Bruce la interceptó de pronto.Se asustó tanto que dio respingo, porque tranquilamente caminaba por las calles y de pronto alguien había tocado sobre su hombro cuando se giró vio que era su ex novio, se molestó al verlo, extrañamente ahora no sentía tanto odio, tal vez porque todo ese aborrecimiento ahora se lo dedicaba a Oliver. —¿Qué sucede contigo? —¿Aún molesta? —¿De qué hablas? Ni te topo, y deja de hacer ese tipo de cosas —rugió empezando a caminar, pero el hombre también comenzó a andar a su par. —Lo siento, no tenía la intención de asustarte, además te vi y no pude evitar acercarme para saludarte. ¿Cómo van los estudios y tu vida... Me enteré por las noticias que ahora estás casada. ¿De qué trata todo eso Pamela? Se frenó en seco, molesta por su impertinencia de querer saber sobre ella. Era otro idiota más, además de andar metido en su vida, preguntando cosas que no le concernían. —No sé qué es lo que quieres hacer con todo eso y lo que deseas que te diga. En todo caso es
A puerta cerrada dentro de la oficina de Oliver ya comenzaba la acalorada discusión, en donde Pamela le reclamaba por haberle mentido todo ese tiempo y ocultarle algo tan inminente como que era el dueño de la compañía donde laboraba.Le parecía estúpido, la había tomado por el pelo, por qué engañarle con algo así... entonces comprendió el ascenso de aquel día, el trato diferente que se le estaba dando, no podía ser cosa que de Oliver y ella qué pensó haber obtenido todo eso porque era buena...Siempre se trató de él. Por eso ahora se sentía completamente decepcionada de recibir tanto, cuando en realidad no lo obtuvo pero su propio esfuerzo. Y ella más idiota no pudo ser. Debía darse cuenta de que Oliver era el dueño de la compañía por su apellido, habían demasiadas coincidencias, pero debido a que lo olvidó, lo pasó por alto.Ella misma se aborrecía por eso. —¿Por qué decidiste mentirme todo este tiempo sobre lo que realmente eres aquí? —gritó furiosa, mientras Oliver actuaba pacífi
Todavía faltaba mucho para que Oliver regresara del trabajo, aprovechando su ausencia, adquirió en una farmacia cercana varias cajitas de diferentes marcas a la espera de que tanto la más efectiva pudiera arrojar el resultado que buscaba. Nunca antes había sentido tanto temor, si tan solo estuviera embarazada del hombre que amaba, no estaría así de nerviosa, pero su relación con Oliver no tenía sentido, ni siquiera podía llamarse así. Precipitándose al resultado, creía que Oliver podría aprovecharse de eso para permanecer más tiempo a su lado y encima conseguir quedarse con el bebé, no sabía si tenía intenciones de tener hijos pero como a todo le sacaba provecho, tendría sentido. Era algo que podría pasar. Sé cercioró de colocar el pestillo a la puerta del baño, allí permaneció encerrada durante el tiempo necesario, eran simple las instrucciones a seguir escritas en la cajita rosa, seguía pensando que no había nada más terrorífico que la espera. Minutos que la torturaban y le quita
—Solo ha venido a despedirse. No tenía idea de qué pensaba irse a otra ciudad. —¿Por qué no me miras a los ojos? Vamos, hazlo, ¿te pongo tan nerviosa? Estaba a punto de defenderse, cuando comenzó a tener arcadas y no pudo vomitar en otra parte, sino sobre los zapatos de Oliver. La vergüenza no se apoderó de ella al instante de lo enferma que se sentía, y a Oliver no le importó lo que sucedió, porque más imprescindible era saber que ella se encontrara realmente bien, aunque eso lo dudaba. ¿Había pillado algún virus? También puede que hubiera comido algo en mal estado. Sea cual sea el motivo, estaba seguro de que tenía que ayudarle. Exanime estaba, razón por la que no sé negó a recibir su ayuda, ya estaba siendo llevada al interior de la casa, por él. Pero todo se puso negro en cuestión de segundos, la realidad se desintegró para ella. Oliver se desesperó tanto que pensó llevarla a un hospital. Antes de que eso sucediera, Pamela se despertó en el sofá del gran salón. Oliver estaba
