Pamela atendió, después de tomar el desayuno y estar lista para ir a la clínica junto a los padres de Oliver. —¿Cómo está Oliver? —Tomas, discúlpame si no te había llamado para informarte sobre Oliver, es que todo ha sido repentino y no me sentía bien. Él está estable, el doctor ya nos dijo lo que tiene y solo queda pedir por su pronta recuperación...La charla se extendió un poco más hasta que la muchacha le avisó que tendría que colgar, porque ya estaba de salida, el hombre al otro lado de la línea, lo comprendió y quedó en llamarla más tarde, además prometió que tomaría un avión a la ciudad lo antes posible. Quería estar cerca de su amigo, verlo mejorar. Caroline y Antoine vieron a Pamela un poco más animada. Aún faltaba para que estuviera completamente bien, pero ya era un avance. —¿Has comido? —Sí, por cierto, muchas gracias, estaba deliciosa —comentó a su suegra, mirándola a través del espejo retrovisor. Caroline le dedicó una sonrisa complacida por su cumplido. Lo poco
Tomas llegó a los días, pasando directamente a la clínica, último día que Oliver tendría que pasar en ese centro. También había decidido irse al piso, en lugar de la casa en la que estaba Pamela. Sabiendo esto los padres de Oliver le aconsejaron a la muchacha que no lo dejara solo, que también se quedara en el piso con él, definitivamente sería algo a lo que se negaría y más cuando la estaba evadiendo con locura, pero sería insistente. —Tomas —lo saludó, a él también lo recordaba —. ¿Por qué te has tardando tanto en llegar? —No ha sido mi intención, sucede que el vuelo se retrasó por motivos ajenos. Lo importante es que estoy aquí. ¿Te sientes mejor? —¿Un vuelo? —Sí... —alargó la respuesta, confuso, más al verlo arrugar el entrecejo, ¿qué no había comprendido? Luego recordó su problema —. Oh, es que tuve que viajar desde California a New York. Allí es donde resido actualmente. —Supongo que también me olvidé de eso, lo siento. —No te preocupes que lo entiendo a la perfección. ¿Y
La noche llegó con rapidez absoluta, Oliver se dirigió a la cocina para prepararse algo de comer. Aunque no tenía un hambre voraz y se inclinó por la idea de saltarse la comida, no era sano, tenía que alimentarse por su propia bien. En ese momento lo llamó su padre y le informó que había conseguido una enfermera, la misma, parecía estar de acuerdo con todo los requisitos y comenzaría al siguiente día.No le prestó mucha atención a lo que le dijo y simplemente estuvo de acuerdo. Una cosa que detestaba era a alguien más invadiendo su espacio, quitándole todo tipo de privacidad con la que le gustaba vivir y no siendo invadido.—Padre, ¿puedes pedirle a mi madre que venga? —Sí, lo haré. ¿Necesitas algo en específico? —Sería genial que viniera y se quedara conmigo esta noche. —Sinceramente pensé que preferías quedarte a solas, pero no tengo ningún problema en decirle para que te vaya a ver, creo que estará encantada después de todo —expresó. —Bien, te lo agradezco. Se mordió la lengua
Pamela, esa noche empezaba a dar vueltas y vueltas sobre la cama, sin poder dormirse, sabía que no sería fácil conseguir el sueño y aún así lo estaba intentando. Era otra noche más que se sumaba a los días en los que solo el insomnio reinó. Se sentía tan triste, con el corazón roto, partido en miles de pedacitos. ¿Qué tenía que hacer para volver a ser la dueña de su corazón? Necesitaba encontrar de nuevo la manera de recuperarse de todo eso.Tal vez ellos dos jamás debieron encontrarse, no estaría sufriendo así, se le pusieron acuosos los ojos de solo saber que nada sería hermoso como pensó. La tormenta no parecía tener intenciones de aminorar. Sacudiendo su vida y poniéndola en una situación en la que se sentía apresada. Su corazón no soportaría tanto así. Pamela se quedó al filo de la cama, mirando en un punto fijo de la habitación, después tomaba su teléfono y se miraba tentada a marcarle, revisar los últimos mensajes que había recibido de Oliver lo hizo extrañarle aún más. Él
