Hola. He aquí la escritora de esta historia. Me disculpo por no actualizarla por estas 2 semanas. A causa de motivos personales y el hecho de que estoy enferma, me vi obligada a pausar la publicación de la historia. Sin alargarlo, solo quería decir que estoy de regreso para actualizar todos los días hasta la culminación de este este libro. Ahora solo disfrútalo.
*** Con el presentimiento de que debía levantarse, movió despacio las extremidades del cuerpo, notando el enlace de los dedos con los del mayor. Observando con cuidado el plácido rostro que le daba la bienvenida al mundo real. >>Aun duerme…>… Te ves muy bien así>¡Maldita sea! No me la pongas difícil<< obligándolo a soltarla, obtuvo éxito en el siguiente intento. Mirar la habitación mientras recapitulaba los sucesos del pasado, abrieron el apetito del día, tomando el teléfono del hotel para solicitar el servicio de desayuno a la habitación, dando especificaciones a la comida que indico para dos. Al cabo de media hora, el desayuno llego, un momento sincronizado para el despertar de Marco, quien se topó con una sonriente Mariana que poseía en sus manos una manzana que resultaba ser parte del desayuno depositado en un escritorio de
*** Ante el punto donde el sol comenzaba a descender, la joven de iris café tomaba el brazo del hombre mayor que la encaminaba por el lugar hasta la habitación privada del restaurant. Siendo invitados por el personaje principal, mejor conocido como el Padrino, que los esperaba para un breve almuerzo que anhelaba degustar con los ellos, los tan aclamados invitados de honor. –Recuerdas el plan ¿Verdad? –susurro, aun con la vista al frente, captando los movimientos del mozo que les hacía de guía. –Actuar como una pareja y salir libres de aquí –dejo resonar los tacones, produciéndose un eco que recorrió los rincones del lugar, manteniendo la actuación firme y pulcra que escondía los nervios que poseía. Por más que hubieran querido negarse, la invitación estaba dada, resultaría una ofensa y la declinaban, lo que los obligaba aceptar sin opción a escapar de la buena voluntad del hombre respetado por muchos en el bajo mundo. >>¿Cómo actúan las parejas? ¿Acarameladas como en las película
–Si le cuesta elegir entonces permítame mostrarle un anillo que está acorde a su belleza –tomando uno de los aros alejado de la colección, se acercó a Mariana sujetándole la mano–. Deseo que tome este anillo como representación de mi afecto especial hacia usted. Sonriente, dirigió el brillante objeto de plata con varios diamantes hacia el dedo anular, convencido de que le mostraba las riquezas que podría tener si lo elegía a él, siendo un brusco agarre lo que impidiera cometer el acto, causando que el anillo cayera y rodara por el suelo. –Lo siento. Pero no puedo permitir tal aborrecible acto frente a mis ojos –con la mirada chispeante, mantuvo la mano de Mariana sobre el aire, pidiéndole que se levantara del asiento con la intención de apegarla al cuerpo de él–. Me pone celoso el solo hecho de saber que otro hombre le ha dado algo a mi mujer. Aun si es de forma amistosa. Ella es especial para mí. Nadie más debe tocarla bajo ninguna intención, limpia o sucia. Tommy recogió el anill
–Por cierto Marquillo –acento Marco al llamado, sin mirarla–. Si no fuera tu alumna ¿crees que nos hubiéramos conocido? –Sí, claro –sonó burlón. –No. En serio. Por ejemplo. Si no hubiera sido tu alumna esa noche en el antro ¿Qué hubieras hecho conmigo? –Eres menor de edad. Dudo encontrarte en un antro a esa hora. Además prometimos no hablar de eso. –Quitando eso. Al menos colocándome veinte años. –Si lees literatura erótica y novelas con temáticas de ese estilo, está demasiado explicado que yo te aclare la idea obvia. Soy un hombre adulto. Está de sobra que finja ser un santo. –Dilo. Dilo. Dame el gusto de oír algo inapropiado de ti. –No lo diré. –Bien entonces lo supondré –pensó antes de hablar–. Me hubieras invitado una copa, tal vez me hubieras embriagado… –Embriagar mujeres no es mi estilo. –Entonces me hubieras seducido con el acento provocativo de esa noche… –¡Espera! ¿Si recuerdas eso? –causándole risa, la miro incomodo al mismo tiempo en que se juraba estar convenci
