Capítulo CVI - El adios

Aquella carta a escondidas la guarde con la esperanza de mostrarla en el momento oportuno a los demás aunque la intriga por saber lo que contenía carcomía mis pensamientos y así la preserve como el mayor tesoro que en mis manos pudo llegar a ser depositado y guardándola dentro de mi monedero la escondí de la vista de todos.

Cuando Yin por fin regreso ya todas mis pertenencias habían sido sacadas de aquella habitación Ronan ya había subido y bajado por las escaleras varias veces y de regreso cargado con cada una de ellas.

Waoo… Que rápido has terminado.

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