Tomas cambió los trajes elegantes por las camisetas y los pantalones de mezclilla, al sur de California estaba viviendo. Las primeras semanas estaba decidido a conocer un poco más la ciudad y hacer turismo. Además de eso funcionaría para tomarse un descanso después de trabajar tantos años sin parar, sería bueno descubrir todo lo que podría disfrutar allí durante todo el tiempo que viviera en la urbe. Aún así echaba de menos la ciudad de New York. Pero mirar atrás solo le recordaba que hizo lo mejor al alejarse de Pamela. Oliver se despidió de él en el aeropuerto y también lo llamó cuando había aterrizado en California, era eso lo que le dejaba saber que tomó la mejor decisión al apartarse de ellos dos, porque Oliver era su mejor amigo y más allá de eso una persona a la que le tenía profundo aprecio... no podía simplemente poner en primer lugar sus sentimientos y destruir esa amistad que habían forjado.No negaría que estaba siendo duro al principio....Al otro lado del país, Caroli
La calma no era del todo dueña de su ser, pero al menos Caroline la había consolado, le entregó un poco de ánimo para que no se sintiera mal. Además de eso pronunció que todo estaría bien, que su hijo al igual que ella se harían a la idea de ser padres. Solo era cuestión de hablarlo, él lo aceptaría. No estaba segura de eso, por ende, todavía estaba postergando el momento para darle la noticia, Caroline se lo quería informar a su marido. ¡De seguro se alegraría por la noticia! Decidió no hacerlo. ...La noche lo cubrió todo con su oscuridad, se disponía a meterse en la cama cuando su teléfono comenzó a sonar otra vez. Diana no la había dejado tranquila ni un solo momento, llamando sin parar y recibiendo esos mensajes constantemente; no había contestado durante esos días a la mujer y empezó a sentirse mal por ignorarla, sin embargo esa insistencia no parecía ser normal y cada mensaje se volvía más exigente, como si ella le debía contestar. —Pam, ¿no quieres que pida una pizza? —qu
Concertaron el encuentro en una cafetería bastante visitada, Pamela fue la primera en llegar y se quedó esperando a la muchacha muy nerviosa y también estaba decidida a decirle todo lo que sentía. No se guardaría lo que pensaba de ella. Diana hizo acto de presencia saludando a la joven con un abrazo como si nada, dejándose ver cariñosa de nuevo, insistiendo en mantener esa careta que no era más que un simple montaje. —¿Qué es lo que me quieres decir? —le preguntó, ansiosa por saberlo, y ella la miró un largo rato. —Diana créeme que lo estuve pensando durante estos días y no puedo ahora verte de la misma manera, te entregué mi confianza y también creí en cada una de tus palabras, pero no hiciste lo mismo conmigo, le dijiste mentiras a Oliver, en ningún momento te dije que estaba enamorada de Tomas, nunca Oliver te dijo nada sobre estar esperando divorciarse de mí y casarse con una mujer a la que sí ama. Todas han sido simplemente mentiras y yo como una tonta te he creído. Diana que
Pamela se quedó destrozada en su lugar, se hizo ovillo, adolorida. No quería rendirse tan fácilmente y dejar de luchar. No quería hacer eso, es lo que buscaba ese tipo y no le daría el placer de verle así. Se abrazó a sí misma, lo que pudo, para proteger a ese pequeño ser, intentando cuidarlo... Más ahora que caminaba sobre una cuerda floja y se exponía al vacío cruel. Ella misma se tambaleaba sin parar. ...El mediodía pasó de volada, solo asistió a la compañía para dejar unos papeles y se regresó a casa pensando que encontraría a Pamela por fin, no fue así, lo que le llenó de preocupación, no tenía idea de dónde podría estar ella. Quizás había ido a ver a Diana, en ese caso que no le avisara no fue bueno. Se estaba devorando la cabeza, imaginando que le había ocurrido una desgracia. Se frotó la frente. ¿En qué momento el panorama volvía a oscurecerse? ¿Y si Diana le había hecho algo? Lo bueno, es que sin que Pamela se diera cuenta había un rastreador en su anillo de compromiso.