lo tienes en ti, que eres un Alfa dominante. Hoy tienes que demostrar que tu olfato es el mejor de todos. Encuentra el rastro del vampiro, hijo —lo incita Velkan, colocándolo en el suelo.
Ionut (Mat) ya ha localizado al vampiro hace tiempo, pero sabe que tiene que seguirle el juego a su padre. Comienza a olfatear alrededor y rápidamente señala a su padre el rastro de los vampiros.
— ¡No lo puedo creer, mi hijo lo ha descubierto en tiempo récord! ¡Vean, amigos, mi Ionut está creciendo! ¡Bravo, hijo, es correcto! Ahora, deberemos ir en la otra dirección. Aunque el Alfa Supremo hizo un tratado con ellos, todavía nos atacan —dice Velkan.
Al escuchar hablar de Jacking, Mat levanta sus orejas. Ojalá pudiera verlo, piensa, suspirando.
— Eso es verdad, mi Alfa. Maramures está por allá. El Alfa Costel, que es el Alfa de Alfas, nos invitó a la ceremonia de la boda de una hija suya. Aunque dicen que todos ellos, después de que los vampiros hicieron ese experimento con ellos, son mitad vampiros —comenta el beta Ilion.
— ¡Deja de decir esas cosas, Ilion! Nunca habíamos tenido tanta paz como ahora. Nos respetan como una raza más, y eso es gracias al Celta Bennu, de la manada La Maat Ra. Él ha demostrado que nosotros los cazadores somos una raza de lobos como todas las demás —reprende Velkan.
—Sí, mi Alfa, en eso tiene razón. ¿Podrá Ionut convertirse ya en bebé? —pregunta Ilion.
—No lo sé, desde que nació ha sido el más débil, pero hoy parece más fuerte. Vamos, hijo, transfórmate en humano —ordena Velkan.
Mat lo mira sin comprender. Según su entendimiento, los hombres lobos nacen como bebés humanos y luego se transforman en lobos. Pero ahora él es un lobo. Cierra los ojos, se concentra y se transforma en humano.
—¡Oana, Oana, mira! ¡Ionut se transformó en un niño! —grita Velkan emocionado, alzando a Mat sobre sus hombros.
Todos en la manada están asombrados con los progresos del pequeño. Excepto uno de los cachorros, el que le mordió la pata la noche anterior. Es fuerte y el Alfa siempre lo elogia por ello.
Avanzan tranquilamente entre la espesa vegetación. Mat comienza a sentir que los siguen. Da un salto, bajando del cuello de su padre y se transforma en lobo. Gira hacia la retaguardia gruñendo, con los ojos rojos y todo su pelaje erizado.
—¿Qué tienes, Ionut? ¿Qué pasa, hijo? —pregunta Velkan, sorprendido por la actitud del cachorro. Pero cuando todos giran en dirección de donde Mat gruñe, su olfato les advierte del peligro.
—¡Vampiros demonios, papá, nos persiguen! —avisa Mat, sin dejar de gruñir.
—¡Oana, corre con los cachorros, adelántate! No falta mucho para llegar, pide ayuda a Costel, nosotros los retrasaremos —ordena Velkan mientras toma a Mat y se lo lanza a su esposa. Ella lo recibe en el aire y echa a correr. Pero Mat se desprende de su agarre y corre junto a su padre, que no se da cuenta y ya ha empezado a luchar con un demonio vampiro.
—¡Ionut, Ionut! —lo llama la Luna Oana. Pero al ver que él no le hace caso, sigue corriendo. Su responsabilidad es seguir la orden de su Alfa y poner a salvo a la manada. Le da una última mirada a su pequeño hijo y se aleja con el corazón oprimido.
Velkan se convierte en lobo, al igual que todos los demás. Mat corre al lado de su padre a gran velocidad. Un vampiro lo atrapa por el cuello riéndose.
—Ja, ja, ja… Miren lo que tenemos aquí, el cachorro del Alfa —grita el que lo sostiene por el cuello, mostrándolo a todos triunfante.
Mat ve cómo hieren a Velkan, que quiere venir en su ayuda, pero un demonio vampiro se lo impide.
—¡Ionut, hijo! ¡Todos, salven a mi hijo! —ordena el Alfa Velkan en un agudo grito, mientras es mordido por un vampiro.
