La calma no era del todo dueña de su ser, pero al menos Caroline la había consolado, le entregó un poco de ánimo para que no se sintiera mal. Además de eso pronunció que todo estaría bien, que su hijo al igual que ella se harían a la idea de ser padres. Solo era cuestión de hablarlo, él lo aceptaría. No estaba segura de eso, por ende, todavía estaba postergando el momento para darle la noticia, Caroline se lo quería informar a su marido. ¡De seguro se alegraría por la noticia! Decidió no hacerlo. ...La noche lo cubrió todo con su oscuridad, se disponía a meterse en la cama cuando su teléfono comenzó a sonar otra vez. Diana no la había dejado tranquila ni un solo momento, llamando sin parar y recibiendo esos mensajes constantemente; no había contestado durante esos días a la mujer y empezó a sentirse mal por ignorarla, sin embargo esa insistencia no parecía ser normal y cada mensaje se volvía más exigente, como si ella le debía contestar. —Pam, ¿no quieres que pida una pizza? —qu
Concertaron el encuentro en una cafetería bastante visitada, Pamela fue la primera en llegar y se quedó esperando a la muchacha muy nerviosa y también estaba decidida a decirle todo lo que sentía. No se guardaría lo que pensaba de ella. Diana hizo acto de presencia saludando a la joven con un abrazo como si nada, dejándose ver cariñosa de nuevo, insistiendo en mantener esa careta que no era más que un simple montaje. —¿Qué es lo que me quieres decir? —le preguntó, ansiosa por saberlo, y ella la miró un largo rato. —Diana créeme que lo estuve pensando durante estos días y no puedo ahora verte de la misma manera, te entregué mi confianza y también creí en cada una de tus palabras, pero no hiciste lo mismo conmigo, le dijiste mentiras a Oliver, en ningún momento te dije que estaba enamorada de Tomas, nunca Oliver te dijo nada sobre estar esperando divorciarse de mí y casarse con una mujer a la que sí ama. Todas han sido simplemente mentiras y yo como una tonta te he creído. Diana que
Pamela se quedó destrozada en su lugar, se hizo ovillo, adolorida. No quería rendirse tan fácilmente y dejar de luchar. No quería hacer eso, es lo que buscaba ese tipo y no le daría el placer de verle así. Se abrazó a sí misma, lo que pudo, para proteger a ese pequeño ser, intentando cuidarlo... Más ahora que caminaba sobre una cuerda floja y se exponía al vacío cruel. Ella misma se tambaleaba sin parar. ...El mediodía pasó de volada, solo asistió a la compañía para dejar unos papeles y se regresó a casa pensando que encontraría a Pamela por fin, no fue así, lo que le llenó de preocupación, no tenía idea de dónde podría estar ella. Quizás había ido a ver a Diana, en ese caso que no le avisara no fue bueno. Se estaba devorando la cabeza, imaginando que le había ocurrido una desgracia. Se frotó la frente. ¿En qué momento el panorama volvía a oscurecerse? ¿Y si Diana le había hecho algo? Lo bueno, es que sin que Pamela se diera cuenta había un rastreador en su anillo de compromiso.
