Las emociones de Oliver habían sido revueltas con solamente esa ecografía, una que guardaba un profundo significado del cual era consciente, pero que ahora no podía recordar, su madre se sentó a su lado antes de abrazarlo sobre los hombros y transmitirle ese cariño que tanto necesitaba. —Madre... —Esa ecografía pertenece a Pamela, es la que se le hizo, obviamente no lo recuerdas pero ese día la acompañaste y supongo que la traías contigo en alguna de tus pertenencias. ¿Cómo te sientes al ver la foto? —le preguntó su madre sin dejar de verlo y Oliver no supo que responder, habían muchas cosas sucediendo dentro de él, pero dejarlo salir era complicado, un acto demasiado complejo que no podía llevar a cabo cuando él mismo se enredaba. Antes de poder darle una respuesta habían tocado la puerta, fue en ese momento cuando todo terminó.Era la enfermera que cuidaría de Oliver durante esas semanas. La mujer era morena, delgada y cruzaba ya los cuarenta años, se mostró amable de inmediato
Pamela tuvo que sentarse en el sofá, antes de procesar el hecho de que esos dos se estaban viendo, no había una razón en la que pudiera pensar para que Diana se viera con Oliver, aunque luego de su admisión sobre querer adueñarse de él, no le cabía duda de que se estaba aprovechando de la situación, probablemente ya sabía que Oliver había perdido la memoria y por eso se estaba aprovechando de él. Lo único que la joven podía hacer en ese momento era llamarlo al teléfono y hacer el intento de acercarse, porque tantos pasos atrás y dejándose llevar por el retroceso, solo había conseguido que los demás se aprovecharan de Oliver. Ya lo estaba llamando pero sí Oliver aún la tenía agendada en el teléfono entonces ni le contestaría. Como era de esperarse, no tomó la llamada, lo intentó varias veces y todos resultaron fallidos, al final Pamela se rindió. Así que se armó de valor para ir hasta su piso, quería verlo, hacer el intento de solucionar las cosas entre ellos y obtener su permiso pa
Una vez estuvo a solas en aquella sala, se tuvo que sentar en el sofá para recuperar al aliento y tratar de contenerse. Las fotografías confirmaban lo que el mejor amigo de Oliver le había contado, sin embargo sabía que ese hijo ni siquiera era de Oliver, sino de Tomas, Diana era una mentirosa que era capaz de construir una falacia gigantesca para obtener lo que deseaba, así que simplemente no le creería. No le daría motivos para sentirse ganadora. Se limpió las lágrimas y recuperaba la compostura al recordar la razón por la que estaba allí, miró a su alrededor, Oliver todavía no hacía acto de presencia, de seguro seguía duchándose no estaba segura si sería correcto ir hasta su habitación. Pero ya estaba harta de poner demasiada detención en sus actos límites o cualquier otra cosa que la alejaba de poder estar un paso más al frente. Pamela comenzó a subir las escaleras y así se dirigió a la puerta de su recámara. Ingresó sin tocar la puerta encontrándose al CEO de espaldas, solo
Oliver estaba en su oficina a la espera de que Luna le trajera la investigación completa sobre Diana y todos sus movimientos. No se imaginaba con lo que se iba a topar cuando la asistente le dejó un sobre grueso sobre su escritorio. —Lo que he conseguido es información detallada y completa —le dijo con anticipación antes de pedir permiso y retirarse.Oliver respiró profundo antes de sacar todo el contenido y esparcirlo sobre su escritorio, dándose cuenta de que habían muchísimas fotografías de la chica en diversos lugares, así como una declaración escrita por parte de la doctora que la atendió ese día. Pudo confirmar que Diana se embarazó de su mejor amigo, que había perdido a su bebé, además de eso se le vio entrar en una tienda para comprar lo que necesitaba y fingir seguir embarazada. Había aún más, consiguió informarse sobre la relación que tenía Diana y aquella joven interna en un sanatorio. Para abarcar un poco más sobre ese asunto llamó a Luna, quien regresó con premura. —¿
