Pamela se quedó destrozada en su lugar, se hizo ovillo, adolorida. No quería rendirse tan fácilmente y dejar de luchar. No quería hacer eso, es lo que buscaba ese tipo y no le daría el placer de verle así. Se abrazó a sí misma, lo que pudo, para proteger a ese pequeño ser, intentando cuidarlo... Más ahora que caminaba sobre una cuerda floja y se exponía al vacío cruel. Ella misma se tambaleaba sin parar. ...El mediodía pasó de volada, solo asistió a la compañía para dejar unos papeles y se regresó a casa pensando que encontraría a Pamela por fin, no fue así, lo que le llenó de preocupación, no tenía idea de dónde podría estar ella. Quizás había ido a ver a Diana, en ese caso que no le avisara no fue bueno. Se estaba devorando la cabeza, imaginando que le había ocurrido una desgracia. Se frotó la frente. ¿En qué momento el panorama volvía a oscurecerse? ¿Y si Diana le había hecho algo? Lo bueno, es que sin que Pamela se diera cuenta había un rastreador en su anillo de compromiso.
Pamela comenzó a despertar después de haber estado largo rato atrapada en la inconsciencia, lo primero que hizo fue estudiar minuciosamente a su alrededor, aliviada de poder mirarse en la habitación de un hospital y no en ese lugar donde estuvo anteriormente. El miedo todavía seguía en su sistema, sin embargo se había disipado un poco y más cuando vio entrar por esa puerta a la persona que volvía a darle el ritmo correcto a su corazón, Oliver conectó con ella y al verla despierta, se acercó rápidamente ansioso por darle un abrazo, ella se estaba recuperando. —Pamela, no sabes lo aliviado y contento que me hace verte despierta, yo sentía que el mundo se me había venido abajo, que no... —Oli —alzó su débil mano y acarició sus mejillas —. ¿Cómo lo supiste? —Pude saber dónde te encontrabas por el anillo, tiene un pequeño rastreador, ese es un asunto que en algún momento te iba a contar... —bajó la cabeza. Un poco avergonzado por haber incorporado ese chip en la sortija.Pamela se que
Oliver estaba tan frustrado, la verdad lo apuntaba, haciendo que la que culpabilidad lo volviera inestable. Diana se veía una mujer capaz de lo que sea, no sabía si ella ya estaba planeando la forma de contarle a Pamela. Después de lo ocurrido, cualquier cosa podía ser posible viniendo de ella. Suspiró. No tenía que sentirse así. Debía mantener la calma y pensar en positivo. La cosas podían no ser lo que estaba imaginando; tal vez Diana mantendría el silencio. —Luna, quiero que aplaces mis actividades pendientes, no creo que pueda ir, de todos modos hazlo así. —Sí, señor. No se preocupe. —De acuerdo. Al poco tiempo se había finalizado la llamada. Además de eso estaba pensando en cómo le iba a decir a sus padres de lo suyo con Pamela, de cómo había comenzado en realidad su relación con la joven; que todo era una farsa, una mentira con tal de obtener la herencia, eso lo dejaría en una mala posición, como un falaz.No tenía el valor para hacerlo de inmediato, y sabía que ellos se l
Diana descubrió esa misma mañana que se encontraba embarazada, la noticia que estaba esperando para continuar con su plan y así poder conseguir algo más, ya era un hecho pero no se sentía cómoda... tal vez había ido demasiado lejos, pero no era momento para arrepentirse de lo que ya había puesto en marcha, obviamente el bebé no era de Oliver, sino de Tomas, con quien había estado mucho antes, sus cálculos le confirmaban eso, sin embargo se aprovecharía de algo así para poder atrapar al imbécil de Oliver. Acabaría de una vez por todas con esa relación. Mientras estuvo mirando esa pantalla, se imaginó un futuro en donde ellos y el bebé estaban juntos, es allí donde parecía estar su mirada fija. La doctora seguía moviendo ese aparato sobre su abdomen. —¡Felicidades! Un bebé siempre es una bendición, por eso amo mi trabajo, es algo lindo dar este tipo de noticias. ¿Cómo se siente al respecto? —Sinceramente es algo inesperado, pero me encanta poder vivirlo, es una gran oportunidad. Di
