Lynda corrió como si cientos de demonios la persiguieran, no terminaba de aprender o mejor dicho se negaba a creer, que dos seres llamados a quererla porque compartían su sangre fueran tan rastreros, aunque lo más doloroso fue escuchar de los labios de Regina sus acusaciones de maltrato y sus falsas declaraciones de que nunca recibió cortesía de su parte, eso fue el equivalente a haberle enterrado una puñalada trapera.

Entró a la habitación, cerró la puerta con seguro, para evitar alguien entrara y buscó su escondite, en el cual guardaba todas las carpetas contentivas de todos los bocetos creados por ella, con la fecha y hora en la cual dibujó cada uno de ellos y su nombre en la parte inferior, cuando la encontró no pudo evitar su expresión de felicidad, porque iba a demostrar por fin a Christian que ella era su Lyn, y su hermana Lynnet lo había estado no solo engañando, s