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3. LOS VELKAN ROJOS

Finalmente amanece. Mat sale sigilosamente de la cueva junto a sus juguetonas hermanas, observando su alrededor. La manada no es grande, pero el Alfa es poderoso. Todos se transforman en humanos y es entonces cuando Mat se da cuenta de que está en una manada de cazadores. Maldice a Ra por hacerle pasar por esto.

Sin embargo, también comprende que ya puede entenderlos perfectamente y que su poder de curación funciona; su pata está sana. Lo que le confunde es por qué es un lobo y no un bebé humano.

— Oana, recoge a los cachorros y vamos —le grita el que parece ser el Alfa. Mat se da cuenta de que es el hijo del Alfa de la manada—. Dame a Ionut, el inútil, necesita endurecerse.

— Velkan, no te daré a Ionut. Es un cachorro, fue el último en nacer. Tienes que darle tiempo —responde Oana.

Mat, ahora conocido como Ionut, observa cómo los ojos de Velkan se tornan rojos. Se desprende de los brazos de su madre y corre hacia él. Ve cómo el mismo cachorro de la noche anterior intenta interponerse en su camino, pero arremete con todas sus fuerzas contra él y lo lanza lejos. Luego se sienta frente a su padre.

— Ja, ja, ja, ja… Ese es mi hijo. Bravo, Ionut. Ven, te llevaré conmigo. No debes temer a nadie. Eres mi hijo, el futuro Alfa de la manada de los Velkan Rojos. Hoy te enseñaré a rastrear vampiros, hijo —le dice Velkan mientras avanza con Ionut (Mat) en sus brazos hasta llegar a un sendero. Toda la manada los sigue, observándolos.

Luna Oana se acerca con las niñas. Junto a ella están el beta, su esposa y dos hijos que miran a Ionut con burla.

— Vamos, Ionut. Muéstrales a los demás que lo tienes en ti, que eres un Alfa dominante. Hoy tienes que demostrar que tu olfato es el mejor de todos. Encuentra el rastro del vampiro, hijo —lo incita Velkan, colocándolo en el suelo.

Ionut (Mat) ya ha localizado al vampiro hace tiempo, pero sabe que tiene que seguirle el juego a su padre. Comienza a olfatear alrededor y rápidamente señala a su padre el rastro de los vampiros.

— ¡No lo puedo creer, mi hijo lo ha descubierto en tiempo récord! ¡Vean, amigos, mi Ionut está creciendo! ¡Bravo, hijo, es correcto! Ahora, deberemos ir en la otra dirección. Aunque el Alfa Supremo hizo un tratado con ellos, todavía nos atacan —dice Velkan.

Al escuchar hablar de Jacking, Mat levanta sus orejas. Ojalá pudiera verlo, piensa, suspirando.

— Eso es verdad, mi Alfa. Maramures está por allá. El Alfa Costel, que es el Alfa de Alfas, nos invitó a la ceremonia de la boda de una hija suya. Aunque dicen que todos ellos, después de que los vampiros hicieron ese experimento con ellos, son mitad vampiros —comenta el beta Ilion.

— ¡Deja de decir esas cosas, Ilion! Nunca habíamos tenido tanta paz como ahora. Nos respetan como una raza más, y eso es gracias al Celta Bennu, de la manada La Maat Ra. Él ha demostrado que nosotros los cazadores somos una raza de lobos como todas las demás —reprende Velkan.

—Sí, mi Alfa, en eso tiene razón. ¿Podrá Ionut convertirse ya en bebé? —pregunta Ilion.

—No lo sé, desde que nació ha sido el más débil, pero hoy parece más fuerte. Vamos, hijo, transfórmate en humano —ordena Velkan.

Mat lo mira sin comprender. Según su entendimiento, los hombres lobos nacen como bebés humanos y luego se transforman en lobos. Pero ahora él es un lobo. Cierra los ojos, se concentra y se transforma en humano.

—¡Oana, Oana, mira! ¡Ionut se transformó en un niño! —grita Velkan emocionado, alzando a Mat sobre sus hombros.

Todos en la manada están asombrados con los progresos del pequeño. Excepto uno de los cachorros, el que le mordió la pata la noche anterior. Es fuerte y el Alfa siempre lo elogia por ello.

Avanzan tranquilamente entre la espesa vegetación. Mat comienza a sentir que los siguen. Da un salto, bajando del cuello de su padre y se transforma en lobo. Gira hacia la retaguardia gruñendo, con los ojos rojos y todo su pelaje erizado.

—¿Qué tienes, Ionut? ¿Qué pasa, hijo? —pregunta Velkan, sorprendido por la actitud del cachorro. Pero cuando todos giran en dirección de donde Mat gruñe, su olfato les advierte del peligro.

—¡Vampiros demonios, papá, nos persiguen! —avisa Mat, sin dejar de gruñir.

—¡Oana, corre con los cachorros, adelántate! No falta mucho para llegar, pide ayuda a Costel, nosotros los retrasaremos —ordena Velkan mientras toma a Mat y se lo lanza a su esposa. Ella lo recibe en el aire y echa a correr. Pero Mat se desprende de su agarre y corre junto a su padre, que no se da cuenta y ya ha empezado a luchar con un demonio vampiro.

