Lynda SkaroskyEsperé pacientemente que el hombre dirigiera su atención a mí, cuando levantó su cabeza, como la noche estaba demasiado oscura, no pude visualizar su rostro, sin embargo, su voz parecía desgarrada como si estuviera sintiendo un profundo dolor.—¿Ayúdarme? Nadie puede ayudarme… mi castigo, será que tendré que cargar por siempre con el peso de mi conciencia —pronunció con voz quebrada.—¿Qué es eso tan malo que hizo en su vida, cuyo peso lo atormenta? —interrogué con voz fañosa, porque tenía la garganta irritada.—Le hice daño sin querer a la mujer que amaba, la lastimé, la herí profundamente y no hay nada que pueda hacer para evitarle ese sufrimiento, quizás por eso ahora nada pueda remediar la mía.Me quedé por un momento en silencio, procesando sus palabras, a la par de que múltiples preguntas se agolpaban en mi mente, me pareció poco conveniente hacerlas, pese a ello, no sé por qué me causaba tanta inquietud percibir el desespero en su voz, por eso traté de calmar su
Lynda SkaroskyLas palabras de mi tío causaron demasiadas emociones en mí, sin embargo, no tenía idea de las razones, solo creó en mí una gran expectativa, como si sospechara que lo que iba a decirme era de gran importancia para mí, no obstante, mi tío Leonard no se animaba a confesarme la verdad, al parecer las amenazas de mi tío Salvatore habían tenido efecto en él.—Tío, por favor, dime ¿Qué pasó el día de mi accidente? ¿Qué ocurrió luego= —volví a preguntar con ansiedad, deseando en mi interior, que se decidiera a contarme la verdad de una vez por todas.—El caso es que… —comenzó a decir, sin embargo, fue interrumpido por la aparición de mi abuelo, quien al parecer tenía varios minutos escuchando la conversación entre nosotros.—Te ordenó mantener la boca cerrada Leonard, si hablas se considerará alta traición a la corona y tendrás que sufrir las consecuencias —. Ante sus palabras, mi tío inclinó ligeramente el cuerpo, con una expresión de dolor.—Yo no quiero seguir perteneciendo
Christian GoldmanDesde que dejé la playa no pude evitar percibir ese sentimiento de abandono en mi interior, era como si con cada paso dejaba algo detrás de mí; la brisa de la noche sopló con fuerza, haciendo que el frío se me colara en lo más profundo de mi ser, lo sentí en mis tuétanos, miré al cielo y la luna que estuvo cubierta hasta hace solo unos momentos, apareció brillando en todo su esplendor, observé las estrellas, vi una fugaz y pedí un deseo.—Poder ser feliz con Lynda —pronuncié en voz alta.Quizás era un iluso, o pensaba que no había ninguna falta que el verdadero amor no pudiera perdonar, mas tenía la sensación de que podía estar con ella, lograr mi felicidad y sobre todo hacerla feliz porque Lynda se lo merecía, porque desde pequeña vivió rodeada de la tragedia y maldad y yo en vez de ser luz en su vida, terminé convirtiéndome en oscuridad, por eso quería llegar a ella, explicarle y pedirle que me dejara demostrarle mi amor.Últimamente, estoy un poco contradictorio,
Christian GoldmanLa sensación de vacío en mi interior se profundizó más y el deseo de ir a hablar con Lynda se intensificó, sin darles tiempo a reaccionar, salí corriendo, los empujé, y subí al auto que ellos dejaron estacionado al frente con las llaves pegadas, sin pensarlo por un segundo arranqué, al mismo tiempo que los escuchaba gritar pidiendo que me detuviera, pero no pude hacerlo, aceleré como si cientos de demonios me persiguieran, solo quería llegar donde estaba ella, vi que el anuncio se estaba haciendo desde el jardín del Palacio principal de Vancal, por eso sin pérdida de tiempo me dirigí allí.Estacioné el auto en la zona más cercana y empecé a correr hacia el palacio donde se estaba dando el anuncio, sé que estaba dando un aspecto de loco, no sé cómo lo hice, solo sé que brinqué entre la multitud agolpada en frente del palacio, para mi buena suerte o mala, no sabría decir, Lynda estaba saludando a la gente y haciendo uso de toda mi fuerza energía, aparté a los guardias