El sol favorecía el día. El ambiente resulta ser agradable para la joven que postraba la mirada con temor sobre las entradas de la función al cine.–Parece que no seleccione una película adecuada.–No. Está bien. Compremos palomitas –oculto el nerviosismo del momento, excusándose sin siquiera mirarlo a los ojos.>>¡Joder! Yo de ayer ¡Te odio!<< temiéndole a las películas de terror, apenas compraron las palomitas, Mariana olvido el problema segundario emocionándose por comprar comida de sobra que solo adquirió por capricho e impresión.–¿Segura comerá todo eso? –dudo del apetito ajeno.–Tengo un cine en casa, pero la emoción de estar en uno grande, en otro lugar, me resulta indescriptible. La comida también debe ser disfrutada en variedad –de forma infantil, se encamino hasta la sala de cine correspondiente, entregando los boletos al muchacho que custodiaba la entrada, mientras Marco llevaba la comida en dos grandes charolas.–Realmente le emociona esto…–Por supuesto –busco los asient
–¿Estas molesto? –pregunto la joven ingresando al ascensor, perdiendo de vista al tercero en discordia.–No –le aseguro el ánimo con una sonrisa–. Pero juro que fue una gran sorpresa ver a quien minutos antes de la película, era un tema de conversación.–Sí, ahora estoy jodida –ladeo los ojos.–No use esas palabras. No es propio de una señorita.–Ahora volvemos a la fase formal. Bueno, al fin de cuentas ya se acabaron las vacaciones. Aunque guarda el regaño para cuando estemos en la mansión. Aun déjame ser libre –suspiro alzando los hombros–. Entonces… no me preguntaras sobre la relación de Esteban y Alex.–No creo que eso importe ahora. Ese hombre estaba mayormente enojado con nuestra desaparición. Juraría que estaba a punto de golpearme.–Sí, sí. Pero ¿No quieres saber quién es el pasivo?–No dejara el tema hasta que me lo diga ¿verdad?–Obvio –curveo los labios a un lado–. Es Esteban.–Por cómo se ve y es Alex, era obvio el resultado.–Esteban es tan lindo –Marco trato de disimular
Sin necesidad de entrar en objeción, Mariana asentó con la cabeza cubriéndose con el saco de Esteban, quien le sonrió alegando que la protegerían aun si le costaba la vida, la joven solo le dio un codazo provocándole una leve risa que sabia podría perder en cualquier momento. Tras una señal al otro helicóptero, todos asentaron con la cabeza preparados para comenzar con el traslado a la mansión. El fuerte sonido de la puerta deslizándose de inmediato alerto al enemigo, obteniendo ataque armado apenas bajaron los varones, seguido de las mujeres que les cubrieron la espalda al tiempo en que cubrían de todo bala a la Mariana. –¡Ahora! –anuncio el hombre con guantes disparando a la precisión de la vista. Leyendo el paradero y movimientos de quienes atacaban. –Tres y medio a la izquierda –comunico Imelda, cubriendo a Esteban quien corría en compañía de Mariana, abriendo fuego cuando lo era requerido. El enemigo noto a la prioridad, comenzando atacar hombre que la cubría, defendiéndolos
Presionándose los labios, Mariana no discutió aceptando las palabras de los mayores, equipándolos con lo necesario.–Espérenos aquí. Apenas logremos deshacernos de los intrusos, volveremos –dejándole un beso en la frente, Imelda junto a los dos hombres se retiraron del lugar, encargándole al señor Jecf de cuidarla.Corriendo deprisa para reunirse con los demás, un grupo de hombres los intersecto obligándolos a luchar. Sin importar a cuantos derrotaran, el número no parecía disminuir.–Son demasiados –grito Rick, siendo herido por una bala en la pierna.–¡RICK! –intento ayudarlo pero le fue imposible, las personas armadas la acorralaron junto a Marco, quien también quiso socorrerlo sin éxito.En un intento desesperado por recuperarse, una segunda bala le imposibilito el brazo derecho, perdiendo del arma al mismo tiempo en que el número de hombres incrementaba. Junto a un gemido de dolor, dejo el maletín con municiones a un lado, enfrentándolos a combate cercano, no obteniendo éxito, ca