–Hello! En compensación de que esta semana no se publicó tan seguido, se decidió que sea así. Bueno, nuevamente como su anfitriona Mariana Méndez, llego con el dato del capítulo. Si abran notado la información sobre los guardaespaldas, uno de ellos lleva el nombre de un ex de la escritora. Como segundo dato, el libro que leo durante el viaje, realmente existe como un borrador que nunca se terminó y solo consta de un capitulo. Quizás algún día llegue a ver la luz dicha historia. Sin mas no te olvides de darle Me gusta” al capítulo y compártelo si es posible. Eso ayudara a que la autora sienta la presencia de quienes leen la historia. Ama leer comentarios y nos vemos en la próxima.
*** El Mercure Liverpool Atlantic Tower Hotel no era el lugar 5 estrellas esperado por Mariana, pero era lo suficientemente cómodo y de bajo perfil para la estadía de los dos. El único problema que encontraron apenas solicitaron las habitaciones reservadas, fue que solo disponían de una. –Deje claramente especifico que las habitaciones debían estar ha lado de la otra. Pero me informa que solo disponen de una. –Disculpe señor, pero tal parece que la persona que agendo la habitación se encuentra recientemente de vacaciones. –¿Esa es su mejor excusa? Demando hablar con su superior –autoritario, frunció el cejo, apresurándose la recepcionista en desaparecer y regresar en compañía de una mujer rubia, meticulosamente presentable. Con un saludo formal, la dama de rostro serio, verifico la reservación en el sistema notando la incompetencia de uno de los empleados fuera de servicio. –Lamento mucho la falta cometida señor. La persona tras el incidente será severamente castigada. –Pero eso
*** –Mira allá –señalo con insistencia. Presionando el círculo de la pantalla del celular, capturo innumerables imágenes con la cámara, asombrándose de la diversa variedad de escultura y arte que podían sus ojos admirar en las calles de Liverpool. En algunas ocasiones, le pedía a Marco captarla con la cámara instantánea que guardaba en una mochila Cartier de cuero color burdeos, adoración de ella. –Parece que nuevamente he sido engañado. –Que hable español por mis raíces Mexicanas no significa que no tengo sirvientes que dominan el inglés, francés, italiano, portugués y ruso. Aunque no me agrada el ruso. –Lo tendré presente en mi mente. –Y eso cuenta como información. Así que dime cuales dominas tú. –Inglés, italiano, francés, mandarín, coreano, japonés, gallego, hindi y árabe –hablo sin demora, contando con los dedos Mariana. –Felicidades. Con 9 idiomas puedes ser la siguiente Barbie internacional –rio deprisa, soltando un bufido divertido Marco–. Debiste tener un buen maestro
–Marcos… Marcos... Jugueteando una dulce voz femenina, el mayor la siguió hasta llegar a un valle de flores silvestres. Miro alrededor y no noto nada, hasta que vio un árbol a lo lejos con una mujer recostada bajo la sombra de este. Un suspiro de alivio lo hizo correr hacia ella, quien lo invito hacerle compañía acostados bajo la refrescante sombra. –>No es sorprendente como la naturaleza crea un arte tan bello de ver.Siempre la tengo. Y la tendré¿Ves esta florecita? Con tan solo quitarla del suelo ella morirá y su existencia desaparecerá. Marco si un día desaparezco como esta florecita ¿Volverás a amar?Lo séPero si te dejo sin opción al retorno ¿dejarías de aferrarte a mí?< Resoplando de mala gana, le acaricio el cabello quitándole la florecita y colocándosela en el cabello
Sorprendido, con un signo de interrogación en el rostro, no dijo nada hasta llegar a la habitación. –¿Le parece bien si empieza a empacar? Mañana dejaremos este hotel. –¿Es debido a lo ocurrido? –mantuvo el rostro neutral. –No. Es algo que ya había planeado desde antes. Para nuestro siguiente destino, le gustara viajar de una manera poco habitual a lo acostumbrado. –¿En serio? Haces que tenga expectativas altas. Sin hacer preguntas, empezó a empaco las cosas sin protesta alguna o comentario adicional. Aunque no lo pareciera, una parte de ella estaba luchando por no abrir la boca y hacer un sin fin de preguntas con respecto a los hechos pasado mientras que, por otra parte, la promesa de no interrogar de más la consumía. Cualquiera de las dos elecciones le traería consecuencias ya sea mala o buena. >>La curiosidad mata al gato, pero no quiero detener mi diversión en este viaje<< dividida, no tuvo mayor opción que no fuera el de permanecer callada para seguir disfrutando de la libe
