Christian Goldman Sentía mi cuerpo temblar, el ardor en mi estómago era insoportable, como si alguien me taladrara o enterrara un objeto punzante y se dedicara solo a seguir moviéndolo en mi herida, de repente escuché unos pasos y voces que no quise identificar a quien pertenecían, porque la bruma en mi mente me impedía pensar.—Llevémoslo para que lo atiendan. Se ve muy débil —dijo uno de los hombres.—¿Cómo no va a estar así? Mira sus labios están por completo agrietados, al parecer ni agua le han dado, mucha menos comida. ¡Ayúdenme a levantarlo! —pronunció el otro, mientras yo luchaba por no caer en la inconsciencia.Tiempo después, no podría decir cuánto, porque perdí por completo la noción del tiempo, abrí los ojos y estaba en la enfermería, con un suero conectado a mis venas y una enfermera, intenté moverme y ella me lo impidió.—Por favor, no se mueva, manténgase quieto, está muy débil, el doctor Isaac ya viene, él ha estado pendiente de usted, incluso gracias a su intervención
Tres años despuésChristian Goldman Observé a todos lados sin poder evitar el miedo que se instalaba en la boca de mi estómago, no era para menos, no podía dejar de sentir angustia, de solo imaginar enfrentarme al mundo exterior, durante este tiempo sucedieron tantas cosas, sufrí penurias, castigos, desprecios, las peores humillaciones, la mayoría de las veces me encerraban en una especie de cubículo donde no podía acostarme, apenas era un pequeño espacio de uno 1X1,5 metros, en el cual debía dormir sentado, desprovisto de baño, dónde hacia mis necesidades en el mismo espacio donde comía.Terminé acostumbrándome a ese repugnante hedor, duraba varios días encerrados, sin razón aparente porque no cometía ninguna indisciplina, creo que lo hacían con profundo placer, me sacaban después de muchos días al patio, exponiéndome al sol y al no estar acostumbrado, se maltrataban mis ojos. Yo no tenía esperanzas, sabía que esos años de sentencia se podían convertir en los últimos de mi vida, y e
Christian GoldmanYa estábamos en el corredor, cuando ella empezó a hablar y ante sus palabras de ruego detuve mis pasos, me quedé viéndola… siempre fui solo, a pesar de tener a mis amigos y estar rodeado de gente, les huía porque me sentía cómodo estando en mi soledad, toda mi vida pensé que no tenía familia y encontrarme ahora con una situación distinta, me dejaba en shock, no sabía cómo reaccionar. —Hace tres años supe de nuestro parentesco, no niego que me tomó por sorpresa, aunque también sentí una emoción indescriptible, siempre creí que éramos mi mamá y yo, y de repente también estabas tú. Lamento mucho no haberme podido acercar en ese momento, no pude hacerlo, debía permanecer bajo perfil, estaba embarazada y en un principio tenía que ocultar mi embarazo por mi seguridad y la de mi hijo, porque temía a ciertas represalias. Pese a ello, nunca te dejé solo, he mantenido contacto con Isaac, quise apoyarte económicamente, sin embargo, él y Jared no me lo permitieron. De hecho, s
Lynda SkaroskyMe miré al espejo, dándome los últimos toques de maquillaje en mi rostro, no podía evitar sentirme nerviosa, por más intentos de controlarme, era imposible hacerlo; me habría gustado no estar en ese momento allí, mas no tuve ninguna otra alternativa, sino aceptar el pedido de mi tío Salvatore, príncipe regente de Balaica, quien tomó la decisión de presentarme al pueblo, y reconocerme como la única hija y heredera de la princesa Margareth, quien renunció al trono tras enamorarse de Jonás, mi padre, el hombre que más daño me ha hecho en la vida.Era increíble como mi vida había cambiado en los últimos años, primero pasé por un largo proceso de sanación de las terribles heridas provocadas por el espantoso accidente que casi me cuesta la vida. Duré meses en coma, siendo atendida por mi tío Leo y un grupo de personal médico especializado, que fueron traídos de diversas partes del mundo para tratarme especialmente.De mi accidente, solo sabía lo que me habían contado, porque