«Gabriela Lee, de tan solo veintitrés años, fue hallada en el baño de su domicilio, casi sin signos vitales. El dueño del edificio en donde vivía la llevó inmediatamente al hospital más cercano pero ya era demasiado tarde, la chica falleció después de los intentos de parte de doctores por salvarla». Oliver le arrebató el teléfono a la joven, al darse cuenta de que todavía seguía clavada en ese asunto, no le hacía bien estar leyendo cada nota o publicación sobre lo sucedido, eso le afectaba emocionalmente, por lo tanto la tiraba a la depresión, era consciente de lo mucho que Pamela se había visto triste y además de eso hundida en la profunda desazón por el caso de Gabriela. —Por favor te lo pido de todo corazón, no sigas pensando en lo mismo, eso no te hace bien, también me preocupo demasiado por ti, quiero que consigas estar un poco estable, es imposible si continúas por el mismo rumbo —emitió —. Nada se puede hacer, ella tomó una drástica decisión, quién sabe por todo lo que pasaba
—No, no es así. Pero míralos, ahora sí se quieren. ¿Por qué seguir dándole vueltas al mismo tema? No voy a mentir que me decepciona un poco que Oliver me haya mentido, pero no quiero molestarme por eso —declaró observando a Pamela —. Pam...—Antoine... —contestó bajito. Lo vio. —¿Te has enamorado de Oliver y quieres definitivamente pasar el resto de tu vida con él? Incluso si no estuvieras embarazada, ¿mantendrías la firme decisión de seguir a su lado porque lo quieres? La aludida miró a Oliver y sonrió. —Es un gran hombre, no quiero irme de su lado, así que le suplico a los dos para que por favor aprueben nuestra relación, que me permitan una sola oportunidad, no voy a decepcionarlos —insistió. Oliver había tomado la mano de Pamela y así transmitirle tranquilidad a la chica, pero ella en esa instancia se soltó de su agarre dulce, antes de ponerse en pies y dirigirse a Caroline. —Lo siento, le pido perdón, por favor acéptelo —emitió antes de darle un abrazo al que la madre de Ol
Tomas, estuvo pensando sobre llamar a Pamela y preguntar cómo estaba o limitarse a dejarlo pasar un día más, nunca había querido tanto ponerse en contacto con ella y preguntar sobre cómo se encontraba, pero luego de recordar que la razón por la que estaba en esa ciudad era para olvidarla, se le pasaba, no veía conveniente entonces ponerse en contacto con la muchacha, aunque sus intenciones solo eran informarle sobre su estado y saber de ella. Él, había estado trabajando desde allí, acostumbrándose poco a poco a esos lares, aunque no terminaba por sentir que encajaba. En todo caso todavía era muy poco tiempo para encontrarse en ese punto. Se quedó mirando el mar, alguien tropezó con él y le pidió disculpas de inmediato. Se giró para verla, recibiendo de su parte un "lo siento" por lo ocurrido. Era una desconocida, pero que lo aturdió. —Lo siento, es mi culpa por estar mirando el teléfono todo el tiempo. ¿Está bien? —quiso saber mirándolo completamente avergonzada, a lo que Tomas si
Dos horas después salía del hospital, a lo lejos divisó a Oliver caminando a la par Pamela. Como si su día no pudiera ir peor tenía ahora que mirarlos a ellos dos juntos, los aborrecía tanto. Claro, ellos habían ido por lo de la ecografía. No había otra explicación. Inevitablemente la mujer se llevó una mano sobre su abdomen y apretó con dureza la zona, le había sido arrebatada una oportunidad, pero eso no significaba que debía dejar de luchar. Era hora de usar ese comodín. El plan "b" llevaba su nombre: Mar. Diana se acercó a ese sanatorio, pidió hablar con Mar. Uno de los cuidadores ya le había informado que la muchacha estaba durmiendo en una habitación alejada del resto, todo esto para intentar cubrir un poco su embarazo, ocultándola lo mejor posible de lo demás, tapando la realidad que vivía la joven. —Quiero verla —rugió —. No me interesa si ella se encuentra durmiendo, solo es cuestión de que la despierten, urgentemente necesito comunicarme con Mar. Y ya no me hagas perde