>Yo debo…< –Comment osez-vous toucher la famille? (¿Cómo te atreves a tocar a la familia?) Las palabras en compañía al sonido de un disparo, dieron inicio a una ráfaga de balas que no cesaron hasta asesinar a los dos hombres frente a Mariana. El silencio que dejo el impacto de las balas, colocaron un rostro estupefacto en el sujeto de la marca, mirando de inmediato hacia un lugar alto de donde provenían el ataque, sonriendo de manera amistosa el francotirador en símbolo de apoyo. –Your! –señalo molesto, recibiendo una sonrisa burlona. De inmediato, aparecieron personas que comenzaron a eliminar a los hombres, aprovechando Marco para zafarse del agarre y correr hasta Mariana, quien se cubría los ojos con la intención de no mirar los cadáveres del suelo. Sin importar cuanto se defendieran o huyeron, todos encontraron la muerte apenas salieran del callejón. Sin querer aceptar la derrota, el hombre de cara cortada saco una navaja tratando de apuñalar a Tommy, siendo detenido por Mar
–¿Señorita Mariana? –chasqueo los dedos en frente de ella, trayéndola de vuelta a la realidad– ¿está bien?–Sí. Claro. Mejor que nunca –nerviosa, trato de quitar las imágenes de la cabeza, consiguiendo avergonzarse en el proceso– yo vine… a hablar de lo ocurrido –aclaró la garganta, mientras él se sentaba a su lado.–Si es con respecto a lo de antes, es mejor que no lo hablemos…–Entonces ¿Hablemos de como abres la puerta de tu habitación medio desnudo?? –Hablo deprisa ocultando lo intimidada que estaba al tenerlo a lado–. Es como si quisieras seducir a la servidumbre del hotel –robo la botella con agua que estaba en la mesita de noche.>>Maldita sea<< fastidiado, no supo qué respuesta darle al acto descuidado de abrir la puerta.–Si no me das una buena explicación, significara que tengo razón al decir que querías seducir a una mucama del hotel.–¿Qué tipo de persona cree que soy?–Del que me droga para ir a tener sexo con mujeres –tomo un trago de agua.Él resoplo ante la verdad, sin
Corto y seco, el contacto del beso duro unos minutos, logrando que dejara de morderse el labio, a la vez en que parpadeo múltiple veces, desorientada y con dolor de cabeza. –¿Marquillo? –con un hilo de voz, el mayor sintió alivio, abrazándola de nuevo en un impulso de encontrar calma. –Señorita Mariana. Eso me asusto –coloco una distancia apropiada, respirando con tranquilidad. –¿Que fue…? –notando el ardor en el labio, miro la boca de Marco asustándose ante el carmín que había copiado–. Tu… tienes sangre –le tembló la voz. –Usted tiene más que yo. Deslizando el pulgar por los labios, observo con temor el resultado, balbuceando algunas palabras inatendibles, antes de mirarlo y echarse a correr en dirección al baño. Un clip de la puerta, comunico al mayor que el pánico había regresado, el encierro en el cuarto de baño lo alertaron nuevamente, imaginando que podía volver a entrar en shock. –¡Señorita Mariana! ¡Abra la puerta! –golpeo y llamo a través de la puerta hasta más no po
>>Idiota. Idiota. Idiota. Idiota. Y… y…>Que raro se ve cuando está enojado<< bajando los humos, oculto el hecho de ver gracioso la expresión que obstaba su contrincante, no soportando mucho, dejando a la vista una carcajada que logro apaciguar las mirada de la gente, haciéndolas retomar sus labores. –Tu cara enojada, sin duda, es graciosa –agrego sumida en la risa del momento. Relajando la expresión, suspiro hondo indeciso de dejarlo pasar o abarcar lo ocurrido. Al final, la sonrisa en los labios pareció ser una mejor opción. El simple hecho de oírla reír, parecía suficiente para abandonar el problema que los coloco a la vista del ojo público. La risa le aseguraba que estaba bien. El mal rato comenzó a extinguirse como si nunca hubiera pasado. Acto que lo dejo satisfecho. –De acuerdo. Okey. Parare –rio lento hasta tranquilizarse–. Perdón por eso, pero ya no lo soportaba. Me sentí frustrada y furiosa. –Si