Las emociones de Oliver habían sido revueltas con solamente esa ecografía, una que guardaba un profundo significado del cual era consciente, pero que ahora no podía recordar, su madre se sentó a su lado antes de abrazarlo sobre los hombros y transmitirle ese cariño que tanto necesitaba. —Madre... —Esa ecografía pertenece a Pamela, es la que se le hizo, obviamente no lo recuerdas pero ese día la acompañaste y supongo que la traías contigo en alguna de tus pertenencias. ¿Cómo te sientes al ver la foto? —le preguntó su madre sin dejar de verlo y Oliver no supo que responder, habían muchas cosas sucediendo dentro de él, pero dejarlo salir era complicado, un acto demasiado complejo que no podía llevar a cabo cuando él mismo se enredaba. Antes de poder darle una respuesta habían tocado la puerta, fue en ese momento cuando todo terminó.Era la enfermera que cuidaría de Oliver durante esas semanas. La mujer era morena, delgada y cruzaba ya los cuarenta años, se mostró amable de inmediato
Pamela tuvo que sentarse en el sofá, antes de procesar el hecho de que esos dos se estaban viendo, no había una razón en la que pudiera pensar para que Diana se viera con Oliver, aunque luego de su admisión sobre querer adueñarse de él, no le cabía duda de que se estaba aprovechando de la situación, probablemente ya sabía que Oliver había perdido la memoria y por eso se estaba aprovechando de él. Lo único que la joven podía hacer en ese momento era llamarlo al teléfono y hacer el intento de acercarse, porque tantos pasos atrás y dejándose llevar por el retroceso, solo había conseguido que los demás se aprovecharan de Oliver. Ya lo estaba llamando pero sí Oliver aún la tenía agendada en el teléfono entonces ni le contestaría. Como era de esperarse, no tomó la llamada, lo intentó varias veces y todos resultaron fallidos, al final Pamela se rindió. Así que se armó de valor para ir hasta su piso, quería verlo, hacer el intento de solucionar las cosas entre ellos y obtener su permiso pa
Una vez estuvo a solas en aquella sala, se tuvo que sentar en el sofá para recuperar al aliento y tratar de contenerse. Las fotografías confirmaban lo que el mejor amigo de Oliver le había contado, sin embargo sabía que ese hijo ni siquiera era de Oliver, sino de Tomas, Diana era una mentirosa que era capaz de construir una falacia gigantesca para obtener lo que deseaba, así que simplemente no le creería. No le daría motivos para sentirse ganadora. Se limpió las lágrimas y recuperaba la compostura al recordar la razón por la que estaba allí, miró a su alrededor, Oliver todavía no hacía acto de presencia, de seguro seguía duchándose no estaba segura si sería correcto ir hasta su habitación. Pero ya estaba harta de poner demasiada detención en sus actos límites o cualquier otra cosa que la alejaba de poder estar un paso más al frente. Pamela comenzó a subir las escaleras y así se dirigió a la puerta de su recámara. Ingresó sin tocar la puerta encontrándose al CEO de espaldas, solo
Oliver estaba en su oficina a la espera de que Luna le trajera la investigación completa sobre Diana y todos sus movimientos. No se imaginaba con lo que se iba a topar cuando la asistente le dejó un sobre grueso sobre su escritorio. —Lo que he conseguido es información detallada y completa —le dijo con anticipación antes de pedir permiso y retirarse.Oliver respiró profundo antes de sacar todo el contenido y esparcirlo sobre su escritorio, dándose cuenta de que habían muchísimas fotografías de la chica en diversos lugares, así como una declaración escrita por parte de la doctora que la atendió ese día. Pudo confirmar que Diana se embarazó de su mejor amigo, que había perdido a su bebé, además de eso se le vio entrar en una tienda para comprar lo que necesitaba y fingir seguir embarazada. Había aún más, consiguió informarse sobre la relación que tenía Diana y aquella joven interna en un sanatorio. Para abarcar un poco más sobre ese asunto llamó a Luna, quien regresó con premura. —¿