Lynda SkaroskyLas palabras de mi tío hicieron eco en mi interior, causándome un poco de malestar, no podía entender cómo aún podían existir esas leyes tan injustas.—Tío, me pregunto ¿Cómo eres príncipe regente, si aún no estás casado? —interrogué aunque sospechaba ya su respuesta, me hice la que desconocía el tema, aunque por su forma de mirarme sabe que estoy fingiendo desconocimiento, sin embargo, me mantuve firme para no darme por aludida.—Porque —tuvo la decencia de sentirse un poco avergonzado—. Soy hombre y esa ley aplica solamente para las mujeres, si nosotros somos solteros no tenemos ese inconveniente, en cambio, la mujer debe casarse antes o en un lapso de seis meses luego de tomar posesión, su esposo debe pertenecer a la nobleza, si no lo hace en ese lapso, debe nombrarse un regente hasta que la condición que impide su ascenso al trono, deje de existir.Mientras lo escuchaba, no podía dejar de mover la cabeza con incredulidad.—¿Qué han hecho tú o mi abuelo para cambiar
Christian Goldman La emoción en mi pecho era indescriptible, el corazón me latía como si quisiera salirse, la respiración se me aceleró, debí pellizcarme varias veces en las palmas de las manos, clavando mis uñas para comprobar que nada era un sueño, y aún haciendo eso la duda se mantenía en mi interior, porque tenía tanto tiempo de no saber que era la felicidad que me parecía increíble ahora que veía a Lynda, mi esposa.—Abby, di que no estoy equivocado, ¿Verdad que se trata de mi esposa? —vi el rostro de mi hermana bañado en lágrimas mientras asentía de forma seguida.—Es ella hermano, es nuestra Lynda y ¡Está viva! —exclamó feliz, los dos nos abrazamos, ambos sentíamos que la vida nos estaba dando un hermoso regalo, después de todo, ella era hermana de Abby por parte de padre y siempre estuvieron muy unidad.—Tengo que ir a verla, debo hablar con ella, pedirle perdón, retomar la vida Abby, tengo que volver a vivir para recuperar su amor —. Estaba tan feliz que por ni un solo momen
Christian Goldman Después de exactamente tres horas nos estábamos bajando del avión, mi hermana, mi sobrino y yo, mientras esperábamos el equipaje, el pequeño Cris se sostuvo de nosotros, levantando sus piecitos, cualquiera que no nos conociera, podía pensar que éramos una familia, la cabeza de mi sobrino estaba cubierta con un gorro por lo cual no eran visibles el color de sus cabellos.—Papi, po favo levántame —me dijo. Ante sus palabras mi hermana y yo nos miramos sorprendidos, porque con anterioridad no me había dicho así. No lo refuté, lo levanté y él me explicó en un susurro.—Yo te dile así hasta que tenga mi papá ¿Puedo? —pronuncio mi sobrino, quién a pesar de tener un poco menos de tres años hablaba muy claro, solo le constaba pronunciar las r.—Está bien, no hay problema, puedes llamarme como desees —respondí mientras besaba su frente de manera cariñosa.Seguimos caminando, el niño tomó a mi hermana del brazo y empezó a darle besos, mientras se mantenía cargado por mí. Los
Christian GoldmanMe bajé y observé al oficial, lo recorrí de pies a cabeza y me quedé viendo su placa. —Oficial Marconi, no entiendo cuáles son sus razones para bajarme del auto, no soy el conductor, cargaba mi cinturón de seguridad ¿Me puede decir que lo induce a querer hacerme pasar por este mal momento?Por varios segundos el agente policial se concentró en su libreta, sin prestar atención a mis palabras, me estaba ignorando por completo, sé cuál era su intención y mis amigos y hermana al parecer también lo supieron porque se bajaron a un lado mío, e incluso Isaac, tomó su celular y empezó a grabar lo sucedido.Realmente no sé el tiempo exacto en que tuvimos allí, solo sé que mi amigo empezó a compartir en las redes sociales lo que estaba sucediendo y la gente se fue aglomerando alrededor de nosotros, momento que aproveché para volverle a preguntar.—¿Me dirá las razones por las cuales soy objeto de detención por su parte? Tiene una de dos alternativas, ¿Me dice que normas infrin