CAPITULO 140: SIEMPRE VOLVERÉ A TI.La habitación estaba envuelta en una penumbra cálida, iluminada solo por la luz tenue de una lámpara junto al lecho. Enzo estaba boca abajo, con la cabeza apoyada sobre sus brazos, mientras Svetlana se sentaba a horcajadas sobre sus caderas, sus manos deslizando con firmeza aceite tibio sobre su espalda musculosa.Él dejó escapar un suspiro pesado, relajándose bajo su toque, pero no podía ignorar la tensión que sentía en ella. Sus movimientos eran metódicos, casi mecánicos, como si su mente estuviera en otra parte.―¿Qué pasa por esa cabecita, amore? ―preguntó rompiendo el silencio.Svetlana se detuvo un instante, sorprendida por la pregunta.―Nada ―respondió con suavidad, retomando el masaje para evitarlo.Pero Enzo no se creyó ni por un segundo esa evasiva. Con un movimiento rápido, se giró y la sujetó por las muñecas, atrayéndola hacia él. Svetlana soltó un pequeño jadeo de sorpresa, sus ojos encontrándose con los de él, intensos y oscuros como l
CAPITULO 141: LA CAÍDA DE TODOS.Al día siguiente, Enzo se levantó temprano, con una determinación fría y calculada que hacía tiempo no sentía. Los alcances de los Torriani y Belladona había llegado demasiado lejos, y él estaba decidido a terminar con ellos de una vez por todas. Ya no era solo cuestión de poder; era personal. Esa misma mañana, Iván había ofrecido su ayuda y después de unos segundos de reflexión, aceptó. Sabía que Iván no era hombre de ofrecer algo sin un propósito claro, y en este caso, parecía que sus intereses estaban alineados.Por eso, ahora estaban en su estudio mientras el sentado en su silla de respaldo alto, tamborileaba los dedos en la mesa mientras escuchaba a Iván. Cassio, por su parte, estaba recostado en un sillón, con una copa de whisky en la mano y una sonrisa despreocupada en los labios.—La AGS está investigando a los Torriani y a los Belladona —dijo Iván, directo al grano —. Si jugamos bien, podemos hacer que ellos se encarguen de eliminarlos por no
CAPITULO 142: NEGOCIOS, POLÍTICA... AL FINAL, TODO ES LO MISMO.El despacho del gobernador.—¿Has tomado la decisión finalmente, Iván? —preguntó el hombre canoso, su tono fue directo y sin rodeos. —. Ya no hay vuelta atrás.Iván tragó saliva antes de responder. —Sí, lo he hecho. —Sus palabras salieron firmes, pero sus ojos traicionaban algo de inquietud—. Pero me preocupa cómo reaccionará Madison. No sé si podrá aceptarlo.El gobernador lo observó por un momento, como un hombre que evalúa una jugada en el ajedrez.—Madison lo entenderá. Has hecho lo que debías. Ella está en peligro.Iván asintió lentamente, como si necesitara convencerse a sí mismo. —Lo sé. Y le prometo que haré lo que sea necesario para asegurarme de que esté a salvo.El gobernador se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en el escritorio. —Mi hija tendrá que acostumbrarse a ser tu mujer, le guste o no, ¿entiendes? Aquí no hay espacio para debilidades, Iván. No ahora.Mientras tanto, afuera, Enzo y Cassio est
CAPITULO 143: TU MUNDO Y EL MÍO.El salón privado de la mansión Bianchi resplandecía bajo la tenue luz de las lámparas de cristal, cada rincón impregnado de lujo y poder. Era una noche de celebración, un momento de tregua en el caos que siempre parecía rodear sus vidas.Santino, con una copa de whisky en la mano, se acercó a Enzo, le dio una palmada en el hombro, su sonrisa amplia y orgullosa.—Enzo, me llegó la noticia —dijo, su voz grave resonando sobre el murmullo del salón—. Los Belladona y los Torriani van a pasar una buena temporada tras las rejas. Un movimiento limpio, rápido... y letal. Bien hecho.Enzo alzó su copa en un gesto casual, aunque sus ojos brillaban con satisfacción. —No fue tan difícil. Cuando los peces gordos se creen intocables, bajan la guardia. Y ahí es donde entras tú.Andre, sentado cerca, intervino con un tono cargado de sarcasmo mientras giraba su copa de vino entre los dedos. —Ah, la justicia de este país. Tan firme e implacable como un castillo de naipe