—¿Una joven encerrada en un sanatorio acusada de haber matado a su propio padre incluso cuando solo tenía cinco años? —le preguntó incrédula y sintiendo como la recorría un escalofríos con solo hablar sobre un tema tan delicado y fuerte. Parecía una película de terror. Diana lucía como el monstruo. —¿No te parece eso demasiado raro? A sabiendas del tipo de persona que es Diana, no me extrañaría que ella tenga algo que ver con la muerte de ese hombre, alguien que le doblaba la edad y aún así estaba con él. —Diana una vez me habló sobre no tener suerte con las relaciones, tal vez alguien con quien haya salido anteriormente sepa más de ella de lo que pensamos.—Sí, ¿debería ir a ese sanatorio? —Iré contigo. De pronto si se nos permite ver a esa joven, quizás le pueda transmitir un poco de confianza y nos cuente —añadió, eso sonaba como una buena idea. No se perdía nada con intentarlo. Oliver, asintió con la cabeza, antes de tomar asiento. Esperaba que eso funcionara. —No nos afec
A los dos se les desencajó el rostro al escucharla hablar de algo que los dejó paralizados. ¡¿Un bebé?! —¿Cómo es posible? —aturdida se incorporaba nuevamente. Y tuvo que tomarse algunos segundos para procesar lo que Mar le declaraba. —Maldición —rugió Oliver, no pudiendo creer que algo así habían hecho, porque no había que pensar demasiado para concluir que uno de esos desgraciados en aquel sanatorio tenía la culpa. Diana, era tan culpable de todo. —¿Puedes decirnos quien lo ha hecho? —continúo Pamela indecisa.—No lo sé —le dijo negando con la cabeza volviendo a verla con esos enormes ojos que solo estaban habitados por la tristeza. —Oliver —lo vio, tenía los ojos acuosos—. No puedo con tanto.El CEO la abrazó y volvió a dirigirse a la pequeña. —¿Por qué estás aquí, Mar? —Porque Diana dijo que no estoy bien de la cabeza, que yo le di a mi papá veneno para que se muriera, pero en realidad ella me dijo que no le pasaría nada malo, que solo eran los medicamentos que normalmente
Mar al verlos se alegró demasiado, eran sus dos personas favoritas en el mundo; la habían sacado del infierno, regalando de nuevo a su vida la luz, libertad y la esperanza de conseguir un mejor futuro y olvidarse del pasado lleno de terribles situaciones que la marcaron de por vida. —Pam, Oli, han venido —celebró y se emocionó más al recibir las manzanas —. Muchas gracias. En poco, devoraba una. —¿Cómo te sientes? —Cansada —admitió —. Casi no he podido descansar estos días, es bastante incómodo cuando tengo que cargar con una enorme barriga. Me pregunto cuánto tiempo más tendrá que vivir dentro de mí. Pam sonrió. —También me falta un poco, pero tú bebé saldrá antes —susurró. —¿Cuando nazca se lo llevarán de inmediato o tendré que cuidarlo por un tiempo? Oliver y Pamela tomaron asiento. —¿Qué piensas sobre permitir que nosotros adoptemos al bebé? También serás adoptada por una familia buena y estable.—Pueden quedarselo —admitió sin importarle. —Bien, eso haremos. Nos haremos
Pamela estaba ridículamente nerviosa, indecisa sobre qué ponerse esa noche una primera cita real, después de tantos meses, pero ahora se le presentó la oportunidad. Cuando estuvo lista, peinada y maquillada, su suegra se presentó mirándola con aprobación, se veía tan bonita, el vestido le sentaba a la perfección y marcaba su silueta, además de exponer su precioso abdomen. —¿Sabías que te sienta muy bien? Mírate nada más —comentó maravillada —. Pásenla bien. —Gracias por venir a cuidar de Asthon —tomó sus manos —. Espero se porte bien.—Descuida, solo céntrate en tu cita con Oliver. Si vieras lo guapo que se ha puesto —mencionó guiñandole el ojo y la joven se sonrojó hasta la médula. Se despidió de Caroline y salió pronto. Oliver la esperaba al pies de las escaleras, al verla sus ojos brillaron. ¡Qué bien estaba él! Caroline tenía razón. —Oli...—Pam, creí que no podrías ser más hermosa, ¿es normal que me enamore más de ti? —emitió dejándole un beso en la mejilla y se le calentar