Pamela comenzó a despertar después de haber estado largo rato atrapada en la inconsciencia, lo primero que hizo fue estudiar minuciosamente a su alrededor, aliviada de poder mirarse en la habitación de un hospital y no en ese lugar donde estuvo anteriormente. El miedo todavía seguía en su sistema, sin embargo se había disipado un poco y más cuando vio entrar por esa puerta a la persona que volvía a darle el ritmo correcto a su corazón, Oliver conectó con ella y al verla despierta, se acercó rápidamente ansioso por darle un abrazo, ella se estaba recuperando. —Pamela, no sabes lo aliviado y contento que me hace verte despierta, yo sentía que el mundo se me había venido abajo, que no... —Oli —alzó su débil mano y acarició sus mejillas —. ¿Cómo lo supiste? —Pude saber dónde te encontrabas por el anillo, tiene un pequeño rastreador, ese es un asunto que en algún momento te iba a contar... —bajó la cabeza. Un poco avergonzado por haber incorporado ese chip en la sortija.Pamela se que
Oliver estaba tan frustrado, la verdad lo apuntaba, haciendo que la que culpabilidad lo volviera inestable. Diana se veía una mujer capaz de lo que sea, no sabía si ella ya estaba planeando la forma de contarle a Pamela. Después de lo ocurrido, cualquier cosa podía ser posible viniendo de ella. Suspiró. No tenía que sentirse así. Debía mantener la calma y pensar en positivo. La cosas podían no ser lo que estaba imaginando; tal vez Diana mantendría el silencio. —Luna, quiero que aplaces mis actividades pendientes, no creo que pueda ir, de todos modos hazlo así. —Sí, señor. No se preocupe. —De acuerdo. Al poco tiempo se había finalizado la llamada. Además de eso estaba pensando en cómo le iba a decir a sus padres de lo suyo con Pamela, de cómo había comenzado en realidad su relación con la joven; que todo era una farsa, una mentira con tal de obtener la herencia, eso lo dejaría en una mala posición, como un falaz.No tenía el valor para hacerlo de inmediato, y sabía que ellos se l
Diana descubrió esa misma mañana que se encontraba embarazada, la noticia que estaba esperando para continuar con su plan y así poder conseguir algo más, ya era un hecho pero no se sentía cómoda... tal vez había ido demasiado lejos, pero no era momento para arrepentirse de lo que ya había puesto en marcha, obviamente el bebé no era de Oliver, sino de Tomas, con quien había estado mucho antes, sus cálculos le confirmaban eso, sin embargo se aprovecharía de algo así para poder atrapar al imbécil de Oliver. Acabaría de una vez por todas con esa relación. Mientras estuvo mirando esa pantalla, se imaginó un futuro en donde ellos y el bebé estaban juntos, es allí donde parecía estar su mirada fija. La doctora seguía moviendo ese aparato sobre su abdomen. —¡Felicidades! Un bebé siempre es una bendición, por eso amo mi trabajo, es algo lindo dar este tipo de noticias. ¿Cómo se siente al respecto? —Sinceramente es algo inesperado, pero me encanta poder vivirlo, es una gran oportunidad. Di
«Gabriela Lee, de tan solo veintitrés años, fue hallada en el baño de su domicilio, casi sin signos vitales. El dueño del edificio en donde vivía la llevó inmediatamente al hospital más cercano pero ya era demasiado tarde, la chica falleció después de los intentos de parte de doctores por salvarla». Oliver le arrebató el teléfono a la joven, al darse cuenta de que todavía seguía clavada en ese asunto, no le hacía bien estar leyendo cada nota o publicación sobre lo sucedido, eso le afectaba emocionalmente, por lo tanto la tiraba a la depresión, era consciente de lo mucho que Pamela se había visto triste y además de eso hundida en la profunda desazón por el caso de Gabriela. —Por favor te lo pido de todo corazón, no sigas pensando en lo mismo, eso no te hace bien, también me preocupo demasiado por ti, quiero que consigas estar un poco estable, es imposible si continúas por el mismo rumbo —emitió —. Nada se puede hacer, ella tomó una drástica decisión, quién sabe por todo lo que pasaba
—No, no es así. Pero míralos, ahora sí se quieren. ¿Por qué seguir dándole vueltas al mismo tema? No voy a mentir que me decepciona un poco que Oliver me haya mentido, pero no quiero molestarme por eso —declaró observando a Pamela —. Pam...—Antoine... —contestó bajito. Lo vio. —¿Te has enamorado de Oliver y quieres definitivamente pasar el resto de tu vida con él? Incluso si no estuvieras embarazada, ¿mantendrías la firme decisión de seguir a su lado porque lo quieres? La aludida miró a Oliver y sonrió. —Es un gran hombre, no quiero irme de su lado, así que le suplico a los dos para que por favor aprueben nuestra relación, que me permitan una sola oportunidad, no voy a decepcionarlos —insistió. Oliver había tomado la mano de Pamela y así transmitirle tranquilidad a la chica, pero ella en esa instancia se soltó de su agarre dulce, antes de ponerse en pies y dirigirse a Caroline. —Lo siento, le pido perdón, por favor acéptelo —emitió antes de darle un abrazo al que la madre de Ol