No lograba hacer que Seliet se alejara, también esa jodida fiebre que salió de la nada tampoco cedía, de nuevo volví a sentir que me desvanecía era como si aquel collar me llamara a gritos y de nuevo perdí la consciencia, terminando consumido una vez más por la oscuridad y envuelto en aquella horrible pesadilla, pero por alguna razón ya no era tan extraña para mí.  

El rostro de aquella mujer se me hacía familiar, aquel sueño me hizo testigo de su muerte de cómo clavaban una espada en su vientre, sus ojos se tornaron vidriosos llenos de lágrimas, vi como intentaba arrastrarse queriendo llegar hasta donde sé encontraba su bebé, pero por más que lo i