La furia se apodera de Mat, quien se concentra en buscar su poder interior. Lo siente fuerte, tan fuerte que electrocuta al vampiro que lo sujeta y lanza un rayo potente que pulveriza al vampiro que está hiriendo a Velkan. Todos se detienen en la lucha, mirando a Mat, que se gira hacia los enemigos con los ojos rojos. Todo su cuerpo está erizado y desprende electricidad.
Una franja dorada aparece desde su cabeza hasta su cola. Camina amenazante, lanzando rayos contra los demonios vampiros, que se quedan estupefactos al ver a ese pequeño lobo con tanto poder. Los miembros de su manada tampoco entienden lo que está sucediendo, pero rápidamente reaccionan y comienzan a matar a los vampiros, que empiezan a desaparecer.
Todos miran asombrados a Ionut, quien se acerca a su padre y le pasa la lengua por las heridas, que poco a poco comienzan a sanar. —¡Mi Alfa, su hijo es muy poderoso! Algo debe haberle pasado anoche durante la lluvia. Tiene poderes que solo los de la gran manada La Maat Ra poseen —exclama el beta Ilion, verdaderamente asombrado. Hasta el día anterior, Ionut era un cachorro débil.
—Ilion —responde Velkan, levantándose y cargando a Mat— te he venido diciendo que, según el Celta Bennu, nuestros ancestros poseían grandes poderes, pero los fueron olvidando por dedicarnos solo a la caza. Al parecer, la diosa Luna quiere recordárnoslos a través de mi hijo.
—Sí, mi Alfa, debe ser eso —acepta Ilion.
—Pero hijo —dice Velkan dirigiéndose a Mat— jamás vuelvas a desobedecerme. Soy, además de tu padre, tu Alfa. Tu prioridad siempre será proteger a tu madre y hermanas por encima de mí. Te dejaré pasar esta vez, pero la próxima te castigaré.
—Disculpa, papá —responde Mat, bajando la cabeza. Pero puede observar que su padre lo mira con mucho orgullo.
Luego todos salen a correr hasta alcanzar al grueso de la manada, que ya está en los límites de la manada Satu Mare.
—¡Oana! ¿Están todos bien? —pregunta Velkan.
—¡Velkan! ¡Oh por Dios, Ionut, hijo! ¡Nunca más hagas algo como eso! —exclama Oana y toma a Mat de los brazos del Alfa, lo abraza y besa.
—¡Oana, deja de hacer eso! ¡Dámelo! Él es un lobo poderoso, nos acaba de salvar a todos. No dejaré que lo conviertas en un debilucho con tantos mimos. ¡Vamos, Ionut! —la reprende Velkan, le quita a Mat de los brazos y camina al encuentro del Alfa Costel, con Mat en sus brazos convertido en lobo.
Al llegar, son recibidos con grandes honores. Velkan es invitado a la casa del Alfa Costel y él lleva a Mat con él. Mat se asombra al reconocer a todos los presentes.
—Bienvenidos, amigos —saluda Costel, adelantándose para abrazar a Velkan— Me informaron que tuvieron un percance con los vampiros demonios.
—Sí, pero mi hijo tiene grandes poderes —responde Velkan, mostrando a Mat con mucho orgullo.
—¿En serio? ¿Tan pequeño? —se asombra y pregunta el Alfa Costel mientras le pasa la mano por la cabeza a Mat, que ronronea feliz.
—Con su permiso, mi Alfa —interrumpe una mujer— los de la manada La Maat Ra acaban de llegar. Los Alfas Supremos están aquí.
—¿El Alfa Supremo llegó? —pregunta Velkan, sorprendido por la noticia. La llegada de los Alfas Supremos es un evento de gran importancia, que sin duda cambiará el curso de los acontecimientos.
Al escuchar las palabras "El Alfa Supremo llegó", Mat siente una oleada de emoción que le recorre todo el cuerpo. Su corazón late con fuerza en su pecho, como si quisiera escapar. El aire parece escaparse de sus pulmones y tiene que hacer un esfuerzo para recordar cómo respirar.
Una mezcla de asombro y alegría lo inunda, tan fuerte que casi puede saborearla. Es una sensación dulce, como la miel, pero también un poco amarga, como la piel de una naranja. Es una emoción tan intensa que le hace temblar las patas y le pone la piel de gallina.
Pero también hay un toque de nerviosismo en su alegría. Un cosquilleo en el estómago, como mariposas revoloteando. Es la emoción de lo desconocido, de lo que está por venir. Es la emoción de la anticipación. ¿Lo reconocerán?