—¡Ionut, Ionut! —lo llama la Luna Oana. Pero al ver que él no le hace caso, sigue corriendo. Su responsabilidad es seguir la orden de su Alfa y poner a salvo a la manada. Le da una última mirada a su pequeño hijo y se aleja con el corazón oprimido.

Velkan se convierte en lobo, al igual que todos los demás. Mat corre al lado de su padre a gran velocidad. Un vampiro lo atrapa por el cuello riéndose.

—Ja, ja, ja… Miren lo que tenemos aquí, el cachorro del Alfa —grita el que lo sostiene por el cuello, mostrándolo a todos triunfante.

Mat ve cómo hieren a Velkan, que quiere venir en su ayuda, pero un demonio vampiro se lo impide.

—¡Ionut, hijo! ¡Todos, salven a mi hijo! —ordena el Alfa Velkan en un agudo grito, mientras es mordido por un vampiro.

La furia se apodera de Mat, quien se concentra en buscar su poder interior. Lo siente fuerte, tan fuerte que electrocuta al vampiro que lo sujeta y lanza un rayo potente que pulveriza al vampiro que está hiriendo a Velkan. Todos se detienen en la lucha, mirando a Mat, que se gira hacia los enemigos con los ojos rojos. Todo su cuerpo está erizado y desprende electricidad.

Una franja dorada aparece desde su cabeza hasta su cola. Camina amenazante, lanzando rayos contra los demonios vampiros, que se quedan estupefactos al ver a ese pequeño lobo con tanto poder. Los miembros de su manada tampoco entienden lo que está sucediendo, pero rápidamente reaccionan y comienzan a matar a los vampiros, que empiezan a desaparecer.

Todos miran asombrados a Ionut, quien se acerca a su padre y le pasa la lengua por las heridas, que poco a poco comienzan a sanar. —¡Mi Alfa, su hijo es muy poderoso! Algo debe haberle pasado anoche durante la lluvia. Tiene poderes que solo los de la gran manada La Maat Ra poseen —exclama el beta Ilion, verdaderamente asombrado. Hasta el día anterior, Ionut era un cachorro débil.

—Ilion —responde Velkan, levantándose y cargando a Mat— te he venido diciendo que, según el Celta Bennu, nuestros ancestros poseían grandes poderes, pero los fueron olvidando por dedicarnos solo a la caza. Al parecer, la diosa Luna quiere recordárnoslos a través de mi hijo.

—Sí, mi Alfa, debe ser eso —acepta Ilion.

—Pero hijo —dice Velkan dirigiéndose a Mat— jamás vuelvas a desobedecerme. Soy, además de tu padre, tu Alfa. Tu prioridad siempre será proteger a tu madre y hermanas por encima de mí. Te dejaré pasar esta vez, pero la próxima te castigaré.

—Disculpa, papá —responde Mat, bajando la cabeza. Pero puede observar que su padre lo mira con mucho orgullo.

Luego todos salen a correr hasta alcanzar al grueso de la manada, que ya está en los límites de la manada Satu Mare.

—¡Oana! ¿Están todos bien? —pregunta Velkan.

—¡Velkan! ¡Oh por Dios, Ionut, hijo! ¡Nunca más hagas algo como eso! —exclama Oana y toma a Mat de los brazos del Alfa, lo abraza y besa.

—¡Oana, deja de hacer eso! ¡Dámelo! Él es un lobo poderoso, nos acaba de salvar a todos. No dejaré que lo conviertas en un debilucho con tantos mimos. ¡Vamos, Ionut! —la reprende Velkan, le quita a Mat de los brazos y camina al encuentro del Alfa Costel, con Mat en sus brazos convertido en lobo.

Al llegar, son recibidos con grandes honores. Velkan es invitado a la casa del Alfa Costel y él lleva a Mat con él. Mat se asombra al reconocer a todos los presentes.

—Bienvenidos, amigos —saluda Costel, adelantándose para abrazar a Velkan— Me informaron que tuvieron un percance con los vampiros demonios.

—Sí, pero mi hijo tiene grandes poderes —responde Velkan, mostrando a Mat con mucho orgullo.

—¿En serio? ¿Tan pequeño? —se asombra y pregunta el Alfa Costel mientras le pasa la mano por la cabeza a Mat, que ronronea feliz.

—Con su permiso, mi Alfa —interrumpe una mujer— los de la manada La Maat Ra acaban de llegar. Los Alfas Supremos están aquí.

—¿El Alfa Supremo llegó? —pregunta Velkan, sorprendido por la noticia. La llegada de los Alfas Supremos es un evento de gran importancia, que sin duda cambiará el curso de los acontecimientos.

Al escuchar las palabras "El Alfa Supremo llegó", Mat siente una oleada de emoción que le recorre todo el cuerpo. Su corazón late con fuerza en su pecho, como si quisiera escapar. El aire parece escaparse de sus pulmones y tiene que hacer un esfuerzo para recordar cómo respirar.

Una mezcla de asombro y alegría lo inunda, tan fuerte que casi puede saborearla. Es una sensación dulce, como la miel, pero también un poco amarga, como la piel de una naranja. Es una emoción tan intensa que le hace temblar las patas y le pone la piel de gallina.

Pero también hay un toque de nerviosismo en su alegría. Un cosquilleo en el estómago, como mariposas revoloteando. Es la emoción de lo desconocido, de lo que está por venir. Es la emoción de la anticipación. ¿Lo reconocerán?

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