Ya en la hoguera todos reunidos las risas y anécdotas de nuestra niñez no se hicieron esperar era curiosamente afable el poder escuchar como a pesar de tener una vida sin padres y llena de vicisitudes todos tuvimos una infancia marcada con momentos que valían ante todo la pena rememorar.
Seliet durante algún tiempo de la manada había desaparecido, como sirviente de los Ricci y hermano de Ronan tenía asuntos los cuales resolver en la ciudad; sí, leíste bien son hermanos igual que Curich te imaginaras la gran sorpresa que me lleve al enterarme de aquello siendo esta una de las tantas verdades que durante este tiempo tuve que enfrentar, curiosamente el ya mencionado apareció aquel día para ser participe de aq
Una sensación un tanto como eléctrica golpeo mi piel haciendo que literalmente me quedara sumamente quieta, el toque de Ronan disparaba mis hormonas de la manera más explosiva posible, sin dudas el despertaba a la mujer que en mi yacía hambrienta de deseo y que con lujuria lo anhelaba. —¿Qué pretendes?—Nada.
Casi a rastras Ronan me hizo salir de detrás de la maleza, obligada y regañada por su persona haciendo que hiciera presencia delante de todos; con su gran poder a la hora de hablar aquel chico dio a conocer a los demás la razón por la cual nos ocultábamos de su vista pero también aprovecho la oportunidad de renegarme dejándome en evidencia respecto a la carta que con tanto cuidado guardaba. Una vez dado a conocer aquel especial asunto las preguntas no tardaron en escucharse. El primero en cuestionarme fue Yin quien con preocupación intentaba descifrar en su cabeza el momento aquel momento que llego a pasar desapercibido para él como para que alguien se acercase a mi entregándome aquel papel sin siquiera el notarlo. Con dudas y temor replicó. —
Nuestros queridos niños:Se que será extraño más que nada recibir una carta en este siglo por lo avanzado de la tecnología, lo sabemos es algo anticuado pero es el único medio en el cual llegamos a pensar pues necesitábamos que tal elemento fuera de fácil manejo, en el cual pudiéramos expresar lo que necesitábamos enfatizar y que fuera de difícil rastreo. La razón de estas lineas se debe a varias cuestiones, la primera buscamos resaltar en importancia ya que el tiempo tras nuestra salida de Ebian sabemos que sera bastante estresante tanto para Hope como para nuestro Yin
Aquella carta había cambiado por completo la perspectiva de la vida que una vez ya en el bosque nos llegamos a plantear y al pensar que nuevamente nos tocaría abandonar una vez más esta tierra nos lleno de desconcierto. Se nos hacia difícil creer las palabras que dentro de aquellas páginas se daban a conocer, reflejando a quien hacíamos culpable de todas nuestras desgracias como una victima más, algo no cuadraba sin dudas había una parte de la historia que todos desconocíamos y a lo que no le podíamos dar aun crédito alguno.Exprese yo sorprendida al recapacitar respecto a tal asunto.<
Nuevamente trepe a ella y me acomode en su filo dejando tras una nueva oportunidad descolgados mis pies, la luna aun dejaba contemplar su brillo a pesar de que casi era hora de que se perdiese de mi vista en el horizonte, la neblina desde lo alto se dejaba ver blanca como algodón arropando todo a su paso el frío, era capaz de calar los huesos, la temperatura nuevamente con la llegada de la luna había cambiado a conveniencia. Siempre se dice que en miedo de la soledad nuestros demonios se hacen escuchar y los míos no tardaron en hacer ruido al verme rodeada de completa soledad por primera vez desde que leí aquella carta a viva voz me encontraba dudando respecto a que si lo dicho por mi sería realmente lo correcto. Paso el tiempo, algunas horas fueron dejadas en el olvido
Yo soy Hope Deltori, hija única de Jhosep Deltori un panadero muerto tras recibir una supuesta bala perdida al momento de dirigirse hacia su auto cuando apenas había cumplido mis tres años, y Margaret Saints una costurera que desapareció cuando apenas tenía ocho meses de vida. Tras encontrarme huérfana en este mundo fui entregada a los brazos de mis abuelos Laura y Christián, quienes eran los padres de Margaret mi madre. Mis abuelos por alguna razón tras la muerte de mi padre no creyeron conveniente el irse del único lugar que conocían y era de esperarse, crecieron en esta hermosa ciudad tan próspera llamada Ebian y a la vez inusual o al menos así lo creía. Durante muchos años los tres vivimos en su casa la cual se encuentra perfectamente localizada en el centro de la ciudad, aunque ahora bien no eran ricos, pero sí vivían bastante acomodados como para tener una vida estable, por lo cual nunca me ha faltado nada. La vida en ella era bastante movida como en toda ciudad;
Antes de entrar a la ducha me dispuse a buscar un vestido para usar en tal ocasión y entre toda mi ropa encontré una prenda en color rojo en específico un vestido que me quedaba un poco más arriba de las rodillas. Ante todo, sabía ya de ante mano que sin dudas aquel era bastante cómodo porque me lo había probado con antelación, además de que me había pareció algo coqueto puesto que tenía el pecho un tanto descubierto para los ojos curiosos volviéndolo ideal para tal cita. Tal vestido era hermosísimo, por lo que sin dudas sabía que daría de que hablar entre los transeúntes una vez me observasen, aunque no me gusta ser para nada foco de atención, pero, aun así, decidí intentarlo por lo que tras poner tal pieza sobre la cama continue con mis preparativos. Una vez todo listo me dispuse entrar al cuarto de baño para refrescarme antes de partir, momento que también aproveche para lavar a la vez mi pelo y así una vez lista salí de la ducha, me coloqué un sostén junto a un bóxer de enc
No sé por qué, pero mi cuerpo se quedó helado mirando a aquel varón de porte tan firme y un sentimiento inquebrantable de angustia se apodero de mí. Aquel hombre camino en dirección nuestra, miro a los compañeros de Ronan y estos de forma automática abrieron paso, así que era evidente que era alguien muy importante. Inmediatamente se acercó aquel miró a Ronan fijamente a los ojos sin decir una palabra hasta que de la nada volteó su rostro rápidamente en direeción mía mientras se quedaba observándome, con la misma actitud aquel camino unos pocos pasos más hasta que se colocó completamente frente a mí. Aquel hombre exclamó. — Está usted bien señorita. Su voz era extrañamente cálida y mi cuerpo lo noto al instante. — Si, muchas gracias. — Lamento mucho la actitud que tuvo el patán de mi hijo — replico aquel de seguido. En mi mente se repitió la palabra hijo y realmente no podía creer que estos dos tuvieran un lazo consanguíneo presente, por lo