Mat se suelta de los brazos de Velkan y corre con todas sus fuerzas hacia su humano, Jackin. Junto a él, su Luna Isis y los demás amigos de su manada sonríen. Incapaz de contener su alegría, Mat da un salto y se lanza a los brazos de Jackin, quien lo recibe asombrado pero sonriente.Mat se da cuenta de que no puede comunicarse con ellos, pero le pasa la lengua por el rostro a Jackin, quien lo toma en sus brazos y lo observa con una sonrisa.—¿Y este cachorro tan hermoso, de quién es, mi Alfa? —pregunta su Luna Isis, acariciando a Mat, quien ronronea en los brazos de Jackin. Por alguna razón, Jackin se siente feliz con él.En ese momento aparecen Costel y Velkan corriendo. Velkan toma a Mat de los brazos de Jackin, quien emite un llanto lastimero.—Disculpe usted, mi Alfa Supremo, es mi pequeño hijo Ionut —se disculpa Velkan, inclinando la cabeza.—Bienvenidos a mi manada, mi Alfa Supremo —Costel se adelanta, saludando a todos—. Ellos son los Velkan Rojos, una manada de cazadores. Y él
Jacking mantiene su mirada fija en Amet, su expresión es severa, pero sus ojos reflejan la tormenta emocional que está viviendo. Baja la vista hacia el pequeño cachorro que mueve la cola con alegría y lo levanta en sus brazos. El cachorro responde lamiéndole la cara con afecto. Jacking cierra los ojos, concentrándose en tratar de sentir la conexión con su lobo. Siente algo, pero parece que viene desde muy lejos.— No Amet, no es mi lobo. No es mi Mat, lo siento muy lejos de aquí —dice con tristeza. Al escucharlo, el cachorro comienza a llorar, sus sollozos llenan el silencio.— Jacking, puede que hayan hecho que siempre lo sientas lejos, pero confía en mí. Este es Mat —insiste Amet.— Amet, sé que todos tenemos grandes deseos de que Mat regrese, pero ese cachorro no es mi lobo —responde Jacking con un tono final.— Está bien, si no quieres creerme, haz algo que solo tú y Mat saben hacer —sugiere Amet. Pero antes de que Jacking pueda responder, son interrumpidos por Isis, que se acerca
Las emociones de Mat son un torbellino de tristeza, confusión, determinación y esperanza. Aunque la incertidumbre del futuro pesa sobre él, también está lleno de resiliencia. Se enfrentará a lo que venga y se mantendrá firme por aquellos que ama.Pero a pesar del dolor y la confusión, Mat también siente una determinación feroz. No importa lo que pase, protegerá a su familia. Se asegurará de que estén seguros en esta nueva manada. Si Jacking no puede o no quiere reconocerlo, entonces Mat se enfrentará a ese desafío. Aprenderá a vivir sin esa conexión.Además, hay una pequeña chispa de esperanza. Tal vez, con el tiempo, Jacking pueda volver a reconocerlo. Tal vez puedan reconstruir su vínculo. Pero por ahora, se concentrará en el presente y en cuidar a los que ama. Pero también sabe que Isis tiene un fuerte vínculo con Jacking. Son pareja y han estado juntos durante mucho tiempo. Mat no puede evitar sentir un doloroso pellizco de celos al pensar en ellos juntos, pero también quiere que
Mat está muy feliz, Jacking lo trae siempre con él para todas partes, hasta le ha pedido a su padre que lo deje dormir algunas noches en su casa. Cuando entra en las cuevas siempre lo lleva consigo. Y aunque Jacking sigue sin poder conectarse con él, Amet le asegura que es su lobo. También Mat, ha tratado de conectarse con sus cachorros y se ha dado cuenta de que no puede. Eso lo entristece, porque siente que no son lo fuertes y poderosos que pudieran ser, si tuvieran la conexión. Su padre Velkan está muy feliz en la manada, Bennu lo lleva con él de cacería y practica muy fuerte. Ha desarrollado una gran habilidad. Bennu por orden de Jacking, le ha transmitido un poco del poder de fuerza, agilidad y visibilidad aumentada en las noches y como detener el fuego que pueda lanzarle su hijo. Lo entrena personalmente. Por su parte la princesa Merytner hermana del alfa, hace otro tanto con la Luna Oana de la manada "Los Velkans rojos”. Le ha enseñado cómo aguantar los rayos de electricidad