CAPÍTULO 1: INFIDELIDAD EXPUESTA.La catedral Madre María estaba hermosamente decorada para la boda de ese día. En el altar, una pareja de novios era vista por todos como la pareja perfecta. El sacerdote, con una voz solemne, hizo la pregunta de rigor a la novia:—Svetlana Jones, ¿aceptas a Ricardo Bianchi como tu esposo para amarlo y respetarlo, hasta que la muerte los separe?Todos esperaban la respuesta afirmativa de la novia, pero lo que sucedió a continuación lo cambió todo.—No —dijo ella con firmeza, y en sus ojos se mostraba el dolor y la rabia a partes iguales.Todos en la iglesia contuvieron la respiración y el silencio se volvió pesado, hasta que fue roto por el grito ofendido de la futura suegra, Doménica Bianchi, la madre de Ricardo:—¡¿Te has vuelto loca?! —preguntó la mujer con frialdad.Svetlana miró a la que hasta hacía poco iba a ser su suegra y sonrió.—Lo que menos estoy es loca. Solo me di cuenta de que su hijo es una basura podrida —respondió.La mujer abrió los
CAPÍTULO 2: NUEVO NOVIO, MISMO DÍA.El hombre comenzó a caminar hacia el altar. Todo en él gritaba enigma y poder. Caminaba como alguien que iba por lo que quería, vistiendo un traje negro de tres piezas que moldeaba cada músculo de su cuerpo, y su cabello estaba un poco revuelto, dándole un aspecto salvaje. Era un hombre que, a pesar de su frialdad y aspecto peligroso, lograba que todas las presentes se derritieran por él.Los susurros entre los invitados no se hicieron esperar."¡¿Es él?! ¡Por Dios, ha vuelto!""No se supone que murió al igual que...""Shh, es mejor no mencionar su nombre..."En el altar y junto a Svetlana, Ricardo tragó un par de veces, sintiendo su corazón en la garganta. Lo último que había pensado era ver a Enzo Bianchi allí. El hombre se detuvo al llegar a ellos, pero sus ojos en ningún momento se apartaron de Svetlana, quien, desde que lo vio, tampoco pudo apartar los ojos de él. Ella se sentía atraída, pero al mismo tiempo nerviosa. Y sin ninguna explicación,
CAPÍTULO 3: UN PACTO SELLADO CON UN BESO.Los invitados se sumieron en un silencio absoluto cuando Enzo y Svetlana hicieron su aparición, avanzando hasta el altar con paso firme. Todos parecían contener la respiración, sin apartar la vista de la pareja. Ricardo dio un paso adelante, comprendiendo de golpe lo que significaba aquella escena: Svetlana había aceptado en serio la propuesta de su tío.—¡¿Qué mierd@ estás haciendo?! ¿Vas a casarte con él, después de lo que hice por tu madre? —dijo Ricardo en un tono bajo, frío y lleno de reproche.Svetlana lo miró de forma helada y finalmente podía ver quien era Ricardo Bianchi en realidad.Cuando su madre adoptiva enfermó y él se encargó de los gastos médicos, en aquel momento le dijo que lo hacía porque era su deber y ella habia pensado que habia encontrado al hombre perfecto. Ahora esa fachada se había desmoronado, revelando un hombre que no podía amar, mas que a el mismo.—Finalmente muestras tu verdadera cara, Ricardo —dijo Svetlana con
CAPÍTULO 4: YA NO PUEDES ESCAPAR DE MÍ.Enzo se apartó de Svetlana, dejando entre ellos un silencio que le pareció ensordecedor. Ella tragó saliva, intentando calmar el frenético latido de su corazón, mientras los ojos de su nuevo esposo la recorrían intensos y posesivos.—Eres mi esposa ahora, Svetlana —le dijo en voz baja y seductora, llena de dominio—. Me perteneces.Sin apartar la mirada, extendió su mano hacia ella bajo el silencio opresivo de los invitados, y Svetlana, dudosa, volvió a tomarla. Juntos avanzaron hasta la salida de la catedral, con miradas curiosas y algunas furiosas siguiéndolos. En silencio, subieron al auto que aguardaba por ellos.Una vez dentro, Svetlana notó cómo el ambiente se llenaba de una incomodidad aplastante. Pero su mente no dejaba de girar entre preguntas y dudas que la confundían y la asustaban. Finalmente, tomó aire e intentó calmarse y, con un hilo de voz, se animó a hablar.—¿Podrías… podrías llevarme a mi casa?Enzo apartó la vista de la ventan