Lynda SkaroskyCuando salí a saludar al pueblo de Balaica, para anunciar mi compromiso con Steven Walker, jamás imaginé que volvería a ver al hombre que destruyó mi vida, no sé por qué me buscaba, cuál era su empeño en volver a verme cuando se supone que rehízo su vida, que hasta terminó casándose con mi mejor amiga. Me dijeron que se fue lejos, corriendo como un cobarde luego de ser absuelto por el crimen que cometió en mi contra, y yo no podía creer que tuviera el descaro de presentarse ante mí, su solo tacto me causaba repulsión, era increíble cómo podía llegarse a odiar a alguien a quien amé con toda mi fuerza y tan profundamente, alguien por quien en otro tiempo hubiese sido capaz de dar hasta mi vida, aunque ahora ya no quedaba nada, solo un profundo y absoluto odio. Lo vi como apartaba a los guardias tirándoles de un lado, a otro, lo recorrí de pies a cabeza, ni siquiera era la sombra del hombre que fue, estaba más delgado, su rostro huesudo y sus ojos parecían dos cuencas vac
Lynda SkaroskyLos días pasaron y llegó el día de la boda, mientras me vestía no podía dejar de recordar ese otro momento cuando me casé con Christian, las lágrimas amenazaban con cubrir mi rostro, apreté mi semblante, no me dejaría vencer, tenía que ser lo suficientemente fuerte.Me miré al espejo una vez más, estaba hermosa, le hacía honor a mi título, era toda una princesa, y aunque no me desagradaba Steven, no sentía todas esas emociones indescriptibles que sentía por Christian.—¿Por qué no fuiste el hombre de mis sueños? Te convertiste en mi peor verdugo.Suspiré y unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, minutos antes eché a todos porque necesitaba un poco de soledad, quería estar conmigo misma, aunque suene ilógico, pero a veces necesitas encontrarte, mirar en lo más profundo de tu interior y hacer una especie de inventario de lo que fuiste, de lo que eres, quieres ser o necesitas ser.Tenía tantos recuerdos dentro de mí, unos me hacían sonreír, otros avergonza
Christian Goldman Caí al suelo sintiendo que el aire me faltaba, lloraba desesperado, me sentía atormentando, no quería seguir viviendo así, la vida me pesaba, y mi interior estaba tan destrozado, no tenía nada sano, era como si alguien me hubiera apretado con fuerza, estrujándome hasta volverme jirones.No sé cómo sucedió, mas verme de esa manera hizo que mi madre se tirara desde la silla de ruedas al suelo conmigo, me tomara del rostro al mismo tiempo que me besaba y abrazaba. Era el primer abrazo que recibía de parte de ella y eso causó que mi tristeza aumentara, porque me di cuenta de que a pesar de todos mis errores, la vida siempre había sido cruel e injusta conmigo, si me paraba diez veces, ella me derrumbaba once y en mi mente decenas de preguntas formulaba.¿Por qué no pude ni tener el cariño de una madre? Hubiera dado todo mi dinero y el poder que una vez ostenté, con tal de lograr aunque sea la mínima felicidad, pero ya era imposible ¿Cómo lo lograría? No existía ninguna
Christian Goldman Caminé un buen trecho, no quise que nadie me acompañara, ni siquiera uno de los choferes, cuando recorrí un par de kilómetros, paré un taxi que en ese momento venía pasando. Apenas subí le pedí al taxista que me llevara al muelle principal de la ciudad.El conductor se inclinó hacia delante y puso en marcha el motor, ajustó el espejo retrovisor, me miró a los ojos y se sonrió de manera amable. La luz del sol se coló por la ventanilla del auto, pegando en mis ojos, suspiré, al recordar a mi familia, mis amigos, vi la mochila que me preparé para mi nueva vida con nostalgia, no puedo evitar pensar en ella en Lynda y mi corazón se arruga en el pecho como lo hacen los pliegues de un acordeón.El conductor de mi taxi se adelantó en el camino, por lo cual en menos de veinte minutos habíamos llegado al lugar, pagué el importe del traslado, tomé mi morral del piso y descendía del auto.La brisa susurra con el estruendo de las olas, el romper del mar, el silbido de las velas