Con un cuidado infinito, Jacking se acuesta al lado de Mat, envolviéndolo en un abrazo protector. La sensación del pelaje suave del cachorro contra su piel solo intensifica la felicidad que siente. Es un recordatorio tangible de lo que ha ganado, de lo que ahora tiene para proteger.Es una sensación que no había experimentado en mucho tiempo, una felicidad pura y sin restricciones que le hace sentir más vivo que nunca.Con Mat a su lado, Jacking siente como si todas las piezas de su vida finalmente encajaran en su lugar. El cachorro es su otra mitad, la pieza que faltaba en el rompecabezas de su existencia. Y ahora que lo tiene con él, Jacking se promete a sí mismo que hará todo lo que esté a su alcance para protegerlo.Permanece allí, vigilante y atento, mientras su lobo se recupera. Pero a pesar de la gravedad de la situación, Jacking no puede evitar sentirse inundado por la alegría. Porque a pesar de todo, a pesar del peligro y la incertidumbre, tiene a Mat con él. Y eso es todo lo
La poderosa Luna Suprema de la manada "La Maat Ra" se queda observando a su esposo, quien la mira felizmente y, sobre todo, sonríe sin protestar mientras ella deposita un beso lobuno en el pequeño cachorro Ionut. Esto le llama mucho la atención, ya que a su esposo nunca le ha gustado que ella haga eso con otro que no sea su lobo Mat. Por ello, lo observa con intriga.— Mi Alfa, ¿qué te hace tan feliz? —pregunta.— ¿Qué quieres decir, mi Luna? Tu mera presencia me hace feliz. Lamento no haber ido a dormir contigo anoche. Quedé muy agotado y me dormí luego de transmitirle mi energía al cachorro.— ¿En serio, mi Alfa? ¿Le hicimos tanto daño? Ven aquí, pequeño Ionut, deja que tu Luna te dé mucha, pero mucha energía para que no estés enfermo. Te curaré, mi lindo cachorro.— ¡No! —grita Jacking y corre a quitarle a Mat de los brazos.Isis observa a Jacking con una mezcla de sorpresa y comprensión. Ve cómo toma a Mat en sus brazos, su rostro endureciéndose en un gesto protector. La intensida
El Alfa Supremo observó atentamente al pequeño cachorro, que movía curiosamente sus orejas y examinaba todo el despacho con ojos inquisitivos. Luego, Jacking se levantó sobre dos patas, acercándose al cachorro como si temiera que alguien pudiera escuchar su conversación mental. — Fue por lo que hicimos en la colina —respondió Mat con cautela. Jacking frunció el ceño. — ¿En la colina? ¿Te refieres a lo de... — Shhh... —Mat interrumpió rápidamente—. No debes mencionarlo. Creo que algún dios me envió aquí contigo para descubrir cómo lo hice. Debes mantener el secreto, Jacking. Nunca debes revelarlo a nadie. Todos corremos un gran peligro si se descubre. Jacking asintió con seriedad. — No lo diré, mi lobo, no lo diré. — Ni siquiera lo menciones en voz alta. Creo que deberíamos borrarlo de tu memoria —Mat sugirió, su voz llena de preocupación. — No tengas miedo, Mat. No dejaré que nadie lo descubra —Jacking le aseguró. — Bueno, ahora le daré el control al humano de mi cachorro para
Las ramas de los árboles se separan, para dar paso a una horripilante criatura verde y negra, que al verlos se agiganta. Su presencia es tan abrumadora que parece que incluso la naturaleza se aparta para cederle paso. Su piel, una mezcla de tonos verdes y negros, parece oscilar y crecer ante mis ojos, dominando todo mi campo de visión.Tiene el cuerpo de un humano, pero con detalles que revelan su verdadera naturaleza divina. En medio de su cabeza, una cresta de cabello rojo se alza como un estandarte ardiente, un faro solitario en la penumbra. Sus orejas son largas y puntiagudas, al igual que su nariz, ambas características que destacan en su rostro.De cada lado de su boca asoman colmillos intimidantes, tan grandes y amenazantes como las garras afiladas que veo en sus manos. Sus ojos son de un amarillo intenso, surcados por cicatrices negras que brillan con una luz ominosa. Parecen contener la furia de las tormentas que él mismo controla.Sus patas negras poseen solo dos dedos. Es u